Capítulo 43. La noche en el hospital
---- NARRADORA OMNISCIENTE ----
Cuando salió la noticia del vídeo entre Farah y Matteo, se esparció como el aire ante todos, incluyendo los fans de Farah, Matteo y hasta de Diamonds. El señor Fainello estaba mal con esa noticia, pues no pensó en que Farah sería capaz de ser tan mala persona.
El señor Fainello se encontraba sentado en su escritorio. A un lado estaba su asistente y consejero. Ambos veían las malas noticias de la mañana, y muchos fans empezaron a cancelar a Farah y pedir su expulsión de la agencia.
—No puedo creerlo. ¿Qué vamos a hacer ahora? De por sí ya no le estaba yendo bien a la empresa, y ahora con esto, siento que vamos de mal en peor. —habló el señor Fainello, bastante preocupado.
—Lo sé, señor. Pero no perdamos la fe. Lo que importa ahora es sacar a Farah de la empresa. Si no lo hacemos, los fans vendrán a exigir su salida. —le respondió su asistente.
—¿Hay alguna otra novedad que yo deba saber?
—Sí, la hay, señor. Llegó un sobre de una notificación del juzgado. Al parecer, su hija adoptiva, Abigail, ya no quiere llevar su apellido. Ella presentó una queja el día de ayer, y ya firmó para retirarse el apellido "Fainello". Sólo falta la firma de su esposa y usted. —le entregó el sobre con el documento.
—Lo que faltaba... A mi esposa no le agradará la noticia.
Luego de unos minutos, entró Farah a la oficina, sin tocar la puerta. El señor Fainello estaba muy molesto con ella, después de que se había enterado de todo. Ella se veía muy mal, iba en pijama, sin peinarse, sin maquillaje, había llorado toda la noche y tal vez ni había dormido.
—Farah, no te esperaba, pero ahora que estás aquí, quiero que te vayas de la empresa cuanto antes. No puedo tolerar que una de mis artistas, sea una ladrona de canciones y música, y quiera hacer fama con todo lo que le pertenece a otros. —habló el señor Fainello muy molesto.
—No me iré de aquí, y usted tampoco me va a despedir. —respondió Farah, altanera. —Tengo una foto donde usted y yo nos besamos en la playa, en una fiesta nocturna durante una gira. Usted no puede sacarme de aquí. A menos que quiera que le muestre la foto a su querida esposa, para ver qué opina al respecto. —amenazó.
—¿Qué? Te recuerdo que ese beso fue un error. Esa noche bebí demasiado y tú aprovechaste ese momento. Entre tú y yo nunca ha habido nada. Yo no sería capaz de tocarte ni a ti, ni a ninguna otra de mis artistas. Yo jamás he engañado a mi esposa. —respondió el señor Fainello.
—Pero la foto habla más que usted. ¿A quién piensa usted que le van a creer? Le recuerdo que también soy actriz. Puedo convencer a todos que usted me obligó a salir ese día, para aprovecharse de mí y que por eso me dio el trabajo en su empresa. —rio.
—Estás loca, Farah. ¡Jamás te tocaría ni me aprovecharía de nadie! —gritó el señor Fainello.
—Le doy un tiempo para pensar mejor las cosas. Espero que reflexione y no me despida. —Farah dio media vuelta y salió de la oficina.
Mientras tanto, el señor Fainello empezaba a sentirse mal, habían sido tantas malas noticias juntas, que no pudo más. Le dolió su pecho, empezó a sudar bastante y tenía mareos. Se quedaba sin aliento. Poco a poco se desvaneció y cayó al suelo.
—¡Señor! —gritó su asistente. Inmediatamente llamó a una ambulancia, después trató de levantarlo.
Matteo iba en busca de Abigail. Por fin estaba decidido a confesar sus sentimientos hacia ella. Se había levantado muy temprano, le había comprado unas rosas. Conducía a la universidad. Pero desafortunadamente, recibió la llamada donde le decían que su padre se encontraba en el hospital. En seguida, se desvió del camino rumbo a esa dirección.
Después de varias horas, Matteo decidió quedarse a cuidar a su padre. Toda la familia regresó a casa, excepto él.
—Matteo, me preocupas, no has comido nada y tampoco descansarás. Debes tomar algo, para aguantar la noche larga. —le decía Quinn.
—No quiero nada, Quinn. Lo único que quiero es que mi padre se recupere.
—Así será. Nos vemos mañana. Vendré temprano.
Quinn se despidió de Matteo con un beso en la mejilla. Él se quedó sentado en el sofá que estaba a lado de la cama de su padre.
Al salir del hospital, Quinn le mandó un mensaje a Abigail, pidiéndole de favor que viniera a acompañar a Matteo. Sabía bien que ella era la solución para que él se sintiera mejor.
Abigail llegó y Matteo se sorprendió de verla, pero a la vez, se emocionó porque había venido a verlo y a estar con él. La abrazó fuertemente, como si no la hubiera visto en varios años.
Ya eran las cinco de la mañana. Ninguno de los dos había dormido. Matteo le ofreció el sofá a Abigail, para que descansara un poco. Ella se sentó y durmió un par de horas, mientras Matteo la quedaba viendo. No cabía duda que, él se había enamorado perdidamente de ella. Además de que Abi era bonita físicamente, era la chica que Matteo anhelaba desde siempre, pues ella era aquella que se preocupaba por él en las buenas y en las malas. A ella no le importaba la fama ni los lujos, y estaba junto a él, incondicionalmente. Él se sintió culpable por un momento, porque había arrastrado a Abi hacia su venganza, sin saber cuánto daño le había causado. Él había sido egoísta con todos, incluyéndola.
Matteo se acercó a Abi, mientras dormía. Le depositó un beso en la cabeza.
—Perdóname, Abi. Te he causado tanto daño. No debí involucrarte en todo esto. —susurró triste. —De ahora en adelante, cambiaré. Voy a hacerte la chica más feliz. Voy a entregarte todo mi amor. —acarició suavemente los cabellos de ella con los dedos.
Aparentemente nadie veía la disculpa sincera de Matteo, pero su padre había despertado en ese momento, vio y escuchó todo. Se había dado cuenta de lo enamorado que estaba su hijo. Después, se hizo el dormido nuevamente.
Abigail despertó, y se dio cuenta que Matteo no estaba con ella en la habitación. Se levantó del sofá, bostezando todavía. Abrió la puerta y vio hacia el pasillo. A tres habitaciones más, estaban Matteo y Quinn abrazados. Abigail se sintió extraña en cierta forma. Sabía que no debía estar ahí, ya que Quinn había venido a ver a su novio. Pero lo más importante, sabía que Matteo no le era completamente fiel a Quinn, pues él era el amante de Farah y los había visto besarse. Caminó hacia la salida, sin que Matteo ni Quinn se dieran cuenta.
—No quiero hacer un mal tercio. O mejor dicho... un mal cuarteto. —pensó Abigail, saliendo del hospital a toda prisa. —Sigo sin creer que Matteo sea el amante de Farah. Todo este tiempo creí que la odiaba. Aunque, ya no sé quién es realmente él. Si es su amante, ¿Por qué mandó a grabar el vídeo, donde la hizo quedar mal a ella?
---------
Nota: ¿Qué sucederá con Abi?
-Lau De Nu'est
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top