Lita conoce a Elle

Era un día nevado en Winchester, Inglaterra parecía de esos días en que era mejor quedarse en casa bajo el calor de la chimenea con un chocolate caliente. Solo dos personas iban caminando en la calle: un hombre de edad madura iba de la mano con una niña de unos 7 años. Habían llegado a su destino el cual era un imponente edificio de una arquitectura antigua, en la entrada rezaba "La Casa de Wammy".

El hombre era Quillsh Wammy un reconocido inventor inglés que poseía dicho edificio como un orfanato para niños con diferentes habilidades. La niña era su hija Lita Wammy a quien había adoptado luego de sufrir un accidente en el que fallecieron sus padres cuando era una bebé.

La niña temblaba de frío en la mano de su padre.

— ¿Por qué venimos hoy aquí, papi? — la temblorosa voz de Lita hacía que su padre se preocupara.

— Sé que tienes frío mi princesa, pero hoy llegará un niño muy especial, necesito que te quedes aquí con Roger y los demás niños mientras voy por él — decía el hombre tocando el timbre luego de sacudir la nieve del abrigo de su hija — además te gusta jugar con los demás niños ¿no es así?

— ¡Sí papi es cierto! — la niña estaba mucho más animada al saber de la compañía que tendría — los niños son muy graciosos, siempre me hace reír con sus ocurrencias. Sólo abrigate yo estaré bien.

Wammy dejó a su hija a cargo de Roger quien era un hombre canoso y delgado, éste llevó a la niña a la sala de estar donde le dió chocolate caliente y le pasó un rompecabezas. Mientras Wammy salió en un auto destinado para su misión, en el camino leía un informe sobre el nuevo integrante del orfanato.

Nombre: Elle Lawliet

Edad: 9 años

Situación familiar: Huérfano. Encontrado en su casa a los dos años con señales de violencia. Padres muertos...

El hombre no pudo terminar de leer el informe, era muy trágico. Estaba acostumbrado a que los niños tuvieran un pasado triste porque hasta su propia hija lo tenía, pero Elle Lawliet tenía el pasado más horrible de todos los niños que acogía.

Cuando Wammy llegó a su destino se encontró en un orfanato de aspecto lúgubre dónde lo recibió una monja con cara de amargada.

— ¿Así que usted es Wammy? — preguntó inquisidoramente la mujer mirando de arriba a abajo al visitante.

— Si, usted es Sor Anabelle hablamos por un niño: Elle Lawliet — decía Wammy respondiendo a la monja.

— Por fin se llevarán al raro de Lawliet, tiene que verlo, no duerme, sólo come dulces y se sienta de una manera muy extraña. ¡Hace que mi institución se manche! — la monja hablaba haciendo una cara de repulsión, como si odiara al menor del que le estaba hablando.

— Por favor guíeme a dónde está el niño, se lo agradecería — ¡qué mujer tan desagradable! Pensó Wammy.

La monja guió al mayor por unos pasillos, los niños que estaban allí lucian muy tristes y se notaba que no comían bien, cuando llegaron a una habitación entraron y allí estaba un pequeño de unos 9 años con el pelo negro azabache y alborotado, llevaba un uniforme azul oscuro que lo hacía ver muy pálido, tenía unas ojeras pronunciadas para ser tan joven.

— Sor Anabelle ¿podría dejarnos a Elle y a mí a solas por favor? — preguntó Wammy a la monja.

— Por supuesto ¡pero debe llevárselo! No lo aguanto un minuto más aquí — saliendo y dejándolos solos.

— Como si quisiera quedarme — susurró el niño para que la monja no lo escuchara.

— Hola Elle, mi nombre es Quillsh Wammy — el mayor le hablaba con suavidad al niño — eé que no te gusta vivir aquí, la pregunta correcta sería ¿A quién le gustaría? — el hombre trataba de relajar la conversación.

— ¿Qué lo trajo aquí señor Wammy? — Elle hablaba en un tono muy monótono — ¿acaso Sor Anabelle quiere internarme en un manicomio o algo asi?

— ¡No! Supe de tu brillante intervención estratégica para evitar que estallara una posible Tercera Guerra Mundial — el mayor se sentó al lado del niño — vengo de un lugar donde puedes explotar todas esas cualidades maravillosas que tienes, tendrás toda tu educación paga, un techo donde vivir, comida y lo mejor buen trato, nadie te juzgará por tu dieta o la manera en la que te sientas.

El niño estaba pensando la situación, su vida en el orfanato era un asco, Sor Anabelle le pegaba mucho cuando se sentaba como solía hacerlo, en realidad le pegaba por cualquier cosa, además si protestaba sobre su maltrato no le daba de comer así que decidió aceptar.

— Iré con usted, pero debe prometerme algo por favor — el niño lo decía en su viz monótonoa con un dejo de suplicia en su voz.

— ¿De qué se trata Elle? — preguntó el inventor al ver la cara suplicante del niño.

— Primero me llamarán L y segundo si me pegan me iré de ese lugar — el menor fue contundente.

— ¡Espera un momento! ¿Aquí alguien te golpea? — preguntó alarmado el mayor — ¿tienes marcas? ¿Podrías mostrarme por favor?

El niño asintió y le mostró sus brazos los cuales tenían varios moretones provocados con una vara muy gruesa, recordaba que los más recientes fue porque había pedido de comer a Sor Anabelle.

— ¿Quién te hizo ésto L? Igual te vas a ir de aquí, no temas — el mayor preguntó en un tono paternal odiaba que maltrataran a los niños.

— Sor Anabelle, esa mujer me odia porque no soy como los demas niños — el niño respondió escondiendo de nuevo sus brazos.

El menor empezó a empacar sus pocas pertenencias por sugerencia de Wammy, en eso el mayor se comunicó con la policía para que arrestaran a la monja por maltrato infantil, ese orfanato pasaría a ser una de sus caridades para que los niños encontrarán hogar pronto.

Así pues el hombre se llevó al niño a su nuevo destino, cuando Elle se subió al auto Wammy pudo ver que se sentaba en una forma extraña (se sentaba en una posición fetal) a lo cual estaba un poco acostumbrado por los habitantes del orfanato.

— Gracias Señor Wammy — dijo el niño.

— Llámame Watari a partir de ahora L, te lo agradecería — le dijo el mayor al niño.

— Está bien Watari dijo el menor poniéndose un abrigo color zanahoria.

***

Cuando llegaron a su destino estaba empezando a nevar muy fuerte, así que corrieron a la entrada. Roger, el asistente de Wammy los recibió.

— Bienvenido de nuevo Señor Wammy — se giró mirando al niño y dirigiéndose a él — supongo que tú eres nuestro nuevo integrante ¿Cómo te llamas, pequeño?

— Soy L, mucho gusto — el niño extendió su mano al mayor.

— Roger acomoda a L en su habitación y has que baje para presentarlo con los demás niños — dijo Wammy dándole las indicaciones a su asistente mientras se quitaba el abrigo — ¿Mi hija cómo se encuentra?

— ¡Si señor! – respondió Roger – La señorita está bien, en éste momento está en la sala de estar.

Wammy se dirigió a la sala de estar para reunirse con su hija, mientras Roger acomodó a L en su habitación, una estancia mucho más agradable que la del orfanato. Le indicó donde estaba el baño, la cocina, la biblioteca y de ahí bajaron a un salón donde estaban los demás niños.

El menor se dió cuenta de algo, que solo había una niña y estaba de la mano de Wammy suponía que era su hija, pero era una niña con un aspecto amable y dulce, tenía tal vez 7 años, tenía el pelo castaño claro y ojos verdes, para L era la niña más bonita que había visto en su vida.

This is the first day of my life
Swear I was born right in the doorway
I went out in the rain, suddenly everything changed
They're spreading blankets on the beach


Wammy presentó al menor a sus compañeros a lo cual él respondía a sus nombres diciendo mucho gusto, al final le presentó a la niña.

L ella es mi hija Lita señalando a la niña quien estaba detrás de él mirándolo de manera tímida — ella pasa mucho tiempo aquí en la casa, así que pueden conocerse y tal vez ser amigos.

— ¡Hola L! — saludó la niña — Me gusta tu abrigo, es muy bonito.

— Hola Lita es un gusto conocerte, me llamo Elle — el niño le estrechó la mano — ¡gracias! Eres muy amable — al decir esto el pequeño pelinegro se sonrojó un poco.

Cuando fue la hora de la comida, Lita se sentó al lado de L y le dijo

— Oye, ¿Por qué a los demás les dijiste que te llamabas L y a mí que te llamas Elle?

El niño se encogió de hombros y pensó la respuesta.

— No lo sé, pero creo que puedo confiar en tí, fue la impresión que me diste por eso te doy mi nombre real — respondía el niño mientras comía una ración de pastel.

— ¡Gracias! Es muy tierno de tu parte — la niña miró al suelo y luego preguntó — ¿te gustaría que fuéramos amigos?

— No sé cómo ser un amigo — le respondió Elle y la niña hizo una cara de tristeza — ¿pero me podrías enseñar?

— Claro que si! Seremos amigos para siempre.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top