Capítulo 22. ¿Me gusta Abigail?


---- MATTEO ----

Después de darle un pequeño beso a Abigail, logré ver su rostro, el cual no tenía ninguna expresión. La había dejado congelada con lo que hice, era de esperarse, pues nunca le avisé de todo esto, pero Quinn tenía razón con lo que me dijo por teléfono: «Ah, y recuerda no decirle a Abigail sobre lo que planeas hacer con ella delante de todos. Así ella no se verá forzada y su actuación será más real. Si le dices lo del beso, ella no va a actuar de forma natural y quién sabe si quiera o no besarte

El público continuaba contento por lo que había presenciado, al igual que las demás chicas Diamonds.

—¡Ahora sí, denle la bienvenida a Diamonds! —dije emocionado por el micrófono. Me retiré del escenario, para que las chicas pudieran empezar su concierto.

Diamonds continuó interpretando sus canciones. Cuando el concierto concluyó, las chicas agradecieron al público italiano el recibimiento. También se realizó el fan meeting, con algunos fans sorteados. Las chicas se tomaron fotos con sus fans y dieron autógrafos. Finalmente, ellas regresaron a los camerinos. Todas entraron cansadas, llenas de sudor por las coreografías realizadas sobre el escenario, pero estaban felices, excepto Abigail. Ella entró al último y se fue a un rincón a sentarse. Me acerqué a ella.

—Lo hicieron excelente. —dije, sentándome junto a ella.

Ella me miró con un rostro más serio de lo normal. Se levantó inmediatamente del suelo y salió corriendo. Salí corriendo detrás de ella. Se había metido al baño de chicas. Por un momento creí que escaparía nuevamente como lo hizo en el Coliseo. Di media vuelta para regresar hacia los camerinos, pero me encontré con Giovanni.

—Creí que estarías trabajando. —dije abrazándolo.

—No me quería perder el concierto de Diamonds, y mucho menos la posibilidad de ver a Nara otra vez. —sonrió.

—Me da gusto que comenzaron a hablarse.

—Todo gracias a ti, amigo, que me dejaste solo con ella. Por cierto, vi el anuncio de tu noviazgo con "Amanda". Fue increíble y fantástico. Tu voz es mágica.

—Sí, gracias, ya lo hicimos oficial. Estuve leyendo los comentarios de las redes sociales y el público en su mayoría nos ha aceptado muy bien como pareja.

—Y sí que hacen una bonita pareja. Son el uno para el otro. —comentó serio.

—¿Cómo? Ya te dije la verdad.

—Bueno, si tú lo dices. —respondió sarcástico.

—¿Qué significa eso?

—Hermano, vamos. Hasta un ciego se daría cuenta de lo que ustedes dos sienten el uno por el otro.

—Creo que malinterpretas las cosas. Abigail y yo no somos nada realmente.

—No son nada pero vaya... sí que hay fuego entre ustedes. Primero te vuelves loco buscándola por el Coliseo como tres veces, casi lloras por no encontrarla, y qué decir de tu cara de preocupación y tu respiración pesada. Ah, y cuando apareció ella, esa sonrisa y ese abrazo que le diste cuando la viste, no es nada. Sin mencionar que Abigail se puso roja como tomate, cuando la besaste en el escenario.

—Basta, no sigas. Eso no significa nada.

—Hermano, como tu mejor amigo, te daré un consejo. Aclara tus sentimientos. Y también, es mejor que le preguntes a ella qué es lo que siente por ti. Porque, si continúan con el plan, sin haber aclarado sus sentimientos, ambos perderán de alguna forma. —me dio unas palmadas en el hombro.

—No creo que ella sienta algo por mí.

—Y no lo sabrás si no le preguntas. Hablen en privado y aclaren todo.

—¿Y si... le gusto a ella?

—Entonces tú sabrás qué hacer. Esa será tu decisión. Aceptarla o rechazarla. Pero para eso, también debes ser sincero contigo mismo en cuanto a tus sentimientos.

—Lo haré. —asentí serio.

—Ahora dime, ¿Dónde está Nara?

—En los camerinos que están al frente a la izquierda.

—Muy bien. ¡Buena suerte!

Los consejos de mi amigo Giovanni nunca fallaban, por lo regular, él siempre tenía razón en lo que decía. Seguí de pie, cerca de los baños de mujeres, hasta que salió Abigail de ellos. Caminó hacia mí.

—¿Ahora me sigues hasta en el baño? —preguntó seria.

—Lo siento, no estoy por ti, también vine al baño. —dije yéndome hacia los baños de hombres.

Entré al baño y me lavé las manos. Me miré en el espejo y no dejaba de pensar en las palabras de Giovanni: «Hermano, vamos. Hasta un ciego se daría cuenta de lo que ustedes dos sienten el uno por el otro». Exhalé fuerte, recargando mis manos en el lavabo.

—¿Será posible que me guste Abigail? —me pregunté a mí mismo, en voz alta.

—No lo sé, joven. Ni siquiera sé quién es Abigail, pero, ¿Me da permiso de limpiar el lavabo, por favor? —preguntó de pronto un intendente. Me sentía avergonzado. Salí del baño pronto.

Me dirigí al camerino nuevamente, y me acerqué un poco nervioso a Abigail. Estaba todo el personal del staff ahí dentro.

—Amanda, cariño. ¿Podemos hablar a solas? —le pregunté.

Todos nos veían con una sonrisa en sus rostros. Abigail dio media vuelta para verme.

—Ya voy. —respondió, quitándose los tacones, colocándose unos zapatos más cómodos.

Ella y yo fuimos hacia otro pasillo del auditorio que estaba vacío. Nos metimos en una especie de cuarto de intendencia.

—Pudimos hablar en el pasillo. No era necesario que nos metieras aquí. —dijo seria.

—Te dije por la mañana que quería hablar contigo. Es momento de hablar. —respondí.

—Ya no me acordaba. ¿Y de qué quieres hablar?

—Abigail, yo... me gustaría saber si... —Me costaba trabajo decirlo.

—Sólo dilo.

—Abigail, desde un principio, te dije claramente que tú y yo sólo somos compañeros, y que no podíamos ser algo más. Sólo estamos juntos por...

—Por el plan contra Farah. —interrumpió ella. —Sí, ya me lo dijiste varias veces, y créeme que respeto eso. No te preocupes, no habrá nada más que eso entre nosotros.

—Es decir, ¿Tú... no sientes nada por mí? —pregunté.

—¿Qué? No, no siento nada por ti. ¿Por qué preguntas eso?

—Abigail, me gustaría saber qué sientes por mí. ¿Me ves como un amigo o sientes algo más que eso? ¿Cuál es tu percepción de mí?

—¿Por qué debería decirte eso?

—Porque yo... —me detuve y miré sus labios. Empecé a tener ese deseo de unir mis labios con los de ella. Me acerqué lentamente hacia su rostro. Tomé su mentón suavemente, mientras trataba de depositar un beso en esos labios.

—Nomás no hagan mucho ruido cuando se besuqueen. Estoy tratando de dormir un poco. —escuchamos una voz, volteamos a ver y ahí estaba el mismo intendente del baño, sentado en un sofá pequeño.

Me alejé de Abigail. Ella me miraba extrañada.

—Creo que no es momento de hablar. Estoy muy cansada por el concierto, y como que ya no coordino nada. Mejor hablemos otro día. —mencionó ella, para luego abrir la puerta y salir del cuarto de limpieza.

—Lamento que tu chica no quisiera besarte. —habló el intendente.

—Gracias, no importa. —dije y salí también.

No estaba pensando claramente. Las cosas habían salido mal. Las palabras de Abigail: «Sí, ya me lo dijiste varias veces, y créeme que respeto eso. No te preocupes, no habrá nada más que eso entre nosotros.»

Era obvio que ella no sentía nada por mí. Me sentía absurdo. ¿Cómo pude pensar que habría algo más entre Abigail y yo?. Respiré aliviado, porque ahora, podía continuar con mi plan, sin distracciones. Me dirigí al camerino de Farah. Ella estaba sola, el personal del staff se había ido.

—¡Hola! ¿Puedo pasar? —le pregunté a Farah desde la puerta.

—¡Matteo! — dijo sorprendida. —Sí, adelante, pasa.


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Nota: Espero les haya gustado la actualización. La próxima será el siguiente fin de semana. ¡Muchas gracias por leer!

-Lau De Nu'est

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