Capítulo 8. Sólo somos compañeros


---- MATTEO -----

No pude evitar escuchar la discusión entre Abigail y su madre. Escuché cada palabra cruel que la señora Lila le dijo a ella, pero sobre todo la forma en que la trató.

Miré el rostro de Abigail, ese rostro lleno de dolor. Sentí como si debiera hacer algo por ella. Me quedé congelado viendo cómo ella subía a su habitación después de la discusión. Después de un rato, decidí ir a verla.

—Abigail, ven a cenar. —toqué la puerta. —Sé que tu madre fue muy dura, pero lo que dijo no es cierto. Baja, no puedes ir a dormir con el estómago vacío.

No escuché ninguna respuesta de ella. Decidí entrar. No había nadie ahí.

—Abigail... —le hablé.

Empezaba a preocuparme en cierta forma. Temía que ella pudiera hacer algo malo, y más con todo lo que había sucedido. Entré rápidamente al baño de la misma habitación. No estaba ella ahí. Miré por la ventana, la cual, estaba abierta. No había nadie.

Decidí llamarle, pero no respondía. Era raro que no respondiera a la tercer llamada. Comencé mi búsqueda por toda la mansión. Pregunté a los pocos empleados de la mansión, si la habían visto, pero nadie sabía nada de ella. Les ordené que la buscaran. Mis padres llegaron a casa.

—Mamá, papá... Abigail no está en la mansión. No responde las llamadas, no sé nada de ella. — dije, bajando las escaleras apresuradamente.

—Ay, hijo... ¡No puede ser! Pero... ¿A dónde pudo haber ido? —respondió preocupada mamá.

—Seguro se escapó. No es la primera vez que lo hace. —habló la señora Lila, saliendo de la cocina.

—Y no tendría que hacerlo si usted la tratara y cuidara bien, como se debe. —le insinué molesto.

—Tú no vas a venir a darme clases de cómo educar a mis hijos. —respondió.

—Señora Lila, este no es momento para discusiones. Su hija está perdida. Tenemos que buscarla. —habló papá, muy preocupado.

Es así como todos salimos a buscarla, excepto la señora Lila. Salí en mi auto y mis padres en el suyo. También mandamos a los guardias. Le llamé varias veces a Abigail y le mandé mensajes. Di vuelta en toda la colonia como cuatro veces.

—No pudo ir tan lejos, y menos a esta hora. —me dije a mí mismo, mientras conducía viendo la calle y las casas a los lados.

Intenté llamarla una vez más, hasta que por fin entró la llamada...

—Hola... —una voz diferente me respondió.

—¿Quién habla? —pregunté.

—Es Nara, pero Abi está ocupada.

—Dame tu dirección.

—¿Quién eres?

—Matteo. Dame tu dirección, sé que eres la amiga de Abigail, y sé que está contigo. Dame la dirección o te sacaré del grupo.

—Oye, no me amenaces. Te la daré.

Al llegar a casa de Nara, me recibió su madre, quien al parecer, era una de mis fans. No podía creer que yo estuviera en su domicilio.

—¿Cómo que mi madre ya no estará más en la mansión? —preguntó Abigail.

—Tranquila, mis padres decidieron enviar a tu madre a la casa de unos familiares. Ahora será sirvienta de ellos. De hecho ya llegaría a esa casa. —respondí despreocupado.

—No tenían por qué hacer eso... —mencionó ella.

—¿No teníamos? Tu madre nos orilló a hacerlo. Es la milésima vez que te trata mal, incluso ni siquiera se preocupó por ti cuando le dije que no estabas en la mansión. ¿Qué más podríamos hacer?

—Entonces tú ayudaste a Abi... —habló Nara, con una sonrisa y una mirada como insinuando que yo estaba interesado en Abigail.

—Mis padres quisieron hacer eso para ayudarla. No creas que fui yo. —respondí molesto.

—Me quedaré aquí esta noche. Prometo ir a la mansión mañana. —habló Abigail convencida.

—Te llevaré ahora mismo... Si no lo hago, mis padres me matarán.

—Es mejor que vayas. —le dijo Nara a Abigail.

—Está bien.

Íbamos de regreso a la mansión, en mi auto. Encontramos un semáforo en rojo, por lo que nos detuvimos ahí. Recordé la cara que había puesto Nara, incluyendo lo que insinuaba con ello. Miré a Abigail. Ella estaba viendo a la ventanilla.

—Abigail, quiero hablar contigo. Quiero dejarte unas cosas en claro. —mencioné.

—Dime —respondió, volteando a verme.

—Escucha, todo lo que he hecho por ti y lo que haga en un futuro por ti, para ayudarte, para salvarte de tu madre y de todos los que te quieren lastimar, es porque me nace hacerlo. Porque no soporto ver sufrir a alguien, ya sea hombre o mujer. Pero no quiero que malinterpretes las cosas.

—No entiendo...

—Lo nuestro sólo es compañerismo. No somos pareja realmente, y tampoco somos amigos. Sólo estamos juntos para apoyarnos en nuestro plan contra Farah. Sólo eso. No esperes más de mí hacia ti.

—Entiendo. Ya lo sabía. No te preocupes. —respondió.

Pasaron los días, y Abigail mantenía su distancia entre nosotros, no sólo conmigo, sino también con mi familia.

—Ya está lista la mesa. Provecho... —dijo Abigail, retirándose a la cocina.

—Abi, querida. Ya no vas a irte a la cocina a cenar. Te vas a sentar con nosotros en la mesa. —habló mamá.

—Pero la mesa es para la familia, no para la servidumbre —respondió Abigail.

—Exactamente, la mesa es para la familia, y tú ya eres parte de nuestra familia. Ahora que eres la novia de mi hijo, y mi futura nuera, te sentarás en la misma mesa que nosotros. —dijo mamá.

—Pero, ¿Y quién pondrá los platos y servirá la cena? —preguntó Abigail.

—De eso no te preocupes. Ya contratamos a más sirvientas que lo hagan. Ven, siéntate en la mesa, a lado de Matteo. —habló papá.

En realidad, estaba impresionado por cómo mis padres trataban a Abigail. Ella me miró y yo le devolví la mirada.

—Agradezco todo lo que han hecho por mí, pero quedé en ir a cenar con Nara, mi amiga. Se lo prometí, así que debo irme. —sonrió Abigail, y se retiró.

—Tu novia es algo tímida, pero es muy dulce. Debes hacerla entrar más en confianza. Pero no importa. Estoy feliz porque elegiste a la chica correcta. Tenía miedo de que salieras con las chicas de nuestro nivel socioeconómico. La mayoría son volubles y superficiales. —me comentó mamá, en cuanto Abigail salió de la casa.


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Nota: Los padres de Matteo quieren a Abi, ya sólo falta que él también la quiera. XD   ¡Gracias por leer!

-Lau De Nu'est

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