☼︎ Capítulo 6 ☼︎

Cuando tenía 13 años tuve un novio llamado Izaro, estuvimos juntos un año. Claro que como todo, tiene su final horrible, cuando cumplimos el año de novios. Me comento que se sentía enfermo así que, lo celebraríamos la mañana siguiente.

Sentí tristeza, así que tome mis cosas y me dirigí a su casa con la intención de estar con él para que no se sintiera solo, ver películas y hablar un rato. Toque su puerta y su madre me abrió indicándome donde se encontraba incluyendo en la oración "esta con una amiga" claro, que no pensé nada en ese momento, solo asentí y seguí el camino que me había dicho.

Abrí la puerta con una caja de chocolates sus favoritos y una caja de regalos con más dulces y cartas de amor. No esperaba conseguirme a él y a su amiga.

Juntos.

Besándose.

Mi primera reacción fue botar todo al suelo causando un ruido lo suficientemente fuerte como para interrumpir su intercambio de gérmenes. La chica se separo de el al instante, su labial corrido y cabello hecho un desastre. El prácticamente encima de ella todo rojo, no sabía si era por el beso o por yo pillarlo haciendo tal cosa.

Mi padre siempre me dijo que no utilizara la violencia a menos que alguien la utilizara contra mí. Claro está que, fui directamente hacia la chica y le di un puñetazo de esos que me enseño Adi de sus clases de karate, Izaro se gano una patada en su amigo y dos puñetazos.

Su madre vino enseguida consiguiéndose a mi golpeando a la chica mientras estas hacia el vago intento de jalarme del cabello y el tratando de alejarme.

¿Me dolió? Si. Fue una persona que pensé que me quería. Pensé que era la única. Era algo nuevo para mí esto de querer a alguien más. Pensé que era como lo pintaban en los libros o películas. Siempre sentí que no merecía ser querida, si mi madre no me quiso ¿Qué me quedaba a mí?

Lo último que supe de él fue que se cambio a otra escuela al terminar el año. Nunca me atreví a preguntarle la razón por la que había hecho eso.

Tampoco la quería saber

Y la verdad era que, nunca le dije que lo amase. Tenía miedo de tal sentimiento tan fuerte, el era un tanto ¿extraño? Siempre su atención era al equipo de futbol de la escuela. Y solo me buscaba para besarme, cada que le preguntaba porque le gustaba contestaba "no eres como las demás"

Siempre me aterro el hecho de dicha palabra "Te amo" ¿Qué era el amor en verdad? Amo a mi familia, mejores amigos. Nunca pensé el decirle eso tan fuerte a alguien que no me demostraba lo mismo.

El me decía te amo sí, pero sonaban tan vacios para mí. Como solo dos simples palabras para mi, nunca sentí esas típicas mariposas en el estomago, o el típico cosquilleo. Y a pesar de todo eso, le iba a decir te amo ese mismo día.

De igual forma, eso me afecto mucho. El sentimiento de sentirse tan...reemplazable no era para nada lindo. Estaba de la mierda.

Recuerdo esa noche y, no exactamente por ese evento.

Ese día decidí estar en el techo de mi casa, mirando las estrellas. Estas brillando en todo su esplendor, dejando una vista hermosa. Dolía como es que alguien que apreciabas y confiaba te desechará tal cual basura.

Un sonido me atrajo a mi lado, una escalera colocándose a un metro de mí. Una silueta subiendo hacia donde me encontraba yo, una guitarra en su mano se encontraba en esta. Miles estaba con una camisa negra holgada, y un pantalón de algodón gris lo acompañaba.

- ¿Qué haces en el techo? - cuestione hacia el ojiazul.

- ¿Qué haces tú en el techo? - me devolvió la pregunta.

- La verdad es mi techo. - contraataque remarcando el mí.

Se encogió de hombros.

- Es un mundo libre. ¿Te molesta si me siento?

- De igual forma ya estás aquí.

Silencio. No era uno incomodo, era solo un silencio extrañamente reconfortante. Una respiración profunda salió de él. Voltee a verlo y lo detalle más, era un Miles de doce años, tenía esas facciones tiernas que lo caracterizaban, su cabello largo hasta las orejas, un anillo lo acompañaba en su dedo anular, y otro en el meñique. Observaba el cielo mientras tocaba con delicadeza su guitarra.

- ¿Por qué viniste?

El seguía mirando las estrellas, escuchándome.

- Te vi ahí, sola. No lo sé... Sentí que debía acompañarte.

No le conteste. Desvié la mirada a las estrellas de nuevo.

Sentí su mirada, así que voltee consiguiéndome con un mar en sus ojos, canicas azules. Me miraban, su mirada me transmitió confianza, paz, que podía contar cualquier cosa.

- Mi novio me fue infiel.

Era tan extraño decir eso en voz alta. Yo una niña de 13 años diciendo esas 5 palabras. ¿Por qué hizo eso? ¿Por qué no lo note antes?

- Vaya, ¿Cómo te enteraste? - pregunto cauteloso.

Le empecé a contar todo lo que había pasado esa misma tarde. Con lujos detalles. Lo cual era raro, era raro como su aura me inspiraba confianza y honestidad. Sus ojos me miraban con atención, no se perdía ninguna palabra que saliera de mi boca. Se sintió satisfactorio poder hablar de esto con alguien.

- Solo una pregunta.

Lo mire.

- Dila.

Se relamió los labios. - ¿Les diste su merecido?

Reí. - A ella le di un puñetazo y a él una patada en su amigo.

- ¡Si! ¡Hubiera pagado por ver eso! No conocía esa parte agresiva tuya, Hodsen.

Ruedo los ojos con diversión. - Claro, tenme miedo.

- Lo hare desde ahora, cuidare mis espaldas, Rocky

Esta vez. Reí. Entre todo lo que había pasado reí. El también ser reía conmigo. Su risa era ronca, contagiosa, tierna. Reía tal cual niño al hacer una travesura, solo que la voz un poco más grave.

- ¿Podrías... tocar algo?

Me miro, su sonrisa plasmada en su rostro todavía.

- Claro, ¿Qué quieres que toque?

- Sorpréndeme, Miles

Me miro con las mejillas sonrojadas, preparo la guitarra en su pecho su brazo derecho afinado esta, mientras la otra soltaba pequeños sonidos relajantes.

- Tengo una canción que estoy aprendiendo. No juzgues por favor.

- No lo hare, tonto

Ríe.

- Tonto... - susurro para sí mismo. - Bueno, para ti, Hodsen.

Una leve melodía empezó a sonar, cierro los ojos por inercia sintiendo en la melodía, hasta que una voz ronca empieza a cantar. Empezó a sonar "Moral of the story"

So I never really knew you

God, I really tried to

Blindsided, addicted

Felt we could really do this

But really I was foolish

Hindsight, it's obvious

Talking with my lawyer

She said, "Where'd you find this guy?"

I said, young people fall in love

With the wrong people sometimes

Some mistakes get made

That's alright, that's okay

You can think that you're in love

When you're really just in pain

Some mistakes get made

That's alright, that's okay

In the end it's better for me

That's the moral of the story, babe

Su voz era tranquilizante, transmitía confianza, estaba tocando con sentimiento, me acerque más a él para dejar caer mi cabeza en su hombro. Sentí ganas de llorar, me sentí imbécil por dejar que pasara eso. Yo confié en el, yo lo quise. Lo aprecie, pensé que sería diferente, que yo merecía ser querida por alguien más.

El sintió mi pecho sacudirse por los sollozos que salían de mi.

- ¿Sera que fue mi culpa? ¿Por la que hizo eso? ¿Fue la distancia? ¿Por qué no nos veíamos mucho?

- La distancia no es un problema. El problema somos los seres humanos que no sabemos amar sin tocar sin ver o escuchar. Y el amor se siente con el corazón, no con el cuerpo.

Sonreí.

- Gabriel García Márquez.

Me miro por encima de mi cabeza. - Nah, la cree yo. Solo que ese señor me la robo.

Entre las lagrimas sonreí un poco, era lo único que estaba haciendo el, haciéndome reír y olvidar todo.

- No puedes complacer a todos. No puedes esperar que todos te aprecien, que te quieran. La gente no aprecie lo que tiene hasta que lo pierde. Y él no se merece tus hermosas lágrimas, mejor sonríe, el solo fue un error, una lección más en la vida. Un obstáculo más. Nadie debería acostumbrarse a lo malo. Después llega lo bonito y crees no merecerlo.

Ese día, me había descubierto en frente de un completo desconocido, había llorado en frente de él, algo no muy normal en mí. Mostrar mis sentimientos nunca fue algo que tomará a la ligera, lo más cercanos a mi sabían cuán difícil era que llorara frente a alguien, más que todo a desconocidos.

Esa fue la primera conversación que tuve con Miles, después de eso. No le devolvía la mirada mucho, nuestros saludos cortos, habían pasado a incómodas miradas largas. Le había mostrado una parte de mí, sin embargo.

Nunca le pedí que lo olvidara o algo así, me transmitía confianza un aura de que no me juzgaría. Que sabía cómo me sentía.

- Chicos, ya pueden irse recuerden que para mañana empezarán los cortes de nota. Así que, pónganse al tanto los que tengan tareas pendientes.

La voz del profesor Garzón invadió mis pensamientos indicándome que había acabado la clase, tomo mis cosas apuradamente para ir a la casa y recibir a Miles para su ayuda. El corte de nota se acerca al igual que el importante examen.

Me levanto y me dirijo a la salida del aula, mi teléfono suena indicándome que un nuevo mensaje me ha llegado.

Galleta rosa.

Hey, perra. No te vayas sin mí, espérame en las gradas del campo. :p

Un resoplido sale de mi, perfecto. Recorro los pasillos entre todo el bullicio de gente, personas caminando, conversando, buscando algo en sus casilleros. El suelo color blanco, casilleros celeste oscuro (si es que ese color existe) al lado de estas diferentes puertas color negro con una ventana que deja a la vista la parte interna del salón.

Luces extendidas por todo el amplio pasillo, estas con algunas cosas colgadas, del equipo de futbol, natación y entre otros equipos. Paso por el lugar que es específicamente de los anuncios, folletos y esas cosas.

Acelero el paso chocando fuertemente con alguien, mi primer instinto es aferrarme a lo que sea que tenga cerca para no sufrir un golpe en la cabeza o la espalda baja, sin embargo unos brazos sujetan mi cintura con delicadeza evitando la dura caída.

Rápidamente levanto la vista para encontrarme un par de ojos azules mirándome, mientras me levanto me acomodo y rio internamente por lo raro que es el destino, dado a que lo vería a él esta tarde.

Va vestido con sus habituales suéteres, esta vez con una rosa roja en la parte izquierda de su pecho, unos jeans gastados. Su cabello esa peinado hacia atrás, unas hebras de cabello saliendo rebeldemente de este, siento movimiento y caigo en cuenta de que me está levantando, así que pongo de mi parte y me incorporo.

- Deberías tener más cuidado al caminar. - cuestiono con las manos en los bolsillos delanteros.

Entrecierro los ojos.

- Tú fuiste el que choco conmigo. - espete.

- En realidad. Fuiste tú por estar caminando sin fijarte por dónde vas. Tienes dos pies izquierdos.

Lo miro mal.

- ¿Disculpa? Si me estaba fijando por donde iba, solo que tú te atravesaste tal cual poste.

- Fuiste tú por no fijarte de no chocar con nadie, pequitas. Además, te salve de una caída de culo épica. - Me da un beso rápido en la mejilla - Bueno, me tengo que ir. Nos vemos después.

Recibo el beso toda paralizada, ya que no me lo esperaba. Se va trotando en dirección a la salida, mientras yo todavía proceso ese beso. Una risa nerviosa sale de mí.

Es taaaan lindo.

Ugh, cállate.

A veces me pregunto cómo es que soy tu consciencia.

Me pregunto lo mismo.

Es la que te toco, ya no hay más así que, te jodes.

Espero que sea muy normal hablar con su conciencia.

Llego a la última parte al extremo de la escuela, abriendo las puertas. Una cancha se encuentra detrás de estas puertas. Un frondoso césped -que necesita ser cortado, por cierto- con líneas blancas indicando las posiciones. Luces gigantes se encuentran en puntos estratégicos para alumbrar bien el campo de noche, el equipo femenino de futbol se encuentra entrenando en este.

Una fila de 11 chicas cada una haciendo, trucos, maniobras con la pelota. Dios, yo intento hacer eso y se me rompe todos los huesos.

Le hago una seña con la mano a mi amiga para que se percate de mi presencia, está haciendo un truco con la pelota llevándola de sus pies a su cabeza. Decido gritarle su nombre y ella voltea.

Mala idea.

En el momento que voltea, la pelota queda en el aire cayendo épicamente en la cabeza de ella. La pelota choca y cae al suelo en un sonido sordo.

- Auch - suelta Adison con un chillido. - ¡Arantza!

Uuuh, mierda.

- ¡Lo siento, de verdad!

Me mira mal.

- ¡Eso dolío, estúpida!

Sonrió.

- ¡No es para tanto, tienes una gran cabezota! ¡Eso suavizo el golpe!

Antes de que pueda terminar mi gran chiste, un "piensa rápido" sale de Adison mientras con todas sus fuerzas patea el balón a una dirección.

Y yo me encuentro en ella.

Genial.

×××

Ya me encuentro en mi casa, estoy en la cocina viendo como Papá hace unos de sus nuevos inventos culinarios. Un delantal negro cubre la parte delantera de su cuerpo. Lleno de harina, chocolate, mantequilla, y algún otro ingrediente raro que parece pegajoso. Envases de cocina regados por la cocina, azúcar, canela, condimentos, entre otras cosas. Y mi papá ahí, con una cara de concentración mientras revuelve algo.

Mi padre ama hacer este tipo de cosas, inventar en la cocina. Pensaran que sale mal sin embargo, ahora ha tenido mucha practica. Antes, eras cosas que ni siquiera podía oler. El olor era raro, y sabia del pepino. Sus primerizos intentos fueron las galletas, pasteles, Brownie. Todas y cada una peores que la otra.

Yo hacia el vago intento de comentarle "amablemente" que debía mejorar mucho. Jayden simplemente los comía y escupía sin que papá lo mirase. Peter se las comía todas y después el pobre tuvo problemas estomacales.

Lo normal.

Ahora, papá estaba cocinando ya que el exagerado de Peter, comento que Miles vendría a estudiar alegando cito: "Que es el chico que me gusta"

Papá me miro raro, y se fue a la cocina. Y ahora estamos aquí, papá haciendo algo para Miles y para mi mientras lo ayudo.

Súper genial.

- Pa, ya te dije. No me gusta. - vuelvo a repetir por enésima vez.

- Ujum. - y el vuelve a contestar lo mismo por enésima vez.

Jayden baja de las escaleras recién bañado, una camisa suelta celeste y unos joggers negros sueltos.

- ¿Por qué todo está hecho un desorden? Y ¿Por qué Arantza tiene hielo en su cara?

Claro, se me olvida decirles que. La pelota fue en dirección mía y cayo casualmente en mi frente. Adison todo el camino estuvo disculpándose conmigo comentando que "pensó que pasaría de largo" yo la calme diciendo que, estábamos a mano. Igual, eso no evito que me ayudara a entrar a la casa.

Lo cual fue raro dado que, la pelota fue a mi frente no a mis piernas.

- Adison le vio cara de cancha a la gran frente de Arantza. - contesto por mi Peter casualmente sentado, haciendo algunas cosas en su laptop.

- Interesante, al parecer tu grandiosa frente no paso por alto. - bromeo Jayden.

- Que gracioso salieron ustedes. - bufo.

- ¿Por qué papá parece que hace la comida para la ultima cena?

Peter ni duda en contestar.

- Vendrá el chico que le gusta a leoncita.

Jayden frunce el ceño, sus ojos entrecerrados se dirigen hacia mí. - ¿Te gusta Miles?

- ¡Que no me gusta, pesados!

En ese momento, el timbre suena anunciando que alguien ha llegado, me apuro en abrir la puerta, sin embargo Jayden se me adelanta. Miles con ropa diferente a la que tenía en la escuela, una camisa cuello en v junto con unos pantalones deportivos. Su mochila guindada en su hombro derecho.

- Hola, ¿está Arantza?

- No.

Y le estaba a punto de cerrar la puerta, hasta que yo metí mi brazo. Haciendo que el show de "hermano protector" se terminara.

- Estoy aquí, ignora a mi idiota hermano. Pasa, pasa.

Miles sonríen tiernamente y abre paso a la casa, Peter lo mira con una sonrisa socorrona al igual que papá, y Jayden con cara de que me va a hacer la vida imposible. Genial.

- Buenas tardes, Sr. Peter y Chase.

- Bueno...- lo tomo de la muñeca. - Ya nos vamos a estudiar. Hasta luego.

- No sin antes probar lo que acabo de hacer.

Papá habla dirijo mi mirada hacia él, un plato de pastel de chocolate en sus manos colocándolo delicadamente sobre la mesa.

- ¿No tienen hambre? - pregunta Peter alzando las cejas.

Peter ya no se merece un gran helado.

- Yo si-

Lo interrumpo apretando el agarre. - No se preocupen, lo suben después a nuestra habitación.

Subo las escaleras a todo velocidad, arrastrando a Miles conmigo. Llegamos a mi habitación cierra la puerta con llave.

- ¿Y eso que carajos fue?

Me encojo de hombros. - No quería que empezar a molestarte.

- Uuuh, entiendo. Soy tu pequeño secreto. Que rara me saliste, Hodsen.

- Olvídalo, solo empecemos ¿Ok? - tomo mis notas de la tarea - Empecemos por las formulas de química...

Y así, empezamos a anotar todo, todo lo que él no comprendía, lo explicaba pacientemente. La tarde transcurrió de eso, yo explicándole como realizar todo, cada que entendía o compendia algo bien, sus ojos brillaban con emoción. Y eso me sacaba una sonrisa a mí.

En algunos momentos, nos desviamos un poco de las tareas, contando chistes o anécdotas, las risas resonaban por la habitación. Su risa era contagiosa al igual que agradable y reconfortante. Me contaba un chiste u historia cada vez más graciosa de él. Mi estomago dolía de tanto reír, al igual que lagrimas debido a la risa no dejaban de salir.

- ¿Por qué hiciste eso? - pregunto, entre risas.

- Que mierdas sabré yo, tenía seis años.

- ¡Pero lo hiciste! ¿Quién te dijo que ese traje te haría volar?

Rio mirándome.

- ¡Era superman! ¡Me mal informaron!

Una risa seguía surgiendo de mí, estábamos tirados en mi cama mirando el techo como idiotas, apuntes, notas, lápices y bolígrafos se hallaban desordenados a nuestro alrededor. En algún momento, nos quedamos contando cosas. El mas que todo, esta tarde había sido muy divertida.

- Eres un bobo.

- Y tu una rara, pecas.

Nos quedamos mirándonos, mutuamente. Sus ojos brillaban, ese azul era muy llamativo. Un mar azul se podía encontrar en ellos. Lucían como esa frase que dice que "los ojos son la ventana del alma" sus pestañas eran largas y casi tocaban sus cejas. Manchas pequeñas que si te acercabas, rodeaban sus ojos.

- Me gustan tus pecas.

Me toque la cara como si fuera a sentir mis pecas, termine acomodando un mechón de cabello colocándolo detrás de mi oreja.

- Son como estrellas, y si las formas...- extendió su dedo índice hacia mi mejilla izquierda, trazando una forma en mi rostro. - Se forman constelaciones. Por aquí tienes la osa mayor.

Y presiono mi dedo juguetonamente sobre mi nariz, a lo que yo la arrugue y reí. Mi teléfono sonó interrumpiendo. Una de mis alarmas sonando, reviso la hora y eran las 7:13 de la tarde.

- Woah, pasamos más de tres horas aquí. El tiempo pasa volando cuando estudias.

- Y también cuando disfrutas un buen momento.

Sonrió.

- Creo me iré, si no entiendo algo. Te llamare.

- No tengo tu teléfono.

- Dámelo. - pide extendiendo su mano.

Saco mi teléfono del bolsillo y el rápidamente teclea algo en el. Al instante, otro tono suena y el saco su teléfono ahora.

- Listo.

Me entrega mi teléfono, su contacto se encuentra en la pantalla. Aprovecha para ponerse un apodo, rio.

- ¿Capitán América?

- Siempre a tu servicio.

- Cualquier cosa que necesites, me llamas o escribes, ¿ok? Igual, puedo darte mis apuntes para que te guíes.

- Gracias, por ayudarme con la tarea. Eres muy inteligente, Pequitas.

- No es nada.

Le digo que vaya bajando mientras yo acomodo todo, el insiste en ayudarme y al final nos quedamos acomodando todo los dos. Salimos de mi habitación y se despide de mis padres y Jayden.

- El pastel estaba delicioso, Sr. Chase.

- Dime solo Chase, muchacho.

Miles esboza esa sonrisa tierna que lo caracteriza, sin darme cuenta sonrió al mismo tiempo que. Él lo nota y me guiña un ojo.

- Bueno, me tengo que ir. Buenas noches.

- Déjame y te acompaño.

Caminamos a la par a la puerta, y la cierro tras de mí. Caminamos hasta la casa de Miles.

- Gracias.

- ¿Por qué?

- Por hacerme reír tanto.

Eso me roba una sonrisa.

- Gracias a ti en realidad, nunca me había reído tanto en la vida.

- Tu risa es agradable. Eres una estrella que nunca debe apagarse.

Toma mi muñeca derecha, y la besa delicadamente. Nuestras miradas se conectan, veo en sus ojos la duda de si decir algo o no. Hasta que finalmente lo suelta.

- Deberíamos a salir a comer algún día.

Reacciono pardeando. - Cla- claro. Seria genial.

Sus mejillas se sonrojan. - Buenas noches, Pequitas Hodsen.

- Buenas noches, Capitán América.



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