Te Confieso que me gustas

-Ya veo...- me dijo apretando los puños bajo la manta – Solo soy una molestia. Eso me quedo claro cuando me lo dijiste esta tarde antes de subir al coche. Al menos solo dejame disculparme por lo de hoy, y por todos los problemas que pude haberte causado. Esta bien ya no volveré a molestarte... por cierto, podrías devolverme los bentos que te di hace unos días?-

Demonios! Que debería hacer? En parte sé que se esforzó por darme una bienvenida cálida, y honesta.

Pero también estaba tomando en cuenta lo que la mesera me había dicho.

No permitas que se ilusione contigo...ya antes sufrió mucho por otro sujeto y yo en lo personal no quiero verlo sufrir otra vez”

Porque? Porque tenia que pasar todo esto?

Me apresure a entrar a buscar lo que me pedía y se los entregue.

-Gracias – dije, intente sonrerirle, pero él solo me miro un segundo y regreso a su apartamento. No pude resistirme y me pare frente a su puerta, una vez que la cerro detrás de él, apoyando mi oreja en ella intentando oír lo que ocurría en el interior... Los ojos se me anegaron el lagrimas al oírlo llorar a través de la dura madera. También pase por lo mismo, así que entendía a la perfección como debía de sentirse justo ahora.

Es mejor así. Es mejor que me odies, de ese modo podrás estar a salvo de lo que Doflamingo pueda hacer.

Lo siento. Lo siento Monkey D. Luffy. Es lo mejor para todos... es lo mejor para los dos.

Fui hasta mi cuarto y busque algo de ropa, y me lleve los libros de texto que necesitaría para los próximos tres días.

Me senté un momento en el sofá, y allí estaba la playera que él había usado para dormir la noche anterior. La tome un momento en mis manos, y me quede mirándola. Parece que el momento adecuado había llegado antes de lo esperado. Por lo visto Penguin tenia razón. Era hora de dejar ese miedo y arriesgarme una vez más a querer.

Que era lo que tenia ese chico? Que era lo que había echo ese chico para hacerme sentir así? Solo habían pasado un par de días, y me tenia así de preocupado...así de mal...

El que jamás ha sufrido, que no hable de amor. Recuerdalo Law”

Termine de empacar mis cosas y abandone mi apartamento. No regresaría a él hasta dentro de tres días.

Ahora se venia la fiesta de aniversario de la universidad. Era un buen pretexto para despejar mi mente y olvidar por un momento mis sentimientos y a mi vecino.

Regrese al coche para volver con Penguin, y de paso, compre algunos sandwishes para él. En lo que a mi respectaba, el apetito se había ido a algún lugar muy...muy lejos de mi.

Penguin seguía leyendo y tomando apuntes cuando llegue. Deje la bolsa encima de la mesa, y yo me fui al cuarto de huéspedes. Sentí la mirada preocupada de mi amigo, pero fue un alivio que no dijera nada. Hacia mucho tiempo que no me sentía con tantas ganas de llorar. Cosa que hice un vez que me encerré en la habitación...

A la mañana siguiente, cuando íbamos con Penguin, otra vez me invadieron las ganas de llorar.

-Que paso anoche con Luffy...Law- me pregunto. Lo mire. Me conocía bastante bien...

Tenia que admitirlo. Penguin tenia razón. En tan solo tres días ese chico se había metido en mi mente y sobre todo en mi corazón.

Definitivamente era como yo solía ser con Kidd. Será que es eso lo que me molesta? El verme a mi mismo reflejado en ese chico? Y ese es el miedo que me da? Miedo a quererlo? A darle todo de mi, para que luego me lo arrebaten? Quizás ese chico debía pasarle algo parecido. Después de todo tenemos en común el echo de haber amado al mismo hombre, y era el mismo hombre que nos había dejado por otro.

-Nada no te preocupes- cerré los ojos para evitar que las lagrimas salieran.

Que había de malo en darse una oportunidad? Y si este chico es lo que en verdad necesitaba para volver a sonreír como solía hacerlo antes?

Ese día ni Sachi ni Penguin me volvieron a preguntar nada acerca de lo que había pasado con mi vecino la noche anterior. Aunque si, el resto de mis compañeros me preguntaba que me pasaba, pero no respondí a ninguno.

No preste atención en las clases y la mayor parte del tiempo me lo pase en la azotea de la universidad. Era un lugar al que prácticamente nadie se acercaba. Y que a mi me gustaba bastante, tanto por lo tranquilo del lugar como por la vista que ofrecía.

Me recosté en el duro concreto durante uno de los receso pensando, cuando de pronto, vi que una forma oscura se acercaba volando por el cielo hasta la universidad. El horror fue evidente en mi rostro, cuando vi de quien se trataba. Lo vi decender con esa sonrisa tan petulante, tan propia de él... y los gritos de pánico no se hicieron esperar.

Me levante y me acerque a la cerca que resguardaba la azotea, y me aferre a ella, viendo impotente como Doflamingo, capturaba a muchos de los estudiantes, de los cuales seguramente tenían algún poder. Pude ver a Portgas que se interponía entre ese mal nacido y alguien más. Mire mi reloj, Luffy-ya había mencionado que traía el almuerzo al pecoso cada día.

En ese momento perdí la noción del tiempo.

Puedo estar seguro de que Portgas, miraba en dirección a mi, porque Doflamingo también se volvió a mirar en la dirección en que lo hacia el pecoso.

No era mi imaginación. Portgas, había sonreído como queriendo decir algo. Lo vi volverse a alguien que había detrás de él, y por lo que parecía, le daba algunas indicaciones, fue entonces que lo vi empujar a Luffy-ya hacia un lado mientras el mismo se envolvía en llamas.

En un abrir y cerrar de ojos, estuve frente a mi vecino. Portgas había formado una pared de fuego, al rededor de Doflamingo, para darle tiempo a los estudiantes de evacuar la universidad mientras los maestros se preparaban para enfrentarlo. Ellos también parecían tener algún tipo de poder.

Vi al maestro de historia, Rayleigh, que ayudaba a Portgas, antes de llevarme a Luffy-ya conmigo.

-Llevalo al café y cuida de él!- oí que me decía. Desaparecí de la universidad con él al instante.

En las calles no era mucho mejor la situación. La gente iba y venia de un lado a otro gritando horrorizada como los miembros de la Marina, entraba en los hogares de los civiles y se llevaban a los que poseían alguna habilidad.

El lugar más seguro en ese momento era el café al que solía ir Luffy-ya. Así que lo lleve allí, tal como me lo había pedido el pecoso.

En el lugar me encontré con varios de mis compañeros de la universidad, incluso Penguin y Sachi estaban allí.

-Luffy!- oí que decía una chica, no supe quien era hasta que me volví a mirar. La pelinaranja corría hacia nosotros.

Busque mi móvil entre mi ropa. Estaba realmente asustado y nervioso, así que llame a Kidd. No pensé que guardar aún su numero de contacto, hubiera sido tan buena idea después de todo.

-Diga?-

-Kidd...- dije - te referías a esto cuando nos advertiste ayer a Luffy ya- y a mi de que tuviéramos cuidado con Doflamingo?-

-A que te refieres?- su tono de voz sonó preocupado. Era consciente que todos los que estábamos en el café, me observaban. Así que deje activado el altavoz.

-Doflamingo ataco la universidad hace pocos minutos, y se ha llevado a varios estudiantes. La Marina hace lo mismo con los civiles. Era esto a lo que te referías?-

-Si... Ya sabia que la Marina y Doflamingo, habían llegado a un acuerdo para llevar a cabo un ataque sorpresa a la ciudad. Pero no creí que lo haría tan pronto...donde estas tu ahora...- me pregunto. Era obvio que no le diría mi ubicación.

-Estoy en lugar seguro...no puedo decirte donde, pero estaremos bien aquí.- sin quererlo abrace a Luffy-ya.

-Mugiwara esta contigo?- me pregunto. Solo entonces sentí que él, se aferraba a mi, apretando los puños en mi abrigo.

-Si. Esta justo a mi lado ahora...-

-Me alegra saber eso...- dijo- te mantendré al tanto de lo que ocurra...-

-Oye...- interrumpí – porque nos estas ayudando?-

-Tengo que tener un motivo? Te llamare dentro de tres días- corto.

-Sachi...comunicate con los demás chicos, necesitaremos toda la ayuda posible.-

-En seguida!- dijo Sachi y se fue a un rincón a hacer lo que le había ordenado.

-Cora había previsto que esto ocurría algún día, y dijo que cuando esto ocurriera tendríamos que hacer frente y luchar por nuestros derechos y enfrentemos a la Marina.-

Una chica de largo cabello, pelirosa, estaba sentada sobre una de las mesas.

-Tu eres Trafalgar Law verdad?- me dijo mirándome.

-Si, soy yo- respondí desafiante- tu quien eres?-

-Jewerly Bonney- se presento – y al igual que todos los que estamos aquí, poseo poderes extraordinarios-

-Como sabes quien soy?- pregunte.

-He leído que Cora cuido de ti todo este tiempo... él también cuido de nosotros cuando eramos perseguidos años atrás al igual que ahora...lamento lo de su muerte-

-Ah... si. Bueno...- no sabia que decir. Guarde silencio.

La mesera, había cerrado las ventanas y puertas del café, y caminaba hasta la barra mientras decía:

-Cora y tu padre, luchaban por la misma causa. Fue por eso que Cora fue asesinado. Murió para salvarte a ti y a todos nosotros de una muerte segura. Pero ahora que tu padre, se entere de que intentaron cazarte, no se quedara de brazos cruzados.- todos le prestaban atención.

Me quede mirándola un momento. Acababa de saber en parte, la razón por la que Doflamingo había asesinado a Cora.

-Robin, no has vuelto a hablar con Dragón otra vez? - ese era Luffy-ya, al que solté al recordar que lo tenia entre mis brazos.

-No Luffy, es difícil, de hablar con él, es un hombre muy ocupado. Pero estoy segura que se comunicara con nosotros. No permitirá que Akainu, la Marina, Doflamingo y esos malditos nobles se salgan con la suya. Y menos que te pongan un dedo encima a ti o a Ace.-

Dragón? Había oído ese nombre antes...

Una mujer de largo cabello negro, y que llevaba una rosa en su cabello, de pronto soltó un grito de alegría. Todos nos volvimos a mirarla.

-Tengo buenas noticias!- anuncio.

-Que ocurre?- pregunte ansioso.

-Acabo de ver que en la universidad, algunos estudiantes y los maestros pelean juntos y han obligado a la Marina y a ese hombre a marcharse del lugar!-

-Como lo sabes?- pregunto Luffy-ya.

Puedo ver todo lo que ocurre en la ciudad, gracias a mi poder.

-Necesitaremos un lugar más amplio...este café no es lo bastante espacioso para todos nosotros- decía otra chica pelirosa, (parecía una niña de echo) pero de menor estatura. Llevaba dos coletas largas y echas trenzas, y que llevaba una sombrilla con una cara dibujada en ella.

-No podemos salir aunque queramos. Si nos ven en la calle nos mataran-

-Law!- Sachi volvia con nosotros - Jean Bart se comunicara con los demás, dice que nos esperara en la universidad-

-Podemos quedarnos aquí hasta que anochezca?- le pregunte a la mesera -será más fácil para mi y menos peligroso para ustedes para llevarlos-

-No hay problema pueden quedarse el tiempo que necesiten-

-Luffy... no has visto a Sanji? Hace horas que no lo he visto- el chico peliverde lucia aterrado.

-No estaba contigo hoy?- respondió Luffy-ya.

Esa expresión seria y de liderazgo llamo mi atención de manera increíble. Era totalmente diferente a lo que estaba acostumbrado a ver en él.

-Aquí estoy...- el chico rubio de aquella ves salia de detrás de la barra que había en el café.

-Donde estabas? No vuelvas a asustarme así- dijo mientras lo abrazaba.

-En la bodega. No me hubiera pasado nada de todos modos...-

-El solo echo de ser amigos de Luffy y los demás es motivo suficiente para que la Marina nos persiga...-

Tenia razón. Ahora empezaba a entender un poco más la situación. Ahora se, por ejemplo, por que Doflamingo no respondió al ataque por parte de Luffy-ya en la cafetería la otra vez. Tenia pensado llevárselo hoy, pero Portgas, echo por tierra su plan. Ahora sabia también, porque Sachi y Penguin estaban allí. Eran mis amigos, y Doflamingo lo sabia. Eso claramente los ponía en peligro. Seguramente Kidd, también estaba escondido, y por eso fue capaz de contestar a mi llamada. Por eso la advertencia...por eso tenia pensado irse al extranjero, pero, con todo lo sucedido ya no podría salir del país. De lo contrario no habría podido comunicarme con él. Tampoco sabia nada sobre Vivi y Kohza...

En más de una ocasión, intentaron entrar al café. Sin embargo, los que estábamos en el lugar, eramos realmente fuertes, y ese chico de cabello verde era bastante ágil con sus Katanas para no tener ninguna habilidad como la nuestra. El chico rubio tampoco tenia nada que envidiarle al resto, podía notar la fuerza de sus piernas cuando peleaba.

Así, la noche empezaba a caer sobre la ciudad. Entonces les pedí a todos que me escucharan.

Me levante y me pare frente a todos.

-Tu!- dije y mire a la chica de la rosa en el cabello – la chica que puede verlo todo...- la muchacha se quedo mirándome.

-Si?- respondió algo asustada.

-Como están las cosas en la universidad, puedes ver que ocurre justo hora?-

-Ah... si...si por supuesto.-

Llevo una mano a su pecho, y cerro sus ojos seguramente de esa manera funcionaba su habilidad, que realmente era una de las mejores. Podría mantenernos al tanto de lo que hacían los demás.

Esperé. Esperé. Entonces hablo.

-No hay ningún problema, todos parecen estar bien, han resguardado el lugar de manera maravillosa...Rayleigh-san se está encargando de eso.-

-Bien...escuchen! Puedo llevarlos a la universidad, y puedo llevar a varios conmigo a la vez, pero cuando desaparezcamos nosotros, aparecerán algunos escombros pequeños aquí en el café, es así como funciona mi poder-.

Todos asintieron entendiendo mi rápida y corta explicación sobre mi poder.

- Necesitare que tu- dije dirigiéndome a la misma chica- estés al tanto de todo mientras lo hago. Si algo llegara a pasarnos, informales de inmediato, y busquen otro refugio...intenten proteger a ésta chica, es demasiado valiosa como para que caiga en manos de la Marina .Éste lugar, no los resguardara por siempre.-dije dirigiéndome a los chicos.

-Mujeres y niños primero verdad?- el rubio estaba fumando, mientras hablaba.

-Niños?- dijo la chica de las coletas.

-Tu eres solo una niña, así que Trafalgar deberá llevarte a ti a las chicas aquí presente-

-Quien es la niña imbécil?- le respondía furiosa la muchacha, pero no había tiempo de discutir.

Moviendo mi mano, hice aparecer un domo, azul transparente.

-Vengan aquí, las llevare-

-Les he avisado que vas Law, en la universidad ya saben que vas- ese era Penguin.

-Muy bien...- espere a que todas las chicas que habían allí se acercaran a mi. Cosa que hicieron rápidamente, eso era bastante bueno, así no perderíamos el tiempo.

Mire una vez más el café, y la única chica que quedaba en éste, era la chica de la rosa en el cabello.

Desaparecí con ellas, y aparecí en medio de la cancha de fútbol, la que estaba abarrotada de estudiantes y profesores. El profesor de historia nos esperaba allí.

-Cuantos son?- me pregunto, haciéndose oír por sobre la multitud.

-No lo sé...treinta o cuarenta personas, el café está lleno...mesera!-llame a la chica.

La chica se volvió a mirarme.

-Trafalgar...que ocurre?- dijo mientras Rayleigh y yo nos acercábamos a ella.

-Él es el profesor de historia de ésta universidad.-

-Rayleigh. Silver Rayleigh profesor de historia, a su servicio- se presento el profesor.

-Nico Robin, soy mesera de un café, mucho gusto.- se presento ella también.

-Cuantas personas habíamos en el café?- dije sin perder el tiempo.

-Cuarenta y tres personas, incluido el personal del café.- informo, mientras miraba su libreta de apuntes.

-A cuantos has traído contigo Law?-

-Quince...he traído conmigo a quince personas-

-Todos son usuarios?- siguió preguntándome, se refería a nuestros poderes. Ya antes Cora habia echo una mención como esa respecto a quienes eran “especiales” como solía decirme Cora cuando era un niño.

-No. Aunque la mayoría somos “usuarios” como usted dice profesor, algunos de nuestros amigos no lo son y...-

-Corren con la misma suerte que ustedes, lo sé- dijo – supuse que algo así pasaría...ya tengo designadas sus habitaciones así que puedes traer a los demás Trafalgar.-

-Le informo Sr. Rayleigh que Monkey D. Luffy está con nosotros-

El profesor se quedo mirándonos a la mesera y a mi. Como la luz de los focos no le daba directamente a la cara no pude ver su expresión.

-Excelente noticia- rio de pronto. Tras anunciarles que iría por los demás desaparecí.

Al cabo de unos minutos, regrese otra vez con el segundo grupo, y finalmente con el tercero, pero no traje conmigo a Luffy-ya. No, a él lo llevaría a otra parte y se lo haría saber a la mesera para que se lo explicara a los demás, y a Rayleigh para que supiera que ya habríamos vuelto.

-Tengo un asunto que atender con Mugiwara-ya, así que apareceré con él en otro lugar.- dije a ambos.

La mesera asintió, y el profesor sonrió.

-Lo sabré, sabré cuando estén aquí no te preocupes. Solo ten cuidado de que no los descubran-

Regrese por cuarta vez al café, y allí tomando algunos apuntes, estaba Luffy.

-Vamos!- le dije.

-Porque no me llevaste junto con los demás?- me dijo – acaso no querías que ya no te molestara más?-

-Es por eso que espere al final- dije -tengo que hablar contigo-

-Lo dijiste todo anoche no? Creo que no tenemos nada de que...-guardo silencio cuando me vio que hacia una inclinación ante él.

-Lo siento! No tiene nada que ver contigo. Eres molesto, tienes que admitirlo, pero ese no era motivo para que te dijera esas cosas tan hirientes-

-Law...- una venita se hincho en mi cien, resulta que si podía decir mi nombre el muy bastardo.

-Lo que quiero decir es...- pero un fuerte portazo me interrumpió. La marina, llegaba al café, destruyendo las puertas.

Me abalance sobre Luffy-ya, para evitar que algunos escombros cayeran sobre él y evitar que los marinos le hirieran con sus espadas. Si su cuerpo era de goma como decía, era peligroso que fuese alcanzado por una.

Las peleas no se hicieron esperar, apenas hubieron entrado al local, nos atacaron. Al principio estaba resultando bastante fácil pelear contra la marina, eran solo novatos, pero luego empezaron a sumarse los capitanes y oficiales de rango más alto.

El estruendo en el local era ensordecedor, vasos botellas, y vidrios, rompiéndose, el crujir de la madera, al ser destrozadas por la marina, el trinar de las espadas al chocar y el sonido de las balas, llenaban el lugar.

Eran muchos oficiales, y bastantes poderosos tenia que decir, tuvimos que enfrentarnos a ellos. Pero yo no estaba totalmente concentrado. Luffy-ya me tenia preocupado. Por las reacciones de todo aquel que lo rodeaba parecía ser un chico importante, y podría considerarme muerto, si algo le sucedía ahora.

-GEAR SECANDO!-

Lo mire un segundo, esa apariencia la había visto hace menos de tres días. Se movía con tanta rapidez que me era difícil seguirlo con la vista. Así que lo seguí con una habilidad que según Cora, la poseía todo ser viviente, y que solo algunos la despertaban, incluso me pareció que el profesor de historia lo menciono en alguna de sus clases. “El Haki”

Deje de preocuparme al ver que controlaba la situación, mientras yo me encargaba de un grupo de marinos, él se encargaba de otro grupo más. Era un chico fuerte, sabia pelear eso me tranquilizo. Lo vi de reojo, estirar su cuerpo, o que se hinchaba como un globo para repeler los ataques de bala, que simplemente rebotaban en su cuerpo. Entendí entonces que no debía preocuparme, que podía manejar la situación.

Por mi parte, los oficiales, no paraban de atacar, y más de algún golpe y algún corte recibí en mi cuerpo y rostro, pero me estaba costando trabajo, el poder usar mi habilidad, para largarnos de allí, porque algunos, solo me tocaban con sus armas, y sentí un escozor en mi costado que me debilito, como si mi fuerza despareciera de la nada...

Empece a buscar a Luffy-ya entre la multitud que destrozaba el lugar, hasta que di con él, justo en el momento, en que entraba al café uno de los almirantes de la marina. Kizaru.

-ROOM! Mugiwara-ya ven aquí!- le ordene, pero Kizaru se unía a la pelea también, sabíamos que él era uno de los tres almirantes más poderosos de la marina, y sabíamos muy bien que teníamos que marcharnos o de lo contrario nos atraparían. No nos estaban estaban dando tregua, así que tenia que pensar en algo para escapar de allí. Kizaru, se dirigía a Luffy-ya, y si lo alcanzaba seria el fin.

Se movía a una velocidad realmente impresionante, y eso hacia aún más difícil el poder sacarnos de allí con vida. El motivo? Pues por lo que podíamos ver Luffy-ya y yo, Kizaru también poseía estos misteriosos poderes, y por lo visto, su poder consistía en transformarse en algo como destellos de luz, que nos atacaban, logrando herirnos a ambos.

-SHAMBLES!- lamentablemente no eramos rivales para ese bastardo.

La suerte estaba seguramente de nuestra parte, porque, ni yo sabia que había invocado para interceptar el ataque de Kizaru hasta que vi, que un coche caía por el techo del café, cayendo estrepitosamente entre Luffy-ya y ese mal nacido, destruyendo aún más el local, pero deteniendo a Kizaru en su avance.

-ROOM!- solo esperaba que ésta vez lográramos salir de allí vivos – Mugiwara-ya, toma mi mano cuando te lo diga!- le ordene. Lo vi que asentía.

Los oficiales que peleaban conmigo desparecieron, para caerles encima a Kizaru. Oportunidad que aproveche para llamar a Mugiwara-ya.

-Dame tu mano!!- grite.

Estiro su brazo hasta que mi mano sujeto la suya con fuerza, hasta que estuvo conmigo dentro del domo que había creado.

-SHAMBLES!- repetí, y por fin aparecimos en la terraza de la universidad.

Caímos al duro concreto. Yo con unos cuantos cortes, y balas en algunas partes de mi cuerpo, que por suerte no me ponían en riesgo vital. Pero me preocupaba más mi vecino. Sus heridas se habían abierto antes, a causa de esa técnica.

-Déjame revisarte- le dije mientras aún lo tenia agarrado de la mano – déjame ver tus heridas-

No me equivocaba, sus heridas se habían abierto, y los nuevos cortes, también parecían haber sido profundos.

-Estoy bien- me dijo y se soltó de mi agarre – no te preocupes, estaré bien, tu deberías ir a la enfermería...espera aquí iré por ayuda...-

Yo me encontraba en buen estado, o eso creí, cuando un dolor muy fuerte me hizo llevar mi mano a mi costado.

Sangre. Había sangre en mi mano. Ahora que lo recordaba...sentí un escozor inusual mientras peleábamos, seguramente era ésto. Poco me importo la verdad. Lo que en verdad me preocupaba en ese momento, era lo que pasaba por mi mente, que nada tenia que ver con el resiente enfrentamiento a la marina.

Mugiwara-ya, se había levantado y caminaba hasta la puerta que llevaba al interior de la universidad, pero le pedí que se detuviera.

-Que ocurre?- dijo dándome aún la espalda.

Me levante a sabiendas de que era peligroso para mi herida.

-Lo siento- repetí – no tenia derecho a tratarte como lo hice – me levante también y me apoye en la cerca de la azotea.

-Eh?- se volteo ligeramente.

-Es solo que me molesta el echo de que te parezcas tanto a mi... me molesta el echo de verme reflejado en ti...porque eres igual que yo cuando...-

-Cuando tu que?- esta vez se volvió a mirarme.

-Eras igual que yo cuando...- me costaba decirlo, pero sabia que, con lo que diría, estaría confesándome a ese chico – cuando salia con Kidd. Haces las mismas estupideces que hacia yo cuando él me gustaba...-

Lo había echo. Termine por confesar que empezaba a gustarme. Que en cosa de días había logrado lo que a cualquier otro chico le habría costado años.

No le oí decir nada, y era obvio. Así que, tambaleándome un poco intente mantenerme en pie, sin embargo había perdido mucha sangre.

-Siempre lo supiste no es así?- dijo al fin, y me quede de pie sosteniéndome con mi mano en la cerca -sí escuchaste lo que le dije a Robin, y me mentiste cuando te lo pregunte... acaso esa era la razón por la que me evitabas?-

Pude ver que la brisa agitaba su cabello de manera suave y tranquila. Eso lo hacia ver aún más inocente de lo que ya aparentaba su imagen. 

-Y yo que te creía un tonto...-dije, sé que le molesto ese comentario, sonreí – pero si, si te oí cuando se lo decías a la mesera, y te mentí sobre el echo de saberlo, porque no quería hacerte daño. Simplemente fingí que no sabía nada, y decidí comportarme de manera distante y fría contigo, esperando que esa atracción que tenias por mi, se desvaneciera de tu corazón. Pero resulto ser que todo termino volviéndose en mi contra. Ahora eres tu quien me evita... y no te culpo, no merecías que te tratara así después de todo...-

-Sabías desde cuando es que me gustabas?- siguió preguntándome, mientras veía como se quitaba los restos de camisa que le quedaban colgadas al cuerpo. Como no respondí, continuo -desde hace dos años, cuando llegaste a la universidad, y yo solo me encargaba de traerle el almuerzo a mi hermano, y eso era algo que no me gustaba, simplemente me daba pereza, pero Ace compartía su bento conmigo y eso hacia que valiera la pena venir a esta universidad. Pero un día te vi, te vi entrar solo al recinto. Mi hermano conocía tu nombre pero no sabia nada de ti, excepto que eras estudiante de primer año de medicina. Muchas veces te vi solo en la biblioteca, donde solía ir por algunos libros o apuntes para mi hermano, y siempre te vi completamente solo durante las horas del almuerzo. Me pregunte si te gustaba estar solo, o si es que no tenias amigos... así pasaron los días, ahora venia aquí a dejar el bento a mi hermano y luego recorría la universidad esperando encontrarte y verte una vez más. Hasta que llegaste a mi bloc, y nos convertimos en vecinos. Estaba tan feliz... que pensé “podre verlo cada día y no sera necesario ir a la universidad” pero te vi luego en tu apartamento con Kidd sobre ti... y eso me hizo pensar que tenias una relación con él.

Lo vi sentarse en posiciona de loto, y llevarse las manos a su rostro, aunque aún me daba la espalda.

-Pensé- continuo con la voz entrecortada, era evidente que estaba llorando, parecía que tenia ganas de soltar todo eso – que Kidd, engañaba a Mingo contigo, y eso dolió más que cualquier otra cosa, por que eso me dejaba más lejos de ti de lo que ya lo estabas...pero hoy... por un momento creí que...te habías aferrado a mi … pero luego volví la realidad diciéndome “solo lo hace porque Ace se lo pidió” .

-Oye...-

-No fue fácil dormir contigo con estos sentimientos que sentía en ese momento sabes? Estaba totalmente expuesto a caer si te tenia cerca. Hubiera preferido que me dejaras dormir en tu consulta aunque hubiera muerto del frió. Hubiera preferido eso que tu evasión.

Soltó un largo y lloroso suspiro, mientras le oía murmurar un “mierda” en verdad estaba deseando poder decir todo aquello que estaba sintiendo. Si antes me había sentido miserable, ahora me sentía peor que eso, me sentía como una basura porque al final termine siendo tal y como Kidd era conmigo, un simple maldito, que no había tomado en consideración los sentimientos de otros.

-Lamento no poder hacer nada más por ti que disculparme...- dije, no tenia una sola palabra de consuelo para él – no sabia que todo eso era lo que estabas sintiendo, mientras que yo simplemente agravaba las cosas... creo que el único castigo que tendré de ahora en adelante, será el echo de haberme dado cuenta de algo que me negué por tres días. Algo que me negué hasta estar seguro de que era en realidad lo que yo estaba sintiendo. Creo que esta vez es mi turno de sufrir, por sentirme así por ti... perdóname pero eso era todo lo que tenia que decir... si no te importa... iré a que me revise un amigo...yo no puedo tratarme esta herida en éste momento... - una vez más intente moverme, pero no pude, así que me deje caer, pero no conté con que Luffy-ya, me atraparía, haciendo que ambos, con un ruido metálico, nos apoyábamos en la cerca. Quedando yo, entre sus brazos, y literalmente recargado sobre su cuello.

-Que deberíamos hacer?- me pregunto.

-De que hablas?-

-Estamos solos aquí arriba... estamos con el mismo dolor los dos... tu me gustas...que hay de ti?-

Abrí los ojos, al oír aquella confesión, más directamente. Me aparte un poco de su cuerpo, y me sostuve de la cerca, poniendo ambas manos a ambos lados de su cabeza, y se quedo mirándome.

Es hora de aceptar esto... es hora de empezar desde cero”

Lo mire, por primera vez, en tres días, estaba deseando poner mis labios en los que estaban a solo centímetros de mi boca. No resistí, porque a la vez, ese sueño de la noche anterior se apoderaba de mi mente.

-Que ocurre...?- me dijo.

-Nada en realidad...solo... solo déjame comprobar que no estoy dormido en mi apartamento, y que no me estoy engañando con esto...-

-No creo que estés en tu apartamento... porque estas aquí conmigo justo ahora-

Roce sus labios, se sentían tan endemoniadamente bien... así que a mi manera le daría la respuesta que estaba esperando.

-Te parece si te respondo a mi manera?-

-Adelante...- sonó tal y como lo había visto en mi sueño, y no me hice de rogar.

Posé mis labios en los suyos, y a pesar que aunque su cuerpo era de goma, había sufrido un corte en su labio inferior.

Lo bese. Lo bese lentamente disfrutando aquel contacto, él no tardo en responder, mientras nos deslizábamos en la cerca, hasta llegar al suelo. Sin embargo, como había sido mucha mi perdida de sangre, no tarde en tener problemas para ver.

Lo ultimo que vi y oí antes de quedarme dormido fue:

Lamento haberte causado tantos problemas...tonto”

Luego de eso, no recuerdo nada de lo que sucedió.

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