Capítulo 25. Todavía me gusta Neal
---- ABIGAIL ----
Neal me había llevado a otro restaurante/bar. Pedimos las mismas bebidas. De alguna forma me sentía muy cómoda a su lado. Me recordaba cuando él era mi escapatoria cada vez que mi madre me trataba mal. Él nunca supo lo que sufrí en esos tiempos, nunca me atreví a decirle que mi madre me pegaba a veces y quería más a mi hermano mayor que a mí.
—¿Te sientes mejor? —preguntó Neal.
—Sí, gracias. —respondí agachando la mirada.
—¿Cómo conociste a Matteo? ¿Por qué si él te da tanto miedo, estás con él?
—Nos conocimos en el evento de la mitad de año. Cruzamos algunas palabras y luego me pidió mi número. De ahí me invitó a salir y acepté. No me da miedo, pero su forma de ser me irrita algunas veces. —respondí obviamente mintiendo sobre cómo lo conocí. Pero eso de que me irritaba su forma de ser, era completamente cierto.
—Yo también fui a ese evento. Vaya, siento que lo de ustedes fue muy rápido. Ni siquiera te dio tiempo de conocerlo mejor. Seguramente por eso, no te llevas del todo bien con él.
—Sí, eso es cierto.
Bebí el cóctel que pedí. En realidad no me gustó pero me lo terminé rápido.
—No es agua, no lo tomes tan rápido. —dijo Neal.
—Me gustó. —mentí. —No quiero seguir hablando de Matteo. Vamos a divertirnos.
—¿Quieres bailar?
—Sí.
Neal se levantó y me ofreció su mano. La tomé. Nos dirigimos a la pista de baile. La canción que estaba era lenta. Recargué mi cabeza en su hombro. Él me tomó con una mano de la cintura, y con la otra mano tenía la mía. En ese momento pude sentirme tan bien conmigo misma. Bailamos toda la canción, hasta que terminó. Empezó una canción rápida y nos separamos para bailar libremente. Me sentía llena de energía y de vida. Hacía mucho que no me sentía así de contenta. Él y yo sonreímos.
—Vamos a un museo. —sugirió Neal.
—Vamos... —respondí contenta.
Subimos a su auto y nos dirigimos a un museo cercano, el cual no tenía idea de cómo se llamaba. No conocía nada del lugar.
—Yo tampoco sé cómo se llama el museo, sólo lo vi de lejos y quise venir. —comentó Neal, como si hubiera leído mi mente.
Bajamos cerca del museo. Neal ya había estacionado el auto. Entramos a comprar los boletos y después pudimos entrar. Había cosas interesantes. Él estaba muy emocionado con las pinturas que había y las reliquias que tenían en el lugar. Empezó a hacerme pequeñas bromas y no dejábamos de reír con cada una.
—Vamos por helado... —Neal tomó mi mano y me llevó hacia una tienda.
Compró dos helados y empezamos a comerlos. Era tan relajante estar con él. Después, me llevó a un centro comercial. Tampoco sabía cómo se llamaba ese lugar, pero sólo lo seguí. Entramos a una joyería.
—¿Qué hacemos aquí? —pregunté curiosa.
—Es una sorpresa. No veas. Cierra los ojos. —respondió muy divertido.
—Bueno. —cerré los ojos.
Neal fue al mostrador para comprar algo y yo no podía ver qué era. Me moría de la curiosidad. Después de unos minutos, él regresó.
—Abre los ojos ahora. —dijo él.
Le obedecí y él tomó mi mano para poner en la palma una cadena con un dije de corazón color rosa tornasol. Lo miré y él sonrió.
—Sé muy bien que te prometí uno de estos cuando salíamos. Te había dicho que cuando fuera famoso, te lo regalaría. Ahora que somos amigos, me parece un buen regalo para ti. —sonrió levemente.
—No tenías por qué comprarlo. —dije conmovida.
—Fue una promesa y me gusta cumplir con todo lo que prometo. Vamos, póntelo, te ayudaré. Levanta tu cabello.
Me sentía feliz y no por el regalo, sino por lo que dijo Neal. ¿Cómo se había acordado de lo que prometió hace tiempo? Me recogí el cabello unos segundos, y me colocó el dije en el cuello. Se veía hermoso. Los colores tornasoles me gustaban mucho.
—Listo. Puedes volver a soltar tu cabello. —comentó —Se te ve fantástico. —sonrió al ver el dije en mi cuello.
—Gracias, Neal. —respondí alegre.
Nos subimos al auto. Me iba a dejar a casa, pero de repente, él se desvió del camino.
—Por aquí no es. —dije.
—Lo sé, pero tengo otra sorpresa para ti. —respondió él.
Me llevó a un parque. Ya estaba oscureciendo. Aún había gente caminando y divirtiéndose en el lugar. Neal se fue con todo y auto hacia dentro del parque, por donde casi no había nadie. Nos bajamos del auto.
—¿Qué hacemos en un parque? —le pregunté.
—Sube... —dijo Neal, para después trepar su auto por la parte delantera. Se sentó sobre este. Me hizo señas de que hiciera lo mismo. También subí sobre su auto, sentándome a su lado.
—Sigo sin entender qué hacemos aquí. —dije sintiendo un poco de frío.
Neal se quitó la chaqueta que traía puesta, para dármela. Me la puso en la espalda.
—Sé que te gustaba dibujar en las estrellas. Ya es de noche y ya se ven las estrellas. Vamos, dibujemos lo que queramos. —mencionó él.
—Eso fue hace un tiempo. Ya crecimos. —dije sonriendo.
—Nunca se es demasiado grande para imaginar. —respondió contento, para después, empezar a dibujar con sus dedos imaginariamente con las estrellas que se veían en el cielo nocturno.
Sonreí viéndolo. Neal se veía como un niño pequeño, jugando a dibujar con las estrellas. Pude ver nuevamente su rostro de perfil, ese perfil tan hermoso que tenía y en sus labios había una sonrisa sincera. Me gustaba más que antes. Miré hacia las estrellas y empecé a dibujar un corazón y dentro de él, dibujé nuestras iniciales.
—¿Qué dibujaste? —pregunté divertida.
—Una rosa. ¿Y tú?
—Un corazón.
—Tenías razón, esto es muy relajante. —sonrió viendo a las estrellas.
—Lo es.
Ambos sonreímos. Me quedé viendo nuevamente a Neal. Él también volteó a verme. Instintivamente me acerqué poco a poco hacia su rostro y él también hizo lo mismo acercándose a mi cara. Unimos nuestros labios en un beso. Pude sentir otra vez su calor y respiración cerca de mí. Nos separamos después de algunos segundos.
—Lo siento. —me disculpé.
—No, fue mi culpa. Lo siento.
—Creo que deberíamos regresar cada quien a su casa. Bueno, al lugar donde nos hospedamos —reí un poco.
—Sí, vamos. Te llevo a casa de la hermana de tu novio. Subamos al auto.
Después de media hora, Neal me dejó a media cuadra de la casa de Isabella. Me abrió la puerta del auto para ayudarme a bajar.
—Nos vemos en el ensayo general del siguiente concierto. Ten una linda noche. —dijo Neal.
—Gracias por traerme a casa. Nos vemos. —dije dándole un beso en la comisura de sus labios.
—Abi, gracias por este día. Te quiero.
—Yo también te quiero, Neal. —respondí sonriendo. —Toma, tu chaqueta. —se la di y él la tomó.
Di media vuelta para irme a la casa. Caminé la media cuadra y llegué al jardín. Sonó mi celular, era Nara.
—Nara, ya estoy afuera, en el jardín —respondí.
—Amiga, apúrate. Matteo ya llegó desde hace diez minutos y nos espera abajo para cenar. Preguntó por ti, pero le mentí diciendo que tienes migraña. Fue lo mismo que le dije a Isabella —hablaba Nara de manera apresurada.
—Está bien, pero, ¿Cómo le hacemos? Estoy en el jardín.
—Te aventaré por la ventana una caja de medicamento para el dolor de cabeza, y luego entrarás por la puerta. Les puedes decir que saliste a comprar el medicamento y yo te apoyaré con la mentira.
—Está bien. Pásame la caja.
Fue así como logré entrar a casa de Isabella, pero Matteo se molestó bastante conmigo. Me hacía sentir tan estúpida con sus comentarios hacia mí. Me recordaba cuando mi madre me decía cosas hirientes en la hora de la comida, cuando vivíamos en el vecindario. No podía permitir que él me tratara igual que mi madre. Le respondí firmemente y molesta. Me levanté de la mesa y subí a la habitación. Él me gritó, pero lo ignoré.
Entré a la habitación y me senté sobre la cama. Luego entró Nara y también hizo lo mismo, sentándose a lado de mí.
—¿Estás bien, amiga? Matteo se portó grosero contigo. Me gustó cómo le respondiste, pero igualmente sonaste grosera. —dijo ella.
—Estoy molesta con Matteo, pero ni él ni nadie me puede quitar la felicidad que traigo. —sonreí.
—¿Qué pasó con Neal? ¿Y por qué llegaste tan tarde? Creí que solo iban a comer.
—Paseamos toda la tarde. Y... nos besamos. —solté contenta.
—Ay no, ¿Lo besaste? —preguntó sorprendida.
—Sí y fue maravilloso...
—Y recuerda que es pura venganza, amiga.
— Lo sé, pero la pasé increíble con él. Por cierto, casi me da un infarto cuando Neal me llevó a un bar y me encontré con Giovanni.
—¿Giovanni? ¿El amigo de Matteo?
—Sí. Me reconoció y preguntó por Matteo. Me dio vergüenza que me viera con Neal, así que ambos huimos de ahí.
—Así que Giovanni fue al bar. ¿Y fue acompañado?
—Sí, creo que sí. Vi que iba una chica con él. Pero ya no la vi bien a ella, porque tuve que huir.
—No puede ser... Giovanni me gustaba mucho, pero olvídalo. No saldré con alguien que tiene novia o sale con otras chicas al mismo tiempo. —Nara cambió su semblante de felicidad al de decepción.
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Nota: ¡Hola! Les traigo actualización de mi novela. Vengo con 3 capítulos, que espero les encante tanto como a mí. ¡Gracias por la espera y por continuar leyendo mi historia!
-Lau De Nu'est
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