Capítulo 51. Ocultando la verdad
---- ABIGAIL ----
Pude ver cómo Quinn salió corriendo de la mansión, y mi novio fue tras ella. La señora Berenice había sido muy dura con sus palabras. Por un momento, recordé a mi madre en esa señora, o, mejor dicho, a la que creí que era mi madre.
Caminé hacia la ventana que daba al jardín trasero y me asomé. Ahí estaba Quinn, llena de lágrimas y mi novio la abrazaba. Me partía el alma verla llorando. Noté que Nara me había seguido. Ella caminó hacia donde estaba parada. Los demás invitados se habían quedado en la sala, murmurando sobre la situación.
—Amiga, ¿No crees que ya es tiempo de decirle la verdad a Quinn? —preguntó Nara, en voz baja, viendo también por la ventana —Deberíamos decirle todo, lo que escuchamos de Melanie y lo que ya sabes.
—No, no lo diré. —respondí también en voz baja.
—Amiga, Quinn está llorando...
—Ya lo sé. Pero no quiero que la señora Berenice sea mi madre. No la soporto.
—Amiga, se trata de Quinn. Ella no es mala persona, ha sido muy buena con todos, incluso nos ayudó a estar con los chicos que nos gustan.
—No puedo simplemente ir y decirle la verdad. Además, nadie me creería. Melanie es buena actriz y es obvio que me tacharía de mentirosa. La señora Berenice tampoco me creería, porque confía mucho en Melanie. No puedo ir con Quinn y decirle "Oye, soy tu verdadera hermana". Las cosas no son tan fáciles.
—Tienes razón. Mejor sigamos ocultando esto. Aunque nos duela ver llorar a Quinn.
Después de un rato, Matteo y Quinn entraron nuevamente. Me acerqué a ella y le di un abrazo.
—No te preocupes. Eres una linda persona. Entiendo lo que sientes, porque mi madre era peor conmigo, pero, te aseguro que tú no eres la del problema. —comenté, abrazándola.
—Gracias por tus palabras, Abi. Te quiero mucho. Desearía que fueras mi hermana. —mencionó.
Al escuchar esas palabras, dejé de abrazarla, y me separé de ella rápidamente, como rechazando aquel abrazo. Matteo y Nara me quedaron viendo.
—¿Dije algo malo? —preguntó Quinn, estaba sorprendida por mi acción. —Es que, te separaste de pronto.
—No, no. Para nada. Sólo, necesito ir al baño ahora. —caminé al sanitario.
Me encerré en el baño unos minutos. Me sentía estúpida en cierta forma. Tenía que ocultar la verdad a Quinn y a todos. Tomé un poco de agua fría en mis manos, lanzándomela en la cara. Me sequé con una toalla de papel.
—Bueno, creo que Nara y yo ya nos vamos. —dije a mi novio.
—Lamento que no haya terminado bien la noche de karaoke. Pero me dio gusto estar contigo. —él besó mi frente.
—A mí también. Gracias por invitarme. Te quiero. —le di un beso en la mejilla.
—Y yo lamento arruinar todo. —comentó Quinn.
—No fue tu culpa, Quinn. Te queremos mucho. —mencionó Nara.
Ambas nos fuimos al departamento.
Había pasado un mes y todo iba aparentemente bien. Matteo y yo éramos cada vez más cercanos, en cuestión de nuestra relación. Me encontraba con él, estudiando en su habitación, sentados en su escritorio. Él estaba terminando una de sus tareas frente a la computadora, mientras yo lo veía detenidamente y me admiraba con su belleza.
—Me encanta que me mires así mientras estudio lo de mi carrera. —dijo él, cerrando el libro que tenía a un lado.
—Me encanta verte mientras estudias. Te ves aún más guapo. —sonreí y él hizo lo mismo.
Él se acercó para darme un beso en los labios.
—Te amo... —dijo en un susurro.
—Y yo a ti. —respondí.
Nos levantamos para bajar a la cocina. Ahí estaban Giovanni y Nara, cocinando una ensalada de frutas.
—¿Qué están haciendo, par de tórtolos? —bromeé, entrando a la cocina.
—Cocinando. —respondió Nara muy contenta.
—Giovanni, ¿Puedes venir un momento? Tengo algo que decirte en privado. —dijo Matteo.
—Está bien, amigo.
Ambos salieron de la cocina y nos quedamos sólo Nara y yo.
—Voy al baño. —dijo Nara, saliendo también.
Me había quedado sola, pero llegaron Quinn e Isabella, habían venido de compras.
—Hola, cuñada. —me saludó Isa con un beso en la mejilla.
—Hola... —respondí alegre.
—Hola, Abi. —sonrió Quinn.
Sonó mi celular y era Neal el que llamaba. Ellas me quedaron viendo porque no respondía la llamada.
—Deberías responder, Abi. —comentó Quinn.
—Eh... Claro. —dije con una sonrisa.
—¿Hola? —pregunté contestando la llamada.
—Hola, Abi. Soy Neal. Sólo quería invitarte a comer. Ya sé que me dijiste que no ibas a salir más conmigo, pero, si estás disponible...
—¿Qué? No se te entiende nada de lo que dices. Deja voy a salir un momento, para ver si afuera hay buena señal. —comenté fingiendo que no se escuchaba nada. En realidad, no quería que las chicas supieran que Neal y yo somos amigos y menos porque le dirían a mi novio y se armaría un lío.
Salí hacia el jardín trasero. Continué llamando.
—Neal, es que, me llamas en mal momento. Ahí estaba la hermana de Matteo y no quiero problemas. Ya sabes. —dije, hablando en voz baja.
—¿Sigues teniendo miedo a esa familia?
—En parte sí.
—Abi, no tienes que estar con Matteo si no quieres.
—Es que yo sí quiero estar con él. Aunque su familia no me caiga tan bien.
—Bueno, es tu decisión y la respeto, aunque no me parece que tengas que soportar todo eso.
—Escucha, podemos salir otro día si quieres. Pero yo te avisaría cuándo. ¿Te parece?
—Me parece bien. Gracias, Abi. Nos vemos.
—¡Bye! Que te vaya bien y tengas un lindo día. —respondí y colgué.
Giré y ahí estaba Quinn, de pie. Me sentía avergonzada por eso. ¿Habrá escuchado algo? No lo sabía, pero no quería que se diera cuenta de con quién estuve hablando.
—Quinn... —dije tratando de sonreír.
—Sólo quería ver si tenías señal, es que yo tampoco tengo. —respondió con una sonrisa leve.
Hubo un pequeño silencio incómodo, que me hacía ver que probablemente, ella había escuchado toda la conversación que tuve con Neal. Quinn entró nuevamente a la mansión, y yo iba a seguirla, pero Nara salió corriendo como una bala, deteniéndome.
—Amiga... Tengo que contarte. —dijo ella, muy apresurada.
Nos escondimos en los arbustos de afuera.
—¿Qué tienes que contarme? —pregunté en voz baja.
—Fui al baño y escuché todo lo que Matteo y Giovanni hablaban. No se dieron cuenta. Bueno, para no darte largas... Ellos planean... pedirnos matrimonio. —comentó muy emocionada, también en voz baja.
—¿Qué? —pregunté impresionada.
—Ya lo sé, lo mismo dije al escucharlos. Hemos estado saliendo con ellos casi tres meses, y no puedo creer que nos vayan a pedir eso.
—Ni yo. Siento que es demasiado pronto. Deberían esperarse más tiempo. Además, somos jóvenes, apenas tenemos diecinueve. Todavía estamos en la universidad.
—Yo siento que está bien que ya quieran comprometerse con nosotras. Dicen que, si un hombre se compromete con su chica a los pocos meses de haber salido, quiere decir que la ama de verdad. Eso me lo dijo mamá.
—Tu mamá y sus historias de fantasía. La verdad yo no lo creo así. Pero bueno.
—Debemos arreglarnos, porque nos pedirán matrimonio mañana en la noche.
—Eres buena espía. El FBI debe contactarte. —me burlé.
Ambas entramos a la cocina otra vez. Ya estaban todos ahí, incluyendo nuestros novios.
—Chicas, ¿Dónde estaban? Nos fuimos un momento y cuando regresamos ya no estaban. —comentó Matteo.
—Abi fue a responder una llamada, pero no tenía señal aquí, así que salió para responder. —comentó Quinn, quien me miró y sentí mucha vergüenza.
—Así es. —respondí tímida.
—¿Y quién te llamaba? —preguntó ella, como queriendo insistir en que dijera la verdad, pero obviamente no iba a decirle.
—Oh, era Paulina, mi roomie. Necesita ayuda para una tarea, y le daré asesoría. —mentí.
---------
Nota: Entre broma y broma la verdad se asoma jaja. Esperemos Abi no tenga más problemas.
-Lau De Nu'est
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top