Capítulo 53. La cena navideña
---- ABIGAIL ----
Nara y yo regresamos de la universidad, y entramos al departamento. Al abrir la puerta, encontramos a todos ahí dentro: Isabella, Quinn, Giovanni y Matteo. Había un enorme pastel en la mesa, globos y música, como si alguien fuera a cumplir años.
—¿Qué es todo esto? —preguntó Nara, muy contenta por ver todo eso en nuestro pequeño departamento.
—¡Sorpresa! —gritó Isabella. —Les trajimos la fiesta hasta acá. —sonrió.
—¿Fiesta? —pregunté. —Pero no cumplimos años.
—Vengan, tomen asiento. Hay algo que tenemos que decir. —comentó Giovanni.
Nara y yo nos sentamos. Giovanni y Matteo estaban de pie frente a nosotras.
—Teníamos planeado hacerlo anoche, pero, después de todo lo que pasó, no pudimos. Así que, aquí vamos. —dijo Giovanni, mirando a Matteo. —Tú primero...
Matteo se inclinó hacia mí, con una rodilla en el suelo y la otra apoyándose. Sacó una pequeña cajita en color blanco. La abrió, mostrándome un brillante anillo con una piedra preciosa.
—Abi... ¿Quieres ser mi esposa? —habló Matteo, viéndome a los ojos. Su rostro mostraba ilusión y amor al mismo tiempo.
—Matt, me acabas de impresionar. Siento que somos muy jóvenes para dar un paso tan importante como este. —comenté y él cambió su semblante de ilusión a tristeza.
—Ay, no... Abi. ¿Vas a rechazarlo ahora? Déjame te digo que, nos costó mucho trabajo unirlos a ustedes dos, como para que ahora lo rechaces. —habló Quinn, fingiendo estar molesta.
—Sí, Abi. No puedes rechazar a mi hermano. Si lo haces, ya no seremos cuñadas y no te hablaré. —comentó Isabella, de la misma forma.
—Abi, me costó mucho trabajo aceptar mis sentimientos hacia ti. Me destruirás si no aceptas. Piensa que, no muestro mi verdadero yo a nadie más. Sólo tú conoces cómo soy realmente, fuera de las cámaras y del mundo del espectáculo. —habló Matteo.
—Está bien. Acepto. —dije y él sonrió. —Pero no quiero volver a ver a ese Matteo frío y grosero que conocí en un principio. —bromeé.
—Te lo prometo. Ese Matteo que conociste en un principio no volverá jamás. He cambiado y seguiré cambiando gracias a ti, mi amor. —dijo él, poniéndome el anillo en el dedo.
Todos aplaudieron contentos. Giovanni se acercó a Nara, de la misma manera que lo había hecho Matteo conmigo.
—¿Te casarías conmigo? —preguntó, mostrándole a Nara una cajita plateada y un hermoso anillo de diamantes, dentro de esta.
—Sabes que sí quiero. —respondió ella con una sonrisa y después se lanzó a los brazos de su novio.
Todos disfrutábamos de la pequeña fiesta de compromiso que habían organizado en el departamento, hasta que Paulina y David llegaron.
—¿Qué celebramos? —preguntó David, algo confundido.
—David... Abi y yo, nos acabamos de comprometer con nuestros novios. —comentó emocionada Nara, mostrando su anillo en el dedo.
Paulina aplaudió alegre, pero noté que David no hizo lo mismo, sólo sonrió levemente y dejó su mochila a un lado.
—Únanse a la fiesta, chicos. Hay comida y pastel. —comentó Quinn.
—Increíble...nunca pensé tener a la mismísima Quinn Miranda, Matteo Fainello, el DJ Giovanni y la modelo de ropa, Isabella Fainello, en la misma casa juntos. — comentó Paulina muy sorprendida. —Iré por mi libreta y sacaré mi celular, quiero los autógrafos de todos y unas fotos también.
David se alejó de nosotros, iba a tomar la manija de la puerta, se notaba cabizbajo.
—David... —me acerqué hacia él —¿Sucede algo?
—Es sólo que, olvidé que tengo que ir con unos amigos para hacer la tarea en equipo. Nos vemos más tarde, Abi. Diviértete y felicidades por tu compromiso. —respondió tratando de sonreír, salió del departamento.
Me sentí mal por él. Esa era la misma cara que yo ponía cuando me había pasado algo malo.
Los días pasaron y Diamonds se reunió nuevamente. Carolina ya podía moverse mejor, después de haber estado incapacitada por el accidente que tuvo. Mi novio y su amigo Giovanni iban a los ensayos para vernos, claro, cada que podían, porque ambos tenían proyectos qué realizar.
Era la época navideña, y estaba nerviosa porque iría a cenar a la mansión. Sólo lo haría por mi novio. Nara había ido a casa de Giovanni, porque él le presentaría a su familia.
Me arreglé con un vestido en color vino y decidí ondular un poco mi cabello, pero fallé en el intento, ya que aún se notaba lacio, debido al alaciado que me había hecho meses antes. Me maquillé un poco más de lo de costumbre.
Matteo me llevó a la mansión, nos sentamos con toda su familia, incluyendo a la familia Miranda. Por fin estaba el señor Miranda con ellos. Durante la cena, no dejé de mirar a la señora y el señor Miranda. No podía creer que ellos fueran mis verdaderos padres.
A diferencia de la señora Berenice, el señor Miranda era más comprensible. Se notaba que él era un hombre muy bueno y sencillo, a pesar de ser de una familia adinerada.
—Familias, quiero decirles algo a todos. Aprovechando que es la cena navideña. —comentó Matteo, levantándose del asiento.
—Dinos, hijo. —habló el señor Fainello.
—Me casaré con Abi, en un mes. —respondió Matteo, muy seriamente. Hasta a mí me había sorprendido, ya que ignoraba ese dato. Se me hacía una fecha demasiado apresurada.
Inmediatamente la señora Fainello y la señora Berenice azotaron sus cubiertos en sus platos. Era obvio que yo no era bienvenida, y mucho menos era del agrado de ellas.
—¿Qué? —preguntó Melanie muy molesta.
—Hijo, ¿No crees que vas muy rápido? —preguntó la señora Fainello.
—No, mamá. Me quiero casar lo antes posible. También tengo otra noticia. He encontrado una agencia y voy a debutar como cantante. Así que, primero deseo casarme con mi novia, y después, continuar con mi carrera de cantante. Y claro, continuar mis estudios universitarios. —respondió él.
—Pues yo no estoy de acuerdo contigo, hijo. Siento que vas muy a prisa. —habló enojada su madre.
—Matteo ya es todo un hombre. Aunque tenga diecinueve años, creo que es muy responsable y maduro, siempre lo ha sido. Así que, estoy de acuerdo con lo que decidas, hijo. —comentó el señor Fainello, con una sonrisa al final.
—Gracias, papá. —respondió Matteo.
—¡Yo tampoco estoy de acuerdo!. —gritó Melanie, levantándose del asiento, con la copa de vino en la mano. —No es justo. Mamá, dijiste que yo me casaría con Matteo, me lo prometiste junto con la señora Fainello. —se quejó con la señora Berenice.
Cuando menos sentí, Melanie se acercó hacia mí y tiró su copa de vino en mi cabeza.
—¡Melanie! —exclamó Matteo muy molesto con aquella acción.
Me levanté también, para limpiarme con la servilleta de trapo. Aunque fue inútil, porque ya me había caído en el cabello, la cara y mi vestido.
—¿Estás bien? —preguntó mi novio, ayudándome a limpiar.
—Mamá, ¿No le dirás nada a Melanie por portarse inadecuadamente? —preguntó Quinn.
—No. Abigail se merece eso y más. ¿Lo ves, Abigail? Si te casas con Matteo, nunca vas a encajar con nosotros. —respondió la señora Berenice.
—Yo tampoco quiero que te cases con mi hijo. —habló la señora Fainello.
Me sentía peor con todo lo que pasaba y lo que me decían ellas. No podía seguir ahí. Salí corriendo de la mansión.
—¡Abigail! —gritó mi novio, tratando de alcanzarme, hasta que llegamos al jardín.
—Déjame, quiero estar sola. —dije firmemente.
—Mi amor, yo nunca te dejaré sola. No les hagas caso a ellas. Ninguna sabe lo que hemos pasado tú y yo. Ellas no tienen derecho a opinar sobre nosotros. No saben nada. No permitas que nos destruyan por el estúpido capricho de Melanie.
—Ellas tienen razón. Nunca encajaré contigo ni con tu familia. Deberías estar con Melanie o con alguien que sí vaya bien contigo.
Él se acercó y juntó mi cara hacia su pecho, abrazándome cálidamente.
—¿Quién te crees que eres para decirme quién debe gustarme y quién no? No me gusta Melanie, y tampoco otra chica. Sólo tengo ojos para ti. —dijo él.
Rodeé con mis brazossu cintura. No quería que me soltara nunca.
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Nota: Es de ley que el chico te ame, pero su familia no, ah no es cierto. Pero que mal plan que rechacen a Abi, y todo por culpa de Melanie :(
-Lau De Nu'est
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