Capítulo 54. Una mala noche buena


---- NEAL ----

Era noche buena, y con ello, la cena navideña, y yo me encontraba solo en mi departamento. Le mentí a mis padres, diciendo que me habían invitado a cenar unos amigos, pero no es verdad, no estaba con ninguno de ellos.

Estaba sentado en el suelo, recargado al sofá. Agarré mi guitarra y empecé a componer algunas líneas para una canción. Había ido por varias cervezas y vinos, los cuáles, tenía a lado. Sólo pensaba en ella, en Abi.

¿Cómo pude engañar a Abi con Farah? Fui un estúpido de marca mundial. Sólo recuerdo cuando colaboré con ella en una canción. Ese beso robado que Farah me dio. Le intenté decir que tenía novia, pero ella sólo respondió: «Ya sé que tienes novia, pero dame una oportunidad de demostrar que soy mejor que ella».

Farah jamás fue, ni es, ni mucho menos será mejor que Abi. Lo que Abi y yo teníamos era muy especial. Ella fue la única que estuvo a mi lado siempre, desde antes de mi debut, la que conocía mis sueños, mis miedos, mis metas. Me conocía perfectamente. Aún no sé cómo le dije esas cosas horribles cuando terminamos: «¡Basta, Abigail! Me asfixias. Siempre quieres estar cerca de mí, déjame respirar. Soy famoso ahora, así que necesito que te alejes un poco. No hace falta que estés como un chicle pegado conmigo».

Quién lo diría, que ahora, el que no puede respirar bien soy yo, porque me falta ella en la vida. Bebí unos tragos de la lata de cerveza. Continué tocando la guitarra. Así pasé la noche buena, entre mi guitarra y las cervezas. Al terminarlas, seguí con uno de los vinos.

Estaba ebrio después de unas horas. Tomé mi celular para marcarle a ella...

—Hola, Abi... —dije por la llamada.

—¿Neal? Suenas extraño. ¿Estás ebrio?

—Así es. Sólo marcaba porque te extraño mucho. Me haces falta, Abi. No puedo vivir sin ti. Te necesito. —dije empezando a llorar.

—Neal... ¿Dónde estás? ¿Cómo puedes embriagarte así, enfrente de tu familia?

—Estoy solo. Solo en mi departamento vacío. No estoy con mi familia. Estoy solo, como merezco estarlo, por haber sido un imbécil contigo. Es lo que merezco, yo mismo me doy asco. —seguí llorando.

—Neal, no llores. No eres un imbécil. No digas eso. Por supuesto que no estás solo. Me tienes a mí, somos amigos, ¿Recuerdas?

—No merezco tenerte, Abi. No merezco tan siquiera que me mires. Me odio tanto.

—Escucha, acabo de regresar a mi departamento, así que, si quieres, puedo ir a verte.

—No, Abi. No quiero que tengas problemas con tu novio. Él es celoso, y por lo visto, no te deja libre. No quiero que nada malo te suceda.

—No digas tonterías. Estoy tomando un taxi, en estos momentos. Iré a tu dirección. Mándame la ubicación.

—Está bien.

Alcancé a mandarle la ubicación desde un mensaje, pero después, solté mi celular y me quedé dormido en el suelo.

Desperté y era de día. Miré hacia arriba, me sentía algo mareado y con un dolor intenso de cabeza. Vi el techo de mi habitación. Me encontraba recostado sobre mi cama, y a lado de mí, estaba sentada Abi, durmiendo. Su cabeza y manos estaban apoyadas en mi colchón.

—No puedo creer que hayas venido... por mí. —sonreí al mirarla dormir tranquilamente.

Acerqué mi mano hacia su cabeza, comencé a acariciarla suavemente entre su cabello. Ella se movió ligeramente, sintiendo mis caricias. Despertó lentamente.

—Neal... —dijo bostezando.

—Abi... —mencioné.

—¿Cómo te sientes? Anoche estabas muy ebrio. Te encontré tirado en el suelo y realmente me asustaste. Pensé que te había pasado algo malo. Pero me di cuenta de que sólo estabas dormido. No debes beber tanto. —puso cara de preocupación.

—No lo haré. Te agradezco, Abi. Me hace feliz ver qué todavía te preocupes por mí. Aunque en realidad, no lo merezco.

—No digas eso, Neal. No seas tan duro contigo mismo. Mereces todo, incluso mi amistad. Todos merecemos todo lo bueno. —tomó mi mano.

—¡Auch! —me quejé. —Me duele horrible la cabeza. Quiero vomitar... —me levanté rápidamente hacia el baño.

Después de casi una hora en el baño, cuando salí, no vi a Abi en la habitación. Creí que se había ido, pero salí hacia la cocina, y ahí estaba ella, preparando comida y un té.

—Este té, te relajará un poco. Y la comida, la hice especial para tu cruda. —comentó ella, probando un poco de la misma comida que cocinó.

Me puse detrás de ella y la rodeé con mis brazos, para probar también de la cuchara que sostenía.

—¡Mmm!... Sabe deliciosa. —dije con una sonrisa. Ambos nos quedamos mirando unos segundos, pues nuestros rostros estaban cerca uno del otro.

—Deberías tomar asiento. Para que te sirva un poco. —mencionó ella. Se notaba algo nerviosa.

—Está bien. —me quité de donde estaba, para sentarme en el desayunador.

Abi me sirvió de la comida que preparó y el té. Antes de comer, tomé su mano, mientras dejaba la taza en la mesa. La miré y le deposité un beso en su misma mano.

—Gracias, Abi. —dije, después de besarle la mano.

Ella quedó petrificada con mi acción.

—Sabes que no es una molestia. Somos amigos ahora. Podemos ayudarnos mutuamente. Siempre contarás conmigo y yo contigo.

Sonreí sinceramente. En cada acción de Abigail, me confirmaba a mí mismo lo estúpido que fui con ella.

Mientras comía, la miré de reojo. Ella llevaba un vestido color vino, y lucía arreglada, más que en otras ocasiones.

—Lamento haberte arruinado la noche buena. La cena navideña. —me disculpé.

—No te preocupes. Para mí no hubo noche buena. —dijo cabizbaja.

—¿Por qué?

—Ya sabes, la familia de mi novio no es precisamente lo que esperaba.

—Sigo sin creer que aun así estés con ellos. Abi, debes darte tu lugar.

—Anoche realmente me dolió lo que dijeron. Que nunca iba a encajar con ellos.

—Es cierto, Abi. Nunca vas a encajar con ellos, porque tú eres mucho mejor que cualquiera de ellos.

—Eso no es lo que más me duele, Neal. Hay algo que no sabes todavía.

—¿Qué es eso que todavía no sé?

—Promete que no le dirás a nadie. Debe ser un secreto entre tú y yo.

—Sabes que nunca he dicho tus secretos. Jamás lo haría.

—¿Recuerdas el día que fuiste por mí? Porque visité a mi madre a la prisión.

—Lo recuerdo. No me dijiste el por qué llorabas. No quise preguntar porque no quería incomodarte aún más.

—Ese día mi madre, me dijo que yo no era su verdadera hija. Me contó toda la verdad. Ella no es mi verdadera madre.

—¿Qué? —pregunté impresionado.

—Ella me dijo quiénes son mi verdadera familia. Y la verdad, he convivido con ellos, sin darme cuenta de eso. Pero no me han caído bien, no nos llevamos bien. Ellos me detestan.

—¿A quiénes te refieres? No me digas que tu verdadera familia es... los Fainello.

—No, ellos no son. Mi verdadera familia es... los Miranda. —soltó sollozando. —Supongo que conoces a Quinn Miranda, la cantante. Ella es mi verdadera hermana.

Quedé aún más sorprendido por lo que ella dijo. Ni siquiera yo habría imaginado que Quinn Miranda y ella, fueran hermanas. Abi no dejaba de llorar. Me levanté por la caja de pañuelos y le ofrecí unos. Me senté nuevamente junto a ella, acariciando su espalda para darle consuelo.

—No pienso decirles la verdad, a ninguno de ellos. Ni siquiera a los Fainello, menos a Matteo. La única que sabe es Nara. —dijo Abi, limpiándose las lágrimas.

—¿Por qué no quieres decirles la verdad?

—La madre de Quinn, no me quiere. Me detesta. Ella cree que su verdadera hija es Melanie, la actriz. De hecho, está viviendo con ellos. Esa señora quiere casar a Melanie con Matteo. Por eso me detesta.

—Todos sabíamos que Melanie era su hija perdida. Lo anunció Quinn, por la televisión. Pero ahora, realmente me sorprende saber la verdad.

—No le diré nada a nadie. No quiero que sepan la verdad. Ahora tú lo sabes. Confío en ti y en que serás un buen amigo.

—Te lo aseguro. Nadie lo sabrá.


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Nota: Abigail: la chica que convierte a su ex en su mejor amigo :D  Esperemos no le falle nunca. ¿Ustedes le hubieran ofrecido su amistad a Neal? 

-Lau De Nu'est

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