Capítulo XXIX: Libertad.
Todo se desarrollaba demasiado normal en la ciudad de Teoxon, tal vez demasiado normal en comparación a otros días.
Un grupo de niños habían desbaratado el seguro de un lindo grifo, con ayuda de un adolescente quien parecía muy contento con la situación al observar tal escena. El jugueteo de los niños en lugar de molestar a los transeúntes de las calles, parecían avivar la felicidad al verlos chapotear en el agua para saciar el calor de ese tan normal día.
El agua de a poco se convirtió en barro ensuciando sus coloridos trajes de baño en el parque central de Teoxon entre risas inocentes y llenas de alegría.
Una pareja de enamorados se encontraba compartiendo una rica malteada de chocolate con unos lindos trozos de pastel de fresa que decoraban la pequeña mesa en una tierna y cursi imagen, casi sacada de una postal.
Trabajadores salían de sus puestos rumbo a sus casas en una confortable y esperada hora de almorzar, para descansar de sus rutinarios y aburridos trabajos.
Una madre y su hijo de unos 15 años, devoraban ricos helados luego de una cansadora mañana haciendo compras, un montón de bolsas de distintos tamaños y colores decoraban su alrededor.
El día estaba demasiado caluroso y la madre, quien se veía demasiado joven para tener un hijo adolescente, pidió amablemente al muchacho que fuera por una soda para ella, y este aceptó con unos leves refunfuños al tener que levantarse de su descanso.
Pero esa madre, no sabía que esas palabras serían las ultimas que le diría a su hijo en su corta y, para un adolescente, complicada vida.
Su hijo que solo tuvo una probada de lo que era la vida, sería la primera víctima, la primera sangre derramada, el primer grito, el primer sonido de desgarro que desencadenaría el fin del mundo como se le conocía.
El adolescente ya había terminado su compra cuando el cielo había empezado a enrojecerse de ira. Un viento, demasiado repentino para ese caluroso día, azotó el cuerpo de los presentes haciendo danzar y elevar sus cabellos, causando que taparan sus ojos al levantarse una gran capa de tierra por encima de ellos.
Cuando al fin la tierra se había calmado, las miradas, todas las miradas, se fijaron en el cielo enrojecido de furia. Unas nubes con formas circulares comenzaban a formarse sobre ellos, para luego unos difuminarse en el color rojo.
Por entre uno de esos tantos círculos, algo emergió. Una mancha ennegrecida caía en picada amenazante de destruir cualquier rango de tierra en donde cayera cual meteorito. Pero si ellos creían que algo así era malo, lo que se venía, era demoniaco. Y lo era.
A medida que la mancha se acercaba, se tornada más grande y definida, la mayoría de los humanos que se encontraban observando se mantenían congelados con suma curiosidad mirando el cielo creyendo que quizás era algún engaño visual, pero claramente no lo era.
El adolescente, aún con la gaseosa en la mano, parecía ponerse pálido y desmayarse en cualquier momento, intuyendo su propia muerte.
La luz de lo que fuese que estuviese cayendo desde el cielo iluminó sus ojos provocando que le ardieran y los cerrara con dolor, para luego abrirlos al mismo tiempo que escuchó un gran y estruendoso sonido frente a él.
Subió la mirada con temor, para observar la bestia que había caído frente a él, amenazando su corta vida.
Garras enormes, ojos alargados y rojos como la sangre, narices húmedas, con un lomo elevado casi puntiagudo que relucía una pequeña llama color azul, y osicos con dientes afilados botando hilos de baba.
Un cerbero. Un cerbero daría fin de la vida del joven muchacho y de muchos más. Malévolo, siniestro, sediento y hambriento de carne humana, acumulada por siglos. Ese hermoso cerbero fue la pólvora para el maravilloso disparo que se venía, pero aún faltaba apretar el gatillo.
Un grito de su joven madre, quien no se encontraba muy lejana al cerbero, descongeló la imagen con un grito ahogado, despertando así, la furia y desesperación del cerbero quien rugía de hambre. De no ser por ese grito, el muchacho habria podido salir con vida de tal escena si tenía la suficiente suerte.
Pero no, el destino no lo quiso así, o, mejor dicho, el cerbero no lo quiso de esa manera.
El despertar furioso de la bestia, logró que todos los expectantes corrieran despavoridos a refugiarse en gritos brutales y repletos de temor, como si hubiera al mismismo diablo, pero apenas, estaban viendo una pisca de él.
El muchacho quien aun oyendo los gritos y el rugido se mantenía parado con las piernas sin responderle, la soda en la mano y los ojos aguados.
Fue tomado por el cerbero de la cabeza, agitándolo por los aires, para luego repartírselo entre los tres osicos por pedacitos, cortándole cual ramita que les tiraron para ir en su búsqueda.
El crujido de huesos y el desgarro de ropas, despertó a aquellos que se mantuvieron demasiado tiempo en el infierno, por demasiado tiempo ahogándose en su hambre de humanos.
Solo eso hizo falta para la real masacre que comenzaría en la ciudad de Teoxon. Ese sonido destapó los portales infernales, abriendo paso a demonios y seres infernales que caían en picada desde el cielo, dejando agujeros en donde fuese que cayesen, matando y devorando a todo aquel que tuviese la mala suerte de atravesarse en su camino, hacer cualquier ruido o simplemente, si respiraban demasiado fuerte.
El cerbero ya se había dado su delicioso, aunque pequeño, festín humano, cuando una roca le cayó en su pata trasera. Se volteó enrabiado y sangre caía por sus enormes bocas.
Su madre, que en un acto de demasiada valentía, o demasiada estupidez, se enfrentó de manera temerosa a la bestia entre mocos y lágrimas.
El cerbero soltó una risa al unísono, con profundidad y siniestra, para luego mirar detenidamente a la mujer con bastante desdén, quien no movía ni un solo músculo al ver tal bestia frente a ella.
—Pagarás por tu osadía, insignificante humana —Dijo la cabeza de en medio, con aires de amenaza.
La mujer cayó de rodillas al oír esas palabras, con su cabello rojizo pegado a sus mejillas y el pecho agitado.
La cabeza que comentó esa linda, y algo siniestra amenaza estiró su cuello hacia la mujer dando a mostrar unos músculos casi deformes y la tomó por sus largos cabellos, causando gritos de dolor, casi chillando, pero no bastó mucho tiempo para que estos cerraran abruptamente.
Lanzó a la bella mujer por los aires, incluso haciéndole perder un zapato, y parándose en dos patas recibió con una enorme boca, el cuerpo de la mujer que con un solo bocado, partió su cuerpo y cayeron los trozos al piso, para después las cabezas laterales pelearse por el trozo de carne más grande.
Un hombre observaba con repulsión y asco la escena, escondido entre las ramas de un árbol que parecía tener mil años de vida.
Sabía que no duraría mucho si seguía ahí, así que tomó la decisión de salir, aprovechando que el cerbero estaba distraído para salir por el lado contrario a él. Gran error.
Una gran masa de color azul con transparencias y pequeños bellos color blanco se asomó frente a él, parecía devorar lo que sea que se le ponía en frente. Y así era.
Una sustancia babosa de esa masa cayó en su brazo izquierdo, que fue expandiéndose por todo su cuerpo, devorándolo y quemando su piel, para luego pasar encima de él. La masa mayor le absorbió sin más, su cuerpo estaba sumido en dolor o eso demostraban frustrantes expresiones.
Por un costado de la linda masita con bastante hambre, paso una gran cobra de lindos colores opacos serpenteando, unos bultos se asomaban por su alargado cuerpo y mantenía unos enormes ojos amarillos relucientes.
Una mujer de no más de 25 años pasó corriendo frente a ella, agitando los brazos dramáticamente con un teléfono en su mano y arrastrando un enorme bolso deportivo.
Repentinamente la morena mujer se detuvo, y volteó con ojos vacíos hacia la cobra que mantenía su cabeza agachada y la boca abierta dando a mostrar unos enormes colmillos algo amarillentos. Soltó el bolso y el teléfono, camino robóticamente y como si nada a la boca de la cobra. Ella caminó por si misma a su propia muerte.
La cobra siguió su camino, con un lindo bultito extra.
Por entre las nubes, una sombra empezaba a tomar forma, una sombra con aspecto humano.
Una mujer con tez pálida, desnuda, de cabello negro largo que tapaba sus desnudos senos, y de ojos oscuros casi vacíos apareció dando forma a la sombra. Hilos negros como tela de arañas caían de su cuerpo contrastando con su pálida piel.
Abrió sus brazos en movimientos delicados y coquetos, soltó una risa bastante siniestra y con una voz opaca, su cabello comenzó a tomar vida cuando ésta abrió su boca, casi como serpientes en su cabeza y un lindo arete color dorado danzaba en su nariz.
La tierra había empezado a temblar, a sacudirse de ira.
Satán había pisado tierra,
Satán estaba en la tierra,
Satán era una mujer,
Satán, soy yo.
Algo cliché ¿No lo creen?
Pero lo no cliché es, que yo deje a los demonios y seres infernales sueltos en la tierra para que ellos mataran a diestra y siniestra, como fuese su maldito antojo.
Deje que el infierno se desatara sobre la tierra, sin impedimento alguno, sin amenazas, sin obstáculos, sin un "destierro" por temer, sin nada que les detuviera.
Las riendas de sus impulsos han sido soltadas, la furia e ira contenida por tanto siglos fueron expuestas cuando abri los portales del infierno a quien quisiese salir por ellos.
Incluso Sclauss disfrutaba la escena, aportando bastante en ella, ya saben, el espíritu de la guerra se marchita sin sangre, pero eso me hizo pensar que la masacre de la estación de policía, no fue solo para salvarme a mí, sino que a él también.
Mi ascenso estuvo marcado por promesas de libertad y masacre, y como ya saben, cumplí mi palabra.
Puedo asegurarles que aún espero para que se abra ese maldito ritual "la danza de la muerte" y ver el pálido y escuálido cuerpo de Ignon cayendo, para salvarle de la desdicha tortuosa del infierno y devolverle el favor de una vez por todas. Pero ni siquiera como Satán, estoy segura de que tal cosa pase.
Y cómo se imaginarán, siempre hay "personas" que disgustan de las ideas de otros, y con esas "personas" me refiero a los marcados.
A los marcados de otros reinantes del trono no les gustó para nada la libertad del infierno, invadiendo sus territorios, comiéndonos sus provisiones, y con provisiones, quiero decir humanos.
Pero yo tengo mis propios marcados, tengo mi propio clan de seres infernales y demonios capaces de dar todo por seguir dando rienda suelta a su sed de sangre.
El maravilloso hecho de crear y eliminar a mi antojo me gusta, me siento más poderosa que nunca, rompiendo la cordura de todo aquel que tenga la valentía de mirarme, vengándome de todo aquel que alguna vez me hizo daño, destruyendo sus recuerdos, quedándome su maldita vida para siempre.
El hecho de que los marcados ganaran esta lucha, es bastante difícil, pero no, no se rinden, y los humanos, se unieran a ellos, en una forma casi demencial, quizás teniendo una pizca de esperanza de salvar sus monótonas vidas.
A mi vista, la tierra debía ser limpiada de todo aquel humano dañino, sin respeto por los demás, por la naturaleza, que no hacia más que aportar al dolor, la ruina y la desdicha de otros. Sonaré hipócrita, pero de alguna manera creo que es una buena idea. Además, ¿Quién en estos tiempos no está corrompido?
Llámenme narcisista, pero la "Mano de dios" está demasiado corrompida con el tema del perdón, creyendo que con eso todo mejorará, y dejando el trabajo pesado al "Karma", si es que creen en ello.
En fin, esto no ha terminado para nada, de hecho, esto recién, es el principio del fin.
Nada bastaría para quitarme de este puesto, mi vida como una súcubo no era nada comparado con esto, con el poder de hacer y deshacer en mis manos, no seré arrancada del infierno nuevamente, aunque deba cocerme la piel al trono, y eliminaré a los humanos y los marcados, aunque deba apilar cadáveres en mil montañas y caminar bajo sus huesos. Aunque deba crear un infierno en la tierra.
Mi vida como humana estuvo marcada de dolor y desgracia, mi vida como una súcubo de lucha y deseo, y mi vida como Satán estará marcada por destrucción y masacre. La que alguna vez fue una simple demonia sexual bajo el reinado de un mandato muerto, ahora, era la dueña de ese trono, del infierno. Yo, soy la nueva reinante del mundo de los demonios, y si los marcados creen que podrán arrebatármelo, deberán quitar el arete de mi frio y ya repugnante cadáver.
¡Y... Este es el final queridos lectores!
😢😢😢
Que triste despedirse de esta historia, al menos para mi, pero espero poder desarrollar una segunda parte muy pronto, así que, si están tan ansiosos como yo por eso, les ruego muchísima paciencia, por favor 😄
Muy pronto estaré subiendo la historia de Sclauss, para aquellos que les gustaría leer su maravillosa y dolorosa historia 😢
Y otra pequeña cosita, no he recibido ningún capítulo por la dinámica de escritores, así que lo más seguro es que esta sea cancelada 😢
Por favor si les gustaría participar, dejenme un comentario para no cancelarla y que su maravilloso capítulo aparezca en la historia 😊
Nuevamente ¡Miiiiil gracias a todos lo que me apoyaron en este proyecto! De verdad, sin ustedes esto no hubiera sido posible, y creanme que estoy muy contenta por la aceptación de su parte❤ son los mejores del lectores del mundo ❤❤❤❤
¡Mil cariños para todos! Y los espero muy pronto en la historia de Sclauss, el espíritu posesivo de la guerra.
Besos😍😙
By: Demona.
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