Capítulo XV
Ese pitido que creía seria infinito, ceso muy lentamente de mis oídos, por un momento creí que estaban sangrando, pero al tocarme corroboré que no era así.
Mi vista se fijó en Ignon quien se incorporaba de a poco con una expresión de temor en su rostro diciéndome que lo que había pasado era malo, muy malo.
Nos levantamos con lentitud y el horror plasmados en nuestros rostros, Ignon trago saliva estruendosamente aumentando más aun mi temor.
—¿Qué paso? ¡Ignon! ¿Qué significó eso? —palmee su hombro tratando de sacarlo de su temeroso trance.
—E-Es el Master —su voz se tornó quebrada —nada bueno se viene demonia, nada bueno.
—¿Debemos ir?
—Sí, pero yo no quiero ir.
—Quizás de qué manera venga a buscarnos si no lo hacemos, así que mejor muévete.
Tomé su mano con delicadeza tratando de traspasarle seguridad, pero claramente yo no tenía la suficiente.
Caminamos con mucha calma al primer piso de mi preciado infierno, el glorioso trono de Satán se encontraba vacío, pero en un parpadeo apareció sentado humeando por su nariz.
Ambos nos arrodillamos instantáneamente, nunca vi a Ignon arrodillarse ante Satán y fue muy extraño.
Agachó su torso hacia nosotros, por un momento sentí su fría mirada encima de mí, y su molestia era extremadamente notoria a pesar de no ser muy expresivo. El humo que expulsaba por su nariz movía ligeramente su arete dorado con el cual era decorada y su olor se volvió más fuerte.
—¡Eres una idiota! —Me gritó con voz siniestra y enojada.
La fuerza invisible que el provocaba, me levantó azotandome reiteradas veces en el suelo.
El dolor recayó en todo mi cuerpo de manera casi fulminante, mi sangre broto desde mi nariz y labios hacia el suelo. Trate de luchar, pero era como ver a una mariquita tratando de zafarse de las manos malévolas de un humano que quiere quitarle sus alas.
Me sentí el bicho más insignificante reviviendo a viva voz los recuerdos de mi vida como una simple humana.
Un grito de Ignon avivó mis sentidos y produjo que Satán detuviera su masacre contra mí.
—¡Master deténganse! ¡Fue mi culpa! ¡Ya basta!
Su mirada cambió lentamente de dirección hacia Ignon.
—Me decepcionas demonio —respondió satán bajando su voz cual padre se decepciona de su hijo.
—Lo lamento Master yo no lo informé a la súcubo sobre...
Un grito rebosante de furia haciendo ecos malévolos por las paredes infinitas del infierno detuvo el intento de disculpas de Ignon.
—¡Ibas a ser mi descendiente! ¡Te confié cosas importantes! ¡Y así me pagas!
Satán me soltó desde las alturas y caí sobre un pozo de mi propia sangre, los crujidos de mis alas y lo que supuse eran mis huesos sonaba de manera estruendosa.
—¡Esa maldita súcubo tiene poder sobre ti!
¿Yo? ¿Poder sobre Ignon? Creí haber escuchado mal por mi extremo dolor corporal y los crujidos sonoros de mis alas.
¡Era casi imposible que eso fuese verdad! Pero ese "Casi" me dejo ver entre líneas. ¿Podía ser que Ignon sintiera algo más que simples deseos carnales por mí? ¿Sentir amor por mí?
No, nunca más. Y aunque rechazar a quien se convertiría en el rey de los demonios, el próximo señor de las tinieblas, conllevara peligros, lo haría.
No quería, ni había lugar en mi vida para amor, sufrí y viví lo suficiente para saber que el amor no entraría más en cabeza, yo solo quería sexo, lujuria, poder sobre el hombre que deseaba, no sentimientos.
Nuevamente esa fuerza levantó mi demacrado cuerpo y yo simplemente, deje de luchar dejando en manos de Satán mi destino.
Una de sus manos se acercó a mí, y sus garras quitaron de cuajo una de mis alas que se despegaron con sumo dolor de mi espalda sonoramente. Mi sangre quedo plasmada en el piso bajando por mis piernas y junto con mis lágrimas, mi dolor broto sin haber manera de detenerse.
Mi otra ala salió también de la misma forma junto con mi cola, pero aún quedaba lo peor, mis cuernos.
Abrí mis ojos por unos segundos, rogaba que Ignon hiciera algo que lo detuviera, pero solo observaba enfurecido y resignado.
Mis alas y mi cola cayeron al suelo sobre el pozo de mi sangre al lado de las pezuñas ennegrecidas de satán rebotando dramáticamente.
Levantó mi cabeza con dureza, tomo mis cuernos con las puntas de sus dedos y sin ningún esfuerzo las quitó de mi cabeza dejando un agujero horrible sobre mi frente y mis carnes vivas y palpitantes a flor de piel.
Me soltó nuevamente y caí sobre el charco de mi sangre, llorando a mares, acariciando mis alas y mis hermosos cuernos ya fuera de mi cuerpo.
—¡Tu error será tu perdición! ¡El destierro será tu siguiente vida! ¡Hasta que tu alma deambule sin propósito por la tierra!
No presté mucha atención a sus palabras, ya que se ésta se centraba en Ignon, quien era elevado con lentitud.
—¡Y tú! —se escuchó muy enrabiado apuntando su garra a Ignon —¡Serás desterrado con ella por su ineptitud!
Vi como una luz verde fluorescente igual que las almas rodeaba su cuerpo haciendo que se retorciera y dando vueltas mágicamente, se vio mucho menos doloroso.
Satán solo se ensañó conmigo.
Esa luz desapareció de mi vista cuando, en lugar de ver el cuerpo de quien fue mi salvador, se tornó un bulto negro sin definición alguna, casi como una masa pegajosa.
Cayó fuertemente a mi lado sobre mi sangre, moviéndose con ímpetu.
No podía creerlo, Ignon se convirtió en una masa ennegrecida que hacía movimientos con lentitud deformándose completamente.
Un circulo de fuego muy parecido por donde entre por primera vez al infierno apareció al costado izquierdo de nosotros y una patada furtiva de la pezuña de Satán nos introdujo dentro de ella con mucho dolor, al menos, para mí.
El sufrimiento que eso me causó, logró hacerme perder la conciencia, no sin antes abrazar a ese bulto negro que era Ignon y notar como mi vista panorámica, era totalmente oscura.
Pero esto no sería mi final, aunque tuviera que renacer como una desterrada, mi próxima misión la descubrí en el mismo momento que mi ala fue arrancada sin piedad de mi espalda, y la cumpliría si o si, aunque ese bulto negro, fuera mi única ayuda.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top