☼︎ Capítulo 5 ☼︎

— ¡¿Alguien sabe donde esta mi zapato derecho?!

Grito lo suficientemente fuerte como para que me escuche hasta la Sra. Smith. Ya es momento de ir a la cena, y no consigo ese bendito zapato, vuelvo derrotada y cuestionándome si vale la pena buscar esa par de zapato es tan importante al escuchar un coro de "no" de parte de todos.

Resignándome por completo, deshago el nudo que tanto me había esforzado en hacer para que no se soltara tan rápido, tengo 16 años y no sé cómo hacer un nudo perfectamente, es normal.

En realidad no, no lo es.

Rebusco en mi armario unos zapatos que no estén sucios, rotos, gastados, malolientes. Y consigo unas zapatillas, negras que no están en un estado tan deplorable como se encuentran las otras. Me las calzo y voy hacia el espejo dejando a la vista toda mi anatomía, llevaba un sweater celeste las mangas de esta son de un azul más oscuro, casi negro. Unos jeans desgastados, mi cabello iba suelto, desordenado.

No soy arrogante, ni mucho menos me creo una modelo. La verdad estoy muy a gusto con como luzco, mi cuerpo no es tan tabla ni voluptuoso, tengo el cuerpo que debería tener alguien con 16 años. Sé que soy bonita, no es nada arrogante aceptarlo. Me siento muy bien diciéndome eso, es bueno decirse a uno mismo como realmente es, no hay que tener modestia cuando se trata de nuestro amor propio.

Me observo al espejo y tomo la base como de costumbre para cubrir mis innumerables pecas. Me quedo pensativa antes de hacer esa acción, me miro al espejo encontrándome con mi iris verdes heredados de papá. Decido dejar mi cara con mis pecas intactas, tomo mi bolso y mi teléfono y enciendo para ver la hora.

6:16

Mierda, ya debo bajar. Rápidamente coloco el bolso sobre mi hombro y guardo mi celular en el bolsillo trasero, cierro mi habitación y bajo rápidamente las escaleras. Consiguiéndome a Peter acomodándose su camisa verde oscuro, unos jeans que le quedan al cuerpo una chaqueta acompaña este y un reloj en su muñeca izquierda, Jayden está sentado cómodamente en sofá enfocado en el celular tecleando, una camisa blanca cubre su cuerpo y un pantalón tipo traje negro, los botones de sus mangas no están abrochados, lleva unos lentes en su cabello. Y un par de tenis blancos.

Dios, ¿desde cuándo vivo con gente que parece Dioses Griegos?

- Ya estoy lista. - hago saber ya que al parecer no se han dado cuenta de mi presencia.

- Pero mira nada más. - Dice Peter tomando mi mano para darme la vuelta, como una modelo. - Te ves preciosa, cielo.

- Ya lo sé, gracias.

Contesto arrogante, mi hermano echa una risa y se levanta cargándome.

- La modestia siempre por delante, ¿no?

Rio por lo bajo, noto que no veo a papá. Voy a preguntar por el sin embargo al parecer Jayden lee mi mente.

- Esta todavía arriba, ya sabes Papá decide muy bien lo que se va poner, para ir a comer helado.

En ese justo momento en el que mi querido hermano termina la oración, escuchamos pasos acercándose desde las esclareas, y todo sucede como si fuera una película, en cámara lenta. Chase Hodsen baja con su cabello castaño oscuro perfectamente peinado, una camisa negra ajustada a su cuerpo junto con unos jeans, un reloj adorna su muñeca, su rostro no tiene ni un rastro de barba, baja los últimos escalones antes de arremangarse un poco las mangas de la camisa.

Íbamos a ir a un restaurante, uno elegante. Papá había hecho la reservación, unas horas después decidió que fuera más casual y familiar y ahora vamos a comer helado, prefería eso a comer las cosas pequeñas que te dan ahí, ¡pareciera que quisieran alimentar un hámster!

- Bendito sean los genes Hodsen.

Exclama Jay inclinándose ante Papá, y este voltea los ojos tomando su cartera y abrigo.

- Luces bien, cariño. - Habla Pete, con una sonrisa tímida.

- Tu muchísimo más... - Papá se acerca a Pete y se dan un beso.

Jayden se tapa los ojos al igual que a mí. - ¡Hay niños presentes, dejen sus cosas para el cuarto!

Cuando siento que la muñeca de Jay desaparece de mi vista, encuentro a un Pete sonrojado y a un Chase coqueto, es muy gracioso esto, Pete tiene un porte de que nada lo sonroja hasta que se trata de Chase Hodsen, este es mas coqueto, extrovertido. Hacen la pareja perfecta.

Jayden va a buscar su abrigo al igual que, Peter y Papá y con eso apagamos las luces y salimos de la casa, el clima frio de Londres nos invadió, corrí al auto para abrigarme.

- ¡Olvide mi abrigo! - exclamo hacia papá antes de ponga seguro a la casa, bajo rápidamente del auto escuchando por detrás como Jayden habla de lo despistada que soy. Estoy en frente a la casa y papá me entrega las llaves para yo cerrar la casa diciendo que me esperaran en el auto, subo las escaleras frenéticamente hacia mi habitación para no hacerlos esperar tanto.

Tomo lo primero que veo, y vuelvo a repetir la misma acción de antes añadiéndole una caída épica al terminar de bajar los últimos escalones, gracias a dios que estoy sola, salgo rápidamente de la casa y camino hacia adelante encontrando el auto de papá estacionado justamente frente a esta.

- ¡Pequitas!

Volteo hacia aquella voz encontrándome al castaño de mi vecino con una camisa azul holgada que hace contraste con sus ojos, unos pantalones negros y con calcetines de diferentes colores.

- Hola, Miles. ¿Por qué tienes calcetines de diferentes diseños?

Se mira a si mismo sus pies, el diseño es de dragón ball y el otro de Mario bros, que tierno.

- Emm...- se sonroja - Es que... vine a decirte que mañana en tu casa.

- ¿Eh? - suelto, desconcertada.

- Lo de... mi ayuda sobre el examen.

Uuuh, era eso.

Que malpensada eres.

- Oh, claro. ¿Por qué ese cambio? - indago.

- Mis padres estarán allá y no quiero que nos interrumpan ¿no te incomoda verdad?

- Para nada, en mi casa será. Solo tengo que consultarlo con papá.

Nos quedamos un momento callado mientras el asentía lentamente a lo que respondí, decidí detallarlo más y, conseguí en su rostro unas ojeras casi marcadas, el sol se estaba ocultando así que una luz anaranjada estaba en su cara, teniendo de resultado sus iris azules brillando, dejando una buena vista. Su cara estaba mirándome también, un tono rojizo abarcaba sus mejillas, dejando una vista tierna de él.

- Te dejaste las pecas, se te ven preciosas. - lo miro desconcertada. - Sin intenciones de sonar raro.

- No suenas raro, gracias.

- ¿Por qué te cubres las pecas? - cuestiona.

- Una persona me hizo odiarlos un poco.

El me mira, sus ojos mirándome profundamente. - Pues... no sé quien sea esa persona pero, no es nadie para ocultar tu belleza.

Un cosquilleo llego a mí, la piel se me erizo y mi estomago dio un revolcón ante esas palabras, el hablaba decía tan natural, ese sentimiento de calidez abordaba en mi.

- ¡Arantza! Apúrate que tengo hambre.

Grita Jayden sacando su cabeza por la ventana del auto, maldije para mis adentros, y voltee hacia el dueño de la vos, papá nos estaba mirando curioso, y Pete con una sonrisita en la cara.

- Me tengo que ir.

- ¿A dónde vas? - pregunta este.

- A comer helado con esos tres locos, una salida familiar.

El me miro y vi tristeza en sus ojos.

- Si... Son lindas esas salidas.

- Buenas noches, Spears.

- Hasta mañana, Pequitas.

Retomo mi camino hacia el auto aparcado frente de mí. Todos los presentes mirándome con curiosidad, exceptuando a Jayden que por su cara notaba que había escuchado algunas cosas y las había mal pensado. Como cosa rara.

Subí a la parte de atrás junto a mi querido hermano, mientras Peter me dedicaba una sonrisa torcida que me dio un poco de miedo.

Vale, se volvieron locos.

- ¿Estamos listos? - exclamo papá. Todos asentimos con hambre de helado.

***

Una medio hora más tarde nos encontrábamos en la heladería de la ciudad, esperando nuestro pedido. El frio de Londres invadiéndome, y eso que se supone que estamos en época de "primavera" Jayden y yo fuimos los primeros en bajar, el clima me recibió del pepino haciendo que me apegara al abrigo como si mi vida dependiera de ello. Jayden me imito soplándose las muñecas mientras las frotaba entre sí.

- Mierda, este frio hará que me congele hasta el sin nombre.

Lo mire divertida.

- ¿Cuál?

Me codeo justo en mi costilla haciendo que diera un respingo. Papá y Peter ya habían bajado con sus respectivos abrigos y nos apresuramos a entrar al local. Fui la primera en entrar y la calefacción me recibió haciéndome sentir menos hipotermia, mi nariz no tanto. EL cambio tan repentino de clima hizo que picara y soltara un no muy delicado estornudo.

El lugar era de color blanco con algunos azulejos en las partes de abajo, una isla diagonal abarcaba en este, sillas giratorias acompañándolos. Poca gente se hallaba en esta, una familia por la esquina en una de esas mesas individuales, un grupo de amigos y, una pareja comiendo de la misma cuchara.

Ugh. Gérmenes.

Luces blancas colgantes estaban puestas estratégicamente para alumbrar todo el local, unas maquinas de helados se encontraban detrás de la isla, de todos los sabores, siropes, chispas de todos los colores. El cielo.

Desde que tengo memoria hemos venido para acá, en este lugar se encuentran los helados favoritos de todos. Nos gusto tanto que empezamos a venir seguido. Nos convertimos como unos clientes fijos. Tomemos asiento en lugar de siempre en la cuarta mesa a la derecha con vista hacia afuera. Como niños pequeños, Jayden y yo correteamos hacia nuestro asiento de siempre tomando los respectivos lugares de siempre.

Yo junto a la ventana con Pete, Papá al frente de mi con Jay al lado. Karen, unas de las meseras llego con esa sonrisa que la caracterizaba. La conocíamos desde hace dos años que fue cuando comenzó su trabajo aquí, desde entonces hemos hablado y se ha vuelto como una buena amiga de la familia.

- ¡Hola a todos! ¿Cómo están por aquí?

Papá y Peter empezaron a hablar con ella mientras notaba como Jayden la miraba embobado, sus ojos brillaban mientras asentía a todo lo que ella decía. Si, Jayden tenía como un enamoramiento con ella. No sé a atrevido desde el momento que empezamos a conocerla. Es un cobarde, se ve que es una gran persona ¡y me trata bien! No como la sarnosa de Lorena.

Te falto perra.

Claro, claro. Como la perra sarnosa de Lorena.

Todos sabíamos de su pequeño enamoramiento hacia Karen, excepto esta misma. Creía que Jayden solo era amable, se notaba a más de mil kilómetros que babeaba por ella. Ella debía ser ciega o algo así.

En realidad, tiene lentes para ver, tarada.

Uuuh, je... je... je, se me paso ese detalle. Conversaba animadamente con mis padres, era de tez clara, sus ojos cafés. Su cabello era castaño claro, cola de caballo y unos mechones rebeldes escapando de este, llevaba su respectivo uniforme para el trabajo color celeste claro con una etiqueta pegada con su nombre escrito ahí. Ella estudiaba en la universidad de acá, y trabaja aquí por las noches. Muy admirable.

- Bueno, espero y se resuelva pronto. Extraño ver a Italo embarrado de helado.

Una mueca triste estaba en su rostro, si. Ella sabia un poco sobre el tema. No la historia completa, le comentamos algo al respecto dado a que le extraño no verlo cada que veníamos.

- Gracias, querida. Yo también espero lo mismo.

Sonríe.

- Bueno... ¿Qué pedirán?

- Lo mismo de siempre. - Respondiendo Jayden, todo idiota mirándola.

- Me encanta lo predecible que son, ya se los traigo.

Codee a Jayden brindándole una mirada significativa a lo que el reacciona llamando a Karen. Esta se devuelve con su sonrisa radiante.

- ¿Qué pasa, rubio?

- Ehhh... - repicoteo los dedos sobre la mesa, nervioso. - Te ves hermosa hoy.

Karen sonrió con picardía dándole un suave golpe con la libreta en la que escribía los pedidos.

- Tú no te quedas atrás, Jay Jay.

Y se fue en busca de nuestro pedido. Note como Jayden soltó una respiración que estaba conteniendo. Yo estaba aguantándome la risa fallando completamente, y Pete metió su cabeza en el menú de los sabores.

- ¡Jesús! Tuve que grabar esto, parecías imbécil. - pause, pensando. - Deja la reformulo. Te viste más imbécil de lo que ya eres. ¡Fue épico!

- Gracias por el apoyo, hermanita.

- Para eso estamos, hermano. - le di unas palmadas en la espalda.

- ¡Papá dile algo!

- Hijo, no te mentiré. Es obvio que te gusta, ¿Por qué no se lo dices de una buena vez?

Jayden solo se encogió en su asiento, cabizbajo. Entendía su miedo, Karen sabia como lo tildaban a él, sabía que él estaba de chica en chica. Sin embargo, Jayden estaba enamorado de ella, varias veces Jayden iba a la heladería y solo iba para verla a ella y quedarse hablando de cualquier estupidez, comiendo helado, riendo, disfrutando, olvidando...

Claro que, como todo. Nada es perfecto digo esto dado que la maldita de Lorena vino con un "ataque de celos" a Jayden tildando de zorra a Karen, cuando Jayden le había dicho mas de mil veces que no, obviamente yo le hice una pequeña broma a la rubia oxigenada por haberse metido con Karen.

Ame esa broma.

Desde ese momento las cosas entre ellos dos se han enfriado un poco, ya Jayden no hacia esas escapadas para hablar con ella. Ella lo seguía tratando como si nada hubiera pasado, era obvio que le incomodaba ese evento, igual lo ocultaba y hacia como si no afectara.

- No lo sé... ¿Por qué querría salir conmigo?- cuestiono.

- Jayden, serás un idiota. Pero, eres una gran persona idiota.

- Que consuelo.

- De nada. - Sonrió.

- Hijo, ¿quieres mi opinión? - Jayden asiente - Déjate de bobadas y ve e invítala a salir. Eres un buen chico, gracioso, y con valores. Yo sé el hijo que crie y no crie un cobarde, ¿cierto? - este niega - bueno entonces, invítala al cine, al parque, no lo sé. Con que se lo digas de una vez y no estés lamentándote en la casa de nuevo, me sirve.

- Y eso sí - habla después de un rato Pete - Nada de guarradas en la casa, y si lo van a hacer. Háganlo en otra parte y con protección. No quiero niños llamándome "abuelo Pete" tan temprano.

Jayden suelta un sonido de asco y yo solo puedo reírme observando la cara roja de Jayden. Unos pasos se escuchan a lo lejos, volteo y consigo a Karen con nuestro pedido en sus manos.

- ¡Ya llegue, familia! - Dice colocando los respectivos pedidos a cada persona. - Arantza, chocolate con oreo. Chase chicle con chispas de chocolate. Pete vainilla con fresas y... - Saca un banana Split de sus manos.

- Para el rubio, que gano las finales de natación. ¡Felicidades! - lo abraza y besa la mejilla. Un banana Split que se haya en frente de él es gigantesco. Fresas, oreos, chispas de colores, crema batida, helado. Jesús...

Si Jayden no le dice nada, cásate con ella. ¡Así te llena de helado!

Jayden, no dice nada. Mira del helado, a ella y de ella al helado. Su boca entreabierta, sus mejillas rojas, sus ojos brillosos. Maldita sea, ¡parece imbécil! Le doy una patada por debajo de la mesa lo suficientemente fuerte como para que se salga de su viaje de "Amorlandia"

- Muchas... Muchas gracias, Karen. - dice aun con la vista ida. Karen lo mira confundida y se agacha para quedar al tamaño del ya que este se encuentra sentado.

- ¿Qué pasa? ¿No te gusta? No lo hizo Henry - dijo refiriéndose al que normalmente se encarga de hacer los helados. - Lo hice yo misma y...

Eso hace que la atención de Jayden deje de ir al helado y vaya directamente a ella. - ¿Lo- lo hiciste tu misma?

Asintió.

- Si... Tu papá me lo comento por teléfono, decidí hacerte algo especial, ¿no te gusto? Mierda, quizás exagere si quieres puedo...

Karen no pudo terminar de hablar ya que Jayden se lanzo a abrazarla fuertemente. Yo lo mire sorprendida y a la vez contenta. Jayden apreciaba siempre este tipo de pequeños detalles. El veía la grandeza, en las cosas más pequeñas. El siempre fue así, le importo siempre el valor sentimental que el valor material.

Y más que todo si era de Karen.

Este la seguía abrazando a lo que Karen reacciono confundida.

- Me encanto, gracias por hacérmelo.

Karen lentamente fue extiendo sus brazos hacia su espalda y apretó mas el abrazo. Acariciando tiernamente su espalda.

- No es nada. Aunque quedo todo feo. Me alegro de que te haya gustado.

- Esta hermoso, al igual que tu.

Jayden se desato.

El halago no era para mí y de igual forma solté un sonido de emoción. Papá miraba la escena con una sonrisa orgullosa y Pete parecía que iba a llorar. Ay no, que no llorara por favor.

Se separaron del abrazo y Jayden le acaricio la mejilla, Karen tomo su mano y se acuno en ella tal cual bebe.

Qué lindo...

Qué asco.

- ¿Quieres salir conmigo?

Y Jayden soltó la bomba, ¡bum! Pete dejo de poner cara como si fuera chillar a poner una sorprendida y expectante. Papá estaba a punto de meterse una cucharada de helado a la boca y este se detuvo a escuchar la propuesta de parte de Jayden. Y yo como toda buena chismosa, tenía la asomada la cabeza viendo directamente a la cara de Karen ella me miro unos segundos a lo que yo le articule un "si" con los labios.

- Claro, no veo el por qué no, rubio.

Un sentimiento de emoción empezó a abarcar mi cuerpo, un grito ahogado salió de mí como si fuera a mí que le hubiera dado una respuesta positiva. Jayden soltó una respiración y asintió rápidamente.

- Genial, ¿hablamos el lugar y hora después?

- Claro. Espero disfruten su helado.

Se levanto del suelo, y le desordeno el cabello a Jayden antes de irse de nuevo atrás de la barra. Ya cuando sentimos que estábamos completamente solos. Yo solté un grito de loca.

- ¡Aleluya! ¡Alabado sea los calzones de Jesús, y las chanclas de Moisés! ¡¡LA INVITASTE A SALIR!!

- Hermanita, si estoy soñando. Por favor pellízcame.

En vez de pellizcarlo, un zape en la nuca. Hace que su cara cambie de una sonrisita a una mueca de dolor.

- ¡Arantza! ¡No era en serio!

Un sollozo se escucha, y todos volteamos para ver de dónde proviene el sonido. Peter está secando una lágrima mientras come su helado mirando a Peter con una cara feliz, emocionada y llorona.

- Eso fue tan hermoso. Jayden, me alegro de que ya hayas dado el paso. Ahora no tendré que soportar más a esa muchacha insoportable que siempre viene a la casa.

Habla de Lorena, su nivel de idiotez llego a ir a la casa y presentarse como la "novia" de Jayden. Fue horrible, papá para no ser descortés la invito a quedarse a cenar en la casa.

Fue horrible.

Es algo que les contare otro día.

Que genial seria saber cómo se sentía Jayden en ese momento.

Es cierto.

- Créeme. - hablo yo hacía Peter. - Ella ya no será un problema por ahora. Hasta que tenga que agarrarla por los pelos para que entienda.

- Bueno, empiecen a comerse el helado que se derrite.

Así entre risas, chistes, anécdotas y más. Paso la noche mientras comíamos helado. Cuando terminamos Karen pasó a recogerlos y se quedo un rato hablando con nosotros. Este tipo de cosas te hacen ver que la vida no es tan negra ni tan rosa como dicen.

La vida tiene sus cosas buenas y sus anti bajos. Si, a veces la vida es difícil. Si, no es color de rosa. Sin embargo, están esos buenos momentos con las personas que amas, amigos, seres querido. Siempre que sea con una persona especial, ese recuerdo será inolvidable.

Observo como Jayden se está riendo de algo que le cuenta Karen, los ojos de ambos brillando con una cara de estúpidos. Estoy feliz por ellos. Son perfectos uno con el otro. Me alegra saber que Jayden está disfrutando, está creando nuevos recuerdos que serán memorables para el futuro.

Papá y Peter se ríen y se dan un beso tierno. Me gusta esto, ver a las personas que amo reír y disfrutar. En un momento nos fijamos de lo tarde que es. Salimos del lugar viendo como Jayden tarda más en despedirse de Karen. Estoy ya en el auto y bajo la ventanilla para hablar.

- Jayden ven, ya podrán besuquearse en otra ocasión.

Ese comentario hace que Karen ría y que Jayden me lance una mirada asesina a lo que yo le respondo con una sonrisa de angelito. Este se sube al auto y me jala con el abrazándome.

- Estas de payasa hoy, ¿eh?

- Y tu de enamorado, ¿eh?

Sonríe.

- Touche.

De esto hablo, de lo insignificante que puede verse a la vista, y lo valioso que es realmente. Una salida, una risa, un paseo, un beso. Son recuerdos memorables y especiales para nosotros.

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