Capítulo 5. El ensayo con Farah


---- ABIGAIL----

Estaba muy apurada haciendo tarea de la universidad, cerca de la computadora. Aunque también tenía mi chat abierto en el celular.

"Te espero en mi habitación". Me llegó un mensaje de Matteo.

"Tengo prohibido ir a tu habitación". Respondí.

"Ahora sí te doy permiso".

Fui a la puerta de su habitación. Esta vez tenía miedo de entrar, por si mi madre me veía nuevamente. De pronto, él abrió la puerta y me jaló hacia dentro.

—Oye... —me quejé.

—Tenemos que hablar del segundo paso del plan.

—¿Y cuál es?

Era el día siguiente y me presenté a la empresa para ensayar. Ahí estaba desde temprano Farah, en el estudio de grabación. Pareciera que se quedó a dormir ahí mismo.

—Hola, hermosa. ¿Cómo estás? Llegué temprano para empezar a practicar de inmediato. —me saludó.

—No me gusta que me llames "hermosa". Dime Amanda. —respondí.

—No quería decirte esto, pero con ese carácter, no llegaras muy lejos. Te lo digo como persona y como artista.

—Bueno, empecemos.

—Quiero que me muestres cómo vocalizas la letra "A" en diferentes tonos de voz; nasal, cefálica, falsete.

Alguien tocó la puerta de la entrada del estudio, la cual estaba abierta. Volteamos a ver quién era...

—Mandy, ¿Puedo pasar? Ay, perdón, no sabía que estabas ocupada. —era Matteo, con una bolsa de comida de la cafetería en la mano. Iba vestido de forma casual, camiseta, suéter negro abierto, jeans azules y tenis blancos. Miró a Farah.

—Eh... claro. —respondí.

—Hola... —él saludó fríamente a Farah.

Ambos se quedaron viendo unos segundos, lo cual me pareció extraño. Se supone que Matteo y ella no se conocían. Pero, ¿Entonces por qué Matteo la odiaba tanto?

—Hola... —respondió Farah, en un tono cabizbajo, pero en su rostro parecía sorprendida con ver a Matteo.

—Bien, creo que no hace falta que los presente, porque de seguro ya se conocen —hablé.

—¿Qué? ¿Tú sabes que él y yo nos conocemos? —me preguntó Farah, con cierto temor en sus ojos.

—Pues claro, ustedes son famosos. Es obvio que ya saben quiénes son mutuamente, porque se han visto en la televisión y demás medios. —respondí con una pequeña risa.

—Mi amor, pensé que estabas sola, y quise desayunar contigo mientras ensayabas para tu canción. —se dirigió Matteo hacia mí. Nuevamente en modo serio, pero hablando lindo.

—Oh, ya veo. No te preocupes, cariño. Podemos dejarlo para después. —le respondí.

—No has comido nada, el desayuno es la comida más importante del día. Anda, comamos juntos. Además, no nos hemos visto últimamente y ya te extraño. —comentó él, acariciando mi barbilla con su mano.

—Disculpen, si quieren los puedo dejar solos, para que desayunen y después vendré a seguir con el ensayo. —habló Farah, se notaba incómoda con la situación.

—No nos incomodas. Es más, traje un café extra. Y también nos alcanza los panecillos. —le comentó Matteo, sacando un café de la bolsa para ofrecérselo a ella.

—Gracias, pero debo irme... —Farah se levantó casi de un salto de la silla, para salir casi corriendo del estudio de grabación.

—Funcionó, creyó lo nuestro. —habló Matteo, en cuanto Farah salió.

—No entiendo por qué casi huyó al verte. —dije viendo hacia la puerta.

—Porque recuerda perfectamente lo que me hizo. Por eso. —respondió él.

—¿Y qué te hizo? Creí que no la conocías.

—Ya lo sabrás poco a poco. —bebió un sorbo de café.

Matteo y yo terminamos de desayunar. Comenzamos a hablar de nuestras carreras en la universidad. Me senté de espaldas a la puerta de la cabina, mientras que él estaba sentado sobre el tablero de grabación, viendo hacia la puerta.

De pronto vi que Matteo quedó viendo a la puerta, se levantó del tablero y se acercó a mí.

—Levántate... —me ordenó en voz baja.

Obedecí, estábamos frente a frente. De pronto, Matteo tomó con una mano mi rostro, y puso su otra mano tapando mi boca, para después, plantar un beso sobre su misma mano. Lo que hacía parecer como si nos estuviéramos besando. Me sentía extraña cuando lo vi hacer eso. Cerré los ojos para seguirle la mentira.

—Disculpen la interrupción, ¿Ya terminaron de desayunar? —preguntó Farah.

Matteo se separó de mí y quitó sus manos de mi rostro. Volteamos a la puerta. También venía Neal con ella.

—Disculpen ustedes. Mandy y yo no debimos besarnos aquí. Fue nuestra culpa. —explicó Matteo.

—¡Hola, chicos! —saludó Neal, quien no dejaba de verme fijamente, después de vernos a Matteo y a mí "besarnos".

—Hola... —respondió Matteo, mientras yo me quedé callada.

Neal y Matteo se quedaron con nosotros en el ensayo. Después de algunas horas, vinieron los músicos para el ensayo general. Aunque habíamos ensayado arduamente, aún lo hacía mal.

—No puedo creer que tengamos que repetir la canción otra vez... Mandy, creí que ya habías mejorado. —habló desesperada la entrenadora vocal grupal.

—No entiendo, le juro que le enseñé bien. En el ensayo conmigo estuvo bien. Y Neal está de testigo —le decía Farah, sin poder entender cómo hice buen trabajo con ella, pero aún no lograba grabar bien el solo.

Nuevamente teníamos que ensayar un par de días más. Se acabó el ensayo general. Matteo y yo nos tomamos de la mano para salir.

—Voy al sanitario. —me soltó Matteo para dirigirse a uno, antes de irnos.

—Abigail... —escuché a Neal. Voltee y venía solo. Se dirigía molesto hacia mí.

—¿Qué sucede? —pregunté.

—Sé que lo hiciste al propósito, lo del ensayo general. Actuaste como si Farah no te hubiera ensañado nada. Como si no hubieras ensayado con ella. —respondió enojado.

—¿Y qué fundamentos tienes?

—Quiero saber por qué lo haces. Dime algo, ¿Acaso quieres hacer sentir mal a Farah a propósito? ¿Todavía la odias tanto? —exclamó. —Farah no sabe que tú eres Abigail y no te preocupes, no le diré nada. Ya no somos unos niños, Abi, lo nuestro se acabó. No tenemos diez años para guardarnos rencor por algo que ya pasó. Pero también, si quieres puedo ser tu amigo... Es lo único que puedo darte. No esperes más que eso. —extendió su brazo, ofreciendo su mano.

Me quedé viendo su mano extendida, en señal de formalizar "la paz" entre nosotros. Él me miraba a los ojos, esperando a que yo estrechara su mano. Cuando menos sentí, unos labios suaves besando mi mejilla, y ese calor en la misma, al sentir ese beso. Posteriormente, unos brazos me rodearon para abrazarme delicadamente. Miré lentamente a lado de mí, y fue cuando me encontré con el rostro de Matteo.

—Vamos, ya estoy listo. — habló Matteo con una voz casi en susurro, teniéndome en sus brazos.

Eso ni siquiera estaba en el plan, realmente me había tomado por sorpresa. Miré a Neal, quien bajó su brazo, mientras quería desviar la mirada hacia otro lado.

—Entonces, ¿Es cierto que ustedes salen? —preguntó Neal.

—Así es. Mandy y yo salimos. Pero por favor, no le digas a nadie. Queremos mantenerlo en secreto ante el público. —respondió Matteo.

Después de unos segundos, nos fuimos del lugar. Subí al auto de Matteo. Vi que él se colocó el cinturón y sacó un pañuelo. Se limpió sus labios. Se dio cuenta que lo estaba viendo.

—Me cepillé los dientes después de los panecillos, y me quedó la pasta dental pegada en la boca. —me explicó.

Si no conociera a Matteo, diría que todo lo que ha hecho por mí ha sido porque le gusto. Pero no era así. No le gusto, por eso se limpió los labios, justo después de haberme besado en la mejilla. De todos modos, él tampoco me atrae en lo absoluto. Porque aún sigo enamorada de Neal.


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Nota: Eso ni siquiera estaba en el plan, pero Matteo le dio un beso en la mejilla a Abi :3  Esto se pondrá mejor, señoras y señores :)   ¡Gracias por leer! 

-Lau De Nu'est

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