Capítulo 44. La charla con Quinn


---- ABIGAIL ----

Me dirigí al departamento. Tenía ganas de bañarme y cambiarme de ropa. Obviamente todos se habían ido, Nara a la universidad, David y Paulina a la preparatoria. Me quedé sola en ese lugar. Me sentía exhausta y no quería ir a la universidad, pero pensé mejor las cosas y decidí llegar a la tercera clase. Ya me había arreglado, pero me llegó un mensaje de Matteo: "Abi, ¿Dónde estás? Te he estado buscando por todo el hospital. ¿Por qué no me dijiste que te ibas? ".

Dejé en visto el mensaje. Subí al autobús y me senté. Saqué nuevamente el celular y decidí responderle: "Estoy en la universidad, no quiero faltar a clases. Te veré después."

En realidad, no tenía ganas de volver a verlo. Me sentía confundida. Habían sucedido muchas cosas últimamente que ya no sabía exactamente qué hacer.

Nara me había apartado el lugar para la tercer clase. Ni siquiera puse atención a todo lo que el profesor explicaba. No podía dejar de pensar en lo que dijo Neal, respecto a darle otra oportunidad.

—Mira, amiga. El señor Fainello se encuentra fuera de peligro. Probablemente lo den de alta mañana. Ya subieron la noticia. —me dijo Nara, mostrándome su celular. Íbamos caminando hacia fuera de la escuela.

—Nara, no te he contado lo que pasó hace dos noches. Te había dicho que Neal sospechaba de que Farah tenía un amante, y así fue. Pero no sabía que ese amante era Matteo. —dije algo triste.

—¿Qué? ¿Cómo lo sabes?

—Hace dos noches, me vi con Neal en un bar. Cuando ambos nos desapartamos, salí a caminar fuera del mismo bar. Vi que Matteo llegó y ahí estaba Farah. Ella le dijo que lo estaba esperando y lo saludó con un beso en los labios. De hecho vi cómo Matteo le correspondió y se dieron un buen beso.

—¡Mierda! Así que Matteo Fainello es el amante de Farah. Con razón lo del vídeo del paparazzi. Pero no entiendo. Si son amantes, ¿Por qué dejó mal a Farah?

—Es algo que yo tampoco entiendo. Pero, me cuesta creer que Matteo sea ese tipo de chico. Es decir, no pensé que él fuera así. Todo este tiempo, desde que estábamos en Italia, salió con Farah. Y al mismo tiempo, tontamente pensé que yo... bueno, olvídalo.

—¿Pensaste que le gustabas a él?

—Nara... a ti no te voy a mentir. Escucha, creo que me gusta Matteo. No estoy muy segura ahora, pero creo que me gusta. No sé qué hacer.

—Ya sabía, amiga. ¿Ya no sientes nada por Neal?

—Tampoco lo sé. No sé nada. Siento que estoy estancada y no sé a qué camino ir. Neal me pidió otra oportunidad. Le dije que lo pensaría y le di permiso para acercarse a mí.

—Está difícil tu situación. La verdad yo no conozco mucho a Matteo, pero por todo que me has contado, creo que no es una buena opción para ti. Y Neal ni se diga, es un patán, te engañó una vez y nadie nos asegura que te volverá a hacer lo mismo. En conclusión, opino que te alejes de ambos. Por tu propio bien.

—Eres una sabia, amiga.

Ambas llegamos a la parada de autobús. Un auto particular se detuvo frente a nosotras. Bajó Quinn Miranda de ahí, acercándose.

—Ahí viene tu hermana... —susurró Nara, en tono sarcástico. Negué con la cabeza.

—¡Hola, chicas! Abigail, ¿Tienes unos minutos para que hablemos a solas? —preguntó Quinn.

—¿Sobre qué? —pregunté un poco seria.

—Sólo acompáñame. De verdad quiero hablar contigo sobre algo importante. —sonrió levemente.

—Espero no sepa que eres su hermana. —susurró Nara.

—No hay forma en que ella sepa. Mi madre sólo me lo confesó a mí. —susurré. —Está bien. —dije.

Subí al auto de Quinn y dejamos sola a Nara en la parada del autobús. Después de unos diez minutos, entramos a una pequeña cafetería. Quinn pidió un té helado y yo sólo quise un vaso con agua.

—¿Qué es tan importante que me trajiste hasta aquí? —pregunté.

—Es sobre Matteo...

—Entiendo. Mira, Quinn, ya sé que ustedes dos están saliendo, pero no te preocupes por mí. Te juro que no soy nada de él, ni siquiera soy su amiga. Así que no debes sentirte celosa por mi culpa. Matteo no me interesa en lo absoluto. Te lo juro. Puedes estar tranquila, que no voy a acercarme a él. —solté y ella me quedó viendo a los ojos. Después de unos segundos, soltó una pequeña risa. —¿Qué sucede?

—Nada... es que me das risa, Abi. Lo siento, me dio risa tu reacción. En realidad yo no estoy saliendo con Matteo. Sólo somos amigos. Nunca hemos sido más que eso. Debo admitir que cuando lo conocí, se me hizo guapo y me gustó, pero él nunca quiso nada conmigo. Somos muy amigos.

—¿Enserio? Y yo siempre pensé que ustedes tenían algo más. Como siempre ibas a la mansión para hablar con él.

—No, sólo iba para hablar como amigos. Además, a él le gusta alguien más.

—De seguro le gusta Farah. Por eso se hizo su amante. —pensé. —Pues que bien por él. Espero que esa persona le corresponda. —dije y nuevamente Quinn me miró.

—¿Enserio no sabes quién le gusta a él?

—No, no me gusta meterme en su vida privada. Como ya te dije, no soy su amiga ni nada de él.

—¿Y no te gustaría ser más que su amiga?

—¿A qué te refieres?

—Me da risa ver cómo ambos lo niegan. Parecen adolescentes descubriendo que están enamorados. —comentó ella, con una enorme sonrisa.

—No entiendo nada...

—No me considero experta en el amor, pero no me vas a mentir, Abi. Puedo ver que te gusta Matteo, y no sólo eso, también le gustas a él. —soltó y sentí como si alguien me hubiera aventado un balde de agua fría.

—Creo que estás equivocada, Quinn. Matteo no me gusta y dudo que él sienta algo por mí. Eso es imposible. —reí.

—Tu risa es de nervios, porque no quieres aceptarlo. Escucha, no tiene nada de malo aceptar que estás enamorada. Estoy segura que él siente lo mismo que tú. Como su amiga, puedo verlo. Y me gustaría verlos a ambos juntos y siendo felices. Ambos se merecen esa felicidad.

Me levanté de la mesa, pues no quería seguir hablando del tema con Quinn, y menos ahora que yo sabía que era mi verdadera hermana. Ella me miró seria y se levantó también. Dejé unos billetes en la mesa.

—Te agradezco, Quinn. Pero no quiero hablar al respecto. Adiós. —me retiré.

—Abi... ¡Espera! —gritó ella detrás de mí.

Empecé a correr para que no me alcanzara. Al correr, me tropecé con un chico. Miré y era David. Él alcanzó a tomarme en sus brazos, para evitar que cayera.

—David, ¿Qué haces aquí? —pregunté.

—Vine a comer con unos amigos. ¿Quieres venir con nosotros? Te presentaré con ellos. —sonrió y noté que se había sonrojado un poco.

—De acuerdo. —acepté y nos dirigimos al restaurante que estaba cerca de la cafetería.


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Nota: Y continúa Quinn la cupido :3  ¿Podrá reunirlos?

-Lau De Nu'est

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