28

Si Steve tuviera que elegir algo que más le gustaba de visitar a Bucky a su piso, era el piano. Un piano de cola que acapara una parte del salón, justo en frente del gran ventanal.
El piano era de color blanco roto, era brillante por el cuidado que su dueño le daba. Cada trimestre venía alguien a darle cera, afinarlo y a diario se limpiaba del polvo.

Bucky conservaba ese piano desde que era pequeño, era de su abuelo. Y por extraño que parezca, él no sabía tocar el piano. Era una decoración del salón.

Pero Steve si que sabía. Y a él le encantaba ese piano.

La música de ese piano era totalmente diferente a cualquier otro. Era más dulce, más melodioso, más sutil.

Siempre tocaba con los ojos cerrados, así sentía más las emociones que quería transmitir la melodía. Se sabía de memoria millones de canciones y tenía totalmente dominado cada lugar de cada nota. Por eso no era para nada difícil tocar sin ver nada.

A veces ni siquiera tenía que memorizar una canción. La componía sobre la marcha. Todo dependiendo de su estado de ánimo.

Fue el propio padre de Bucky quien le enseñó a tocar, en ese mismo piano. Por eso cuando lo toca le recuerda siempre a su infancia y los bonitos momentos que pasó. Tanto en su casa, como con Bucky. Sobre todo le recuerda a los momentos previos de cuando se alistaron al ejército.

Sin duda, esos fueron los peores años de su vida.

Odiaba la violencia, la muerte, la sangre, odiaba eso. Y aún así, después de salir de esa pesadilla... sigue viviendo del sufrimiento de otras personas.

Una nota mal ejecutada desencadenó que toda la melodía perdiera forma. Culpa de los pensamientos. Antes de abrir los ojos, suspiró. Se sentía frustrado, la melodía le transmitió eso.
La melodía le recordaba lo que hacía hoy y eso le frustraba.

Cuando abrió los ojos, vio a Peter en el sofá, mirándolo fijamente.

- Tocas precioso...

- Gracias...

Steve no apartó la mirada de las teclas, quiera seguir tocando, pero dio por hecho que era suficiente. No quería volver a pasarlo mal mientras tocaba.

- ¿Tu sabes tocar?

Fue Steve quién preguntó. Esta vez mirándolo.

- No... siempre quise aprender pero mis padres decía que era una perdida de tiempo. Que me esforzará en los estudios y ya...

- Que idiotas...

Peter no dijo nada respecto a eso, pero sabía que Steve tenía razón.

Sus padres eran unos idiotas.

- A mi... tocar... me ayuda mucho. Siento que puedo ser yo mismo haciendo esto y eso me gusta. Me gusta mucho.

Peter no apartaba la mirada de Steve, le encantaba escucharlo y sobre todo le encantaba que el rubio se abriera a él de esa forma. No pensó que el mayor algún día le hablaría de la forma en la que le está hablando ahora mismo y nunca se sabe cuándo será la próxima vez.

- ¿Quieres que te enseñe?

- ¿Como?

- Que si quieres que te enseñe a tocar el piano.

- ¿Tu a mí?

- ¿Quién más sino?

- Perdón...

- No te disculpes, ven y te enseño lo básico.

Peter se levantó del sofá y se acercó a Steve.

El contrario le hizo un espacio en la banqueta para que pueda sentarse a su lado. Y así hizo.

Los dos estaban sentados, uno al lado del otro, inevitablemente se estaban tocando.

Steve comenzó a explicarle. Como tocar una canción en diferentes entonaciones, las notas, la disposición de los dedos y todo lo básico para poder tocar el piano. También le explico cómo leer una partitura. 

- De acuerdo te enseñaré una canción muy sencilla, es la primera que aprendí...

Comenzó a tocar, era una canción de nana. Algo muy sencillito que Peter sin problema captó al instante, o eso pensaba él.

- Te equivocaste con el orden de notas. Pon tu mano derecha encima de la mía.

Peter con su inocencia lo hizo.

Steve comenzó a tocar las notas correspondientes a esa mano. Haciendo que los dedos de Peter también se muevan.

- ¿Lo notaste? Es índice, meñique, corazón, anular, anular, corazón, meñique índice. ¿Entiendes?

Peter asintió con la cabeza gacha y las manos escondidas entre sus piernas. Cualquiera que lo vería así pensaría que lo acababan de regañar. Pero en realidad, quería esconder su gran sonrojo. 

- ¿Pasó algo?

- No no...

- ¿Lo intentas?

Peter levantó un poco la cabeza y su mano derecha. Comenzó a tocar, ahora en el orden que Steve le había dicho.

- Ahora sí. Lo más difícil de tocar el piano es controlar las dos manos, porque siempre van a hacer algo diferente y eso es algo difícil de controlar. Pero con la práctica y el esfuerzo lo conseguirás.

- ¿Puedes tocarme algo?

- ¿Tocarte a ti?

- Sí...

Steve sonrió con una ceja levantada.

- ¡O sea, una canción!

Steve río entre dientes mientras que Peter se sonrojo más de lo que ya estaba.

- Tranquilo, lo había entendido a la primera.

Peter lo miro con ceño fruncido y mofletes hinchados.

- Ya ya, no te enojes. Te tocare algo.

Enseguida Peter quitó esa cara y Steve  cerró los ojos y comenzó a tocar. Algo inventado.

La canción empezó muy rudo, representando el cómo se conocieron, una manera muy mala y fea, por culpa de Steve.
El rubio no se quería bajar del burro, eso cambia que realmente le dolió ver a Peter en ese estado. Odiaba la violencia, pero era su trabajo.
Pasó el tiempo y se volvieron a reencontrar, de una manera... también mala. La melodía volvió a ser brusca.
Pero baja su tono cuando llegamos al momento en el que comenzaron a hablar y a convivir.
La canción comienza a ser más tranquila y menos ruda, representando el momento en cuando Steve, descubre que tiene una marca de enlace. Obviamente, enlazandose de por vida con Peter.

Steve, dejo de tocar. Y fue en ese momento que se dio cuenta que Peter está apoyado en su hombro.

- Fue preciosa.

- ¿De verdad te gustó?

- Muchísimo.

- Peter...

Peter levantó la cabeza y lo miro. Lo vio con un semblante serio, pero su mirada decía que estaba hundido en más profundo de los fangos.

- ¿Si?

- Te quiero pedir perdón... por todo lo que hice en su momento... yo no quise y aún así me deje llevar y... lo hice. Lo siento de verdad.

Cuando Steve miró a los ojos de Peter, se podía notar la sinceridad y el arrepentimiento.

Peter se incorporó.

- ¿No querías?

- No... yo no quiero esto...

- ¿Y por qué lo haces?

- Porque es mi trabajo y prefiero mil veces más hacer esto que estar en el ejército...

- Pero siempre hay una solución. Seguro que podrías encontrar trabajo en cualquier otra cosa... ¿Tú estudiaste?

Steve se angustio y ahora era él quien agachaba la cabeza.

- Sí...

- ¿Que hiciste?

- Bellas artes.

- ¿En serio?

- Sí.

- O sea, que también dibujas.

- Dibujó y pintó.

- Eso es precioso.

- ¿Tu crees?

- Obvio que sí Steve. ¿Por qué no haces lo que te gusta?

- Porque es difícil encontrar algo relacionado con este tipo de estudios. Fue una perdida de dinero para mis padres y una perdida de tiempo para mí.

- ¿Por qué no enseñas?

- Peter... no te preocupes por eso. Solo acepta mis disculpas, por favor.

Peter lo miró entristecido, pero aceptó sus disculpas.

Los dos apartaron la mirada y quedaron en una silencio realmente incómodo.

Steve tenía el sentimiento de decirle a Peter lo de la marca de enlace. Es obvio que la marca es con Peter, no había interactuado con otro omega desde hace muchísimo tiempo.

Pero decidió que no.

Prefería dejarlo así por ahora.

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