Capítulo 3. La cita (falsa) con Matteo


---- NARRADORA OMNISCIENTE ----

Ya era de día. Abigail todavía no se acostumbraba a despertar en una habitación enorme. Era la habitación que los señores Fainello le habían ofrecido cuando su madre y ella quedaron sin casa, debido a una inundación. Es por eso que terminaron viviendo en esa mansión.

Abi se dio una ducha rápida, se colocó un outfit cualquiera, uno común, para poder limpiar la casa. Se ató el cabello largo en una coleta mal hecha. Abrió la puerta, dirigiéndose a la habitación de limpieza. Tomó un trapeador, pero al hacerlo, una mano apareció tomando la suya. Ella soltó inmediatamente el trapeador.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Matteo, quien apareció detrás de ella, ya se había bañado y cambiado de forma elegante y casual al mismo tiempo.

—Voy a limpiar. —respondió ella.

—¿Olvidaste nuestra cita? Te lo repetí varias veces. Tendré que llevarte con un médico para que te revise el cerebro. Primero olvidas la canción, y ahora olvidas nuestra cita.

—¡Eres un grosero!

—Ya me conoces. No te sorprendas. Ahora arréglate y vámonos.

—No quiero arreglarme.

—Bien, te llevaré así de todos modos.

Matteo la jaló del brazo, hasta afuera de la habitación de limpieza. Ella trató de detenerlo pero no pudo. Cuando salieron hasta casi llegar a la sala, encontraron a la señora Fainello. Ella los vio juntos y dibujó una sonrisa en su rostro.

—Aún no puedo creer que estén juntos, muchachos. Pero me alegra saber que se van a casar. — habló ella.

—Ya nos vamos. Abigail y yo tenemos mucho de qué conversar. —dijo Matteo.

Él llevó a Abigail hasta su auto y casi a la fuerza, la metió en él.

—¿Casar?¿O sea que, no fue una pesadilla? —preguntó ella en voz alta.

—Lo de ayer fue real. —respondió él, mientras conducía.

—Escucha, no me casaré contigo. ¿Lo oíste?

—Tranquilízate un rato. Sólo lo dije para que tu madre dejara de golpearte. No me gusta cuando tratan de corregirte con golpes. Tu madre es muy dura contigo, y eso me irrita.

—Sí, lo sé, por eso me defendiste de las chicas que me querían golpear en el centro comercial.

—Cómo olvidar que querían golpearte porque te vieron con su crush, Neal Harrison, en el centro comercial, y porque insultaste a Farah. También te las quité de encima.

—Gracias por defenderme de todas ellas y por lo de ayer. Si no detienen a mi madre, seguro me mata ahí mismo.

—¿Cómo sigue tu cortada en el dedo?

—¿Cómo sabes que tengo una cortada...? —ella miró su dedo, el cual tenía una bendita alrededor, que no recordaba haberse colocado, y que no había notado para nada cuando se dio una ducha esta mañana.

—Anoche curé tu dedo. Realmente tienes el sueño muy pesado.

—¿Entraste a mi habitación cuando dormía?

Matteo quedó en silencio. Después de unos minutos, llegaron al parque, como acordaron. Él fue por unos helados para ambos. Abi se quedó sentada en una banca. Aún no había mucha gente, ya que era temprano. Él se colocó unos lentes oscuros, era obvio que muchas lo iban a reconocer si no se los ponía.

—Aquí tienes... —le dio a ella un helado de chocolate.

—Gracias. —ella lo tomó.

—Ahora sonríe. Tenemos que aparentar que salimos. El fotógrafo está aquí.

Él se sentó a lado de ella, le dio un mordisco a su helado y puso su brazo detrás de Abi para abrazarla. No es que Matteo se le hiciera poco atractivo a ella, al contrario, era muy guapo, por algo era actor, pero no le atraía como algo más. Aunque cuando él la defendió de aquellas fans de Farah, llegó a pensar que le gustaba. Ahora que lo conocía más, eso sería imposible.

—Estás muy tensa. Relájate y recárgate en mi hombro. —dijo él.

—Lo siento, pero no me gusta mucho abrazar. —respondió ella.

Matteo tocó la cabeza de Abigail con su mano, apoyándola contra su hombro. Se quitó los lentes. De repente, una ola de chicas se acercaron a ambos. Venían con sus celulares en la mano. Todas querían una foto con Matteo. Eran señoras, jóvenes, adolescentes y niñas. Él se tomó algunas fotos con ellas.

Abigail aprovechó que las chicas rodeaban a Matteo, para salir del lugar. Se había quedado de ver con Nara, para irse juntas al ensayo.

—¿Es enserio lo de las fotos de esta mañana? —preguntó Nara, mostrándole a Abi las noticias en su celular, que decía en el encabezado "¿Matteo Fainello en una relación?".

—En parte sí y en parte no. —respondió Abi.

—¿Sabes que Astrid y Carolina te matarán? De seguro ya vieron las fotos. Pensé que él te caía mal.

—Y me cae mal, pero le estoy ayudando, así como él me ayudó.

—¿Qué les dirás a las chicas?¿Has pensado algo?

—Les diré que Matteo y yo nos encontramos y me pidió que habláramos de una colaboración entre Diamonds y él. ¿Qué te parece?

—Suena bien, pero ¿Qué hay del abrazo que te dio? ¿Cómo lo explicarás?

—Bueno, diré que él quiso mostrar su afecto, pero después me incomodé y me fui.

—Esperemos ellas no se enojen.

—¡Amanda!, te mataré... —entró Astrid, algo molesta.

—Hola, Astrid, a mí también me da gusto verte. —respondió Abi nerviosa.

—¿Por qué las noticias hablan de Matteo y tú juntos? —le preguntó Carolina, entrando detrás de Astrid.

—Chicas, puedo explicarlo... —trató de decir Abi.

—Yo también... —entró Matteo, de repente a la sala de ensayos.

—Matteo... —hablaron Astrid y Carolina al mismo tiempo.

—No hay que mentirle a tus compañeras y amigas del grupo sobre nosotros. Estoy seguro que ellas comprenderán. —habló Matteo, dirigiéndose a Abi.

—¿Qué? —preguntó Abi, algo confundida.

—A partir de hoy, Mandy y yo... somos novios. —él tomó la mano de ella, entrelazándola con la suya.

La madre de Abigail quería matarla en cuanto se enteró de las fotos en las noticias que pasaron por la televisión. Como siempre, Matteo y sus padres intervinieron para hablar seriamente con la señora Lila. Ésta vez, Abi no pudo escuchar la conversación, pero después de aquella charla, la señora Lila no volvió a ponerle un dedo encima a su hija.

A la mañana siguiente, Abi y su madre estaban en la cocina.

—Abigail, toma... —la señora Lila le dio un fajo pequeño de billetes a su hija. —Necesito que vayas con la señora Rosy, y le pagues este dinero que le debo. Como nos fuimos del vecindario después de la inundación, ya no pude pagarle. No quiero que piense que no le pagaré. Ve a dárselo.

—Sí, madre. —respondió Abigail.

Abigail tomó el fajo de billetes, los echó a su bolso. Se ató el cabello, colocándose una gorra y unos lentes. Matteo le había advertido sobre salir a la calle sola, por si la reconocían los fans. Aún así, se arriesgó a ir a su antiguo vecindario. Tomó el autobús. Afortunadamente nadie la reconoció.

Al llegar al vecindario, tocó el timbre de la señora Rosy, pero no salía nadie, sólo estaban sus perros ladrando como siempre. Ella era su vecina de a lado. 

—No está... —resopló Abi, agachándose un poco. Se quitó los lentes.

Dio media vuelta para irse, pero una persona estaba detrás de ella. Levantó la vista, reconociendo perfectamente a esa persona. 


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Nota: ¿Con quién se habrá encontrado Abi? Leamos el siguiente capítulo :3  

-Lau De Nu'est

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