3. Hogwarts Express

Por fin llegó el primero de septiembre. Me desperté temprano para preparar el baúl que llevaría con mis cosas. La mochila ya la había preparado hacía un día y había metido unos rollos de pergamino, mi pluma de Fénix que me había regalado mi abuela cuando cumplí los once años, o sea ese mismo año pero antes de comenzar el colegio.

Entonces recibí un mensaje de mi abuela diciendo:

- ¡Suerte con tu primer día, cielo! Te irá de maravilla y vas a amar Hogwarts.

Yo le respondí:

- ¡Gracias, abue! Me irá genial, si tú me lo dices.

Desayunamos, me lavé los dientes y me peiné el largo cabello rubio oscuro con ondas y las puntas rubias.

- ¿Todo listo? - me preguntó mi papá.
- Por supuesto - respondí.

- Entonces adelante, brujita - dijo poniendo su mano sobre mí hombro cariñosamente.

Yo sonrreí y respondí:

- ¡Gracias, pa!

Toda mí familia me acompañó a King's Kross. Hasta que atravesé la pared para llegar a la plataforma 9¾. Subí al Hogwarts Express y me busqué un vagón.

Una vez en el tren, me encontré con una chica de cabello corto negro con ojos azules que me miraba con asco.

- Mejor vete de aquí - me dijo con altanería - . No hay lugar para rubias teñidas como muggle.

- Perdona, es que estoy buscando un vagón.

- Entonces búscate uno mejor. Aquí no hay lugar.

- ¡Pero si hay dos asientos vacíos! - dije.

Entonces dí la vuelta y continúe caminando por el tren algo desilusionada con mi primera charla con quién supuse que sería mí compañera de colegio.

Me senté y me tomé un par de fotos. Comprobé que se movían. Tal como mi mamá me había contado.

La verdad que no había notado que extrañaba a mí familia hasta ese momento. Estaba sola en ese inmenso tren cruzando el campo. Camino a una escuela desconocida, muy lejos de casa.

- Hola - me saludó una chica un poco más alta que yo con el pelo castaño oscuro largo hasta la cintura - . ¿Me puedo sentar contigo? ¡Es que no hay lugar!

- Hola. Claro. Estoy completamente sola - dije.

- Yo no lo creo - dijo la chica - . Acabo de llegar yo. Me llamo Lola Thompson.

- Me llamo Melanie Jones. Soy mitad muggle.

- Yo soy mestiza. Soy sangre pura por parte de mi papá y sangre impura por parte de mi papá.

- Interesante. Sobretodo porque naciste sabiendo de magia. Yo me enteré de su existencia hace un mes - comenté.

- ¿De verdad? ¿Nunca te habías dado cuenta de que eras maga?

- No.

- ¿Ni siquiera cuando no sabías controlar tu magia?

- Nop.
- ¡Que loco! Yo incluso tenía una varita de saúco de juguete.

- Hola, chicas - dijo una chica rubia con ojos celestes y el pelo largo por los hombros con raíces oscuras y puntas rosa.

- Hola - saludamos Lola y yo.

- Me llamo Pia Bugger - se presentó la chica.

- Me llamo Melanie Jones - me presenté.

- Y yo Lola Thompson - se presentó Lola.

- Gusto en conocerlas.

- «Please to meet you. Tell me your name. Do you got plans? Cause I was thinking bout you» - cité.

- ¿Conoces a Tobias Johnson? - me preguntó Lola.

- Si. ¡Por supuesto! Soy súper fan de Calderos y Varitas!

- ¡Yo también!

- ¿Por qué se separaron? - preguntó Pia.

- Nadie sabe. Pero, creo que fue porque su productor los maltrataba y no los dejaba ser quienes eran - expliqué.

- Entiendo. Yo no era muy fan pero no me molesta escucharlos y tampoco sus canciones como solistas.

- Me parece bien. ¡Porque soy muy fan! - dijo Lola.

- ¡Yo igual! ¿Quién es tu favorito?

- Amo pero amo de verdad, a Tobías Johnson. ¿Tú?

- En realidad no tengo un favorito pero amo, y estoy muy enamorada, de Luke Rogers. Esos ojos verdes y esos rizos casi pelirrojos que tenía de pequeño. Y esa sonrisa perfecta... - miré por la ventana soñadora y continué - . De hecho voy a ir a su recital. Será durante las vacaciones de pascua.

- ¡Genial! - dijo Lola.

- Yo soy muy fan de Addison Gree - comentó Pia.

- Yo amo sus canciones y me encanta como se viste - dije.

- ¡Amo sus canciones! - dijo Lola.

- A mí me encanta como canta - dijo Pia - ¡Ja, ja! ¡Hice una rima!

- Eso también. Pero mi cantante favorita es Marie Pearssone.

- ¡La mía igual! - dijo Lola - . ¡Vaya, Melanie! ¡Seremos grandes amigas!

- En realidad creí que las tres nos llevaremos de maravilla - dije - . ¡Ah! Pueden decirme «Lanny».

- Bien, Lanny - dijo Pia - . A mí llámenme solo por mi nombre.

- Pueden llamarle «Loly». Pia, ya te encontraremos apodo.

- Tranquila, Loly. No me molesta en absoluto. Me acostumbré a no tener apodos.

Estábamos tan concentradas conversando, que no notamos que se nos acercaba la bruja del carrito de las compras.

- ¿Quieren algo de comer? - nos preguntó.

- Si, por favor. Quiero seis ranas de chocolate - dijo Lola.

- Yo compraré diez chicles super inchables - dijo Pia - . Y deme dos ranas de chocolate. Por favor.

- Yo compraré cuatro ranas de chocolate y una pastel de calabaza - dije luego de pensarlo bien.

- ¿Me lo pagarán por separado?

- Así es - dije.

- Muy bien. Son cinco Sickles cada Rana de chocolate. Entonces serán...

- Treinta Sickles para Lola, diez Sickles para Pia y veinte Sickles para mí - dije luego de sacar una rápida cuenta mental dejando a mis amigas sorprendidas.

- ¡Excelente cuenta! De hecho estás en lo cierto.

Pagamos y la bruja continuó con su recorrido.

- ¿Saben? - dije cuando la bruja se hubo alejado  lo suficiente para no escucharnos - Esa bruja me da miedo. Hace unos años, me enteré de que Albus Potter y Scorpius Malfoy intentaron escapar del tren y ella los persiguió.

- ¡Qué miedo! - dijo Lola.

- ¿Sabían que tiene un año más que nosotras? - dijo Pia.

- ¡Guau! Eso quiere decir que los veremos en Hogwarts ¡Igual que a Rose Granger Weasley!

- ¡Si! ¡Así es!

- ¿Les digo algo? ¡Serán los mejores siete años de nuestras vidas! - dije feliz y con renovadas esperanzas.

Pronto comenzamos a ver almenas en el la lejanía y sentí que el corazón se me aceleraba de la emoción.
Por fin allí.

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