Capitulo 17 (Celos)

Abrió aquellos ojos verdes lo más que pudo, llevando sus pequeñas manos a su boca por la sorpresa, incluso un leve temblor sintió en sus piernas... No era de miedo, si no de volver a ver a alguien que le ayudo tanto y podría tener información valiosa para él.

-¿Ca... Ca... Mus?- Sus palabras apenas si se articulan.

-Mu...- No lo pensó más, dejando a un lado las cajas, se acerca al pequeño pelilila, ese corderito que aprecio en ese encierro, y que desobedeció un poco las reglas por tenerlo a salvo –Lograste escapar- Asintió suavemente, acercándose a él, para comprobar que si fuera verdad su presencia.

El pelilila no lo dudó ni un segundo más y abrazo al omega con fuerza, le alegraba verlo, algo dentro de él le decía que significa una buena señal, pero también una terrible noticia.

Para Camus, aquellas demostración física de afecto y más en público, es algo que no le agrada en lo más mínimo, pero... No rechazaría al menor, sabía lo que sufrió, las peripecias que debió padecer, encontrarlo con vida le alivio, pero igual le preocupo pues... Conocía el odio de Saga.

-Mu, ¿Cómo lograste escapar de Saga?- Lo sostuvo de los brazos, aunque se apartó del abrazo, aún mantenía contacto con el menor, mirándolo a esos ojos verdes, siempre le ha gustado el contacto visual para hablar.

Aquel nombre... Le atemorizó en solo volver a pensar en aquella noche, temblando un poco, pero cerro sus ojos, pero no, esta vez no se pondría a llorar.

Desvió la mirada levemente al suelo, apretando los puños, respirando profundamente.

-Camus...- Levanto su mirada, aquellos ojos se plantaron en los violentas del peliaguamarina –Mi padre... Esta...- Temblaban sus labios, la duda tenia respuesta que concia, pero necesitaba que se la confirmaran.

El otro Omega no pudo seguir sosteniendo la mirada al menor, la respuesta no podía ni siquiera pronunciarla, más cuando fue el único que contemplo su muerte en aquel oscuro lugar que fue el encierro de ambos por años.

-Mu... Lo siento... Tanto...- No sabía que decir, que hacer o como explicarle la situación.

Esa es la razón principal por la cual Camus prefería mantenerse al margen de relaciones con otras personas, no queriendo generar empatía, pues nunca ha sido bueno en estas situaciones.

Y allí estaba el de cabellos aguamarinos, diciéndole la peor noticia que le puedes dar a un niño, que se ha quedado solo en este mundo lleno de crueldad.

Las lágrimas comenzaron a hacer, machando las suaves mejillas, los labios temblorosos, sujetando con puño su ropa, tratando de callar el dolor en su tierno corazón.

-¿Mu?- Aunque estuviera hipnotizado por el Omega que se encontraba delante de él, al ver al pequeño pelilila en ese estado, se acercó... Tratando de no tocarlo, sabía el sobresalto del menor ante un Alfa.

-¿Esta bien? Milo... ¿Quién es el pequeño Fauno?- La joven Beta, que permaneció tan callada y ajena al espectáculo que se daba en su tienda, por fin hablo.

-¿Quieres volver con Shura?- Puede que busque el amor, pero le tenía tanto aprecio al menor, que sabía que es mejor opción ir de regreso al gremio.

Negó con su cabeza, limpiando sus lágrimas, no quería seguir haciendo una escena, en el fondo sabía que la muerte de su padre fue eminente, pero ahora ya no tenía la mínima esperanza de que lo encontrará.

-¿Fue... Esa... Noche...?- Aun trataba de controlarse, pero el dolor le impedía hablar correctamente.

Asintió, con los ojos cerrados –Si...- En un acto rápido, acaricio los suaves cabellos del Corderito –El solo quería que salieras con vida de ese lugar, era el único deseo que tenía desde el día que naciste- Pensando que dedicarle esas palabras serviría para tranquilizarlo.

Mu asintió, su corazón estando destrozado, las lágrimas salían sin permiso, conocía ese deseo latente en el que fue su papá, solo quería verlo feliz, tranquilo, libre.

Y al fin lo estaba, en aquel gremio con sus tontas regla, pero tenía mayor libertad que cualquiera en su vida, tranquilidad, y su felicidad consistía en él mismo junto a un rubio que también lo ama, pero no podía decirle nada aun.

-Tu nombre es Camus ¿Cierto?- Por primera vez hablo con el Omega que le llamo la atención, mas estando tan absorto en aquella conversación, que de echo entendí a la perfección conocía el origen del fauno -¿Qué tipo de relación tienes con el pequeño corderito?-

Los ojos violetas del Omega, se enfocaron en aquel Alfa que lo miro entre una mezcla de curiosidad y expectativa.

-Eso a ti no te incumbe en lo más mínimo- Tan serio y tangente le contestó, no es un Omega para nada sumiso, sobre todo con esos ojos violetas que le dedicaba una mirada de desprecio.

-¡¡¡¿CÓMO QUE NO ME INCUMBE?!!! Este pequeño está bajo mi cuidado ahora, así que debo saber- Por una parte decía esto porque es verdad, Shaka le pidió cuidarlo cuando no estuviera cerca al igual que Shura lo hacía, pero deseaba seguir hablando con ese peliaguamarina, pues cautivo su corazón, por esa forma de ser reservada y rebelde a la vez.

Siendo ignorado por el contrario, dirigió su vista al pelilila, que continuaba dejando escapar sus lágrimas aunque quisiera retenerlas –Mu, ¿Quién es este Alfa? Y ¿Por qué te está acompañando?- Sentía cierto interés y preocupación que el corderito estuviera acompañado de otro Fauno.

-Él... Es Milo...- Trataba de calmase pero se volvía inútil sus intentes.

-Soy parte del gremio Ateniense, que protege y cuida esta ciudadela y las zonas alrededor- Cruzo sus brazos, encarando al omega que lo mira desafiante, se atrevió incluso a interponerse entre Mu y Camus –Este pequeño Fauno, es parte también... Al ser rescatado por uno de nuestros líderes y vive muy tranquilo con nosotros- Le sonrió triúnfate, pareciendo una disputa por el menor, aunque Camus no lo hacía con esa intención.

El peliaguamarino, lo miro de rejo y volviendo ignorar, dirigió su vista al pequeño, que sus lágrimas descendían, pero su respiración estaba normalizándose y su cuerpo dejando de a poco de temblar.

-Mu, sé que esto no cambia las cosas, pero... A tu papá lo pude enterrar en un lugar... En donde podrás... Llevarle flores...- Fue lo único que se le ocurrió decirle, para darle a entender que aún existía un lugar que podría compartir con el fauno quien le dio vida.

Alzo su vista, no podía sonreír por nada, pero trataba de dar su esfuerzo, tan joven y cada día debía seguir adelante aguantando el dolor que ahora se desborda.

-¿Enserio? ¿Dónde?- El deseo de estar con él, aunque sea de esa forma, es más grande que cualquier cosa, pedía despedirse de alguna forma, contarle todo lo que ha pasado.

Estando a punto de decirle algo, recordó que ese lugar sería una zona de peligro más para el pequeño, pues quedaba tan cerca de las tierras de aquel maldito loco.

-Mu... Si te digo, prométeme que nunca te atreverás a ir solo... Es muy cerca de la mansión Blizanci...- Cerro sus ojos, abriéndolos casi inmediato, la respiración le estaba cobrando factura a él, tuvo suerte, demasiada de que no lo pudieran tocar, pero la mayoría de la servidumbre... Es un caos.

-Camus... ¿Tú me podrías acompañar algún día?- Hablo firme, sus lágrimas caían, por su rostro aun infantil quería demostrar seriedad, no quería volver a tenerle miedo a ese hombre que les hizo la vida imposible y acabo con la de su padre... Podría ser ahora la venganza en su interior.

Aquello le impacto al humano, abrió sus ojos como platos, solo desviando su mirada, el sí que estaba temiendo ahora más que el menor, no es fácil volver a un lugar cercano a donde estuviste a punto de perderlo todo.

-Creo que debemos tranquilizarnos... Para Camus las cosas no han sido fáciles- Helena que escuchaba atenta, intervino el peliaguamarino, parecía enmudecer.

Los ojos verdes del corderito se clavaron en quien lo había ayudado por tantos años a como pudo, acercándose preocupado, sosteniendo sus manos –Saga... También te...- No podía completar las palabras, asustado pensando que el pobre había tenido que sustituir a su papá para satisfacer al otro.

Negó con su cabeza, mirando al niño con algo de ternura –No, escape antes de que eso pasara y...- Se giró a ver a la castaña –Helena me ayudo tanto...-

Ella solo sonrió, aquel encuentro entre ambos fue obra del destino, o lo que fuera, pero al final de cuentas la joven ayudo y salvo al Omega de un futuro incierto.

-En ese caso, puedes venir con nosotros al gremio Ateniense- Aquel escorpión le hablo al otro con un toque de seducción en su voz y una mirada que no concordaba como lo había tratado hace un momento.

-Prefiero quedarme aquí- Le contesto tan serio y una mirada tan fría que el ambiente se pudiera sentir helado.

Milo solo le dedico una mirada de tristeza, fue amor a primera vista, con un olor especial que lo hipnotizaba y una belleza que le indicaba que ese Omega humano delante suyo es su destinado, pero el otro solo le decía con esos violetas ojos, que se alejara y que ya lo odiaba.

-¿puedo venir a visitarte?- Ese cordero que perdió su linda sonrisa en esos momentos, trataba de hacerlo nuevamente, pero el dolor se lo impedía cada esfuerzo, al final ese hombre de apariencia fría y severa es un amigo especial.

Camus se giró a ver a la dueña, al final de cuenta es su lugar de trabajo ahora y también uno donde puede vivir tranquilo.

Ella le dedico una sonrisa, confirmándole que no existía problema.

-Claro que si...- Mas su rostro se ensombreció, con un toque de preocupación, debía comunicarle todo al menor –Pero primero escúchame bien...- Suspiro pesadamente –Saga te sigue buscando... Para que regreses con él, se ha vuelto loco para poder encontrarte, aunque este lejos de aquí, ha movido a varios para encontrar tu paradero...- Lo tomo de los hombros suavemente –No puedes arriesgarte de ninguna manera Mu-

Solo frunció el ceño, apretando sus labios, ya estaba harto de que ese maldito peli azul, decidiera todo en su vida, no volvería a ese lugar jamás, por la promesa hacia su papá, por la libertad que conoció y por qué... Sin importar lo que fuera no está dispuesto a apartarse de Shaka nunca.

-En ese caso, tendrás que ir tú a visitarlo al gremio- Milo y con sus grandes ideas, tomando en cuenta que el pelilila y el Peliaguamarino, son tan cercanos y desean seguir viéndose, lo aprovecharía para acercarse a su interés amoroso.

Negó con su cabeza, ese Fauno Alfa, pudo sacarle una ligera sonrisa, comprendió sus intenciones, y le daba gracia que lo intentara con Camus, conociéndolo un poco, sabía que eso no funcionaría en él.

-Ha sido un gusto volver a verte...- Aguanto su dolor nuevamente, no quería llorar enfrente de nadie más... -Gracias... Por todo... Y me cuidare...- Quiso darle un brazo, pero no creía que sería prudente, después de todo... Es renuente el peliaguamarino a esas demostraciones.

-Debes cuidare mucho pequeño- Ignorando las palabra descaradas del otro, solo le dedico una mirada y un suspiro al menor, pero esta vez le dio un leve abrazo, también quería hacerlo... Le agrado tanto verlo con vida y a salvo.

Sobre todo porque el gremio a que se había afiliado, es un muy importante y que sin duda podría protegerlo, no tenía anda de que temer y con esto cumplía la promesa a Shion, el niño está a salvo, nada debe temer ahora su padre.

El fauno escorpión estando sintiendo celos de un pequeño corderito que sin duda tenía el don de robar los corazones de los Omega adultos.

Se escuchó aquel tintineó de la campana de la puerta abriéndose, indicando que alguien ingresaba.

-Bienvenido- Ella saludo como de costumbre, al tratarse de un posible cliente.

-¿Por qué están demorando...- Ver a Mu abrazando a otro Omega, de una manera tan amorosa, porque el pequeño así lo sentía, un cierto alivio en los brazos de Camus –...Tanto?-

-Shura, no nos regañes, que nuestro pequeño Mu, se encontró a un viejo amigo que quiere mucho- Las palabra estaban algo apagadas, como quería ser quien abrazaba al peliaguamarino, no siendo con intención de herir el corazón del cabrío, que sintió molestia de que alguien más tocara al fauno que estaba cuidando.

Los ojos violeta y jade se cruzaron un momento, el de apariencia fría lo miro con algo de intriga, más que nada la razón es que aquella seriedad le indicaba que estaba molestándole que tocara al pelilila.

Ni se daba cuenta que aquella acción, su leve alegría de encontrarse a alguien que le dio información de su parte, aunque fue la peor noticia en su vida, le traía paz por fin.

No existía la necesidad de volver a ese lugar, aunque su papá estuviera muerto, ya estaba tranquilo, nadie lo lastimaría jamás, y Mu debía seguir cumpliendo las promesas, pero también en el fondo deseaba ir a su tumba y llorar todo lo que sentía.

En otra ocasión lo haría, cuando estuviera a salvo, al ser más grande, al poder defenderse mejor, pero no dejaría de ir a ver algún día a su padre y decirle que a está a salvo que todos sus esfuerzos valieron la pena, que su sonrisa por fin seria de verdad.

Al escuchar esa voz aunque seria, le regalaba la serenidad que logro obtener en el gremio con sus cuidados, no es un reemplazo de quien lo amo toda su vida, pero al fin de cuentas se ayudan mutuamente.

-¡¡¡SHURA!!!- Se apartó de los brazos del contrario, para ir con el peliverde oscuro, con una leve sonrisa y la marca de agua salada en sus mejillas –Lamento mucho que tuvieras que espatarrarnos, pero... Tenía que hablar con Camus- Señalo al mencionado con la mano –¿Recuerda que le platique de él?- Su inocencia no le indicaba la molestia que sentía el Cabrío, pero se desvaneció de a poco al sentirlo a su lado.

-Sí, no recuerdo- No dijo más, ni una mueca dedico –Debemos irnos, si es que quieres venir en la noche- Tomo con algo de fuerza la mano del pelilila para salir, ni siquiera dándole tiempo de despedirse adecuadamente.

No le tomo de raro al Corderito, conocía la personalidad del fauno.

-Bueno... Nos tenemos que ir...- Sonrió con ese toque coqueto al peliaguamarino –Nos vemos en la noche- Salió por la puerta, despidiéndose de la forma más extravagante que le dio, para ir directo con los Omegas que caminaban algo rápido.

Al quedar solo ellos dos en la florería.

Camus estando con un cumulo de emociones, felicidad por encontrar al corderito, tristeza por la noticia, preocupación por que el pequeño esté en peligro y un desagrado por ese Alfa que lo miro de manera extraño y una última emoción... Confusión... Solo eso, no sabía descifrarse en esos momentos.

-Así que ese es el fauno del que me contaste- La castaña le sonrió –Es muy lindo, y pequeño- Miro por la puerta –No puedo creer que ese sujeto horrible de Saga, quiera lastimarlo- Apretó sus puños, ella estando en contra de esa maldita practica de compra y venta de Faunos para propósitos ruines.

-Estará a salvo... Sé que ese gremio lo cuidara...- No sabía que más decir, sentía algo extraño en su ser, amas que es de pocas palabras.

-Camus, ¿Te diste cuenta?- Apoyo su mentón sobre su mano que se sostenía en la mesa.

-¿Qué cosa?- Volvió a su labor con su actitud tranquila.

-Milo se interesó en ti, es la primera vez que lo veo tan feliz- Le soltó de golpe, sin siquiera preparar al Omega.

-¡¡¡¿QUÉ?!!!- Un leve sonrojo se plasmó en sus mejillas, que provoco que soltara de nuevo la caja.

-Ja, ja, ja, ja No te preocupes, él no es un Alfa malo como muchos, te cuidaría tanto... Lo has enamorado- Riendo, se dirigió a la parte trasera de la tienda.

Dejando a un pobre Camus alterado, rojo, molesto y sin sabré expresarse correctamente.

---Gremio Ateniense---

Durante el camino de regreso, aunque su dolor crecía más, al enterarse de aquella noticia, por más preparado y que su mente le decía que esa era la única posibilidad, le dolía tanto.

Le contó lo sucedido a Shura, las lágrimas no pudieron detenerse en lo más mínimo, pero queriendo mostrar una sonrisa aunque le doliera, no deseaba preocupar al Cabrío.

Omitió el hecho de que Saga lo está buscando, aquello lo noto Milo, pero no dijo nada... Si Mu no hablaba de ese tema tendría sus razones, estando más concentrado en el peliaguamarino, queriendo tener la oportunidad de verlo nuevamente.

No se dio cuenta, cuando ni en qué momento rodeo los hombros del pequeño fauno, dándole un abrazo de lado, siendo su especialidad y lo único que se le ocurría.

Ese tacto le dio confort al pequeño corderito, mostrándose más fuerte que nunca, solo deseando seguir cumpliendo la promesa a su papá, las lágrimas tibias siendo limpiadas por la mano de Shura.

El escorpión, solo podría decir que esa escena le parecía algo adorable, aunque fueran de especies similares, siguen siendo diferentes.

Dos Omegas que perdieron a seres amados, se ayudaban a superar el terrible dolor en sus corazones.

Mu teniendo ese amor que le hacía tanta falta, pero conoció y pudo disfrutar.

En cambio Shura, nunca logro tener a sus crías en sus manos, aun siendo producto de constantes violaciones, deseaba tenerlas.

Esa es una razón por la cual sintió que ese sujeto que conocía al pequeño, se lo pudiera arrebatar.

Es tonto sentirse así, celos... Por una cría que no es propia, pero la ha tomado como tal, no quisiera que nada malo le ocurriera, y que se alejara del gremio... Le dolía.

Se aferraba a un pequeño que en algún momento se apartaría de su lado. Teniendo tanto que trabar. Nunca mostraría su sentir, no es típico en él, pero no negaba la preocupación que le daba la presencia de ese otro omega.

Mu no es de sangre pero lo ama como si lo fuera, un hijo... Que lo necesita.

Incluso cumpliéndole deseos que antes no haría, como ir a esa fiesta de fin de año en la ciudadela.

Al llegar, cada uno debía cumplir las obligaciones que se estipulaban, todo debía estar listo y todos hacían su parte.

El pelilila podría ser un niño ante los ojos de todos, pero... Noto con el viaje de regreso el comportamiento de Shura, conociendo su historia, la de ambos no tardo en atar cabos.

Se sentía feliz que ese cabrío lo considerara alguien preciado, y es reciprocó, ninguno podría ocupar el lugar de otros, pero si el propio.

Tenía en mente la advertencia de Camus, temía un poco, quería venganza pero no podía permitirse ser de nuevo capturado, no después de todo lo que ha ocurrido.

Pensó que si salía en la noche con todos, habiendo tantas personas, en una de esas podría ser que...

Sobre analizaba cada situación, no permitiría que el esfuerzo que hizo su papá se fuera a la basura, por sus deseos infantiles, no era el momento de disfrutar todo tranquilamente, debía aun mantenerse a salvo.

Sabía que no iría, lo decidió durante el día.

Pero... ¿Cómo decirle a Shura eso?

Puede que no lo digiera, pero Mu noto que le entusiasmo la idea un poco, y después decirle que no, y tener que explicarle todo.

Suspiro... Caminando por los pasillos del lugar cabizbajo –Sé que debería decirle, pero... Si lo hago... No le dejara salir de nuevo... Ni con el...- Apoyo su cuerpo en uno de los pilares del recinto, seria sobreprotegido por el Cabrío y eso que solo pensaba en Shura, imaginar cómo se pondría el rubio... Bueno es otra historia.

Por lo menos esta noche quería que disfrutara de tranquilidad que las cosas estén bien. Pensaba en los demás antes que en sí mismo.

Mañana ya le contaría lo que sabía, sobre que Saga lo está buscando, pero mientras que se despreocupé.

No iría, pero Shura si y tenía que ser feliz para él.

Formulo un pequeño plan, en donde Mu no figuraba más que pidiendo un favor, y vería la forma de aun en el gremio mirar aquellas luces brillantes que le describieron.

Sonrió levemente, recordaba cada instante las palabras de Camus, su padre, y el miedo. Lo atormentaba ahora, pero no se derrumbaría, no aun.

Buscaba a alguien entre todos los lugares, la única persona que podría hacer feliz a ese cabrío que merecía también ser feliz, que tenía oportunidades de serlo, sin importar las circunstancias, debía luchar...

Aunque solo sea de alguna forma... Cuidándose de que todo se notará normal y sin doble intención... Para que disfrutaran esa noche de noche vieja.

Encontró a ese Alfa que le ayudaría, caminando tan tranquilo preparando lo que daría esa noche a sus seres queridos.

-Se...Señor... Aioros...- Su vocecita aun es tembloroso al tratarse de un Alfa, pero estaba haciendo un esfuerzo por quien lo ha cuidado.

La dulce voz del menor llego a los oídos del castaño, quien lo miro con una sonrisa enorme como es su costumbre.

-¿Qué pasa pequeño? ¿Estás buscando a Shaka?- Conocía los sentimientos de ambos, también siendo muy observador, pero es reservado por las leyes tontas que el mismo seguía, provocando sufrimiento propio.

Negó con su cabeza, mostrando algo de desconfianza, no podía darse el lujo de dudar, lo haría –Quiero... Pedirle un favor...- Lo miro con esos ojos verdes temerosos.

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Buenos días, tardes, noches ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar? ¿Me extrañaron en este ultimo mes? Si publique pero fue otro fic, que ya termino el especial de Halloween.

Ahora si se dan cuenta estoy dejando un especial de "Día de Muertos", Con calaveritas tanto escritas, como dibujadas.

Espero que les guste, yo la verdad... Escribo maso y dibujo meh... Jajajajjajaja digamos que no soy ni de lejos la mejor, peor hago mi esfuerzo en todo.

Como pueden ver, Mucito bebe... Encontró a Camus, este le ha hablado sobre su papi, que ya murió, esto ya lo sabíamos de antemano, pero Mu no, aunque lo sospechaba, su corazón es lo afirmaba así.

Por lo visto Shura si esta algo enojado, celoso... Por que al fin de cuentas Camus es un Omega humano, pero tiene un poco mas de relación con el pelilila y aunque sabemos perfectamente que Mu quiere mucho a su querido Shura, o sea... Es quien le ha ayudado mucho, pero no piensen mal.

Shaka aquí no sale mucho, es mencionado, pero en la siguiente veremos a nuestro rubio y no solo eso, si no... Algo del pasado de Aioros... Mas al fondo.

Pero no les diré mas.

¿Que opinan de este capitulo?

Bueno mis terrones espero que lo disfruten, ahora ya saben que volvemos a la normalidad... Gracias por seguirme en cada uno de mis locuras, ya saben que ahora esta el de calaveritas doradas y ahorita en unos momentos publico el otro capitulo, disfrútenlo.

Los quiero mucho mis terrones, nos vemos mas de rato.

Ammu se va. 

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