☼︎ Un comienzo ☼︎
Empezaron a correr por el frondoso pasto siendo iluminado por la luna. El chico llevaba de la mano a la chiquilla a su lugar favorito.
- ¿A dónde me llevas? -, confundida y a la vez emocionada, pregunta curiosa.
Miles por la emoción no la escucha ya que solo puede pensar en que dirá Arantza cuando vea tan hermoso paisaje. Llegan a un lugar rocoso de poca altura el cual el ya sabe como escalarlo sin ningún problema. El chico no era de mostrar sus lugares favoritos y nunca había hecho una excepción. Hasta ahora...
Se voltea hacia ella para guiarla, pero esta se muestra temerosa.
-Tengo miedo de caer-, dice apenada ya que aunque sea de poca altura, le aterra.
A Miles solo le causa ternura, extiende su mano hacia ella y acaricia su hermoso rostro inundado de pecas.
-Tranquila, nunca te llevaría a un lugar peligroso.
Miles muy poco es tan cursi con Arantza lo cual a la chiquilla le causa gracia.
Suelta una risa por lo bajo y habla divertida-, que cursi, Spears.
El chico le extiende la mano y contesta-, tengo mis momentos. Los cuales son solo contigo.
La ayuda a subir primero para ocuparse de que no vaya a tropezar. Ya arriba la chiquilla queda impresionada por aquella vista tan espléndida dejando a todo su esplendor un cristalino río iluminado por la hermosa luna acompañada de sus respectivas e luminosas estrellas.
Se sientan en el pasto y aprecian aquella vista.
-Es muy hermoso- afirma.
El se voltea y se sonroja ante lo que va a responder-. Igual de hermoso que tú.
Miles era un chico sincero decía tomo como lo pensaba, para muchas personas Arantza no tenía nada en especial pero, el la veía como la misma estrella más hermosa. Para él, lo que veía era pura perfección
Arantza no sabe que decir a lo que solo lo mira y se sonroja al instante.
Pero Miles tenía mucho más que decir.
-Eres la pieza de arte más hermosa de mi galería-, hizo una breve pausa y acaricio su mejilla-, eres todo.
Miles queda asombrado de lo hermosa que es esta muchacha.
Arantza no sabe cómo se sonroja con cualquier cosa que diga el castaño, logrando que se quede sin palabras. Pero no pudo evitar soltarle lo obvio.
-Sabes, eres muy cursi.
El castaño solo río y la miro con atención. Acariciando su mejilla lenta y tiernamente.
Era el momento perfecto pero, Miles siempre quiso decir algo que vio en varias películas y nunca fallaba.
- ¿Te dolió mucho?
Pero, hoy sí fallo.
La chica lo mira confundida hasta que reaccionó y noto lo que quería decir.
- ¿Cuando me caí del cielo? - más que una pregunta, fue una afirmación a su intento fallido de coquetear.
El chico apenado y sonrojado, se había dejado llevar por la belleza de la chica y por las películas que decían eso y ¡bum! la chica se sonrojaba.
-No... Solo...- no pudo más y se sonrojo al ver que su confianza a las películas desde ahora era nula pero-. Diablos, es que... tu belleza me hace estúpido.
El solo la miraba mientras ella era ajena a la mirada del castaño. El se dio cuenta que cuando la conoció fue la primera vez que se enamoro.
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Eres mi mariposa... Tus alas son demasiado hermosas, pero tú no eres capaz de verlas.
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