Una Llamarada Creciente
Fue cuando terminó el día. Un viernes por la noche. Faltaban pocos días para el crucero.
Chabashira Sae, la maestra de la clase D, se dirigía a la oficina principal. Las únicas cosas que quedaban hacer era dejar unos pocos documentos escolares.
Tras atravesar la puerta y guardar los documentos, se sentó en su silla y suspiró. Estaba cansada, tanto física como mentalmente.
Fue entonces cuando recibió esa llamada. En su oficina, el teléfono fijo sonó ruidosamente. Contestó sin ningún tipo de problemas, recibiendo algo muy extraño del otro lado.
"Hay un asesino en tu clase."
Al recibir tal mensaje, lo único que hizo fue pensar que era una mala broma. Aunque, ya sea por casualidad o intencionalmente, recibió algo en su celular. Una noticia, para ser específico.
Asesinato en una escuela secundaria.
Un estudiante fue asesinado por su compañero de clase. La escuela secundaria número 7 no da detalles del asunto.
Fue entonces que decidió revisar algo. La fecha de la noticia indica que fue hace dos años. En su oficina, un cajón en específico, había los documentos de cada estudiante. Tanto las entrevistas como sus notas del examen estaban ahí. Y otro tipo de información personal.
Entre todos los documentos, agarró uno en particular. Y entonces lo vio.
Aparte del nombre, (T/N), apareció toda su información. Y fue cuando busco entre las palabras el dato que ella quería, casi llegando al final de la hoja.
'Proveniente de la escuela secundaria N°7. Clase B. Egresado en el: Año 20XX'
Todo coincidía aterradoramente. Pero esto generaba más respuestas que preguntas.
¿Él? ¿Un asesino? No haría tal cosa, bajo ningún modo. ¿Por qué recibió esa llamada? ¿Cómo fueron las cosas? ¿Qué es lo que pasó realmente? Y sobre todo, ¿Quién es él?
El interés crecía y crecía, casi llenándose con un sentimiento enorme. No podía pensar en otra cosa que no sea el pasado del chico, quería saberlo a cualquier costo. Probablemente ese sentimiento fue mayor a su deseo de subir a la clase A. No. Era seguro.
Fue entonces, la gota que revalsó el vaso cayó. En su celular, tratando de investigar, encontró una imágen de la víctima junto con (T/N). Se veían felices, y parecían divertirse. En especial la sonrisa del último, era hermosa, brillante.
Apagando el celular, lo apretó fuertemente. ¿Qué quiso decir este tipo de acontecimientos? ¿Será esta la razón por la que está en la clase D? ¿Cómo está él ahora? Quería todas esas respuestas. Puesto que ahora tenía toda su atención enfocada en el chico.
Era su único interés ahora mismo.
Una muy pequeña sonrisa estaba apareciendo en sus labios. No sabía cómo, ni cuando, pero no importaba eso ahora mismo. No importaba como ella lo mire, ese chico tenía un trauma.
Ella podía aprovechar ese trauma. Lo podía amenazar de culparlo de asesinato y publicar la noticia, haciendo que todo el mundo se aleje de él. ¿Para qué? Para tenerlo bajo su completo dominio, y así, tenerlo solo para ella.
¿La clase A? Al diablo con eso. ¿A quién le importa esa estúpida jerarquía cuando tienes un interesante chico para tener afecto?
Era un poco estúpido. Había muchas probabilidades de que él realmente sea un asesino. Pero mirando su actitud en clases y la foto que encontró en esa página daban indicios de que él no tuvo nada que ver en la muerte de aquel chico.
Ahora, ¿Por dónde debería comenzar?
Caminando perdidamente, (T/N) llegó a su habitación. Cruzando la puerta y cerrándola, puso la espalda en la puerta mientras caía al suelo. Las rodillas en las que (T/N) apoyo los codos estaban cerca de su rostro. Sollozaba en silencio mientras recordaba involuntariamente.
La culpa de no lograr detenerlo, la desesperación cuando no había ninguna manera de ayudarlo. La enorme tristeza y desolación cuando todos lo tachaban a él de asesino.
Y por último, remordimiento. El remordimiento de no hablar y aclarar las cosas, el remordimiento de no detenerlo, el remordimiento de vivir ese momento.
Estaba solo, completamente solo. No tenía la ayuda de nadie, ni siquiera el apoyo de nadie. Si él se fuera de la escuela, tendría a todos en su contra.
En otras palabras, su vida dependía de esta escuela.
'Una vez graduado, podría trabajar en un lugar tranquilo, ¿Verdad? Después de todo, nadie lo conocerá en su alrededor, ¿Verdad?'
Esa frase es lo que se repetía a si mismo como algo cotidiano. Aunque en el fondo sigue habiendo el miedo. Su corazón aceleraba por la ansiedad y el pánico. Algo que (T/N) soportaba todos los días.
Pero, está bien, ¿No? Después de todo, puede aguantar, ¿No es así?
Bueno... No.
Cada vez que estaba solo, su mente lo atacaba cruelmente. No paraba de recordar aquel jodido momento en dónde recordaría tal situación para toda su vida.
Recordaba como se lastimaba la garganta al gritar el nombre de su amigo, recordaba como daba todas sus fuerzas para tratar de alcanzarlo. Y, por último, recordaba el shock que sintió mientras abrazaba el cuerpo de su mejor amigo, en completas lágrimas.
Recordaba todo. Cada segundo no desaparecía en lo absoluto.
Mientras abrazaba su propio cuerpo y sollozaba, en lo más profundo de su ser, esperaba una salvación. Alguien que le diera la mano, alguien que esté de su lado. Alguien que lo abrace, alguien que le diga "todo está bien".
¿Será imposible? ¿Realmente no hay nadie allí afuera que haga tales cosas por él?
Pero, para ser realistas, no hay ninguna posibilidad que eso pase.
"¿Qué debo hacer?"
Es la pregunta más difícil de responder para el chico.
¿Confiar en alguien? ¿Realmente puede hacer eso? Después de todo, vino de un lugar en dónde todos lo apuntaron con el dedo, sin dejarlo hablar.
Entonces, ¿Debería quedarse en silencio? ¿Esperar hasta que alguien lo salve? ¿Eso servirá? No, hay una gran posibilidad de que no haya nadie que le dé esa esperanza.
De nuevo, su desesperación comenzaba a aparecer. Desde ese momento, él aceptaría cualquier cosa que venga. Con tal de no irse de la escuela, puede morir con ese secreto en la tumba.
Aunque, alguien ya desenterró ese secreto.
Entonces... La misma pregunta de nuevo.
"¿Qué debo hacer?"
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