Capitulo 3 (Viejas Memorias)

---Recuerdos dentro del sueño---

-Corre Shion...- Lo tiraba fuertemente del brazos, para que no perdiera el paso.

-¿A dónde iremos?- Estaba asustado, acaba de escapar de aquellos malditos humanos.

-Muy lejos, donde no puedan venderte a nadie- Decía aquello con mucha determinación, sujetando el pálido brazos con fuerza, corriendo con todas sus fuerza, solo para rescatarlo.

Así siguieron, por varios metros, hasta se podrían decir kilómetros, siendo faunos podían resistir aquello, pero el carnero el haber tenido que estar en cautiverio sus últimos tres años, había perdido condición.

-Dohko...- Respiraba algo agitado, sus piernas comenzaban a flaquear –No puedo... Más...-

Se giró, deteniéndose de golpe para ver al peliverde -¿Estas bien?- Se acercó a él.

Jadeando sonoramente, su corazón latía demasiado, había sudado por tanta carrera, aun se aferraba a la mano del tigre –Solo... Necesito... Descansar un poco-

Miro para todos lados, verificando que no hubiera peligro alguno.

Ya estaban lejos de aquel lugar, posiblemente descansar podría ser factible y no ocasionaría que llegaran por el peliverde.

-No te preocupes- Sus respiración estaba también agitada, pero más acostumbrado a correr grandes distancias –Es seguro estar aquí-

-¿Si?- Pregunto aun con miedo, no quería volver a ese lugar.

-Sí, vamos a descansar aquí la noche y mañana seguiremos más tranquilos- Sonrió, sentándose junto a él, que el pobre ya no pudo aguantar mas.

-¿Por qué te arriesgarte a salvarme?- Pregunto por requerimiento, no alcanzaba a comprender por qué había hecho eso.

Su rostro se volvió serio, mirando hacia el suelo –Por qué... No quiero que nadie te compre- Dijo suavemente, y un momento rápido, poso su mano sobre la del carnero.

Sonrió tenuemente, le pareció adorable que ese tigre tan impetuoso, pudiera tener una actitud tan tímida –Gracias- Su hermosa sonrisa por fin pudo seguir siendo así. Era solo para su amigo.

Le encantaba esa sonrisa preciosa, pero no era momento de decir nada cursi, se sonrojo demasiado y rápidamente trato de cambiar el tema –Bueno... Jajajaja No fue nada- Sonrió arrogantemente –Esos humanos no pueden contra un fauno como yo-

Shion dejo escapar una gran risa, pues ver esa actitud del castaño, le pareció lo más bonito del mundo –Dime... Gran Tigre... ¿A dónde vamos a ir?-

Abrió sus ojos de golpe, pensando en la pregunta puesta sobre la mesa –Pues... Creo que podríamos ir a las tierras del Tíbet...- Su rostro se puso demasiado pensativo –Si mal no recuerdo, es donde tu antes vivías ¿Verdad?- Al girarse, noto un rostro de sorpresa, con lágrimas brotando de sus ojos.

-¡¡¡SHION!!! ¡¡¡¿QUÉ TIENES?!!! ¡¡¡¿QUÉ TE PASA?!!!- No entendía que le pasaba al corderito, pues sus lágrimas le estaban causando terror.

Sonrió, aun con llanto en su rostro y se aventó a al tigre, para darle un fuerte abrazo, dejando atónito a ese joven -¡¡¡GRACIAS!!! ¡¡¡DOHKO ME HACES MUY FELIZ!!! ¡¡¡GRACIAS!!! ¡¡¡GRACIAS!!!-

Era la primera vez que se daban un abrazo, el único contacto había sido algunas caricias en sus cabellos y tocar sus manos suavemente, pero ahora no había prisión que los alejara.

Le devolvió al abrazo, aunque fueran un par de adolescentes, de trece y quince años, trataban de sentirse protegidos, más bien los brazos más fuertes del castaño envolvió al cuerpo del cordero, fue un instante hermoso. En que sus corazones latían suavemente.

Quería permanecer mucho más tiempo así, pero la situación no les permitiría.

Aun en contra de alejarse –Debemos irnos...- Se apartó del delicado cuerpo, desviaba la mirada, estaba rojo por aquel contacto.

La dulce sonrisa del cordero, se posó en ese tigre, las mejillas rojizas, le adornaban hermosamente –Vamos- Sujeto su mano, se dejó guiar por un leve impulso, se sentía seguro junto al castaño.

Ambos comenzaron a caminar apresurados, para evitar que los alcancen, pero no tanto para cansarse, más que nada por Shion, su cuerpo no tenía condición para grandes distancias.

-Si te cansas dime, te puedo cargar- Dejo escapar aquella propuesta, aunque la verdad su actitud impetuosa, estaba cohibida por las sensaciones de su corazón.

Negó con la cabeza suavemente –Estaré bien, sería una mayor carga para ti- Bajo un poco su mirada, pero sonreía.

Miro al contrario atento –Claro que no, tu no serás para mí una carga. Yo te cuidare muy bien- Sujeto su mano con más fuerza, deseaba trasmitirle la sinceridad de esas palabras.

-Ya lo haces, te lo agradezco tanto-

Sus miradas conectadas en ese atardecer, les esperaba un largo camino hacia ese destino...

Era un viaje sumamente extenso, tendrían que pasar todo el país, para legar al vecino y aun allí caminar mucho más.

Esas tierras heladas estaban muy al norte y su localización era completamente al sur, cerca de las costas.

Varias veces debían pasar tiempo en los diferentes pueblos, que se encontraban para comer, descansar, o pedir indicaciones.

Bueno el que lo hacía era Dohko, sabia como defenderse y tratara con los otros humanos y faunos, además que ocultaba su origen más fácil, cubrí su cuerpo ya era suficiente, nadie se daría cuenta.

En cambio el corderito sus cuernos lo delataban mucho, aunque se cubriera con alguna tela, se marcaban bien, además un Omega cerca de Alfas sería un peligro.

Por ende siempre se quedaba a las afueras, pero bien oculto, el tigre le pedía que no hiciera ruido, que el volvería pronto y siempre lo hacía, aunque el castaño odiaba eso, era la única forma segura para él.

Muchas veces regresaba con comida para ambos, y si tenía que hurtarla de repente, algo que le regañaba el corderito, diciéndole que eso era muy malo.

Por ello, a veces proponía a algunos pobladores que si les ayudaba, ha hacer algún trabajo a cambio de algún alimento.

Eso hacía más feliz al pequeño peliverde, el cual le decía que él también le podía ayudar, así ambos trabajando conseguirían mas.

Pero Dohko se lo negaba, si alguien viera un fauno tan hermoso, podría ser capturarlo para venderlo, mucha gente practicaba ese horrible "Trabajo" si se le podría llamar así.

Las noches las pasaban al aire libre, otras en cuevas, a veces dentro de graneros que estuvieran descuidados, para descansar.

Se contaban pequeñas historias de su pasado.

Shion aun con lágrimas contaba su vida en Jamir, como sus padres... Lo cuidaban mucho, él era de la misma especie que el omega que lo engendro, su padre era otro tipo de fauno, pero solo heredo unas marcas de el en la frente, algunos lo tenían, pero no existía una explicación que conociera aun, por ellas.

Era un lugar pequeño, en su totalidad de faunos, Vivian todos felices, pero cuando cumplió los diez, todo cambio.

Recordaba los gritos, el miedo en los rostros de sus amigos, la sangre de los adultos por proteger a sus crías, y el fuego que lo separo de su vida feliz e inocente.

El tigre odiaba verlo llorar, lo abrazaba con fuerza, posicionándolo en medio de sus piernas, para que se recargara en su pecho, su manera de protegerlo, posaba su barbilla sobra la cabeza del fauno con cuidado de sus cuernos.

Esa acción tranquilizaba al menor, y podía dormir.

Las historias de Dohko, se podría decir que era de triste, salvo que el nació de una Omega Tigresa, era muy extraño que un carnívoro depredador, tuviera esa índole, pero así fue.

Su madre era la sirvienta de una casa lujosa, un destino mucho mejor de lo que muchos faunos podrían aspirar.

No sabía mucho de su padre, solo que fue un humano alfa, la fauno no quería contarle nada de ello, le causaba dolor, mas fue tan amorosa con él.

Ella tenía dos características de animal, otra cosa extraña, usualmente solo obtienen uno nada más. Las orejas y las rayas.

Pero una noche toda su vida cambio, hubo un revuelo en esa ciudad, las familias ricas fueron destronadas, matando a los miembros de cada familia, incluyendo a los sirvientes, el escapo por suerte, mas quedo herido, no pudo salvar a su madre, ella le dio la oportunidad de irse, mientras los detenía.

Solo recordaba con tristeza aquel hecho, pero se tragaba las ganas de llorar, lo sentía como una debilidad de su parte.

El corderito, le daba un fuerte abrazó cada que lo notaba así, también quería cuidar de él, aunque fuera más pequeño de edad, trataría de estar a su lado.

Ambos faunos solos en este mundo, con historias tristes, siendo separados de las personas que más amaban, que los criaron y cuidaron, por causa del egoísmo de los humanos.

Pero ahora no parecía importarles mas, solo tenían un solo pensamiento en mente y era estar juntos, vivir tranquilos y felices.

Mas el destino es caprichosos.

El celo de un fauno Omega es más potente que el de un humano, despiden un olor cargado de feromonas que atraen a cualquier Alfa dispuesto a aparearse, por ello muchos toman supresores de esa condición.

Cualquier omega en esa condición, su cuerpo de debilita tanto, siente como si ardieran, suda mucho, respiración agitada, apenas si se pudiera mantener en pie, su mente da vueltas. Un tormento que sufrían a gran escala.

Ese dolor que sufrían solo se podía aliviar con la entrega sexual. Por eso existían muchas violaciones en ese mundo. Pues en la mayoría de las veces el omega no deseaba de manera consiente hacerlo aunque eso le causara tanta agonía.

Pero eso solo era para quienes no estuvieran marcados, cuando un Omega lo era, esa condición bajaba, solo el calor corporal era lo que conservaba y una insinuación descarada a su Alfa.

Mas el primero de todos, era el más difícil, asustaba y atemorizaba demasiado al joven que lo tuviera.

-No entiendo, ¿Por qué no puedes comer carne?- daba un mordisco a sus alimentos.

-Conciencia gremial, además...- Miraba con lo que ese tigre se alimentaba y le daba un poco de asco –Yo tampoco entiendo eso de ti.

Ríe sonoramente –Jajajajaja Bueno, come tus verduras, porque nos espera un largo camino- Miro al firmamento, era temprano aun –Si caminamos todo el día, estaremos cerca de la frontera en tres días-

Sonrió emocionado –Pronto llegaremos a Jamir- Su mirada llena de ilusión, no se podía ocultar.

-Sí, y me vas a enseñar ese lago en donde jugabas de pequeño- Aquello ponía feliz al tigre.

-Veré de nuevo... Mi hogar...- Se acercó al tigre, recargando su cabeza en el hombro –Todo es gracias a ti Dohko-

Ese lindo rostro, su bella sonrisa, que ahora se mantenía siempre, le encantaba tanto, solo quería protegerlo, vivir a su lado y lo haría. Estaba decidido a estar juntos pase lo que pase.

Se atrevió a mas esta vez, beso su mejilla tibia.

Provocando un sonrojo en el pálido rostro del corderito, pero lejos de alejarse, levanto su mirada para encontrarse con las jades del tigre, que lo observaba con ese sentimiento llamado amor.

Ambos así lo hacía, se acercaban lentamente, querían darse un beso, algo más que les demostrara lo que sentían el uno por el otro.

Más Dohko comenzó a sentir un aroma demasiado fuerte que inundaba sus fosas nasales, apartándolo de golpe del omega.

Este no entendía que pasaba, ¿Por qué se alejó de repente? ¿Acaso no quería esa demostración de afectó?

-¿Qué? ¿Qué pasa Dohko?- Se levantó de donde estaba, para tratar de entenderlo, pero sus piernas comenzaron a flaquear, cayendo al suelo de golpe.

-¿Shion?- Estaba cubriéndose su nariz, con todas sus fuerzas, resistiendo lo que aquello le pudiera provocar.

Una mueca de dolor se manifestó en su rostro, temblaba, sus mejillas comenzaron a verse rojas, un sudor frio acompañado con unos espasmos, le recubría por competo el cuerpo, estaba asustado no sabía que le pasaba, sentía que moriría en cualquier momento.

-¿Q...Que... Me... Pa...sa...?- Le temblaba la voz, las lágrimas surcaban sus mejillas, estaba doliendo todo en él.

-Es... Tu primer celo Shion- Trataba de alejarse del cordero, no sabía cuánto podría aguantar estando cerca de ese aroma, que lo invitaba hacer cosas que... Aunque deseaba, no debía.

El peliverde, no sabía qué hacer, solo se quedó en el suelo, tratando de aguantar esas sensaciones tan extrañas en su cuerpo, le estaba dando tanto terror.

-Si se queda aquí... Atraerá a otros alfas y...- Apretó su mandíbula, y puños.

Imaginar que alguien mas tome a ese fauno, que amaba le estaba causando una ira digna de cualquier alfa, pero él no se aprovecharía de esa situación, para calmar sus deseos.

Tomo aire por la boca, sujeto con fuerza al corderito, para llevarlo a la cueva que habían compartido para dormir, y lo dejo allí.

Este no entendí aunque ocurría, pero confiaba en el castaño, sin embargo se asustó, cuando este salió del lugar y lo dejo encerrado poniendo una roca en la entrada.

Se pegó de espaldas detrás de esa puerta improvisada de acaba de hacer, para protegerlo e todo, incluso de él.

El celo de un omega, despierta el de los alfas de cualquier especie, por eso debía tener cuidado, él ya estaba excitado.

-Doh...ko... ¿Q...Que... Ha...ces?- La voz entrecortada, sonaba demasiado seductora para él. No podía estar cerca aunque quisiera.

-Tienes... Que quedarte allí... Hasta que pase- Respiraba tan agitado, su cuerpo lo sentía caliente, por ese contacto, por todo lo que sentía.

-Pe...ro...- Sentía su cuerpo pesado y muy cansado, ya no tenía fuerzas para hablar, se acomodaba en el suelo, para recostarse, abrazándose a sí mismo, doblando sus rodillas.

-No vas a morir... Solo durara tres días... Y... Estarás bien...- Jadeo un poco –Yo me ocupare de traerte comida y agua, pero... Por nada saldrás de allí, hasta que estés mejor-

-Tengo... Miedo...- Un débil susurro pudo pronunciar.

-No temas... Yo haré lo que sea para mantenerte a salvo- Trago saliva, en voz baja pronuncio lo siguiente –Hasta de mi lo estarás-

Escuchar las sinceras palabras del fauno carnívoro, le tranquilizaron un poco, podría tratara de dormir, si su cuerpo se lo permitiera, debía ser fuerte, aún faltaba mucho para llegar a su destino.

-¿Shion?- Llamo con dificultad, al darse cuenta que no hubo respuesta y no se escuchaba nada extraño, compendio que posiblemente estaba durmiendo... Algunos Omega utilizaban eso como un descanso, su cuerpo puede debilitarse tanto.

Este Alfa, sentía como su mente daba vueltas en torno a ese fauno peliverde, le causó gran impacto en su cuerpo. Nunca creyó que oliera un celo tan fuerte que lo pusiera así de mal.

Debía calmarse de alguna forma, estaba erecto, tanto que dolía.

Resonó en su mente una gentil voz que aun recordaba a duras penas

-Algún día... Cuando encuentres a tu Omega destinado, serán muy felices, lo cuidaras y protegerás a tu familia-

Pensó en ello, mientras se alejaba de la cueva, sus instintos se estaban apoderando de él, no podía estar cerca mucho tiempo.

-Es... Mi Omega...- Con esa idea, deseo ir de inmediato y reclamarlo, pero... Aun quedaba la cordura en él, o tal vez el lazo que habían formado, el amor estaba ayudándolo a calmarse a pensar en el bienestar del otro antes que la suya.

-No puedo... Si lo hiciera con el ahora... Sería como violarlo...- Negó con la cabeza –Yo me ocupare de mí mismo, cuando... Este bien... Hablare de esto con el...-

Así se alejó un poco el lugar, lo suficiente para no percibir el débil aroma que quedaba, pero no tanto para dejar de escuchar cualquier intruso.

Se calmó a sí mismo, pensando en situaciones obscenas con el corderito, ese instinto dominante en él se intensificaba con cada imagen. Hasta que se sintió liberado.

La hora de comer, fue algo difícil. Mover la roca, la parte más sencilla.

Dejar la comida y el agua, sintiendo como el aroma que se había acumulado allí, lo intoxicaba, lo volvía loco... Pero se alejó antes de cometer ese acto imperdonable.

Era un Alfa demasiado fuerte en sus instintos, pero de nuevo su reacción no se dejaba esperar.

-Solo Siete veces más... Y todo acabara-

---Dentro de la cueva---

Shion, sentía como su cuerpo lo torturaba, en su mente solo un pensamiento surcaba aun en contra de su inocencia. Solo pensaba en Dohko, en estar a su lado, apareciéndose con él. Sabía que era lo que pasaba, esos tres años en cautiverio, pudo... Escuchar cuando algunos de esos hombres tomaban a Faunos omegas no tan raros y los violaban.

Pero por que, el mismo se preguntaba era tan fuerte esta sensación que solo quería estar con ese tigre, que él lo marcara y le perteneciera.

Se volvería loco, con cada idea en su mente, su cuerpo ardía tanto, sentía como su entrepierna y ano goteaban, estaba mojado, la ropa que había conseguido el castaño para él, y cubrirlo mejor, estaba sucia de su esencia.

Se sentía tan avergonzado de pensar en ello, pero era su instinto Omega nublando su juicio.

Trato de comer lo que le había dejado, pero... Apenas si podía probar bocado, su cuerpo era tan ajeno para él.

-Doh...Ko...- Ese jadeo saliendo de su boca.

Creyó en su mente, que los Alfas siempre que un Omega cerca despedía este aroma, se volvían locos y se apareaban de inmediato... Pero se sentía tan poca cosa...

-Ni... Siquiera... Soy... Suficiente... Para que... Desees... Aparearte conmigo...- El celo no dejaba analizar las cosas de manera correcta, el creía que el tigre, se alejó porque ese aroma le resultaba repulsivo.

Solo eran amigos, no podía... Tal vez por eso. No estaba coherente en esos mementos, quería al castaño con él. Era el único con quien deseaba aparearse.

Si supiera el gran deseo que este estaba teniendo de poseerlo, y como este luchaba para que no ocurriera nada que lamentaran después.

La noche cayo, estaba fría... Aunque ninguno de los dos cuerpos en esta historia lo estuviera de verdad ene se estado.

La última prueba del día y a descansar, dejarle los alimentos y el agua, era lo único que debía hacer.

Lo cuidadoso que era, llevaba también un puñado de hojas secas, que varias veces podría utilizar como manta combinada con heno silvestre.

Lo dejaría sobre el carnero, y huiría antes de que el aroma lo enloqueciera de nuevo.

Movió la roca, la sentía un poco más ligera.

Dejo la comida y agua en el mismo lugar, notando que el peliverde, había comido de manera algo descuidada.

Lo difícil venia, verlo dormir... Le causó gran impacto, le gustaba esa vista, pues este se había quitado la parte superior de la ropa, dejando su tórax al desnudo, el calor era demasiado intenso.

La reacción fue evidente en su cuerpo, pero hundió su cara en las hojas, olerlas podría hacer que se tranquilizarían, pues también las había impregnado con un poco de lavanda, relajaba el cuerpo, y estaba haciendo de poca ayuda.

Estaba teniendo pensamientos de esa piel blanca, lo suave que se veía, el sabor dulce que tendría y más sensaciones.

Negó con su cabeza y dejo caer las hojas, para cubrirlo, hecho esto debía alejarse rápido, estaba al borde.

Pero no logro escapara esta vez.

-Dohko... No te vayas...- La voz suave del peliverde, lo llamo, más como una súplica.

La voz de ese omega, lo estaba poniendo de nervios, no debía verlo, estaba de espaldas.

-¿Por qué... No quieres... Estar conmigo?- Se quebró con su débil voz, hizo un esfuerzo por incorporar su cuerpo.

-Shion... Yo...- No pensaba claro, sus fosas nasales estaban siendo inundadas por ese aroma intoxicante para cualquier alfa. Negó con la cabeza, no debía contestar solo alejarse.

-¡¡¡NO TE VAYAS!!! ¡¡¡ME DUELE MUCHO!!!- Sus mejillas tan rojas, su cabello se pegaba un poco a su piel desnuda, el sudor así lo reclamaba -¡¡¡POR FAVOR... QUÉDATE CONMIGO...!!!- Cerró sus ojos, derramando lágrimas –No... Quiero estar sin ti-

-¿Sabes... Lo que significa... que un Alfa se quede... con un Omega en estas condiciones?- El calor en su cuerpo aumentaba a gran velocidad, ya estaba erecto de nuevo, su respiración agitada y un jadeo fuerte, dejaba ver sus instintos más bajos, aun controlados.

-Quiero... Que eso paso... Quiero... Aparearme contigo... Por favor...- Su mirada rosa, su piel sonrojada, su jadeo fuerte, todo en el podría ser apetitoso para cualquier Alfa.

Solo eso se necesitaba, para perder el control en ese tigre, que ya no aguantaba más, también estaba ansioso por ese momento. Si el cordero estaba de acuerdo en que él lo hiciera suyo, entonces ya no se detendría ante nada.

Fue directo hacia el omega que le rogaba su atención, la mirada verde lo observaba con atención, lujuria era lo que portaba en estas gemas, ese aroma lo había inundando y su cerebro solo tenía una cosa en mente hacer suyo a su destinado.

Lo reclamo con ferocidad un beso en sus labios, de manera descontrolada, mordiéndolo un poco dejando un rastro de sangre y saliva, invadió con su lengua.

Aquello fue un deleite para el peliverde, sintió su cuerpo tan sensible, ante las descaradas caricias del tigre, sus manos toscas tocando esa piel sueva, era mejor de lo que había pensado.

Bajo al cuello, no era nada cuidadoso, se estaba dejando guiar por los instintos primitivos de cada Alfa ene se momento, marcas en el cuello, mordidas que dejaban salir la sangre, lo sentía tan caliente que lo provocaba mas.

Las hojas, estaban haciendo algún tipo de colchón para estos dos faunos, que estaban por entregarse.

-Sabes realmente delicioso...- Un jadeo salía de esa boca, que apenas si se apartaba de los pezones del herbívoro –Eres mi presa ahora, no te dejare ir... Jamás- Mordió con un poco de fuerza esos botones rosas.

El gemido fuerte se dejó escapara de la dulce boca, lagrimas escapaban, cada toque era una oleada de excitación que no lo dejaba pensar, ni decir nada.

Sonrió de lado, nunca creyó que el momento de aparearse podría ser tan bueno, pero lo era solo porque era con ese fauno tan hermoso.

Acaricio su abdomen plano, la piel caliente, sudada, miraba su obra en ese cuerpo frágil, las diferentes marcas, mordidas, era suyo. Solo un paso más y nadie lo reclamaría nunca más.

Ser delicado, había sido dejado de lado, no podría ser de otra manera, el celo de un Alfa se puede disparar cuando entra en contacto con de un omega, lo quería suprimir pero no podía seguir haciéndolo.

Tomo los pantalones que portaba el peliverde, y con fiereza despojo su cuerpo de ellos, dejando ver toda su anatomía, relamió sus labios como lo que era un depredador que disfrutaría de un gran manjar.

Acaricio las piernas desnudas, eran tersas. Las mordía también, cada parte de Shion seria suya, como fuera posible.

Este cordero, no ponía resistencia a nada, quería cada sensación que se intensificara, era como el calor de su cuerpo se estaba disipando, para dejar de doler, aunque quedaba un lugar más que necesitaba atención.

¿Era un juego de los Alfas torturar de esa manera a los Omegas, antes de poseerlos? Él era nuevo en la materia y no sabía si el castaño lo era, pero no le importaba.

Miraba con atención cada mueca del peliverde, lo estaba haciendo sentir bien y le agradaba aquello.

Estaba algo preocupado de que no lo disfrutará, estaba haciendo caso a sus instintos que era lo que más gustaba, pero... Sin una experiencia hacia todo lo que se le ocurría.

¿Tal vez debía ser más delicado?

¿No tan desesperado?

Pero solo lo quería a él, y seria suyo, ese deseo de poseerlo no desvanecía.

La única prenda de él, ya estaba fuera de su cuerpo, podría verse su erección completamente, comparaba su cuerpo con el del cordero, sin duda la diferencia de edad aunque no mucha cronológicamente, si de anatomía.

Pero ¿Que más daba? El debía ser quien lo protegiera.

Levanto las piernas del Omega, apoyándolas en sus hombros, aún seguía besándolas, pudo sentir de nuevo ese aroma que lo enloquecía, sin duda la invitación para aparearse, se lo pedía el cuerpo ajeno.

No necesitaba lubricación, podía notar que los omegas lo hacían por sí mismo, era el lugar que se supone su pene debía poseer, solo de él... Su mente sí que estaba ida ya.

Estaba ansioso por penetrarlo, no prestaba mucha atención en ese momento, pero algo llamo su atención con brusquedad.

Un gemido débil, pero que sus oídos podían captar, era Shion que tenía en su rostro un semblante de miedo, apretando su boca, el cuerpo temblaba, teniendo sus brazos delante de su pecho, como cubriéndose.

Aquella imagen, lo hizo reaccionar un poco, aun respirando agitado, el sudor de ambos combinados, estaban a punto de ser uno, pero alguien temía todavía.

Sonrió aun mostrando lujuria en su mirada, pero ahora un destello diferente podía ayudarlo.

-Tranquilo... Seré gentil esta vez...- Beso su frente.

-Dohko... ¿No me dejaras después de esto?- Era el pensamiento que lo atormentaba.

-Un alfa, nunca es amable con un Omega que solo utiliza... Pero si lo es con uno que ama- Beso sus labios, era delicado por primera vez en esta noche.

Abrió sus ojos, ante aquella declaración, poco romántica en lo normal, pero para ellos fue lo mejor. Sus lágrimas brotaron, de alegría, también quería decirle lo que sentía, pero no lo logro sus labios no serían dejados por ese tigre jamás.

Lentamente, el miembro del castaño se adentró en ano del cordero, fue un poco invasivo, sumamente estrechó el lugar.

Ambos gimieron de placer, ante tal contacto, estaba haciéndolo suyo, la sensación lo inundo de pies a cabeza, nunca experimento esto antes y no lo dejaría.

Las embestidas no se dejaron esperar, pero contra sus instintos luchaba, no ser tan rudo esta vez, una velocidad media, se sentía realmente bien así.

Ver como Shion lo disfrutaba, le causaba una sensación de felicidad, las lágrimas eran de placer sin duda.

Tocaba la miembro del fauno menor, lo acaricio un poco, estaba preocupado porque ambos sintieran placer.

-Más... Por favor... Mas...- Jadeo esas palabras, su mirada parecía estar ida, por el placer en su cuerpo, le suplicaba a ese Alfa que fuera más rápido.

Este solo sonrió –Si tú lo quieres...- Sus palabras seductoras con una voz provocativa especial para los Omegas.

Obedeció, embestidas mas rápidas, toscas, era lo que pedía el Omega y el tigre se las daba, si quería eso, lo haría sentir muy bien. Además que él también lo disfrutaba tanto.

Sujeto las caderas con tanta fuerza, que había marcado sus manos en esa piel, que era solo suya.

Un poco más, y llegarían a el clímax.

Su último hilo de cordura, le permitió decir lo que su corazón anhelaba, ya no importaba si era correcto o no, deseaba que solo él lo escuchara.

-Te amo... Eres mi tigre...- Su voz tan suave, llena de amor esta vez.

Para un Alfa, esas palabras a veces no significaban nada, pero si era con quien debías estar toda tu vida, el Omega que solo era para ti como tú lo eras para él, lo eran todo.

Una nueva descarga de placer le invadió, dándole embestidas mucho más fuertes, se escuchaban sonidos obscenos de esa unión.

Hasta que ambos sintieron ese clic en sus cuerpos, que les indicaba que estaban por venirse.

No hubo más palabras, solo los gemidos saliendo de sus bocas, cuando tocaron el cielo en el cuerpo ajeno. Uno saliendo en el abdomen de ambos, pero el otro en el interior del Omega.

Fue una gran descarga, que después de sentir los espasmos que le indicaban que estaba terminando, aun salía su semilla.

Cuando se separaron, noto que de la entrada de Shion, había un poco de sangre. Asustándose un poco el tigre, se comenzó a sentir avergonzado, de nuevo volvía a ser como antes del celo.

-Perdón... Te lastime...- Suplicaba que lo disculpara.

El cordero, no entendía que pasaba, su mente aun daba vueltas por esa entrega -¿Qué?-

-Te hice sangrar y yo... No...- Bajo su mirada, estaba queriendo derramar lágrimas, cosa muy rara en él.

Sonrió levemente, cuando entendió a que se refería, trato de alcanzarlo, pero ahora dolía de placer su cuerpo –Dohko... Fue mi primera vez, es normal que eso pase...-

Levanto su mirada, acercándose de nuevo hacia el carnero -¿Entonces no te lastime?-

Negó con la cabeza... Aunque no tenía ánimos de levantarse, solo quería estar recostado a lado de ese Alfa.

El castaño, sonrió animado y lo abrazo con mucha fuerza, recostándose a su lado con suavidad, quedando sus miradas conectadas una de la otra.

Un momento de placer, ahora era de amor.

-No sabía que el apareamiento fuera así de... Placentero- Estando rojo de vergüenza ahora, le comentó al castaño.

Pensó un momento –Esto no solo fue apareamiento...-

Lo miro ingenuo, no compendia esas palabras.

-Creo que le dicen hacer el amor, cuando ambos se aman ¿No?- Pensó un momento, creyendo que estaba diciendo cosas raras.

-Gracias por amarme Dohko- Agradecía como si fuera su deber.

-Tú me amas y es lo único que me importa- Le plato un beso en los labios, ahora lo haría cada vez que deseaba.

Pero aún faltaba un requerimiento más, antes de que estuviera completa la pertenencia.

Un último vestigio del instinto Alfa.

Aunque deseaba verlo más a los ojos, quería hacerlo antes de que cualquier más lo hiciera. Lo sujeto con fuerza, haciendo que le diera la espalda, el peliverde no entendía que le pasaba al tigre, hasta que sintió sus dientes en la parte posterior de su cuello, como se introducían en el, la sangre broto de esa mordida.

Cuando termino, estaba asustado, y molesto le había dolido tanto.

-¡¡¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!!!- Pregunto molestó.

El Alfa, le sonrió con rastros de su sangre en su boca –Te estoy dejando mi marca, ahora me perteneces solo a mí-

Pero sin duda ese omega, siempre sumiso, esta vez se había molestado, no le agrado esa forma de marcarlo, y el dio un golpe en la cabeza. Haciendo un puchero leve, tocándose aquel lugar, mirando su sangre escurriendo por su hombro.

-Dohko, esto si me dolió-

-Pero... Es necesario... Cualquier Alfa debe de marcar a su Omega, porque ahora eres mío y de nadie más- Le abrazo de manera posesiva, los instintos se estaban disparando de nuevo, pero por Shion de ahora en más.

El carnero, no dijo nada, se dejó abrazar, le agradaron esas palabras dichas por ese castaño, le pertenecería ahora a un Alfa, a ese tigre era suyo, y viceversa.

Creyó que así podría vivir toda la vida, sonriendo, junto a Dohko, para llegar a su tierra natal, criando algún día a su único hijo que podrían tener en un futuro.

Soñaba con eso entre sus brazos.

Mas todo el sueño hermoso que ahora el adulto carnero peliverde había tenido eran sus recuerdos más preciados.

Más oscureció todo, recordando la última vez que lo vio.

Fueron descubiertos, por esos vendedores de faunos, los mismos que tuvieron a Shion en cautiverio, habían pasado unas semanas desde esa vez que lo marco.

Querían llevárselo, pero ahora había alguien dispuesto a protegerlo, más las armas de estos no dejarían que eso ocurriera de nuevo.

Aunque trato de defenderlo, no pudo... Unas fuertes heridas de armas punzantes en su cuerpo, era fuerte cada que el cordero lo llamaba, le pedía que lo ayuda, más un disparo directo a su cabeza, le hizo perder las fuerzas.

El llamado de su nombre aún era perceptible, estiraba su mano para alcanzar a su Omega, este a su vez quería tocarlo aferrarse a él, pero había sido capturado, estaba luchando ahora que sus cuernos estaban filados, había causado daño, pero un fuerte golpe en su cabeza, nublo su vista, lo último que vio antes de regresar a ese encierro, fue el rostro de su tigre derramando lágrimas.

---Vuelta a la realidad actual---

Despertó de golpe, con lágrimas en sus ojos, había estado llorando todo su sueño o más bien sus recuerdos tan vividos, pero algo lo trajo de vuelta.

Fueron los fuertes golpes que venían de esa puerta en donde vivía el encierro, con su hijo, producto de esa noche, la mejor de su vida y la única feliz.

Escuchaba aquello, no significaba nada bueno, abrazo a su cría con fuerza, tenía tanto miedo de que presentía aquello lo que venía.

Era algo ruin.

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Buenos días, tardes, noches ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están mis hermosos terrones de azúcar? Espero que estén pasando un excelente ombligo de semana, wiiiii hace años que no decía esto. Jajajajajajajajaaja

Espero que estén todos bien, con el mismo tema del día de ayer, ese sismo fue fuerte a lo que vi y escuche. Me alegra saber que están a salvo, no paso a mayores, aun así terrones de azúcar que no se han reportado, espero que estén a salvo y tengan muchas cosas que hacer, ya después espero leerlos.

Veo que tienen sus preferencias para los caballeros infieles, me gusto muchos sus argumentos, sus puntos de vistas, muy buenos terrones de azúcar, me siento orgullosa, que lo desarrollaran tan bien, defendieran sus puntos de vista, excelente.

Me hizo ver perspectivas de cada una sumamente sorprendente. Mamá terrón de azúcar que le roban siempre el reloj esta muy orgullosa de ustedes mis pequeñitos terrones.

Ahora sigue la pregunta del día de hoy: ¿Que pareja seria la mas propensa a tener discusiones maritales XD en publico? Hablo de gritos, reclamos injustificados, hasta u buen golpe dado. Yo estoy en un conflicto entre MiloXCamus o DeathMaskXAfrodita. Pero me decidí por la ultima pareja, me imagino Afrodita peleándose con el cangrejo delante de todos, jajajajja ese amor apache que tienen similar al de Milo y Camus.

Ahora si espero sus respuestas, comentarios y reclamos. Siento que habrá mucho de esto al final jajajaja No es cierto.

Espero que todos sigan bien, aun en estas circunstancias, debemos estar juntos, únicos, pero separados físicamente, Protegerse a todos, debemos hacer ese pequeño esfuerzo, para lograr que esto acabe lo antes posible.

Con fin cuídense mucho, los quiero mis terrones de azúcar.

Debo hacer la comida, ya se, como tarde, pero es que hasta esta hora es cuando la hago para estar tibia.

Sin mas me retiro, cuidence mucho y mañana el cap de Munzel.

Ammu se va. 

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