CAPITULO 60. Malhumorado.
Jessica.
Me paré frente a la puerta de la habitación de Namu y toque, no tardó mucho y él abrió, esa hermosa sonrisa con esos hoyuelos que lo hacen ver más lindo y tierno curvo sus labios.
Había aprovechado qué Hobi venía acá para pedirle que me trajera y poder verlo.
Supe que se retiro de la empresa antes de lo habitual por una fuerte cajeca qué no lo dejaba tranquilo.
—Entra.— Namu abrió más la puerta y me dejó entrar, me vi algo tímida, la verdad estaba nerviosa por ser la primera vez que entraba en su habitación.
Admire cada espacio de la habitación, sin duda la decoración tenía un toque tan único de él. Observe las cosas que había preparado y sentí emoción al ver que le importaba tanto.
—Preparé ramen y traje algunas frituras para ver una película juntos.— Se rasco la nuca con nerviosismo —Aunque si no te gustan puedo ir a buscar alguna otra cosa que sea de tu agrado, podemos incluso pedir comida a domicilio o lo que tu quieras.
—Es perfecto, gracias.— Lo abrace y él me correspondió. Como me encantaban sus abrazos, me hacían sentir protegida.
A veces es gracioso que tengo que mirarlo hacia arriba porque es muy alto, yo le llegó hasta el pecho por debajo de la altura de los hombros. Me veo pequeña delante suyo.
—Podemos ver la película que tu quieras.— Acarició suavemente mis mejillas.
—Tengo una en mente.— Sonreí.
"Yo antes de ti".
Fue la película que elegí.
La película transcurrió y nuestras miradas se pegaron a la pantalla. Mientras degustaba el delicioso ramen preparado por mi novio.
Que maravilloso es poder llamarlo "mi novio", Namu era mi sueño hecho realidad, todo lo que siempre añore.
Eso de que siempre llega algo o alguien mejor, es cierto.
Comí el ramen lentamente dejando a mi paladar disfrutar su sabor y sentir lo calientito de este. Lo que lo hacía más especial, es que él mismo lo preparo y eso para mí contaba demasiado. Aunque son detalles mínimos, son los que más me enamoran cada día un poco más.
—¿Te gusta?— pregunto mi precioso Namu al verme comer tan lentamente el ramen.
—Me encanta.— me cubrí la boca con mi mano y mi voz se escuchó graciosa por tener los fideos dentro de mi cavidad bucal. Eso ocasionó una tierna risa por parte suya.
—Me alegra saberlo.— me dedico una dulce mirada y devolvió su vista a la pantalla.
Namu fue el primero en terminar de comer y unos minutos después lo hice yo. Dejamos los tazones en el buró a lado de la cama y proseguimos a comer las frituras, la película nos atrapó y no despegamos los ojos de la pantalla.
La forma en la que los protagonistas se enamoran es algo hermoso y cuando llegamos a la parte en donde él le dice que no cambiará de opinión con respecto a practicarse la eutanasia, mi corazón se rompió.
Incluso un par de lágrimas se me escaparon y Namu lo noto de inmediato.
—Hermosa, ya estás llorando.— con su pulgar limpio las lágrimas que se habían escapado de mis ojos.
—Es que él va a renunciar a la vida, a pesar de que se aman.— solloce un poco.
—Ven aquí.— me rodeo con sus brazos y seguimos mirando la película.
Esta avanzo hasta llegar al final y yo ya estaba hecha un mar de lágrimas.
Ya se que son personas que no existen en realidad, pero la historia es muy triste y me rompe el corazón que su amor no pudo ser. Ella tuvo que seguir sola, sin él.
Namu apagó la pantalla y volteo a mirarme. Él se veía conmovido y sus ojos estaban rojitos y brillosos dándome indicios que también tuvo ganas de llorar.
—Mi amor.— tomo mi mano.
—No tuvieron un final feliz.— solloce —Ella se quedó sola, sin él. Su amor no fue suficiente para hacerlo anhelar vivir.
—Preciosa, es una decisión difícil, el estaba postrado en una silla de ruedas sin poder mover ninguna parte de su cuerpo, él no quería ser una carga para ella, no quería atarla a una vida así, y como él le dijo que estando en esa silla de ruedas el no podía darle lo que otro hombre si podria.— explicaba —Incluso como dijo, verla desnuda y no poder tocarla, eso es muy frustrante, ni siquiera poder complacerla de esa manera. Su vida antes del accidente era muy activa y para él quedar en silla de ruedas fue devastador, no quería que las personas que él amaba estuvieran condenadas a sufrir por su estado. Creo que fue una decisión difícil la que tomo, pero lo hizo por amor.— Namu me dejó sorprendida por su comprensión para él protagonista —Él anhelaba una vida con ella, pero era realista y no quería limitarla a cuidar toda la vida de él.
Me quedé sin palabras ante su explicación, todo lo que dijo y de manera tan profunda, me hizo ver otra perspectiva y sin duda tenía razón.
—Creo que yo tampoco podría hacerte vivir algo así, elegiría lo mismo que él.— levanté la mirada de inmediato.
—No, yo no podría vivir sin ti.
—Claro que si.— una sonrisa curvo sus labios —Con el tiempo aprenderias, como lo hacías antes de conocerme.
—Dejemos de hablar de esto.— Fruncí el entrecejo y los labios —No quiero imaginar un mundo dónde no estés conmigo— me dedico una calida sonrisa y asintió.
—Ven aquí.— me refugie en sus brazos y levanté la mirada para verlo directamente a la cara —Eres preciosa y tus ojitos tan bonitos, me encanta perderme en ellos, podría mirarlos por horas.— sentí una emoción crecer en mi pecho, sabía que los colores se me habían subido al rostro, baje la mirada al sentirme de esa manera. De pronto escuché una risa salir de él —Te ves tan tierna cuando te sonrojas.— tomo mi mentón y me hizo mirarlo de nuevo.
—No, no me veas, seguro estoy peor que un tomate.— me cubri el rostro con las manos.
—No me pidas eso, no sabes cuánto me encanta mirarte.— aparto mis manos para así inclinarse un poco y tocar mis labios con los suyos, convirtiendo ese contacto en un beso suave y lleno de ternura —Mi Jess, mi hermosa Jess.— una de sus manos fue directo a mi cabello acomodandolo detrás de mi oreja.
—Mi Namu, solo mío.— coloque ambas manos en sus mejillas.
—Solo tuyo.— acaricio mi nariz con la suya y ese acto me hizo reír —Y tú, solo mía.
—Solo tuya.— repetí lo mismo que él.
—¿De verdad fui el único que te gustó desde que llegaste?— pregunto. Cómo decirle que Jin también llamaba mi atención, pero no tanto como él. No tengo nada de que avergonzarme, jamás le insinúe nada a Seokjin y nunca he actuado de manera inapropiada con él, nuestra relación ha sido únicamente de amistad. Además, ya ese pequeño gusto por el mayor del grupo ya pasó, ahora lo veo solamente como un buen amigo.
—Si te soy sincera, no fue así.— sentí que se decepcionó —Namu, pero créeme que tú fuiste por él que sentí atracción realmente.
—¿Alguno de los chicos te gustaba?— pregunto, pero dude en decirle —Esta bien Jess, puedes decirme.
—Jin me gustaba un poco.— confesé y lo vi hacer una pequeña mueca de disgusto.
—Tiene sentido, él es atractivo y guapo. Entiendo que sientas esa atracción.— Fruncí el entrecejo y negué.
—¿De que hablas?
—Jess está bien, en realidad me sorprende que estés conmigo, no soy tan atractivo como Jin.— ¿Cómo podía decir eso?, él es perfecto.
—Kim Namjoon, escúchame.— tomé su rostro en mis manos —Jin no me gusta.
—Pero, dijiste que...
—Eso fue cuando llegue a Corea.— le expliqué —Actualmente ya no es así. Se que Seokjin es atractivo y eso lo puedo reconocer sin tener ningún tipo de sentimiento o atracción por él. No tienes que preocuparte por eso, jamás me acerque a él con otra intención, porque realmente quien se llevó toda mi atención desde el principio fuiste tú, ni siquiera tuve que ponerme a decidir entre uno u otro, cuando te conocí supe que eras tú él que quería a mi lado.— bese sus labios —Ahora eres mi novio y Seokjinnie un buen amigo.— sonreí.
—Entonces jamás intentaste algo con él.
—Jamas, nunca le insinúe nada, eso puedo jurarlo.— Le asegure, porque en realidad así había sido, si bien Jin llegó a gustarme, nunca paso de eso un efímero gusto y después eso se desvaneció —No dudes que desde él día uno, mi corazón te eligió a ti.
—Eso me deja tranquilo.— lo vi sonreír —Gracias por tu honestidad.
—Hablemos de otra cosa.— pedí.
—Dime, ¿piensas alguna vez regresar a México?.
—Se que tengo que volver algún día, allá están mis padres, pero no creo regresar para quedarme, tal vez solo de visita.— encogí los hombros —¿Tú no has pensado en vivir fuera de Corea?.
—Pues no, aquí tengo mi trabajo, mi familia, amigos...— Respondió encojiendose de hombros.
—Eso pensaba yo, hasta que Olivia me habló de que quería trabajar en Corea y me metió la loca idea de venir con ella.— Reí un poco al recordar.
—Que bueno que la seguiste, así pude conocerte.— sonreí ante lo dicho, tenía razón.
—Fue la mejor decisión, me trajo hasta este momento contigo, eso me hace feliz.— por un par de segundos solo nos mirábamos mutuamente, como si solo existieramos nosotros dos.
El tiempo se nos pasó volando hablando de muchas cosas que ni siquiera nos dimos cuenta de las horas que habían pasado, hasta que vi la hora en un reloj que tenía pegado a la pared de su habitación.
—Es tarde Namu, debo volver al departamento.— Le dije a mi hermoso novio.
—Podrías quedarte conmigo...— Voltee a mirarlo directo a los ojos buscando algún indicio de que estuviera bromeando.
—¿En serio?
—Sí tu quieres, sí.— Dijo.
—¿Tu quieres?— Sonreí con inocencia.
—Sabes que si.— Se acercó y rozó mis labios con los suyos —Me gusta tenerte pegadita a mi.
Después de una semana sin vernos, al fin estaba entre sus brazos. Teníamos nuestro tiempo a solas, disfrutando de nuestras caricias y besos, sin miedo a ser vistos o que alguien nos interrumpiera.
Me arrastre un poco por la cama hasta quedar a la altura suficiente para besarlo de la manera pasional qué tanto me gustaba. Sus fuertes manos me tomaron de la cintura y me coloco encima de él, movíamos nuestros labios en una velocidad rítmica y deliciosa, su lengua irrumpio en mi boca saboreando todo a su paso, se entrelazo con la mía ocasionando qué jadeara por el placer que generaba aquellos besos candentes. Mi cuerpo poco a poco pedía más y sentí las manos de Namu inquietas, involuntariamente mi cuerpo se empezó a mover sobre el suyo, logrando hacerlo liberar gruñidos intensos.
—Preciosa...— Dijo jadeante entre besos —Sí sigues moviéndote así, va a pasar algo.— Termino de decir mientras sus manos enmarcaron mi rostro. Volví al movimiento ritmico de mis caderas y él jadeo —¿Segura que quieres esto?
—¿Tú no?— Ladee la cabeza mirándolo a los ojos.
—Te deseo con cada parte de mi ser.— Sus dientes atraparon mi labio inferior y poco a poco lo soltó.
—Quiero que lo hagamos.— Le pedí, lo deseaba con ansias, no podía seguir esperando más por él, quería que me tomara en este mismo momento.
Namjoon había sido extremadamente respetuoso conmigo y después de lo que ocurrió en la sala de descanso aquella vez que se encerró en el baño para tocarse a si mismo cuando teníamos poco de conocernos, y luego que me pidió perdón, jamás había intentado tocarme, no se había vuelto a repetir una situación como esa.
Esta sería nuestra primera vez.
En respuesta fundió sus labios a los míos, sus besos me hacían suspirar gustosa. Sus manos por primera vez comenzaron a moverse a otras partes de mi cuerpo. Mi piel ansiaba ser tocada por él, quería que sus manos recorrieran cada centímetro de mi.
Aun sobre él me enderece y sin pensarmelo mucho tome el borde de mi blusa para levantarla y sacarla por encima de mi cabeza. Dejando a primera instancia mi torso desnudo y parte de mis senos, ya que aún el sostén cubría parte de ellos.
Lo vi tragarme saliva con dificultad al observarme. Decidí que daría un paso más y lleve mis manos por atrás de mi espalda tomando el broche del sostén, lo desabroche mientras él observaba cada uno de mis movimientos.
—Puedes terminar de quitarlo.— Le dije aun moviendo mis caderas sobre sus genitales.
Sus dedos acariciaron con delicadeza mis hombros y deslizó los tirantes hasta que la prenda dejo al descubierto mi par de atributos. Su lengua relamio sus labios.
—Namu.— Parecía hipnotizado —Puedes tocar.— Le hice saber, parecía estar esperando mi aprobación.
Sujeto mi cintura y de un solo movimiento se dio vuelta quedando arriba de mi, me sorprendió su agilidad y deje salir una pequeña risa.
Sus manos cubrieron mis senos acariciándolos y estrujandolos a como le placía, un par de suspiros escapaban de su boca.
—Quiero verte.— Dije comenzando a levantar su camisa, asintió y me dejo ayudarle a quitársela. Mordí mi labio inferior al ver esos pectorales y abdomen trabajados, sus fuertes brazos ¡Dios!.
Lo jale hacia mi y comencé a besarlo con tanto deseo, me sentía ansiosa, pero también quería llevar todo con calma para disfrutar más este momento, no quería que terminara tan rápido. Después de todo esperé suficiente para poder dar este paso con él, porque me prometí que no cometeria los mismos errores que en mi relación pasada. De verdad quería que nuestra relación funcionará, quería tenerlo para mi toda la vida.
Sus manos bajaron a mi cintura y supe que quería quitarme el pantalón al sentir como luchaba por desabotonarlo. Deje que lo hiciera y lo deslizó por mis piernas, quedando únicamente mis bragas resguardando mi zona íntima.
Estaba por volver a besarme, pero lo detuve señalando su pantalón deportivo.
—Quitátelo.— Me regalo una sonrisa pícara y sonreí de la misma manera al verlo quedarse únicamente en bóxer.
Volvió a ponerse sobre mi, sin dejar caer todo su peso. Su mano se adhirio a mi cintura apretando ligeramente la piel en esta área, su boca dejaba pequeños besos húmedos en mi cuello expuesto, estaba disfrutando de su tacto.
Mis nervios estaban en aumento, no soy virgen, pero aunque está no es mi primer relación sexual, se que es especial porque es con él y me siento completamente en el cielo.
Sus besos llenos de deseo hacían que mi cuerpo pidiera más de él, se detuvo mordiendo mi labio inferior, después replique su acción.
Volvió a darle atención a mi cuello, descendiendo poco a poco a mi clavícula. Sus labios en mi piel se sentian exquisitos y un sin fin de suspiros abandonaban mi boca.
Siguió descendiendo y se detuvo en la división de mis senos pasando su húmeda lengua en ese espacio, besaba mis senos y su lengua los saboreaba pasándola circularmente por la areola, para proseguir atrapando el pezón y jugar con este chupando y lamiendolo.
Se entretuvo un buen rato con mis senos.
—¿Te gustan?— Pregunte con picardía.
—Son hermosos.— halago mis senos —Me fascinan.— ambas manos volvieron a estrujarlos.
Volvió a lo suyo y saboreo por última vez mi par de atributos. Siguió hasta llegar a mi vientre bajo y se detuvo ahí, justo donde empiezan mis bragas.
Tomo el borde y deslizó suavemente por mis piernas, dejándome en completa desnudez frente a sus ojos.
Se tomó un momento para mirar mi cuerpo completo y por primera vez sin ni una prenda que lo cubriera.
Comenzó a pasar sus dedos a lo largo de mi sexo haciendo fricción, logrando humedecerme más con ese pequeño roce. Pequeños jadeos comenzaban a salir de mi. Abrió mis pliegues llevando sus dedos a mi punto de placer, con pequeños masajes sutiles lo estimulaba, provocando que se intensificaran un sin fin de sensaciones en todo mi cuerpo.
A como pude baje el boxer liberando su endurecido y caliente miembro de gran tamaño. Me moría por sentirlo dentro de mi y sabía que él también estaba ansioso por sentir mi interior.
—Quiero sentirte.— le pedí con deseo palpable en la atmósfera de la habitación.
Preste total atención a cada movimiento de su parte, termino de quitarse el boxer y pude verlo desnudo por primera vez.
Todo en el era perfecto ante mis ojos, esos grandes brazos, esos pectorales y abdomen trabajados, sus piernas tonificadas, y ¡Dios mío!, su miembro, observarlo me hizo tragar saliva con dificultad, todo él parecía tallado por los mismos dioses.
—Abre las piernas bonita.— susurro en mi oído y mi piel se erizo. Le obedecí y mis piernas se abrieron para él, dándole paso libre a mi intimidad.
Acomodo la punta de su pene en mi entrada, frotandolo sobre mi clítoris estimulandonos más antes de meterse dentro. Cuando considero que había sido suficiente bajo unos centímetros su falo, así comenzando a abrir mis pliegues, senti como poco a poco se deslizaba causando que ambos gimieramos por ese primer contacto de nuestros genitales uniéndose. Llevamos nuestras miradas a esa unión por puro placer visual, me excitaba el hecho de verlo penetrandome y se sentía muy bien.
Empezó a moverse entrando y saliendo de mi interior lento pero precisó, sentía la firmeza de su miembro enterrado en mi y era tan exquisito. Sus ojos miraron mi cara y sus manos la enmarcaron llevando sus labios a los míos, devorandolos con evidente deseo, dejándose llevar por la excitación que ambos estábamos sintiendo. Su mano derecha bajo a uno de mis senos para jugar con el, estrujandolo y pellizcando ligeramente mi pezón erecto.
Aumento el ritmo poco a poco, cada vez eran más rápidas sus embestidas, tomó mis pechos y paso su lengua en ellos saboreandolos como si fuesen la cosa mas dulce que jamás había probado. Deslizaba sus manos por mis piernas, y por cada parte de mi piel, explorando mi cuerpo y yo estaba haciendo lo mismo, lo estaba tocando hasta donde mis manos alcanzaban.
Por mucho tiempo imagine como sería está primera vez que nos entregaramos mutuamente y debo decir que estaba superando mis expectativas ahora que lo tenía encima de mi, taladrando profundo en mi interior, estaba disfrutando este encuentro tan íntimo.
—Eres hermosa.— me susurró al oído —Y sexy.— mordió mi labio inferior.
—Namu, bésame.— le pedí y al instante estampó su boca contra la mía comenzando un beso lascivo, su lengua se abrió paso dentro de mi cavidad bucal saboreando todo a su paso, entrelazandose con la mía y jugueteando entre sí. No dejaba de embestirme, llevaba un ritmo marcado que me hacía gemir alto.
—Preciosa.— dijo sobre mis labios —Quiero que me montes, ¿lo harás, hermosa?— asentí repetidas veces.
Una sonrisa retorcida curvo sus labios y salió de mi interior. Se acomodo recargando su espalda grande en el respaldo de la cama, palmeo sus muslos indicándome que me sentará sobre él.
Por unos segundos observé de nueva cuenta su pene erecto, tenía un gran tamaño y justo ahora estaba cubierto por nuestros fluídos.
Me abrí de piernas y él con una mano sostuvo su falo mientras yo me dejaba caer sobre él, un gemido nos abandono a los dos. En esta posición entraba con mayor profundidad y eso me fascinaba.
Empecé a moverme adelante y atrás, empezando a marcar un ritmo lento que poco a poco lleve en aumento.
Ahora daba pequeños saltitos sobre su falo y mis tetas rebotaban de manera obscena, las tomo en sus manos y jugueteo con ellas, me habia percatado de cuánto le gustaba ese par, parecían sus nuevos juguetes favoritos.
—¿Te gusta?.— estaba un tanto agitada y jadeante.
—Ah~ah, si, sigue así cariño, salta así— mordió su labio inferior.
Los espasmos crecientes en mi vientre bajo cada vez se hacían mayores, dando señales directas a mi entrepierna, mi punto de placer rozaba deliciosamente con su piel y eso me estaba excitando más todavía.
Sentía como crecia el orgasmo dentro de mi, estaba cerca, iba a liberarme.
—Ah~ah, Namu.— le avisé mientras mis dientes aprisionaban mi labio inferior.
—Hazlo bebé, córrete.— Su voz salió extremadamente gruesa y eso me destabilizo.
Tomo mis caderas con ambas manos ayudándome a llevar un ritmo con mayor velocidad, me deje llevar concentrándome en las sensaciones placenteras que se intensificaban.
Inclinó su cabeza alcanzando mi pezón derecho y lo devoró, lo estimulaba y eso fue suficiente para llegar al climax. Mi espalda se arqueo, con una mano me hizo mirarlo directo a los ojos mientras mi orgasmo me recorría entera, mi boca entreabierta dejando salir un sin fin de gemidos agudos.
—Ah~ah~ah.— mis gemidos parecían no tener fin y al mantener la misma velocidad y ritmo hizo que el placer se prolongará.
—Ah~ah, sigue así preciosa, sigue moviendote tan delicioso, ah~ah.— sus manos se enterraron en mi cintura al momento que sentí su líquido espeso y tibio ser liberado, aumente la intensidad de mis saltos sobre su falo y contraje mis paredes vaginales para darle más prolongación a su orgasmo.
Nos detuvimos hasta quedar sin aliento, me recosté en su pecho para poder normalizar de nuevo mi respiración y él me abrazo.
Cuando pude respirar con normalidad me enderece y al vernos directamente los dos no pudimos evitar reír un poco.
—Eres tan sexy y hermosa.— me miraba mientras acariciaba mi mejilla.
—Tú eres aún más sexy.— mordí mi labio inferior —Eso fue...
—Increible.— completo la frase.
—¿De verdad lo crees?— apenas podía creer que había cumplido con sus expectativas.
—¿Por qué me preguntas eso?.— frunció ligeramente el entrecejo.
—Creo que eres muy experimentado en esto y pensé que podía ser que no cumpliera con tus expectativas.— fui sincera.
—¿Mis expectativas?, Jess yo temía no ser lo suficientemente bueno y que al final no te gustará como te lo hice.— confesó.
—Fue maravilloso, el mejor sexo de toda mi vida.— con mis brazos rodee su cuello y tire de él para acercar nuestras bocas para besarlo con intensidad. Sonreímos mutuamente al soltarnos.
—También lo disfrute, no te haces una idea cuánto.— llevo sus a mi trasero para acariciarlo —No quiero que vuelvas a pensar que soy un pervertido.
—¿Qué vuelva a pensar...?
—Sí, bueno. Además de aquella vez que escuchaste como me masturbaba dentro del baño de la sala de descanso.— trajo el tema a colación —Aún sigo avergonzado por aquella vez.
—Núnca pensé tal cosa de ti.
—El punto es que , en ocasiones te imaginaba, ya sabes.— los colores se le subieron al rostro —Imaginaba como te veías sin ninguna prenda que cubriera tu cuerpo.
—Imaginabas como me veía desnuda.— asintió con vergüenza —Lamento la decepción.— quise bromear dejando salir una pequeña risa y él se puso en modo serio. La verdad es que no me consideraba tan impactante.
—¿Por qué estaría decepcionado?— pregunto.
—Pues...ya me viste, no soy increíblemente perfecta.— encogí un hombro sin dejar de sonreír.
—Superaste mis expectativas, eres más hermosa de lo que creí. No te haces una idea de cuánto me gusta verte así.— le hecho un vistazo a mi desnudez —Ojala pudiera tenerte desnuda todo el tiempo.— mis mejillas se sonrojaron.
—Ya Namu, me pongo roja.— deje salir una ligera risa —Me hace feliz gustarte, porque tú también me gustas muchísimo.
—Espero que podamos repetir un par de veces más lo que hicimos hoy.— me beso con pasión —A partir de ahora, eres solo mía.
—Y tu mío.— asintió para después besarme una vez más
Al día siguiente...
Olivia.
La sesiones fotográficas seguían para los chicos y Eunji. Llevábamos medio dia, todo parecía fluir con normalidad.
Después del incidente con la mejor amiga de Jimin, no habíamos hablado mucho últimamente. Por qué la mayor parte del tiempo estaba con ella y si, hablé con él sobre eso.
Pero, dijo que solo estaba siendo amable con ella porque es su mejor amiga y que después que termine la colaboración no podrá verla en mucho tiempo.
Así que, estaba tratando de ser comprensiva en ese aspecto.
Pero no podía evitar sentirme desplazada, como si yo no importara en este momento. Estaba siendo opacada por la presencia de la increíblemente hermosa Eunji.
—Olivia querida, ¿podrías traerme un jugo de naranja?.— pido la ídol con una sonrisa en el rostro. Algo en mi me decia que no era sincera.
—Claro.— asentí.
Fui directo a la sección de alimentos y bebidas que se organizaba para los ídols cada vez que tenían este tipo de actividades. Se tenía que cubrir sus necesidades, así que, esta área estaba para eso.
Incluso había una máquina de helados, por petición de Jungkook.
No olvido la felicidad que reflejaba al ver qué le cumplieron su capricho, tal cual parecía un niño de preescolar.
Aunque admito que fue divertido verlo.
—Jugo de naranja.— pedí y una compañera del staff me lo entrego.
—Gracias.— me incline frente a ella.
Di la vuelta dispuesta a volver con los ídols, cuando otra chica del staff choco contra mi tirando sobre mi blusa todo el ramen que tenía dentro de un tazon.
—Ah— solté el jugo y este se derramó en el suelo, trate de despegar la tela de mi piel, pero está al estar húmeda se pegaba más todavía, estaba caliente, me quemaba la piel.
—Olivia, ¿estás bien?— Yoongi fue el primero en llegar a mi costado.
—Si, yo...— levanté la mirada y varios compañeros se habían acercado, incluso ella, Eunji estaba a tres metros de distancia y pude ver la satisfacción que esto le causaba. No estaba riendo, pero esa mirada lo decía todo.
Lo verdaderamente vergonzoso fue sentir la mirada de los varones presentes, por la húmedad la tela se estaba transparentando y podía verse un poco lo que llevaba debajo de la blusa.
—¿Te parece gracioso?— Yoongi le hablo a la chica que dejo caer la sopa de ramen sobre mi. Estaba aguantandose las ganas de reír y él lo noto.
Corrí lejos de ahi, me metí al primer baño que encontré y me senté en el inodoro, saque la blusa por encima de mi cabeza.
—Olivia.— Esa voz la conocia, Jimin estaba fuera del cubículo —Sal de ahí.
—No debiste venir, alguien pudo haberte visto.
—Sal de ahí, nadie me vio— aseguro y así lo hice, me encontré con él de frente, trataba de cubrirme con la blusa —Dame eso.— me arrebato la prenda —No es como que nunca te hubiese visto así.
—Llamare a Jessica, tú puedes volver a hacer...lo que sea que estabas haciendo.
—No es necesario que la llames.— dijo —Ponte está camisa.— me extendió la prenda —Quizá te quede grande.
—¿Es tuya?
—No, es de...— hizo una pausa y continúo —Yoongi.
—¿Él te la dio para mi?
—Quería traertela, pero no iba a permitir eso.— frunció el entrecejo.
—¿Por?
—No iba a permitir que él te viera así.— señalo mi torso desnudo.
—No iba a verme así, seguro que solo me entregaría la camisa y listo.
—¿Te lastimaste?
—Solo se enrojeció un poco mi piel, pero estaré bien.— encogí un hombro.
—Te llevaré con un doctor.— asentí —Te espero en el estacionamiento— fue lo último que dijo antes de salir.
Sentí frío su trato hacia mi, no entendía lo que estaba pasando.
Pero hoy lo haría resolver todas mis dudas, necesitaba que me dijera lo que estaba ocurriendo.
Después de ponerme la camisa, salí del baño con dirección al estacionamiento. Entre al ascensor y antes de que las puertas se cerrarán alguien metió la mano evitando que esté lo dejara fuera.
—Rafa.— sonreí al verlo y entro junto a mi al ascensor.
—Hola Oliv.— me dio un cálido abrazo —Justo es hora del almuerzo, ¿tienes planes?
—No.— negué —Bueno, Jimin me llevará con un médico.
—¿Estás enferma?— pregunto mi amigo.
—Hace unos cuantos minutos una compañera del staff me dejo caer encima una sopa de ramen caliente. Mi piel debajo de esta camisa está enrojecida.— le conté brevemente.
—Espero que se trate de un accidente y que esa chica no tuviera la intención de hacer eso.— lo mismo esperaba yo.
—Claro que lo fue.
—Podemos ir a almorzar después de ir con el doctor.— sugirió y asentí.
Salimos del ascensor mientras conversábamos, llegamos al estacionamiento. Jimin nos observaba confundido al verme con él.
—Jimin, es Rafael, mi...
—Tu amigo Coreano/mexicano, si lo recuerdo.— mantuvo expresión seria.
—Hola Jimin, un gusto verte de nuevo.— Rafael saludo cortésmente.
—El gusto es mío Rafael.— lo vi sonreír al fin —Lamento que tengamos que dejarte, pero tengo que llevar a Olivia al...
—Doctor, si me lo acaba de comentar.— dijo mi amigo —Llevemosla y después almorzamos juntos.
—Ven con nosotros Rafa.— lo invite a subir al auto y él accedió.
Note cierta molestia por parte de Jimin, esperaba que se comportará, porque Rafael es mi mejor amigo y solo quería convivir con él un buen rato antes de volver al trabajo.
[...]
Salimos de la clínica con una receta de lo que iba a necesitar para que mi piel no sufriera más daños. El doctor dijo que fue una quemadura leve, por eso mi piel solo se enrojeció, así que dijo que con el ungüento que me recetó estaría mejor mañana mismo.
Mi piel ya no ardía, pero procuraba no tocarme, porque aún estaba irritada.
En este momento estábamos entrando a un restaurante de esos que un solo platillo te sale un ojo de la cara.
Rafael insistió que viniéramos aquí, así que solo me deje llevar por él.
Una vez que nos llevaron a nuestra mesa comenzamos a hecharle un vistazo al menú y cuando estuvimos listos ordenamos la comida.
—¿Cómo te va en el trabajo?, ¿todo bien?— Rafa quiso seguir conversando.
—Muy bien, con algunos detalles por ahí, pero disfruto lo que hago.
—¿Qué detalles?, sabes que si algo o alguien está molestandote puedo intervenir.— adoraba el espíritu protector de Rafael.
—Gracias Rafa, pero estoy bien.
—¿Tú que me cuentas Jimin?.— dirigió su atención a mi novio.
—Puedo contarte muchas cosas.—respondió sin expresión alguna —Pero empezaré diciendo que Olivia y yo estamos más felices que nunca, ahora que somos novios.
—Ya tenía ese dato, espero que la cuides, ella se merece todo lo bonito del mundo.— Rafa me observó con una sonrisa —Eres muy afortunado de tenerla, es mejor que la cuides.
—¿Que quieres decir con eso?.— Curveo sus cejas.
—Quiero decir que Olivia es muy hermosa, cualquier hombre quisiera estar con ella.— respondió Rafael arqueando una ceja y sonriendo de lado.
Por suerte trajeron nuestra comida, el mesero acomodo todo en la mesa y una vez que se retiró procedimos a degustar de los alimentos.
—¿Te gusta chiqui?.— Me pregunto Rafael con una sonrisa. Llamándome por el apodo que solía decirme en la adolescencia.
—Esta delicioso.— Respondi mientras disfrutaba de los sabores en mi boca.
—Sabia que te encantaría.— sonrió arrugando ligeramente la nariz —Recuerdo cuando escapabamos de casa para ir a fiestas, mientras Jessica nos esperaba en un callejón cerca de su casa.
—Como olvidarlo, sobre todo la vez que tu papá llamo a la policía reportándote como desaparecido y llegaron a sacarnos de la fiesta.— reí con él.
—Esa noche fue muy loca.— Reíamos juntos —Nos faltó traer a Jessica.
—Le escribí, pero me dijo que aún tenía trabajo pendiente y no podía acompañarnos.
—Pues, después nos ponemos de acuerdo para salir con ella.— dijo y asentí —Sigue igual de hermosa.
—¿Quién?
—Jessica.
—Siempre lo ha sido, es preciosa y sus ojos son bellísimos.— estuve de acuerdo con él.
—¿Siempre te expresas así de tus amigas?, estar alagandolas constantemente puede significar otra cosa.— Jimin intervino en nuestra conversación.
—¿Qué podría significar, según tú?— Rafael entrecerró los ojos observando al ídol frente a él.
—Cualquiera podría pensar que sientes atracción por una de ellas o quizá por las dos.— abrí los ojos en demasía al escucharlo decir tal cosa.
—Jimin.— lo mire mal
—Esta bien, déjalo.— Rafael se mantuvo tranquilo a pesar de la evidente hostilidad del ídol —No necesariamente. Tú no conoces nada de mi relación con ellas, pero siempre les he dicho lo hermosas que son y eso no significa que sienta atracción por ellas. Las quiero mucho, eso es todo.
—Si tú lo dices.— contesto Jimin.
—Basta.— dije firme.
—No sé por qué de repente se pone pesado.— Rafael comenzó a hablar en español —Cuando estuvimos en su casa no actuó así.
—Lo sé, lo siento.— respondí en mi lengua madre. Español.
—No es tu culpa, pero es evidente que está celoso.— Jimin no parecía feliz con no poder entender lo que estábamos hablando.
—Sigo aquí, por si no lo notaron.— dijo con fastidio.
—Voy a joderlo más para qué si tenga razones reales por las cuales estar celoso.
—No lo hagas, por favor, solo ignoralo.— le pedí
—Olivia, no podemos demorarnos mucho.— ya quería irse y no pensaba disculparse por su actitud tan arrogante.
—Si quieres vete.— no tenía intenciones de discutir.
—Tenemos que regresar juntos a la empresa.— insistió.
—Pues entonces vas a esperar.
Resoplo molesto y de mala gana tuvo que esperar el tiempo que correspondía para terminar de comer sin prisas los deliciosos alimentos que habíamos pedido.
Ya estábamos en camino a la empresa y en todo el tiempo transcurrido no habíamos dejado de hablar. Rafael era el mejor y me hacía sentir como su hermana pequeña.
—No he olvidado cuando le embarraste la cara en el pastel a Mishel.— Reía sin parar.
—Se lo merecía, aparte ella me provocó.— justifique entre risas.
—Pero, era su cumpleaños.— reímos con más intensidad —Por tu culpa nos echaron de la fiesta y tuvimos que correr para evitar ser atrapados por los papás de Mishel que querían reprendernos.
—Te divertiste ese día, incluso no parabas de grabar todo lo sucedido.— eso era lo más gracioso, a pesar de que ese día corrimos como nunca, jamás dejo de grabar.
—Aun tengo todas esas cosas en mi laptop.— sentí emoción porque eran recuerdos muy valiosos
—¡¿Enserio?!.— estaba sorprendida.
—Si, lo veremos con Jessica, si quieren pueden ir a mi casa— asentí frenéticamente —Realmente me enseñaste a disfrutar más de la vida.
—Tú y Jessica me enseñaron que la vida no es tan mala, si tienes la compañía de las personas correctas.— una sonrisa nostálgica curvo nuestros labios.
—Ya, ya, ya, demasiada mierda sentimental.— me eche a reír por sus ocurrencias.
Rafita saco su móvil y pude ver qué buscaba algo de música. Tenía curiosidad por saber que tipo de música pondría para recordar viejos tiempos.
—¿Recuerdas esta canción?.— Escuche como se empezó a reproducir una canción que conocía perfectamente, la cantabamos mucho y fingíamos estar enamorados cuando íbamos en secundaria —Espero te acuerdes de la letra.
Sabía que Rafael quería que cantará con él, como en aquellos tiempos, así que decidí hacerlo, quería rememorar esos momentos.
—Quizá fue coincidencia encontrarme contigo...— Rafael empezó a cantar.
—Tal vez esto lo hizo el destino...— le seguí.
—Quiero dormirme de nuevo en tu pecho.— sonreia.
—Y después me despierten tus besos...
—Tu sexto sentido sueña conmigo.— cantaba en modo coqueto.
—Sé que pronto estaremos unidos...— cantaba verdaderamente animada, ni parecía que hace un par de horas me tiraron ramen caliente encima.
—Esa sonrisa traviesa que vive conmigo...
—Sé que pronto estaré en tu camino...
— Sabes que estoooy colgando en tus manos así que no me dejes caer
Sabes que estooooy colgando en tus manoooooooos...— cantamos al unísono.
—Te envío poemas de mi puño y letra.— Rafa cantaba con sentimiento.
—Te envío canciones de 4 40...
—Te envío las fotos cenando en Marbella...— comenzó a mover los hombros de manera graciosa.
—Y cuando estuvimos por Venezuela...
—Y así me recuerdes y tengas presente...— entrecerró los ojos de manera misteriosa.
—Que mi corazón está colgando en tus manos...Cuidado, cuidado que mi corazón está colgando en tus manos.— cantamos juntos a todo pulmón.
Jimin nos observaba por el retrovisor, mientras nosotros estábamos dándolo todo en el mini concierto dentro del auto. Éramos risas, risas y risas sin parar, de verdad lo había extrañado tanto.
Terminamos de cantar y reímos aún más.
—Recuerdo cuando la cantamos por primera vez y te bese.— Soltó Rafael de pronto y por el retrovisor vi la expresión de Jimin, estaba de mal humor.
—Eso fue hace mucho.— trague saliva.
—Es verdad, teníamos catorce años.— parecía estar recordando todo lo vivido en el país que fue nuestro hogar por muchos años.
Jimin bien feliz en el almuerzo con Rafael y Olivia.🙂
Capitulo largo, por que me he desaparecido y soy consciente de que tengo que actualizar más seguido.
Gracias por seguir apoyando está historia.
Mon💜
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