13
Cuando un lobo está en un enfrentamiento, su pareja hembra se esconde debajo de su cuello. Esto hace parecer que ella está asustada, pero en realidad, solo está defendiendo el punto débil de su pareja. Si el contrincante ataca al macho, la hembra podrá atacar y defender el punto vital de su lobo.
Peter estaba sentado en las escaleras del porche. Estaba comenzando a caer la noche. Abrazaba sus piernas, en donde escondía su rostro entre sus rodillas. Estaba agobiado a la par que nostálgico. Se preguntaba a si mismo el porque todo esto había salido así. No comprendía muy bien porque el destino le había hecho eso.
Se dio cuenta este mismo día de su marca en los Alfas de esta cabaña. Wade ya la tenía desde el principio. Logan se la mostró esa misma tarde. Y Peter, la vio en cuando comenzó a consolarlo ese mismo días después del enfrentamiento con su padre.
No lo entendía, su frustración vagaba por su mente como un viento gélido de invierno. No podía comprender. Se sentía cautivo bajo el síndrome de Estocolmo, no lo podía comprender.
Sus sentimientos florecían demasiado y cuando realmente sintió que podía tener el control de sus emociones y que podía controlar la situación, realmente no lo podía hacer.
Tan cautivos de sus pensamientos, solo se dio cuenta que había alguien con él cuando una manta sobre él. Miró a su alrededor y vio a Wade a su lado.
- Perdón. Sé que me dijiste una semana, pero ya está haciendo frío y no quiero que te resfríes.
- No te preocupes, gracias.
Los dos se miraron y Peter pudo sacar un sonrisa. No podía fingir muy bien, pero realmente estaba agradecido por el gesto del Alfa.
- Bueno, entro ya. Logan está haciendo la cena así que cuando quieras puede ir a comer.
- Wade. ¿Puedo preguntarte algo?
- Sí claro, dime.
- ¿Por qué te tapas la cara?
La pregunta sorprendió, no se la esperaba. Nunca pensó que a Peter le interesaría eso.
- A bueno, prefiero no hablar de ello ahora.
- No eres feo.
Las palabras de Peter eran simples. Una oración muy simple que se clavaron en Wade de forma letal, dañando cualquier tipo de muro que había separando a Wade de sus reales emociones desde siempre. El muro comenzaba a agrietarse, pero el Alfa necesitaba mucho más que unas vacías palabras que no sabía si eran verdaderas.
- Pero si ni siquiera me has visto. ¿Cómo puedes saber eso?
- Peter me ha estado enseñando fotos. De hecho eres muy guapo.
Wade se rio nervioso y se puso de cuclillas al lado del Omega y acarició su cabeza con delicadeza.
- Yo ya no soy así como Peter te ha mostrado. He cambiado mucho.
- Tu físico puede cambiar, pero no el como eres. Peter ya me ha dicho que tu actitud siempre ha sido la misma. No creo que seas mala persona, solo eres muy intenso. Que en verdad, eso tampoco es algo malo.
Wade no podía más. Él tampoco pensó que esto iba a pasar, no entendía el como se pudo enamorar tan deprisa, ni siquiera pensó que el destino le tenía a alguien preparado.
- Sé que solo ha pasado un día. Pero es que... ¿Crees que me podrías dar un abrazo?
Peter giró su cabeza y lo miró, volvió a sonreír algo entristecido. Seguía bastante mal mientras pensaba en sus cosas, estaba vulnerable, decidió dejarle.
Wade se puso de rodillas en el suelo y se acercó a Peter para poder abrazarlo con delicadeza. El Omega rodeó el pecho de Wade mientras que el otro rodeaba su cuello. El abrazo era suave, una gran diferencia con el que tuvieron la primera vez. Realmente estaban muy cómodos el uno con el otro, era un momento de debilidad para los dos, realmente necesitaban ese abrazo. Ese apoyo.
- Gracias...- dijo Peter.
- ¿Por qué? Solo te he dado por culo desde que llevas aquí.
- Te necesitaba conmigo ahora, no me estoy sintiendo muy bien últimamente.
- ¿Quieres hablar de ello?
Peter negó con la cabeza mientras se hundía en el pecho del Alfa.
- ¿Necesitas algo más?
- Estar así está bien. Si te parece bien.
Wade en su respuesta se acomodó en el suelo mejor. Sentándose en el suelo y rodeando su cadera en el abrazo. Peter se hundió en el pecho del Alfa, apoyándose totalmente en él. Protegido en los brazos de Wade, se tranquilizó despacito. Tenía muchas ganas de llorar bastante, pero ahora se sentía bastante mejor.
En este momento, Peter tenía mucha confusión en su cabeza. Hace unos meses, su único Alfa era Chris. Y en cuestión de unos meses, ya había encontrado a todos sus Alfas, supuestamente. Nunca había pensado que tendría tantos. Echaba de menos a esos Alfas, pero en verdad, su vida había cambiado tanto.
Esto estaba escrito, esto debería de pasar.
- Wade.
- Dime.
- ¿Tú me quieres?
- Sí.
- Lo has dicho muy rápido y sin dudar.
- ¿Por qué debería de dudar de lo que siento? Sé que no soy el mejor de tus Alfas para decir esto, pero en serio, desde las primeras veces que he interactuado contigo. Desde que mi marca apareció, no he dudado ni un solo segundo en como me siento contigo.
Peter sonrió y se encogió de la vergüenza por lo empalagoso que era Wade en ese momento.
- ¿Por qué lo preguntas?- preguntó Wade riéndose suavemente al ver la reacción de Peter.
- Estoy teniendo muchas dudas y estoy asustado. Pero me has hecho sentir mejor.
- Está bien dudar, no todas las personas pueden tener sus sentimientos tan claros.
- ¿Qué pasaría si yo te rechazo? ¿Qué harías?- preguntó Peter apretando la camiseta de Wade.
- Lo aceptaría. No te puedo obligar a estar conmigo. Yo solo secuestro gente pero no obligaría a estar a nadie conmigo si no quiere.
Peter rio por su respuesta irónica, algo que el propio Wade se contagió.
- El caso es que, yo te quiero ver feliz. Peter, cuando me molesté porque durmieras con Logan era porque no sabía si tu realmente querías hacerlo. Pero si estás feliz y querías, no me importa. Siento si te he incomodado alguna vez, pero me gustaría que me tuvieras en cuenta, por lo menos solo conocerme, sé que puedo hacerte feliz. Por lo menos te sacaré algunas risas con mis tonterías. Te quiero mucho Peter, por favor, no estés triste, no me gusta cuando estás así.
Peter se calló. No era capaz de decir nada, si abría la boca comenzaría a llorar. Se escondió aún más en el pecho del Alfa. No hubiera imaginado que Wade le diría esas cosas.
El Omega subió su cabeza y beso la mejilla del Alfa. Dejando a Wade totalmente fuera de órbita unos segundos.
- Gracias.
- AqyuegbfsjcmLIEFHQBJA
- No te entiendo Wade.
- Que... que no, que no es nada he dicho. Que que que queque que si necesitas algo más puedo hacer lo que sea de verdad.
- ¿Harías algo por mí?
- Lo que sea.
- Si te prometo que no voy a mirar. ¿Te quitarías la máscara?
- ¿Por qué quieres que haga eso?
- Quiero besarte bien.
Sus ojos, por un momento, reflejaron la incredulidad ante la confesión inesperada de Peter. La confesión de Peter quedó suspendida en el aire, creando una pausa tensa mientras esperaba la reacción de Wade. El sarcasmo que solía envolver al mercenario se desvaneció, dejando paso a una mirada sorprendentemente seria.
- ¿De verdad?- habló Wade.
La pregunta del Alfa, aunque acompañada de su característico tono irónico, revelaba una genuina curiosidad. La habitación estaba cargada con la anticipación de lo inesperado.
El asentimiento de Peter hizo que Wade tragara saliva.
- Prométeme que no mirarás. Que no me verás...
- Te lo prometo. Si quieres tápame los ojos tú.
Y así hizo. Con una de sus manos, tapó los ojos de Peter. Tras un suspiro, bajó su mascarilla para dejar ver su rostro.
El ambiente estaba impregnado de una mezcla de nerviosismo y anticipación, como si el tiempo se detuviera por un momento para presenciar el giro inesperado de la historia entre Peter y Wade. El porche, iluminado por una luz lunar tenue, parecía envuelto en la complicidad de ese instante.
Wade, por un instante, dejó de lado su irreverencia y, con una seriedad inusual, se inclinó hacia adelante para encontrarse con los labios de Peter.
El beso fue suave, como la brisa que acaricia la superficie de un lago tranquilo. Un roce inicial que rápidamente se profundizó, revelando una conexión que trascendía la sorpresa inicial. Los labios de Peter y Wade se encontraron en un ballet delicado, explorando la nueva frontera que se abría ante ellos.
En ese instante, el tiempo pareció recuperar su curso normal. El beso, aunque inesperado, era auténtico. Los árboles, testigos silenciosos de esta declaración de intimidad, vibraban con la energía de lo nuevo, lo desconocido. El beso entre Peter y Wade, cargado con la promesa de lo que podría ser, marcó el inicio de un capítulo inexplorado en la historia que compartían, donde las complejidades de la conexión humana se desplegaban en cada suave encuentro de labios.
La intensidad acabó tras los dos separarse. Wade rápidamente subió su mascarilla y destapó los ojos de Peter.
- ¿Qué tal estás?- preguntó Wade.
- Bien. ¿Y tú?
- Creo que me he meado encima.
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