☼︎ Capítulo 9 ☼︎
- Vamos, pecas. ¡No es tan difícil!
- ¡Lo intento, me duele todo!
- No es para tanto, es hacia adelante y hacia atrás y lo repites.
- No te puedo seguir el ritmo, mi cuerpo no da para más.
- Necesitas hacer ejercicio.
- Cállate y ayúdame.
Miles se agacha y me ayuda a levantarme del suelo, estuvimos media hora tratando de hacer un Tik tok para mi cuenta, la idea de hacer un baile fue irónicamente mía y el que se negó rotundamente alegando que no podría hacerlo fue Miles.
Ahora la que acaba de desplomarse en el suelo soy yo.
- El baile no era tan difícil, pequitas. - cuestiona este divertido.
- ¡Es como hacer ejercicio! - digo, mientras me falta el aire. Después de quince intentos era muy normal -. Dame agua, me voy a morir, me falta el aire, di tus últimas palabras.
Gotas de sudor brotaban de mi como si acabara de salir de un maratón de más de diez horas se tratase, si era algo dramática.
- ¿Necesitas respiración boca a boca? - Pregunto este divertido - Si la necesitas, me ofrezco como tributo.
Ya comenzamos...
- Si creo que necesito uno - le respondo con intención de hacerlo sonrojar. Solté esas palabras y al instante se sonrojo -, ¿Ya se te fue la valiente? ¿Eh, Spears?
Volví a tirarme al suelo sintiendo pesadez en mi cuerpo, había visto ese baile tantas veces que en mi mente resulto difícil hacerlo, claro está que físicamente salió del carajo.
- Ya levántate - me ofreció su mano, a diferencia de mi. El se encontraba normal a pesar de haber intentado el baile quince veces -, vamos a tomar algo de liquido para que se te quite lo pálida, pecas.
Me levante y juntos abandonamos la habitación, miro las escaleras y suelto un suspiro lastimero, no quería bajar las escaleras. Si lo hacía, mis piernas sufrirían un colapso.
- ¿Qué pasa? - Pregunta Miles ya a unos metros lejos de mí -, ¿Por qué te quedas ahí parada?
Lo miro adolorida -. Me da pereza y dolor bajar las escaleras.
Este niega divertido y vuelve a subir las escaleras -. Eres todo un caso, pecas -. Observo cómo se inclina y pone su espalda en frente de mi -, súbete.
- ¿Eh? - suelto, sin entender nada.
- ¿Eres sorda? - cuestiona el ojiazul -. Que saltes a mi espalda, así no tendrás que bajar las escaleras.
Ay dios.
Cásate con él, ¡es un ángel!
Confundida, subí a su espalda, dudosa de que no pudiera con mi peso. Su cabello me hizo cosquillas en mi nariz a lo que la arrugue y estremecí a lo que este rio ante mi reacción, su colonia se intensifico al igual que su shampo, tomo mis piernas y las enredo en su cintura. Con delicadeza, tomo mis manos y las coloco alrededor de su pecho.
- ¿Estás bien? -. Tenía que preguntar, no sabría si aguantaría mi peso.
- Tranquila, pecas - hablo, tranquilo -, pesas como una pluma.
- Eres un imbécil - digo, sonriendo.
- Y tu una voz preciosa, ¿sabes? - habla tranquilamente mientras baja las escaleras -. Podrías maldecir todo lo que quieras y me parecerá la voz más hermosa.
- Mi voz es completamente normal y común, no tiene nada en especial.
- Para mi si - cuestiono, el ojiazul.
- Para mí no, además...
- Arantza - detuvo su caminata, solo faltaban dos escalones para terminar las escaleras -. Si sigues diciendo mierdas, te tirare por las escaleras.
- Uy, amanecimos groseros -
Terminamos de bajar las escaleras y hice el ademan de bajarme, este hizo caso omiso y me acomoda mejor en su espalda tomándome de los muslos, mi piel se erizo y mi pulso se acelero, el lo noto irguiéndose, trate de ocultarlo tosiendo un poco.
- ¿Ya te ahogaste de tanto oler mi cabello? -. Pregunto este divertido.
Terminamos de bajar y seguí en su espalda hasta que bajamos y nos dirigimos a la cocina, Peter estaba viendo televisión, mientras comía helado de vainilla con chocolate.
Unos toques en la puerta sonaron y Peter se incorporó y fue a abrir la puerta con todo y su pote de helado percatándose de nuestra existencia, noto como estábamos y apunto amenazante la cuchara -énfasis en amenazante- a Miles - ¿Qué haces con mi leoncita en tu sucia espalda?
¿En serio dijo ese apodo?
- ¿Leoncita? - repitió riendo Miles.
Baje por fin de su espalda y lo empuje con mi hombro. Este solo rio.
- Le decimos así porque, luce como una cuando no se peina el cabello - hablo rápidamente mientras abría la puerta, Gus y Adi aparecieron.
- Bueno, mentira no es - hablo, Miles divertido.
- ¡Araaa! - Adison vino corriendo hacia mí, abrazándome. Ella siempre así de dramática. Gus entro con un una cantidad insana de dulces en sus brazos, cargándolos tal cual bebe.
- Adison... Me...asfixias... - Esta se separo rápidamente de mi y fue directamente a ayudar a Gus con las cosas hoy tendríamos una pijamada, este llevaba de cheetos a chocolates y demás cosas deliciosas. Cuando Adi le quito una parte de toda esa cantidad, notamos como alguna bolsa se había abierto y manchado la camisa roja de Gus.
- ¡Adison! Te dije que esa bolsa parecía rota.
Ella había entregado todo a Miles y a mí y tomo una barra de chocolate, haciendo un movimiento restándole importancia a la notable mancha naranja en la camisa de Gus -. No es para tanto. Tranquilo.
- Hasta un ciego vería esa mancha -. Miles habla riéndose, mientras Gus no está riendo.
- ¡Acababa de salir de la secadora! -. Dramatizo este, al parecer lo dramático era hereditario.
- Leoncita, ya vayan arriba. Estaba viendo mi programa.
Lo miro y veo lo que se reproduce en la tele. Lo miro y este sonríe con inocencia - ¿Estás viendo hermanas gitanas sin mi? -. Lo apunto acusatoriamente con mi dedo.
- Lo siento, leoncita. No me resistí.
- La decepción, Peter, la traición - me cruzo de brazos, indignada.
- No te preocupes -, tomo una cucharada de helado y la lleva a su boca -. Lo grabare por ti.
Le saque la lengua, mis amigos y yo subimos hacia mi cuarto. La televisión era lo suficientemente grande y mi cama espaciosa, Gus y Miles hablaban sobre qué película ver mientras Adi y yo acomodábamos las cobijas, almohadas y lo necesario para la pijamada.
- Esa película es una mierda - alza la voz Gus a lo que volteo a verlo, tiene los brazos cruzados, arrugando su pijama.
- Tú eres una mierda -. Ataca Miles con el control de la tele en su mano.
- Parecen unos niños de cinco añitos -, hablo acercándome y arrebatándole el control de las manos a Miles -. ¿Qué película es una mierda?
Sonríe antes de decir el nombre -. Capitán América.
- Gus - lo llamo, el me mira esperanzado -, vamos a ver Capitán América.
- ¡Si! ¡Veamos a papi Chris Evans! - Exclama Adison -, el forma parte de mi lista de "Hombres por los que me volvería bisexual"
Rio ante el comentario, mientras coloco la película. Adison apaga la luz y nos acerca todos los dulces. Ella se posiciona al pie de la cama ya que, cito: quiero apreciar bien a Steve Rogers y Natasha Romanoff. Augustus se coloco en el suelo apoyado a la cama con una cobija y el envase de palomitas en su regazo.
Miles y yo nos encontrábamos al final de la cama, nuestras cabezas recostadas a la pared que teníamos detrás. Me sentía incomoda, ya que la pared hacia presión en mi espalda.
- Miles -. Susurre, ya que la película había comenzado -, ¿te molesta si me acurruco a ti? Estoy incomoda.
El me miro, sus ojos tenían un respetivo brillo sus cejas estaban levantadas en señal de sorpresa -. ¿Eh?
Rodé los ojos - Que si puedo acostarme junto ti, imbécil.
- Mierda si, si escuche. Claro, ven aquí -. Extendió su brazo a mí ofreciéndome su pecho, me arrastro con cuidado y mi cabeza cae debajo de su mentón a lo que este la apoya ahí. Su brazo rodea mis hombros descansando su muñeca en mi cintura -. ¿Estás cómoda?
- Muchísimo -. Le sonrió, su respectiva colonia llega a mis fosas nasales y suspiro. Sus anillos están fríos a lo que yo doy un respingo, acurrucándome más a él en busca de calidez.
- Pequitas, sé que soy irresistible. No tienes porque atacarme de esa forma.
- Cierra la boca, tarado.
- Mierda -. Suelta negando con su cabeza.
El también se acurruca a mí y no me quejo, me gusta tenerlo así.
Te gusta, mamona.
Cállate.
Seguimos viendo la película mientras Adison comenta que ahí viene "sus bi panic" y Gus se engullía todo lo que había a su paso, varias peleas también de los hermanos de quien se comería las gomitas.
Miles de vez en cuando agregaba algo comentario o algo mientras con acariciaba mi cabeza y se acurrucaba en ella, era tan lindo ay que alguna veces suspiraba haciendo eso y yo sonreía por alguna extraña razón.
Empecé a mover mi dedo índice distraídamente mientras veía la película, era alguna extraña manía que hacia cuando estaba muy concentrada en algo. Miles se percato de eso y al igual que yo tomo mi mano distraídamente y beso la parte de arriba de esta, su vista no se despego de la pantalla mientras entrelazaba nuestras manos nuestros anillos chocando haciendo un ruidito.
Siento de nuevo las malditas mariposas revoloteando en mi estomago por esta simple acción que hizo el ojiazul distraídamente así que, decido volver a fijar mi atención en la película en donde Capitán América y Natasha están relativamente cerca, eran mi shippeo favorito.
- Pecas - llama mi atención Miles.
Le hago saber que estoy despierta para que continúe -. ¿Sabes qué me dices Capitán América?
Rio ante el raro apodo que había pensado para él, por mi mente paso este mismo disfrazado de capitán américa.
Uy, quieta.
- Si, lo recuerdo. ¿Por qué? - digo observando la película dándole toda mi atención.
- Bueno, ¿te gustaría ser mi Black Widow? - volteo a verlo y me está mirando mientras distraídamente se pasa los dedos por sus labios me embeleso con ese movimiento in embargo, rápidamente me repongo.
- ¿Quieres ir a repartir golpes conmigo? - guiña el ojo este.
- Estás loco, Spears.
- No más que tu, leoncita.
Me levanto y lo apunto con el dedo índice - Ni se te ocurra llamarme de esa forma, ya suficiente tengo con que Papá y los demás me llamen de esa forma.
El solo ríe y se desordena el cabello con su muñeca tomo esta misma y la pongo a la par a la mía, nuestros anillos volviendo a chocar. Sus manos son exactamente de mi tamaño mientras las junto, nuestros dedos quedando a la par este bajando los dedos lentamente al igual que yo y terminamos volviendo a entrelazarlos.
Observo nuestras manos unidas y escucho un extraño sonido proveniente de al lado de la cama. Nos asomamos al suelo y conseguimos a mi querido mejor amigo dormido en suelo, el envase de doritos en su pecho y su boca llena del característico color naranja de estos.
- Bueno, todos se durmieron. ¿Qué hacemos ahora pecas? -. Mueve las cejas de arriba abajo mirándome con una sonrisa... ¿pervertida?
Hoy amaneció puerco.
- Si, deja de pensar estupideces y ayúdame a acomodar todo - y los dos nos incorporamos a acomodar todo ya que los hermanos habían caído profundamente en los brazos de Morfeo con baba cayendo de sus bocas.
Tomamos los envases regados por todo el lugar y un cheetos que estaba en la boca adormilada de Ad a medio comer.
Dios, ¿Quién se duerme así?
Baje a la cocina dejando todo lo que debía ir en la cocina, llevaba todo en mis manos cargándolo tal cual bebe algunas cosas abiertas haciendo que mi pijama con detalles blancos alrededor se manchara un poco.
Una nota sobresalía de el refrigerador, extrañada la tome y leí el contenido que yacía en el papel.
Salí a comprar algunas cosas
(Más helado y chucherías)
No hagan cochinadas en la casa.
Pete: D
Cochinadas... ¿con quién haría cochinadas?
Yo digo que con Miles.
Eres una sucia.
SOMOS unas sucias.
Bufe y seguí dejando todo en su lugar mientras mordía la parte interna mientras lavaba los envases con cuidado de que no quedara alguna mancha, unos pasos se empezaron a escuchar y supe que era Miles con lo demás que faltaba.
- Santa mierda. ¿Por qué trajeron tantas cosas? - exclamo mientras depositaba todo en la isla para también acomodarlo. Tomo unos vasos y los coloco en una de las repisas al lado de mi, mientras pasaba detrás mío dejaba un casto beso en mi sien.
Me había acostumbrado mucho a como era el, era algo como Augustus muy amable y amoroso, siempre estaba abrazándome y dejando besos por mi cara.
No podría mal interpretar el comportamiento de Miles hacia mí ya que sería algo sumamente estúpido. Ni siquiera sabía porque me ponía a pensar en estas cosas. El no me gustaba.
Lo mismo pasó con Gus, y fue solo una cosa pasajera.
No me gusta.
Para nada.
Aja.
- ¿En qué tanto piensas, pecas?
Deje el ultimo plato con os demás que se hallaban apilados en la parte de arriba, sus ojos azules me miraron era extraño como estos siempre tenían un respectivo brillo y una sonrisita tierna.
- Nada importante -. Susurre, pero fue lo suficientemente fuerte como para que el también escuchara.
No te gusta, Arantza.
∞
Sentí como el sol molestaba mi rostro, me encontraba en mi cama después de tratar de levantar a Gus junto a Miles hacia la cama lo cual fue una misión imposible así que, lo acomodamos en el suelo con varias almohadas y cobijas.
Adison se adueño del lado izquierdo de la cama ya que al igual que su hermano era una roca completamente inmóvil. Me acurruque más a lo que abrazaba, sintiendo su respectiva colonia llegar a mis fosas nasales. Moví mi cabeza cual gato en el hueco de su cuello a lo que este suspiro y dijo algo bajito.
Espera.
Eso no sonaba a Adison.
Aun adormilada levante mi cabeza lo suficiente para poder distinguir quién era, trato de acostumbrarme a la luz con dificultad hasta que por fin distingo quien es abriendo los ojos al máximo que es capaz el ser humano.
Era Miles, sus ojos se encontraban cerrados dejando descansar sus pestañas su cabello reposaba sobre su frente mientras su respiración era acompasada, sin embargo su brazo se hallaba debajo de mi nuca como almohada y yo me había estirado cómodamente dejando mi pierna sobre la suya como Pedro por su casa.
Su rostro estaba extremadamente cerca de mí, su respiración frente a mí y yo solo podía abrir los ojos al máximo sin saber qué hacer. Trate de zafarme de su agarre con cuidado de despertarlo a lo que este apretó el agarre y me tomo de mi cintura aun dormido.
Ay no.
¡Mija vete!
¡Es lo que trato de hacer!
Pues... ¡no estás tratando bien!
Otra vez con cuidado trate de zafarme y lo estaba logrando con mucho cuidado, justo cuando estaba a punto de salir la puerta de mi habitación se abrí bruscamente dejando ver a Adison Y Gus con cara de haberse levantado muy animados.
- Buenas, buenas - habla Gus alargando la "a" como un cantico.
Este no duro mucho cuando me encontró de tal manera con Miles, yo enredada en sus brazos mientras él me abrazaba como si de un peluche se tratase. Logre zafarme a tiempo como para escapar de la ola de preguntas que me invadieran, baje rápidamente calzándome mis pantuflas rápidamente mientras bajaba.
Era fin de semana, y cuando vi la hora en el reloj marcaban las 10:21
Nos pasamos durmiendo algo.
- Buenos días, leoncita - exclamo papá con su alegría meridiana. Como lo normal se encontraba cocinando -, y buenos días, hijos postizos.
Adison dio los buenos días y se acerco al refrigerador tomando un pedazo de pastel que había hecho papa hace unos días junto con un jugo de naranja, así de confianzuda era la pelirosa.
Me senté en el desayunador, al instante que papá dejo frente de mi unos panes tostados los cuales empecé a comer para evitar cualquier pregunta de parte de los hermanos. No podía responder preguntas de las cuales ni yo sabía la respuesta.
Mi cabeza estaba hecha un revoltijo de emociones, y mi tic nervioso en mi pierna se activo. Quizás estaba exagerando, quizás solo lo había hecho en sueños como cualquier persona. No había porque exagerar y mal interpretar las cosas ¿verdad?
¡¿Verdad!?
A mí no me preguntes.
Trate de enfocarme en comer como si no hubiera un mañana el desayuno, sentí como alguien se sentaba al lado de mí y solo logre apretar los ojos con fuerza como si eso fuera a ayudarme a hacerme invisible.
- Arantza, ¿Cómo dormiste? - Gus hablo, serio y a la vez con ganas de sacar una sonrisita boba.
- Muy bien, ¿Y tú? - respondí aun con un poco de comida en la boca.
- Genial, me pare muy temprano. ¿Te gusta?
Trague con fuerza -. Sip, estos panes están riquísimos.
- No hablo de los panes, Arantza.
Resople, no me gustaba el rumbo que tomaba esta conversación mañanera -. No se dé que hablas - solté al cabo de unos segundos fingiendo demencia.
- Arantza, te seré más directo ya que al parecer hoy tus neuronas no despertaron - se acomoda y se aclara la garganta. Yo solo lo miro esperando a que lo suelte - ¿Te gusta Miles, no?
Maldita sea, cuando lo decía en voz alta era un cosquilleo me recorría por la nuca, el tic se intensifica y no sé que responderle. ¿El me gustaba? ¿O me atraía? ¿Estaba mal interpretando todo? ¿Por qué sobre pienso todo?
- No lo sé -. Le conteste sincera.
- Si lo sabes, solo que te niegas a confirmarlo - volvió a decir serio Gus, me molestaba esto no sabía él porque me irritaba estar en esta situación, no quería no deseaba esto.
- ¿Y a ti qué? - conteste, a la defensiva -. ¿Qué te importa si me gusta o no?
- Porque, te conozco y sé que en esa cabecita tuya estas maquinando "excusas lógicas" para no sentir nada.
Fruncí el ceño, mientras me llevaba otro bocado a la boca -. ¿Y quien dijo que estoy sintiendo algo?
Estas sintiendo mucho.
¡Tú cállate!
- No nos puedes mentir a nosotros - se unió la pelirosa con un plato de pastel a casi acabar, su camisa negra corta con un poco de esta - Somos tus mejores amigos y te conocemos lo suficiente para saber que te gusta Miles. Aquí la verdadera pregunta es, ¿Por qué lo niegas?
- ¡Que no me gusta, coño! - ¡No sabía putas me pasaba!
Que te gusta.
- Ara - tomo mi mano Adison - Se que te aterra esto, que es muy nuevo para ti, no tiene nada de malo lo que sientes.
- Si lo tiene - eche una risa seca - somos amigos, no puedo ser la típica amiga que se enamora de su mejor amigo.
¿En serio dije eso? Levante mi cabeza encontrándome con los hermanos sonriendo divertidos y tiernamente.
- Maldita sea, me gusta Miles - escondí mi cabeza entre mis brazos, deseando que hubiera una manera de dejar de sentir.
- Hermanita, eso era algo obvio - me espante ante la nueva voz que se unió, Jayden se encontraba tranquilamente comiendo cereal a mi lado.
- ¿Cuánto tiempo llevas aquí? -. Se mete otra cucharada a la boca tranquilamente.
- Lo suficiente para escuchar tus pendejadas - termino su cucharada y dejo el palto a un lado, mirándome seriamente - Si te gusta alguien, no tienes que huir. Tú fuiste la que siempre me ha dicho que le diga lo que siento a Karen, y me ha empujado para decirle que la invite a salir.
>> No estoy diciendo que vayas, lo despiertes y le digas que le gustas - ríe - solo, no te lo guardes. Di lo que sientes, Ara no se va a arruinar nada.
- Buenos días - una quinta voz se unió, como si lo hubiéramos invocado. Miles apareció pasando el dorso de su mano por su ojo. Su cabello despeinado, y unas marcas de almohada en su rostro toma asiento a mi lado y saluda a todos para después fijar su vista en mí.
- ¿Una noche loca no, pequitas?
- Miles, te estoy escuchando - hablo papá tranquilamente desde la cocina dándonos la espalda.
Miles ríe mientras me da un casto beso en la cabeza, lo hace demasiado, es como si supiera el efecto que causa en mí.
No sabía con seguridad lo que pasaría, las palabras de Jayden resonaban en mi cabeza sin embargo, una parte de mi quería decírselo y a la mierda de todo. La otra...
La otra quería mantenerlo guardado para no perder una bella amistad.
- Pecas - llamo mi atención - ¿en qué tanto piensas?
- En nada, Spears.
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