Capítulo 2: Violeta
En nuestras platicas ambos nos fuimos conociendo un poco más... bueno más bien conocí más de él ya que yo generalmente evadía las preguntas personales, note que se daba cuenta de esto pero no me reclamaba por ello... gesto que en verdad aprecio ya que aún no me siento listo para expresar mi pesar a alguien.
Entre las cosas importantes que descubrí es que el tiene 20 años y eso que pensé que tenia 18 cuando le vi por primera vez, también me conto sobre su sueño de ser un pintor famoso y reconocido e igual sobre los problemas y las riñas que tuvo con su padre sobre ese tema, pero al final este acepto y decidió apoyarlo... en verdad que sentí un poco de envidia, pero igual me alegraba que sus sueños fueran aceptados ya que un chico tan cálido y sonriente como lo es él merece todo eso y más.
Lo malo de sentirse feliz es que el tiempo pasa más rápido y así en un flash se terminaron las vacaciones de primavera... es decir, de nuevo a la rutina aburrida de la escuela e igual significaba que ellos regresaban, pero Tsuna me dijo que eso no seria problema ya que nos podríamos ver de vez en cuando entre semana o reunirnos los domingos en nuestro lugar de siempre, algo en lo que estuve de acuerdo y de esta forma paso un año... y aunque en apariencia nada había cambiado en mi vida para mi había era todo lo contrario ya que me sentía feliz de tener a alguien tan especial a quien llamar amigo.
Motivado por su carácter y positivismo volví a prestar atención en la escuela y a estudiar, algo que sorprendió un poco a los profesores pero sin algún cambio significativo por lo que en teoría mi vida seguía normal: con amigos casuales, la escuela y con la variante que ahora veía a Tsunayoshi para platicar... me sorprendió notar lo inteligente que era ya que se podría decir que se volvió mi tutor particular porque cuando nos reuníamos y el hacia sus tareas yo igual hacia las mías y notaba que a veces se me dificultaba realizarlas pero con su ayuda fui entendiendo esas materias.
El día que mi vida tomo un nuevo color fue un sábado donde él me invito a visitarlo en su escuela ya que realizaran una exhibición de sus trabajos en la galería de la escuela... ese día me logre escapar ileso de casa ya que me desperté temprano y evite la golpiza habitual de ellos, tarde unos 30 minutos de mi casa a la universidad.
Era un edificio enorme y el lugar estaba a reventar de gente, ya que la institución tenia un evento especial por aniversario o algo así... la verdad no le tome importancia ya que solo quería encontrar a Tsuna o ver sus pinturas. Caminé un rato por los pasillos del lugar observando mi alrededor, mis pasos me guiaron hasta el centro deportivo donde al entrar pude contemplarlas, era las pinturas de los alumnos, por lo que empecé a observar con lentitud cada pintura. El tema de todas las obras era el color violeta y mientras recorría el lugar me sentía en un lugar mágico era curioso notar como el lugar me hacia olvidar mis miedos y solo me dejaba disfrutar el momento, en eso alguien me cubrió mis ojos asustándome.
- ¿Quién soy? – escuche que me susurraban a mi oído, donde mis sentidos se relajaron, pero mi corazón empezó a acelerarse ante la cercanía de nuestros cuerpos, con cuidado tome sus manos y las retire para girar a verle, notando que me sonreía.
- Hola – le dije alegre mientras me giraba y le veo a los ojos.
- Pensé que no vendrías.
- Es que me perdí... - confesé algo apenado.
- Bueno, entonces me quedare contigo para que no te pierdas – me indico con calma mientras tomaba de la mano y me empezaba a guiar por su escuela explicándome cada aspecto de ella.
Realmente no le prestaba atención, ya que mi mente empezó a divagar y solo me limitaba a verle... mientras recordaba una frase que decían las niñas de mi escuela sobre los colores: morado es que estas enamorado.
Cuando llego la tarde Tsuna se ofreció para acompañarme a casa y pese a que me negué diciendo que podía regresar sin problema alguno para que él se quedara, él se negó a hacerme caso y pese a mis quejas me acompaño a casa.
El camino a casa fue tranquilo y alegre ya que ambos seguíamos platicando sobre el evento y las cosas graciosas que nos ocurrieron, al llegar frente a la entrada de mi casa él se despidió dándome un beso en la mejilla... acción que me sorprendió muchísimo, pero al mismo tiempo me gusto, me quedo mirándole alejarse con una sonrisa boba en mi rostro.
La felicidad que sentía en esos momentos me hizo olvidar la razón por la cual yo me había cerrado y alejado de las personas... razón que se hizo presente a penas entre a mi casa donde fui recibido con golpes, patadas e insultos... era verdad, la felicidad y el amor son como hilos frágiles que con un simple movimiento o acción pueden quebrarse, esa era mi realidad... Iemitsu y Nana me había visto y esperaron a que entrara para golpearme y regañarme por andar de "puta con ese chico" e igual me empezaron a interrogar mientras me golpeaban si ya me le había insinuado o si ya lo había hecho... dolía... pero mas que los golpes me dolían sus palabras, pese a que a veces parecen un disco rayado aun así siguen doliendo ya que se supone ellos en algún momento me amaron... o eso quiero creer.
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