---- ABIGAIL ----
Pasaron un par de días, y me había mudado con Nara al departamento. Conocimos a dos chicos más; una chica y un chico muy lindo. Ambos nos pidieron rentar juntos en el mismo departamento, por lo que nosotras aceptamos, así pagaríamos menos renta entre los cuatro.
—¿Y ustedes son novios? —preguntó Nara curiosa, mientras nos estábamos instalando en el departamento con nuestras cosas.
—No, somos compañeros y amigos. Ella es Paulina y yo soy David. —se presentó el chico lindo.
—¡Hola. Mucho gusto! —dije contenta, estrechando la mano de ese chico.
David, un chico de preparatoria, realmente lindo, tres años menor que yo. Cabello lacio negro, ojos marrones oscuros brillantes, caucásico, nariz afilada, labios ligeramente gruesos carnosos y de aspecto suave. Una bella sonrisa, que hacía aparecer unos hoyuelos bellísimos y se sabía expresar muy bien.
Por otro lado, Paulina, una chica de la edad de David, con cabello castaño y mechas rojas, piel morena linda, nariz un poco grande, labios delgados. También se veía una buena persona. Estreché su mano, saludándola.
—¿A poco no es muy lindo David? —preguntó Nara en voz baja, mientras David estaba haciendo sus tareas de la preparatoria, en la pequeña mesita de la sala.
—Así es. Muy lindo. —respondí.
Era raro que a Nara y a mí nos gustaran los mismos chicos, pero esta vez estábamos de acuerdo con que él era muy lindo y nos gustó.
Nara y yo cocinábamos, mientras Paulina había tomado una ducha, y David seguía en sus tareas.
—Anoche me dijiste por teléfono que tenías un plan para vengarte de Farah. Creí que ya estabas en un plan con Matteo y Quinn. —habló Nara, mientras revolvía la ensalada.
—Sí, pero se me ocurrió aprovechar y hacer otro pequeño plan por mi cuenta. Y tú me ayudarás. —sonreí señalándola con la cuchara.
—Sabes que siempre te apoyo, amiga. Ahora, cuéntame. Se me cuecen las habas por saber.
—Está bien. Voy a reconquistar a Neal. —sonreí.
—¿Estás loca?
—No. Estoy completamente bien.
—Pero dijiste que no querías saber de él.
—Ya sé, pero, ahora sí quiero. Farah va a saber con quién se ha metido. Si una vez me cambiaron por ella, ahora a ella la van a cambiar por mí.
—Entonces sólo vas a reconquistar a Neal, ¿Para quitárselo a Farah? Pero y ¿Qué harás cuando Neal quiera volver enserio contigo?
—Lo botaré. Le diré que tengo a alguien más, justo como él hizo conmigo.
—Pero dijiste que no te importa la fama, y que querías alejarte de todo eso. Te verás mal saliendo con Neal a escondidas, él es famoso ahora, y muy famoso internacionalmente.
—Es cierto. Pero nadie sabrá de eso, sólo tú y yo. Así Neal sabrá lo que yo sentí cuando me dejó.
—Me gusta tu mente malvada. Sabía que había algo malvado dentro de ti, sobre todo por tener esa mamá que te tocó tener. Por cierto, ¿Ya has ido a verla a prisión?
—No, no tengo ganas de verla. Al contrario, ahora que estoy viviendo contigo y con esos chicos de preparatoria, me siento mucho mejor. Siento que por fin puedo respirar bien. La mansión tampoco me gustaba, no me sentía libre, y menos con Matteo ordenándome todo el tiempo.
—Tienes razón. Bueno, vamos a comer. Llamaré a los chicos.
Teníamos que prepararnos para la primera gira de Diamonds. Ya teníamos todo listo. Nos iríamos unos meses. Les encargamos el departamento a David y Paulina.
Primero tuvimos que viajar desde California a Nueva York, para tomar el vuelo directo a Roma, Italia. Todos nos reunimos en el aeropuerto. Matteo llegó después que nosotras. Finalmente, llegaron Farah y Neal, tomados de la mano.
—Lista para irnos todos juntos. —dijo Farah, muy emocionada.
—Esa emoción no le durará mucho tiempo. —susurré a Nara y ella asintió como dándome la razón.
Al subir al avión privado que alquiló la empresa para nosotros, me iba a sentar con Nara, pero Matteo me jaló del brazo disimuladamente.
—Nos sentaremos hasta atrás. —dijo serio como siempre.
—Pero quiero sentarme con Nara. —me quejé.
—Ella se sentará frente a nosotros, junto con la maquillista. Nosotros debemos sentarnos juntos, ya que si no lo hacemos, todos aquí sospecharán que no somos pareja y que estamos mintiendo. Los rumores se esparcen como el aire.
—Está bien.
Tomé asiento en el lado de la ventanilla y Matteo se sentó a mi lado. Nara y July, la maquillista, se sentaron frente a nosotros. Neal y Farah se sentaron en los asientos del lado opuesto a nosotros. Sin querer, quedé viendo a Neal, quien me devolvía la mirada, mientras su novia se acomodaba en el lugar.
—Deja de ver a Neal y compórtate como mi novia. —interrumpió Matteo, en voz baja.
—En primer lugar, no soy tu novia real. En segundo lugar, la vista es muy natural, y puedo ver a quien yo quiera. No estoy ciega. —respondí en voz baja también.
—Entonces finge bien tu papel.
Las demás chicas de Diamonds se sentaron juntas hasta enfrente. Después de unas horas, ya me había aburrido. Matteo se había colocado unos audífonos y estaba escuchando música. Inconscientemente lo quedé viendo, pero en realidad mi mente se quedó en blanco unos segundos.
—¿Qué sucede? —preguntó él, volteando a verme.
—Nada, ¿Por qué preguntas? —respondí.
—Me estabas viendo.
Giré mi cabeza hacia la ventanilla, sin decir nada. Me sentía algo avergonzada por quedarlo viendo sin querer.
—¿Quieres escuchar música conmigo? —preguntó Matteo. Lo miré y me estaba ofreciendo uno de sus auriculares.
—No, gracias. Puede que te incomode y...
Cuando menos sentí, él colocó el auricular en mi oído. Estaba una canción de pop que me gustaba mucho. Ambos nos recargamos bien en nuestros asientos. Noté que Matteo cerró los ojos, como disfrutando cada nota musical y letra de la canción que estábamos escuchando. Sonreí levemente al verlo así. También me di cuenta que nos gustaba la misma música y casi los mismos artistas. Estuvimos escuchando música juntos por una hora.
Durante las siguientes seis horas, comimos, dormimos, vimos una película, estuvimos en silencio incómodo, pero también pude platicar con Nara un par de horas, hasta que ella decidió dormir un poco, y de nuevo me dejó sola en el silencio incómodo con Matteo.
Faltaba una hora para aterrizar, pero me quedé dormida de aburrimiento.
—¡Hey! Novia mía, ya despierta. Casi aterrizamos en Roma. —me despertó Matteo, moviendo mi cabeza con su mano.
—Lo siento, me dormí. —dije bostezando. Me di cuenta que estaba recargada en su hombro. Inmediatamente me retiré de ahí.
—Esta es tu primera gira, debes estar con la energía recargada al cien por ciento, como tus compañeras.
Llegamos a nuestro destino. Todos iríamos a un hotel para quedarnos, pero Matteo nos habló en privado a Nara y a mí. Nosotros salimos por otra puerta, mientras los demás se adelantaron hacia donde estaba la multitud de fans italianos que habían ido a vernos al aeropuerto.
—Nosotros no iremos al hotel con los demás. Iremos a casa de mi hermana mayor, Isabella. —nos mencionó Matteo.
—Está bien, como digas. —respondió Nara.
—No tarda en llegar mi amigo por nosotros. —Matteo revisaba su celular.
Después de unos minutos, llegó un auto blanco, muy elegante. Sinceramente yo no sé nada de autos, así que no sé qué marca sea. De ese, bajó un chico guapo, como de nuestra edad. Tenía buen cuerpo, piel blanca como la de Matteo, cabello negro, lentes oscuros. Venía con pantalón beige y playera blanca. Se acercó a nosotros, mostrando una sonrisa.
—¡Matteo! ¡Amigo! —lo saludó, extendiendo los brazos.
—¡Giovanni, amigo! Te extrañé mucho. —respondió Matteo, acercándose a su amigo. Era la primera vez que lo veía medio sonreír de forma sincera y sin actuar en alguna serie o película.
Ambos se abrazaron de manera sincera, se notaban contentos, y se daban varias palmadas en la espalda el uno al otro.
—¡Hola! —nos saludó el amigo de Matteo. —Me llamo Giovanni, y soy amigo de Matteo desde que éramos unos niños. Subamos todos al auto. —nos señaló su auto.
En todo el camino a la casa de la hermana de Matteo, Nara y yo íbamos en la parte trasera del auto, e íbamos en silencio, mientras que Matteo y su amigo iban platicando mucho en otro idioma.
—No entiendo ni papas... —me susurró Nara.
—Yo tampoco entiendo. Creo que es idioma italiano. —respondí de igual manera.
—Pero el amigo de Matteo es tan guapo. Me ha gustado. —Nara quedó impactada con ese sujeto.
—Lo que no entiendo es que, Matteo es un gruñón y su amigo es totalmente lo opuesto a él. ¿Por qué son amigos?
—No lo sé. Ya ves que es como las leyes de los signos; signos diferentes se atraen. Bueno, en plan de amigos solamente, porque no creo que sean gay y sean pareja, ¿o sí?
Reí con lo último que dijo Nara, solté una carcajada pequeña y ella igual, es ahí donde Matteo volteó a vernos, con esa misma seriedad de antes. Inmediatamente nos silenciamos como al principio.
Llegamos a la casa de la hermana de Matteo. Él tocó el timbre de la casa y casi inmediatamente salió su hermana mayor. Una chica realmente hermosa, incluso parecía modelo. Cuerpo bien proporcionado y unas curvas de impacto. Piel blanca, un rostro divino, como un ángel. Cabello largo castaño oscuro y lacio. Sonrió ampliamente al ver a su hermano.
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-Lau De Nu'est
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