Capítulo 40. Un secreto sale a la luz


---- NARRADORA OMNISCIENTE ----

Abigail quedó impresionada con las palabras de su madre en prisión. La señora Lila la miró seriamente, era el tiempo de confesarle toda la verdad.

—Hace diecisiete años, yo vivía en Nueva York con mi esposo. Nosotros ya teníamos un hijo pequeño, Patrick, el que fue tu hermano mayor, pero en realidad nunca lo fue. Nosotros no éramos buenas personas, nunca lo fuimos. Nos dedicábamos a robar casas. Un día, llegamos a la mansión de los Miranda. Sabíamos que no estaban en casa, así que, mi esposo y yo nos metimos a robar, con unos pasamontañas.

Cuando entramos, ahí estaban las sirvientas, las cuáles, mi marido amenazó con un arma y las encerró a todas hasta meterlas en un armario. También estaban dos niñas, una de cuatro años y tú, que en ese momento tenías dos años.

La niña de cuatro años comenzó a gritar y la tuvimos que amarrar para silenciarla. En cambio, tú, estabas muy tranquila sentada en una silla para bebé. Mi esposo ya había metido algunas cosas de valor en una bolsa grande, buscábamos las joyas, pero llegaron tus verdaderos padres, los Miranda y se dieron cuenta del robo. Mi esposo los amenazó con el arma y tu padre luchó contra él para quitarle el arma hasta lograrlo. Tuve miedo de que tu padre matara a mi esposo, así que lo primero que se me ocurrió fue tomarte entre mis brazos.

Agarré un cuchillo pequeño de la cocina y amenacé a tus padres, diciendo que, si ellos herían a mi esposo, entonces yo te mataría. Tu padre soltó el arma y mi esposo y yo nos fuimos contigo. Corrimos con lo poco que tomamos y no pudimos dejarte, sólo pensábamos en huir, y así fue.

No tuvimos más remedio que quedarnos contigo, pero para que los Miranda no se dieran cuenta que teníamos a su hija, mi esposo decidió mudarnos a California. También te cambiamos el nombre y te dimos nuestros apellidos. Después, ya sabes el resto de la historia, mi esposo falleció cuando tenías cuatro años y al final me quedé con Patrick y contigo. Me retiré de robar y empecé a trabajar como sirvienta. —contó la señora Lila, lo más seria posible.

Luego de escuchar la historia de su madre, Abigail rompió en llanto en ese mismo momento. No sabía quién era realmente. Todo lo que había vivido había sido una mentira, su familia no era su familia, su nombre no era ese. Y lo más importante, no sabía exactamente quiénes eran su verdadera familia.

—¿Cómo pudiste hacer todo eso? ¿Cómo pudieron llevarme con ustedes? —preguntó Abi, con lágrimas en los ojos.

—Sucedió muy rápido. No pensamos las consecuencias. Sólo te llevamos con nosotros.

—Sabía que eras mala, pero no a tal extremo. Sobrepasaste todo lo malo y llegaste más allá de los límites de la maldad. —decía Abi, casi ahogándose del llanto.

—Ay, no seas dramática. En prisión he conocido peores que yo, créeme. —mencionó sarcástica su madre.

—¿Quién es mi verdadera familia? ¿Cómo se llaman mis padres? Quiero saberlo.

—La familia Miranda. Tus verdaderos padres son... Peter y Berenice Miranda. También tienes una hermana mayor, y creo que la conoces bien, ya que iba a la mansión a visitar al joven Matteo. Tu hermana es... Quinn Miranda. —soltó su madre.

—No... ¡No! —Abi negaba con la cabeza, mientras lloraba.

Al escuchar lo último que mencionó su madre, Abigail entró en una crisis de ansiedad. No podía respirar bien y necesitaba salir corriendo inmediatamente, se sentía desesperada. Apenas se levantó de la silla y cayó al suelo, inconsciente. Su madre les gritó a los policías para que vinieran a ayudarla, pues se había desmayado.

Pocos minutos después, Abi despertó. Se encontraba en la enfermería de la misma prisión. Pensaba que todo era una pesadilla, pero no era así.

—¿Cómo te sientes? —preguntó la enfermera.

—Bien, gracias. —respondió Abi, un poco aturdida.

—Creo que sólo fue un ligero desmayo. ¿Has tenido relaciones últimamente? ¿Te has drogado? ¿Has estado comiendo bien?

Abigail respondió todas las preguntas de la enfermera. Logró salir después de unos minutos. Mientras caminaba a la puerta de salida, lloraba inconsolable. Odiaba tanto ese día. Lo que más odiaba era saber quién era su verdadera familia, pues no le agradaba en lo absoluto pertenecer a la familia Miranda y que su madre fuese la señora Berenice. Ahora todo tenía sentido. Abi recordó cuando escuchó a Melanie decir que sólo fingía ser la hija de los Miranda.

Salió y caminó a la parada de autobús cercana. Sacó su celular, el cual tenía llamadas perdidas de Matteo. Se sentía muy sola, así que buscó entre sus contactos, hasta dar con el de Neal. Le llamó para que fuera con ella. Él aceptó y rápidamente dejó el estudio de grabación para ir con Abi.

Mientras tanto, Matteo tenía planeado ir a hablar con Abigail hasta el cine donde trabajaba, pero sólo encontró a Nara.

—¿Dónde está Abigail? —preguntó él a Nara.

—No sé dónde está. Dijo que iría a otro lugar y tengo que cubrir su trabajo. No me dijo a dónde fue. —respondió Nara.

—Si sabes algo de ella, avísame.

Matteo subió a su auto, comenzó a conducir. No dejaba de pensar en lo que sucedió la noche anterior y lo que dijo su hermana Isabella: « Hermano, Abigail se fue de la mansión. Melanie la acusó de romperle su ropa con unas tijeras y nuestros padres se molestaron con Abi, sobre todo mamá. Ambas dijeron cosas horribles y discutieron. Abi tiró el anillo de compromiso al suelo, el cual recogí, dijo que te casaras con Melanie porque ambos son del mismo nivel, y que mamá no quería que ustedes se casaran, se notaba muy mal. Tienes que hablar con ella. Sinceramente no me cae bien la tal Melanie, simplemente no le creo. No conozco mucho a Abi, pero vivimos juntas en Italia y siento que ella no haría nada para lastimar a alguien. »

Por otro lado, Matteo también pensaba en lo que le había dicho Quinn, esta mañana: «Debes ser sincero contigo mismo. Si Abi te gusta, no esperes más en decirle. Ayer fui con mi amiga Sharon a cenar al restaurante de siempre, y al llegar al estacionamiento, vi a Abi y Nara, pero no estaban solas, estaban acompañadas por Neal Harrison y un amigo que no conozco. Si no le dices tus sentimientos a Abi, probablemente Neal gane nuevamente su corazón. Y no me gustaría verte sufrir por una chica otra vez. Te lo digo sinceramente como tu mejor amiga.». Él respiró de forma pesada, mientras conducía, en busca de Abigail.

—Abigail... ¿Será cierto que me he enamorado de ti? —se preguntaba Matteo. Exhaló.

Neal había llegado al lugar donde Abigail estaba. Bajó del auto y se dirigió a ella. Estaba sentada en la parada del autobús, llorando. Él la abrazó sin pensarlo dos veces, colocando la cabeza de ella en su pecho, sobaba su espalda, mientras ella se aferraba a él.

—No sé ni quién soy ahora. Me siento vacía. —mencionó ella sollozando.

—Yo sí sé quién eres... Eres Abi, la chica más fantástica que he conocido y de la cual me he enamorado. Nunca te dejaré sola. —respondió Neal, abrazándola aún más, aunque no sabía lo que a ella le sucedía.


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Nota: Pobre Abi :(  Y a Matteo se le acaba el tiempo de descubrir su amor por ella  :3

-Lau De Nu'est

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