Capitulo VIII
Decidí que averiguaría más, dicen por ahí que la curiosidad mató al gato, pero ese gatito quizás qué maravilla logro ver antes de morir y yo prefería morir averiguando.
¿Morir?
¡Ya estoy muerta!
Mi curiosidad me llevo nuevamente a esos mapas, que resaltaba con un ligero color café. El color café ocupaba casi ¾ de ese mapa, y por lo que entendí, todo eso era parte del reino "Inuezeroth".
Tenían un montón de tierras, y solo quedaban algunas partes aisladas, rodeados de sus mismas tierras, pero aún así me flotaba la pregunta en la cabeza ¿Por qué llamar a unos guerreros asesinos?
La voz de ese raro Lord me distrajo de mis pensamientos y solo debí avanzar un poco para saber exactamente la verdad.
Camine hacia un pasillo en la parte trasera de a oficina a la que llegamos, logre divisar que era alargado y con unas cuantas puertas, ese lugar hacia que cualquiera se perdiera en una especie de laberinto, pero una luz resplandecía de una de esas puertas, y solo debí acercarme para oír más.
Ahí se encontraba el raro y varonil Lord Mistre, a la luz de las velas, algo asustado y con las manos en su cabeza, tocaba suavemente sus cienes con las yemas de sus dedos y tenía un ligero tic en sus dientes.
—No puedo hacerlo.
Tic,tic
—No puedo.
Tic,tic
—Esto puede ser malo, muy malo.
Tic,tic,tic,tic
¿Qué cosa puede ser tan mala para tener a un hombre así?
Me acerqué a él, se sentía su desesperación a leguas, y tenía un ligero olor a sudor.
—¿Qué cosa cariño? —le susurré suavemente al oído, sin dejarme ver por él, mi idea era que soltara todo, mi curiosidad fue la gran clave para obtener mi alma.
—¡¿Qué, que?! ¡¿Quién eres?! ¡¿Dónde estás?! —gritó dando vueltas y observando para todos lados.
—Frente a ti cariño —volví a susurrarle, más de cerca note que sus ojos eran de un lindo color avellana.
—¡No, no, no te veo! ¡Muéstrate! —gritó nuevamente sacando una delgada y reluciente espada, con un mango algo ondulado.
—Solo dime tus miedos cariño, quizás pueda ayudarte —respondí, convirtiendo su espada en una deliciosa mazorca.
¿Cómo hice eso? No lo sé, pero creo que a eso se referían cuando me dijeron que tendría nuevos poderes para defenderme.
Asustado se arrinconó, sudando frío, con ambas manos en la pared, observando detenidamente la mazorca que antes era su reluciente espada y respirando agitadamente.
—Dime a que le temes.
—Me, me, me mandaron a engañar a esos asesinos.
—¿Quién cariño? ¿Quién es el culpable de tu miedo?
—Ese maldito brujo, Ru, Rushier.
—Explícame —le pedí susurrándole mas cercana su oído
—E, esos asesinos, le, le quitaron el trabajo a ese brujo, y, me amenazó con que —tragó saliva duramente —s, si yo no los mataba, me quitaría mis tierras.
Ahí estaba la madre del cordero, el problema, el olor fétido de todo esto.
—¿Cómo le quito el trabajo?
—Lo, los del mandato de reinos prefieren llamar a los del clan de guerreros asesinos en vez de al brujo, son, son mucho más eficientes y se convirtieron en la ruina para Ru, Rushier.
—¿Te ensuciaras tus manos con sangre por una amenaza de un brujo que ni siquiera es solicitado? Eres más estúpido de lo que creí.
Tragó saliva nuevamente y pasó su dedo índice por el sudor marcado en pequeñas gotitas que brillaban en su labio superior.
—¿Me, me ayudarás?
Solté una pequeña risa malévola que reboto en las paredes cual pelota
—Soy un demonio cariño, yo... no ayudo a nadie.
Soplé la pequeña vela que mantenía la iluminación y me fui dejándolo atrás, sumido en miedo y desesperación.
Era el momento justo, cobraría mi alma guerrera dejando atrás una marca de sangre por cumplir mi cometido.
Llegué al feo y maloliente establo donde dejaron que el clan se alojara, no sin antes haber tomado los mapas del reino, eran mis pruebas para cobrar mi alma.
Tomaban una especie de sopa con una gran variedad de verduras, no se veía rica, pero ellos devoraban como si no existiera un mañana, entre sopa y manotazos.
Decidí dejarlos tragar antes de darles la noticia.
****
—¡Vaya que demoraron muchachones! —exclamé acercándome lentamente, tratando de ocultar mis alas, algo no muy fácil.
—¡¿Quién eres tú?! —gritó Seth, lo reconocí perfectamente, sus ojos irradiaban furia a la luz de la pequeña fogata frente a él.
—Alguien que les ayudará.
Sacó una enorme espada tras su espalda, con una punta ovalada y un mango envuelto en una especie de goma. La espada del Lord marica era un meñique al lado de la de Seth. Era un desperdicio convertirla en... no sé, una zanahoria así que solo la ignoré.
—Eso no servirá conmigo cariño, mi única perdición, son los penes.
Bajó la espada, y rió estrepitosamente, escupiendo y dándose palmadas en él muslo burlescamente, pero está se detuvo cuando abrí mis enormes alas a la luz de su fogata.
—¿Qué eres? —preguntó Seth con una curiosidad notoria y él ceño fruncido
—La solución a sus cercanas muertes —levanté un dedo —y tambien, una demonia.
Todos abrieron sus ojos, uno de los tipos corrió hacia mí en fan de atacarme, si mal no recuerdo era el que mosdisqueba la ramita de trigo, pero Seth lo detuvo poniendo su mano en él camino.
_¿Cercanas muertes? —preguntó incrédulo.
—Si precioso.
—¡Explícamelo todo! ¡O sacaré tus alas como a una mosca!
Levantó la espada poniéndola bajo mi barbilla en claro tono de amenaza, la cual bajé con mi dedo índice a la vista de Seth.
—¡Jah! No lo harías ni aunque pudieras —me acerqué a su rostro mirándolo fijamente y junte su nariz con la mía.
Levantó una ceja, y su vista bajó hacia mis pechos.
—¿Te gusta lo que ves?
Bajó la mirada y se sonrojó, fue muy raro ver a un gigante hombre con aspecto de gorila sonrojándose.
—¡Habla espectro del demonio!
—Gracias —respondí con un sonrisa en mi rostro.
Me miraban con ojos de furia y parecían estar listos y dispuestos para atacar en cualquier momento.
—Pero... esta crucial información para sus vidas, tiene un precio.
—¿Cuál sería?
—La módica suma... de un alma —mis ojos negros se abrieron por un segundo reluciendo.
—¿Quieres un alma?
Asentí
—Explícate.
—Son demasiado tontos para lo bellos que son ¿No creen?
Todos callaron, cuando escuché claramente como uno de ellos tragó saliva dramáticamente.
—Les explico, a cambio de esa gloriosa e importante información que yo poseo, uno de ustedes deberá sacrificarse por el equipo y acostarse conmigo ¿Se entiende?
Todos rieron y levantaron sus manos ofreciéndose.
Proseguí con mi malévola petición.
—Pero... el que se sacrifique, morirá.
Sus ojos abrieron y bajaron las manos algo asustados.
—¿Quieren una pista?... Vean esto.
Solté el mapa y cayó en las manos de Seth.
—Lo que está de café, son las tierras de este cochino reino —me senté en unos fardos de paja que se encontraban apilados en una esquina.
Todos observaban el mapa, susurrándose.
—Tienen 5 minutos para tomar una decisión —y desaparecí de sus vistas.
Claramente solo me oculte para que no me vieran, pero yo seguía ahí.
Estaba más claro que el agua, ese Lord marica tenía algo planeado contra ellos y al parecer no fueron tan idiotas como creía que eran. Pasaron unos minutos para que se decidieran.
—Aparécete demonia, ya tenemos lo que quieres.
Aparecí sobre ellos, con mis alas resoplantes agitando sus cabellos.
—Elige a quien quieras.
—Claramente no confió en ustedes.
Apunté a uno de los roncantes hombres de la carreta, moreno de cabello algo largo y nariz ancha.
—Ven acá muchachón.
Se acercó, me instalé sobre sus hombros cual murciélago, con mi enorme garra índice amenazando su cuello.
—Muy bien, empecemos con esto. Lo que está de café son las tierras de ese Lord marica que los llamo aquí, bastó un pequeño susto para que soltara toda la verdad cual serpiente botando veneno.
Sus miradas se fijaron en mi.
—Ese Lord marica planea matarlos. ¿Por qué? Porque está siendo amenazado por un brujo, llamado... Rushier, si no me equivoco, ¿Lo conocen?
Asintieron sin pronunciar palabra alguna.
—Ok, ese llamado brujo quiere verlos muertos, porque ustedes —Los apunté —les han quitado su trabajo. ¿Cómo? los soberanos, reyes, lords o lo que sea que reine en este extraño mundo, prefieren llamarlos a ustedes en vez de a él para hacer el trabajo sucio.
—Pero Rushier nos ayudó.
—Te desvías del punto cariño.
—¿Qué es?
—Que ese disque brujo quiere verlos muertos a como dé lugar y ese Lord marica, puede actuar en cualquier momento.
Todos en ese momento sacaron sus trucos bajo la manga, y con eso me refiero, a armas.
—Y les sugiero que empiecen a cuidarse las espaldas, porque desde ahora... tienen uno menos —levanté a mi muchachón con fuerza en los aires.
—¡Noooo! —Seth gritó con furia.
Alcé al gigante hombre por los cielos a la mirada atenta de ellos, esquivando flechas que el otro roncante hombre me lanzaba una tras otra, en un cielo casi amaneciendo.
Cuando algo distrajo sus miradas.
Un grito...
Uno de los suyos había sido apuñalado con frialdad por la espalda.
Caballeros del reino con radiantes armaduras y armas se acercaban rapidamente a ellos, moviendo sus espadas danzantemente, mientras yo sobrevolaba con una hermosa vista panorámica de la masacre.
Sangre brotaba como lluvia, pedazos de hombres volaban por los aires, extremidades caían rebotando en él piso, recuerdo claramente ver una cabeza siendo lanzada por los aires y cayendo al piso aún chorreando sangre tibia, y mayoritariamente siendo desmembrados por Seth.
En ese momento, agradecí no haberlo escogido.
—¡Suéltame maldita! ¡Debo ayudarlos! —se agitaba ferozmente de mis brazos.
—Tú ya eres mío no podrás hacer nada por ellos, y de todas formas, ellos ya firmaron su sentencia de muerte viniendo aquí, y tú, también firmaste la tuya.
Dejó de luchar y me alejé volando hacia él lugar donde había aparecido al principio de mi aventura, las flores hermosas y olorosas decoraban bajo mis pies, dejando atrás esa maravillosa masacre sangrienta.
Un regalito para mis lectores :3
¡Este es mi capítulo favorito!
Ojala les guste ❤
By:Demona
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