Capítulo 55. Quinn se acerca a la verdad
---- ABIGAIL ----
Después de haber pasado la noche y la mañana en el departamento de Neal, él me llevó hasta mi edificio. Me dejó a un par de cuadras, para que nadie lo viera conmigo. Sé que estoy haciendo algo mal en ofrecerle mi amistad a Neal, después de cómo me trató en el pasado y su engaño. Pero, no podía dejarlo solo. No después de escucharlo tan ebrio, decir cosas tan desagradables.
—Amiga, no me digas que te quedaste a dormir con Matt. —comentó Nara, con una cara pícara.
—No. No estaba con él. Anoche fue un desastre durante la cena. La señora Fainello y su amiga, la señora Berenice, nuevamente me dijeron cosas feas. Tuve que salir antes de que la cena terminara. Matteo les anunció a todos que nos casaríamos en un mes, y a ellas no les pareció. Melanie me bañó en vino el cabello y la cara. —me quejé.
—Esa estúpida... ¿Cómo se atrevió a hacerte eso? Me choca que te traten mal. Pero, entonces, ¿A dónde fuiste? Si dices que Matt te trajo al depa. No llegaste a dormir.
—Por favor, Nara, no le digas a nadie...
—Déjame adivinar... ¿Neal?
—Sí, pero no le digas a nadie.
—Genial, la familia de Matteo te detesta, te vas de la mansión, y lo único que se te ocurre es irte a refugiar con Neal.
—No fue mi intención ir con él, pero, él me llamó anoche, estaba muy mal. Se escuchaba ebrio y dijo que se sentía terrible.
—Él nunca fue a consolarte cuando te sentías así de terrible, pero tú si lo haces. No lo entiendo, amiga.
—Sólo quiero que quedemos bien, como amigos y no tener más problemas.
—Como digas, pero no se me hace justo que le hagas eso a Matt. Él realmente te ama y lo ha demostrado.
—Sabes que nunca lastimaría a Matt. Yo también lo quiero.
Después de unas horas, mi novio me llamó para salir con amigos. Irían Quinn con su amiga, Giovanni, Nara, él y yo. Estábamos en un restaurante.
—Voy al baño. —dije, levantándome de la mesa.
Después de unos minutos, regresé a la mesa junto con todos.
—Oye, Abi. Tenemos que ponernos de acuerdo para el proyecto de diseño en equipo. —habló Nara.
—Creí que ya habíamos quedado con el equipo. —comenté, extrañada porque en realidad, ya habíamos acordado cómo hacer el trabajo que mencionó.
Nara me vio como insinuando algo. Fue que reaccioné...
—Ah, sí es cierto... el trabajo en equipo. —dije, siguiéndole la corriente.
—Bueno, Abi y yo tenemos que adelantarnos para ponernos de acuerdo y discutir sobre el proyecto en equipo. —mencionó Nara, tomando mi mano para irnos.
—Ya casi pagamos la cuenta. Ahorita las alcanzamos para irnos juntos y así poder llevarlas a casa. —comentó Giovanni.
Nara y yo salimos primero del restaurante. Sabía que ella tenía algo importante qué decirme. Estábamos solas, paradas más allá de la puerta de salida.
—¿Qué pasa? —pregunté.
—Cuando fuiste al baño, Quinn mencionó algo importante. Dijo que ya sospecha y está casi segura de que Melanie no es su verdadera hermana. La escuchó hablar por teléfono, de forma sospechosa. Quinn ya agarró el cepillo de Melanie, para sacarle una prueba de ADN. Los resultados saldrán mañana. Amiga, ¿Te das cuenta? Cuando salgan los resultados, sabrá la verdad. —respondió Nara, preocupada.
—Pensé que ya le habían hecho esas pruebas desde que la encontraron.
—Yo también, pero Quinn dijo que no, nunca se las hizo. Sólo de pronto, se presentó como la hija perdida de los Miranda y ellos le creyeron la historia que dijo.
—¡Mierda! Pero al menos no van a saber que yo soy la hija perdida.
—Pero comenzarán a buscarte nuevamente.
—Espero que no se enteren.
Matteo y los demás se acercaron a nosotras.
—Chicas, ¿Por qué esas caras? —preguntó él. —Se notan preocupadas.
—Es que, tuvimos unos problemas con el equipo, pero, ya lo arreglaremos. —comentó Nara, fingiendo una sonrisa. Yo también hice lo mismo.
Matteo se acercó más a mí, tomando mi cara entre sus manos, para después, plantarme un gran beso en los labios.
—Cualquier problema que tengas, y necesites ayuda, puedes decirme. —comentó él, después de besarme.
—No te preocupes. —sonreí.
Me encantaba ver la sonrisa de Matt. Realmente era muy hermosa y me hacía sentir tan bien, podía sentir ese cosquilleo en mi estómago, al verla.
Nara y yo volvimos al departamento, pero vimos que estaban sacando algunas cosas de este. Inmediatamente entramos para ver qué sucedía.
—¿Qué sucede? —preguntó Nara.
—Nada, es que David se va a mudar. —respondió Paulina.
—Pensé que estaba bien viviendo aquí, con nosotros. —comenté.
—No lo sé. Últimamente ha estado muy apagado de ánimo. No sé qué le pasa. Pero dijo que ya no quiere vivir con nosotros.
—¿A dónde irá? —pregunté.
De pronto, entró David con otra caja vacía para echar sus cosas.
—Iré al departamento de mi hermano mayor. —respondió él, de forma seca, recogiendo sus cosas y colocando cada una en la caja.
—Pequeño David, no te vayas. Estás muy bien con nosotras. Eres un buen roomie. —suplicó Nara.
—Nara tiene razón. Tú eres el alma del departamento. ¿Quién nos va a animar ahora? —pregunté.
—Ya tienen quién las anime. Sus novios. —respondió él.
—No es lo mismo, David. Nos harás mucha falta. —dijo Nara.
—Bueno, dejemos a David tranquilo. Si se quiere ir y es lo que realmente quiere, no veo lo malo en eso. —dijo Paulina.
Así fue, David terminó por irse del departamento. Su hermano mayor fue por él y sus cosas, en una camioneta. Nos despedimos de él. Sinceramente me sentía vacía con esa noticia. David era un chico tan transparente y lindo en mil maneras. A pesar de ser tres años menor que yo, era incluso más maduro que los de mi edad. Le di un abrazo de despedida.
—No te olvides de nosotras. —dije, abrazándolo.
—No lo haré. —respondió él, correspondiendo el abrazo. —Cuídate, y no dejes que te traten mal. Te quiero, Abi.
Asentí y él se fue, después de habernos abrazado a todas.
Al día siguiente, después de clases, Quinn y Matteo fueron por Nara y por mí. Quinn se veía algo extraña y llevaba unos papeles en la mano.
—Hola, cariño. —saludé a mi novio, con un beso en la mejilla.
—Mi amor... —respondió él.
—¿Qué sucede? ¿Por qué traes esa cara? —preguntó Nara a Quinn.
—Son los resultados que te dije ayer. —Quinn le mostró los papeles. —Melanie no es mi verdadera hermana. —comentó muy molesta.
Nara y yo nos quedamos viendo unos segundos.
—No puede ser. Entonces, ¿Sólo fingió todo este tiempo? —pregunté, fingiendo no saber nada de eso.
—Esa maldita loca no es mi verdadera hermana. Lo sabía, lo presentía siempre. Pero hoy mismo, mis padres se van a enterar de todo. Hoy mismo voy a abrirles los ojos con esto. Melanie no merece estar ahí. —comentó Quinn, muy molesta.
—Avisaré a todos de la reunión de esta noche. Todos sabrán la verdad, incluso mis padres. Así dejarán de defender tanto a Melanie. —mencionó Matteo.
Realmente empezaba a preocuparme por todo eso, pues no quería que supieran la verdad. No después de cómo la señora Berenice me había tratado.
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Nota: ¿Podrán sacar a Melanie de la mansión? ¡Qué nervios! Quinn ya sabe que ella no es su verdadera hermana.
-Lau De Nu'est
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