10. Verdadero primer amor

Durante meses mis padres y Off, se mantuvieron atentos al cuidado que le daba a mi embarazo. Yo, lógicamente estaba haciendo todo lo que recomendó el Dr. (comer bien, dormir bien y asistir a las clases de psicoprofilaxis). No es que viviera mis días en paranoia total, pero desde que supe que los bebés no estaban en peso ideal, decidí cuidarme y bueno tenía el mejor apoyo junto. Off, desde el primer momento demostró que sería un padre abnegado. Claro que con todo y todo, me aburría mucho, siempre fui muy activo y pues quizá sí, desobedecí un poquito en cuanto a lo de descanso absoluto, eh, pero sí que descansaba, en serio lo hacía.

Después de tantos meses, había llegado el día, y nos pilló desprevenidos, lo acepto, me olvidé de las fechas. Faltando una semana, ya debería estar más que confinado a mi cama, descansando para el día del parto y no todo caliente, queriendo seducir a mi marido, pero en mi defensa... es Off Jumpol y era imposible no querer saltarle encima a la mínima oportunidad, mi sensei es el hombre más bello que conozco.

He despertado y me encuentro solo en la habitación, hay una ventana, con delgadas cortinas blancas que están siendo movidas por una suave brisa, es de día, el sol ha empezado a brillar. Me siento cansado, en realidad estoy exhausto y un tanto sensible, pero tengo una sensación extraña, abrumadora, que embarga mi corazón. Mis niños han nacido —lo sé muy bien, lo siento— mi estómago aún está grande, pero no tan tenso como estaba antes, y siento dolor en parte baja, sabía que sería así, el Dr. Earth me lo advirtió y New me contó cómo había sido su cesárea también, así que ya me lo esperaba.

La puerta se abre y Off ingresa, mis padres a su lado. Mamá me mira y sonríe, pero noto un deje de tristeza en su mirar. Me rodean en la cama, Off besa mi frente y mamá toma mi mano. Mi padre toma lugar junto a la ventana.

—Gunnie, en un momento vendrá la enfermera —dice Off, y mi emoción es clara. Conoceré a mis bebés, por primera vez los veré, estoy tan feliz, pero me sigue preocupando la actitud de mamá, me sonríe animada, pero aun así, no puedo evitar ver preocupación en su semblante.

Empujando una cunita de cristal [calentador neonatal], la enfermera ingresa en la habitación, ¿no deberían ser dos cunitas? solo veo un bebé. Bueno, quizá luego me lo traerán.

Le dedico una mirada de confusión a Off, pero el sonreí asintiendo, eso me tranquiliza de alguna manera. Así que dedico mi atención al bebé que ha sido puesto en brazos de Off, mientras la enfermera me ayuda a cambiar mi posición en la cama.

Cuando estoy listo para sostener a mi bebe, Off sonríe, y lo pone en mis brazos.

—Él es Chimon, Gunnie —me dice, lo que me indica que fue el primero en nacer, ya que habíamos decidido nombrar por la hora de nacimiento— Nació veintitrés minutos antes que Win, antes de la media noche. —Sonríe— Habíamos pensado en esa posibilidad, que nuestros hijos nacieran en días distintos y tendríamos que celebrar dos días de cumpleaños.

—Vaya, es... realmente hermoso.

Al cargarlo, tenerlo tan cerca de mi cuerpo, sentí mis ojos humedecerse, pero no estaba llorando, era una emoción maravillosamente abrumadora. Un ser pequeñito y vulnerable, al que esperé conocer durante tantos meses, sus diminutas y delicados dedos, sus ojitos cerrados, su boquita delineada, su piel tan suave... era una maravilla. El dolor y cansancio que había estado sintiendo, desaparecieron por completo al descubrir nuevas sensaciones en mi corazón, al tener por primera vez entre mis brazos a uno de mis hijos.

La forma de amor más pura, realmente existía y la estaba sintiendo justo en ese momento, así como sentía también la manera como se me hinchaba el corazón y deseaba apretar, fuerte, fuerte su cuerpecito contra el mío como si quisiera que nuevamente fuéramos uno.

Fueron segundos, y no alcanzaba a descifrar ninguna de las emociones que me provocaba Chimon, una inmensa ola de sentimientos incontrolables: amor, miedo, felicidad, ternura, temor, alegría, cariño y devoción, acompañados de las ganas infinitas de agradecerle a la vida y a Dios, por ese pequeño milagro, quizá no lo decía en voz alta, porque no podía emitir palabras, pero en mi corazón, agradecí inmensamente por aquel pedacito de vida que estaba sosteniendo entre mis brazos.

En dos segundos había logrado olvidarme de todos los meses anteriores al momento del parto, todo se borró al ver su rostro. En ese diminuto abrazo, cuando lo sentí tan cerca de mi pecho, por primera vez, supe que mi vida, no volvería a ser igual. Solo necesitaba a Win, para que mi felicidad fuera absoluta y que mi vida estuviera completa. Era el hombre más afortunado del mundo, porque mis padres, Off y mis hijos siempre serían lo más extraordinario en mi mundo.

El Dr. Earth ingresó en la habitación pocos minutos después, con otra enfermera, que separó de mis brazos a Chimon, y fue en ese momento, que las lágrimas que habían humedecido mis ojos, anteriormente, brotaron por fin.

—No —Intenté resistirme.

—Necesito revisarte Gun, solo tomará un momento.

—Pero, no es justo Earth, han sido pocos minutos y además, aun no me traen a Win y ya necesito tenerlo aquí conmigo.

Todos se miraron entre sí y la angustia me invadió. Fue Off, quien intentó hablar, mientras la enfermera empujaba el cunero fuera de la habitación.

—Gunnie-

—Espere, no se lo lleve aun...

Hice un movimiento brusco y la herida me dolió.

—Espera Gun, después de la revisión te llevaré personalmente con Win.

—¿Me llevará?

—¿Dónde está mi bebé?

—Gun, anoche después que el primer bebé nació, tuvimos algunas complicaciones.

—¿De qué habla? ¿Qué clase de complicaciones? ¿Qué le sucedió a mi bebé?

Las lágrimas de felicidad, se volvieron lágrimas de angustia, sentía un vacío en el pecho. ¿Qué me estaba sucediendo? ¿Dónde estaba mi bebé? Necesitaba respuestas, iba a enloquecer.

—Tranquilízate Gunnie —Off coloca su mano en mi cabeza. La retiro bruscamente, sin querer. Estoy nervioso.

Mi padre se acerca y me dice con voz seria, "tranquilízate Gun", deja que el Dr. Te explique. Su voz tan plana, me hace estremecer.

Las lágrimas no dejan de correr por mis mejillas y aun no sé lo que está sucediendo.

—Gun, anoche el bebé presentó un cuadro de asfixia, venía con el cordón umbilical enredado en el cuello. Tardó en respirar, presentó dificultad para eliminar parte del fluido pulmonar, es por eso que apenas fue sacado de tu vientre, necesitó reanimación...

Cada palabra que el Dr. pronunciaba se sentía como un afilado cuchillo atravesando mi corazón, no escuché nada más, no quise escuchar.

—¡Quiero verlo! ¡Necesito verlo! ¡AHORA!

Trataron de convencerme, quisieron tranquilizarme, no sé qué sucedió, estaba como ido, lo que ocurriera a mi alrededor me tenía sin cuidado, sostuve la mano de Off fuertemente.

Mis ojos se abrieron enormemente y solo quería atravesar el cristal que me separaba de mi bebé. Unidad Neonatal De Cuidados Intensivos (UNCI) decía en la placa de la pared. Mi bebé, estaba en una especie de incubadora, un poco más grande, su nombre estaba pegado en la parte baja, "Win Jumpol - 36 semanas se leía en las letras más grandes", y tenía cables por todos lados, un suero, una máquina que emitía pitidos estresantes, una sonda en su naricita, sangre en una de las delgadas mangueritas conectadas a uno de sus bracitos y Dios... mi corazón se rompió en mil pedazos al ver a mi bebé de esa manera.

—¡Por Dios, esa aguja lo está lastimando! ¡Está sangrando! ¡¿Acaso no pueden verlo?!

Intenté pararme de la silla de ruedas en la que me habían transportado, ni siquiera sé cómo hice para sentarme en ella. Y el dolor en mi parte baja, me hizo soltar un grito, pero eso no importaba, mi bebé, él era todo lo que me interesaba, necesitaba estar con él.

—Gunnie, el neonatólogo indicó que Win está estable. Tranquilízate por favor. Necesitas estar bien para que cuando Win salga de ese cuarto puedas cuidarlo tú mismo.

—Mamá, ¿por qué?

—Porque la vida está llena de pruebas hijo, porque Dios, no envía a sus hijos más de lo que sabe pueden soportar. Y debemos agradecer, que el peligro ha pasado, que en unos días Win estará bien y podrá estar contigo. Mientras, debemos dejar que los doctores hagan su trabajo. Ellos lo cuidan por ti, ahora, pero luego, serás tú-

—Pero, ¿por qué mi hijo?

—Gunn —No cuestionamos el proceder de Dios, aceptamos lo que nos envía. Es una prueba a nuestra fe, a tu fe. Mantenla firme y antes de lo que te imaginas tu bebe estará completamente restablecido.

—Oh mamá.

—Gunnie querido, todo estará bien.

—¿Dónde están Off y Papá?

—Cariño, aquí estoy ¿Ya estás más tranquilo?

—¿Qué te pasó?

—Nada, no te preocupes.

—¡Dices nada Off! Gun casi te quebró el dedo.

—¿Qué hice qué?

—Estabas asustado, y Papá está exagerando, no es que hubieras tenido tanta fuerza como para romperlo. Me pusieron una pomada y lo vendaron, por precaución. En un par de días estará bien.

—Off, nuestro bebé.

—Lo sé cariño, me dolió igual que a ti el verlo así, pero todo está bien, ahora, solo debemos esperar.

—Pero Off, él está ahí, tan solito. Y yo no puedo tocarlo, no puedo besarlo y decirle que todo estará bien.

—Cariño, lo harás. Tienes que recuperarte pronto, estar bien para él y Chimon. El Dr. Nos advirtió que por ser prematuros, tendrían que pasar unos días en la incubadora ¿recuerdas?

—Si pero, me dejaron ver a Chimon.

—Sí, pues a pesar de ser prematuros, los bebés, alcanzaron el peso que se quería, y no tendrán que pasar mucho tiempo en el hospital, te darán de alta en dos días, junto a Chimon. Win se quedará unos días más, pero yo estaré aquí con él todo el tiempo.

—Ambos.

—Está bien mi amor, nos turnaremos. Pero ten en cuenta que te operaron, y necesitas recuperarte, la herida debe sanar por completo.

El amor que se siente por una persona con la que mantienes una relación romántica puede tener fecha de caducidad, por muy intenso o largo que haya sido. En cambio, el amor que se siente por un hijo nunca acabará. Y eso estaba comprobándolo justo ahí, mientras Off me abrazaba y veíamos a nuestro hijo a través del cristal, no quiere decir que no ame a Off ¡NO! Yo realmente lo amo; pero este amor tan inmenso por mis bebés, se siente diferente... infinito.

Estaba realmente nervioso, inquieto, ansioso.

«Eran las dos de la mañana, cuando recibimos la llamada del hospital, Off acababa de acostar en su cuna a Chimon, luego de que yo lo amantara. Primero me asusté mucho, pero al ver la sonrisa dibujada en el rostro de Off, mientras ponía el altavoz, me tranquilicé. Era una buena noticia.

Salimos de casa luego de unos minutos, mis padres se quedaron con Chimon. Y para cuando llegamos a la habitación donde se encontraba mi bebé, ya mi corazón parecía querer salir por mi boca, mis manos sudaban y las lágrimas estaban a punto de empezar a salir.

Habían pasado cinco días desde que nacieron los bebés y era mucho menos, del tiempo que nos habían indicado que Win permanecería en la UNCI. "El bebé Win ha reaccionado bien, y ahora no es suficiente para él, solo la fórmula que le suministramos. Necesitamos que su esposo venga a amamantarlo" había dicho la enfermera que habló con Off y sinceramente, esa, había sido la llamada más maravillosa que recibí en mi vida.»

Muero de ganas por verlo y sostenerlo entre mis brazos. No es como si fuera la primera vez que lo veo, porque lo he visto cada día durante los cinco días que pasaron y que permaneció en la UNCI, pero ésta es la primera vez que me permitirán estar realmente cerca de él, sostenerlo entre mis brazos, acariciarlo. Siento que me falta la respiración, estoy asustado y feliz. Dios, me siento morir de tanta felicidad... pero estaba ahí, cerca de él, cada vez mas cerca.

Aún estamos en el mismo pabellón, pero es una sala distinta. Ahora está en Cuidados Intermedios, y ya las incubadoras son las "normales". Hay un vidrio que separa el área de las incubadoras, con la sala en la que me encuentro —Off no pudo ingresar. La enfermera me dio un traje estéril, me coloqué el gorro, y cuando quise ponerme la bata, la enfermera me pidió quitarme la chaqueta y el polo que llevaba puestos. Me explicó, que era importante crear un nuevo vínculo con el bebé, luego de haber permanecido en la incubadora, y haber sido expuesto a agentes externos como las agujas y demás aparatos, y que además debía hacerle de Papá canguro, durante los días siguientes, hasta que Win fuera dado de alta.

«Durante los meses de embarazo, sentí a mis hijos dentro de mi vientre, creamos un vínculo, definitivamente. Se movían y yo estaba seguro de que era porque estaban bien, estaban creciendo en mi interior. Y desde entonces, yo sabía que los quería. Sin embargo, el sentimiento cambió en cuanto los vi y los sentí. 

Cuando sostuve a Chimon entre mis brazos, fui inmensamente feliz. Pero tener por primera vez a Win, desnudo entre mis brazos, su piel contra mi piel y sentir su pequeña boca acercarse a mi pezón, su manita tocar mi pecho, y su cálida respiración, tuve miedo... miedo porque me sentía impotente, miedo porque no estaba preparado, miedo porque la felicidad era tanta que sentía que me ahogaba y miedo porque ese ser pequeñito entre mis brazos, dependería de mí y no sabía si estaba preparado para ser un buen padre para él. Parecía tan hermoso y vulnerable a la vez, que las lágrimas de mis ojos, brotaban y brotaban y no podía creer que su vida estaba en mis manos. Pero sabía en mi corazón que el amor por mi hijo siempre sería más grande que mi propio miedo a no saber si podría cuidar bien de él.

Cuando lo vi, lloré, cuando toque su cuerpecito, lloré, y al sentir su corazoncito latiendo cerca del mío, lloré, lloré mucho y comprendí que mi corazón dejaba de ser mío para siempre, porque pasaba, en ese preciso momento, a estar con mi hijo hasta el día de mi muerte y aun después.»

Los días pasaron... emoción intensa, alegría y ganas de llorar, miedo y preocupación, todo se duplicó el día que por fin mis hijos estuvieron juntos en casa, pero yo, solo deseaba estar junto a ellos, cuidarlos y mimarlos. Estar cada día juntos, verlos crecer y sonreír. Solo imaginarlo, me llenaba de esperanza. Todo estaría bien, porque Off estaría conmigo, aprenderíamos juntos y lo haríamos genial.

Ellos, mis hijos, mi tesoro más grande, realmente son el verdadero primer amor, el que ciertamente sentí desde mis entrañas, con todo el corazón y con mi vida entera. Me siento vivo, porque sé que ellos respiran y sé que por ellos vale totalmente la pena vivir cada segundo. Estoy experimentando un amor sin fin, un amor que estoy seguro se incrementará día con día. Es un amor que no puedo describir con palabras pero es inmenso.

No importa lo que pase en nuestras vidas, los obstáculos que se nos atraviesen en el camino. El amor que sentimos, Off y yo, por nuestros hijos, no se debilitará jamás.

Es un amor inquebrantable, un amor maravilloso que siempre estará en nuestros corazones y que solo se intensificará con el paso del tiempo.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top