☼︎ Capítulo 3 ☼︎
Arantza.
No me siento muy bien, mejor dicho me siento de lo peor. Después de lo ocurrido trate de dormir pese a que me dolía todo física y emocionalmente, trate de de hacerlo pero no pude conciliar el sueño por mucho que me moviera, quitara y colocara la almohada debajo de mi cabeza.
No se callaban.
Así que, decidí ir a disculparme con Jayden por todo lo que dijimos, no sentía eso, no sentíamos eso del otro, o si... Solo tuvo que ser el calor de la discusión justo estaba entrando en su cuarto cuando lo llame y literalmente me estampo la puerta de la habitación en la cara. Contuve las fuertes ganas de llorar, necesitaba salir de aquí. Sin pensarlo mucho me dirigí a la casa de los únicos amigos en los cuales confiaba, los conocía desde que me mude a acá. Vivian a dos casas después de la mía sin pensarlo mucho corrí hacia allá y toque su puerta. La Sra. Johnston me recibió y miro raro.
Y tenía sus obvias razones, pese a que me cambie de ropa. Era consciente de mi detestable aspecto, ya me imaginaba como me veía, ojos hinchados y rojos, cara roja, mi cola de cabello desordenada y una cara de los mil demonios, debía parecer un personaje de película de terror de esos que se la pasan lamentándose.
Automáticamente me permitió pasar y me dijo donde se encontraba Adison y Augustus, llegue y llore les explique todo y propusieron quedarme y que hiciéramos una pijamada improvisada para que olvidara lo sucedido, duramos toda la noche viendo películas de diversos géneros terror, drama, comedia, y de las que te hacen llorar bastante.
Ahora me encuentro probándome ropa de Adi ya que nos dijo que saldríamos al cine de la ciudad, obviamente le había avisado Papá sobre estar en la casa de los Johnston, no crean que soy una rebelde sin causa que se escapa, eh.
Un poquito sí.
- ¡Oye, perra! - llama mi loca amiga Adi, apareciendo en su habitación con un sweater negro corto, junto con unos jeans ajustados. - ¿Qué piensas?
- Vamos al cine, Ad no a salir en la alfombra roja. - cuestiono.
Conozco a Ad básicamente desde que tengo 5 años, ella vino hacia mí en algunos de varios viajes que había hecho para visitar a Papá y Peter, ella me lanzo un balón de plástico justo en toda mi cara. Si, original forma de conocernos, pero no fue eso exactamente que hizo que habláramos.
Después de haberme lanzado dicho objeto, este se encontraba sucio, y mancho aquella camiseta de My Little pony que llevaba en ese entonces de manera brusca, limpio mi abdomen cubierta de esos caballos de colores, exclamando alegremente que adoraba esa serie animada y que tenía sus juguetes, yo dije lo mismo y, hacia toda empapada en sucio me presento con su mama, y nos hicimos mejores amigas, hacíamos pijamadas en casa de la otra, salíamos al parque. Nuestro lazo se fue fortaleciendo cada vez más y fue como la hermana que no tuve.
- Oye, retardada - llamo Augustus, hermano de la peli rosa. - Te llama Mamá. - dijo con brazos cruzados sacudiendo la cabeza en dirección a la sala.
- ¡Mamá dijo que no me llamaras de esa forma! - cuestionó aquella chica completamente indignada. - Ahora vuelvo, bitch. - soltó antes de irse dando saltos a aquel lugar.
Gus se tiro encima de mí y empezó a hacerme cosquillas, se estarán preguntando porque no conocí a Gus en mismo momento que conocí a su hermana. Augustus es adoptado, una año después de Ad y yo conocernos a mediados de diciembre llevaron un niño que temblaba más que chihuahua en una cena que hicieron para celebrar dicha festividad, Gus siempre estuvo apegado a su madre. Y Ad tampoco lo soltaba a él, si el pobre estaba petrificado con todo ese nuevo entorno, Ad se encargo de espantarlo más.
En ese entonces tenía nueve años, a la hora de la cena se unió bien y nos dimos cuenta que eres muy confianzudo, el Ad hacían los hermanos perfectos.
Todavía recuerdo como tuve un pequeño "crush" con él, si lo sé. Demasiado típico pero ¡vamos! No estoy ciega, aunque eventualmente, me di cuenta que estaba confundiendo amor de amigos con amor de... Pues eso, no hace falta especificar.
- ¡Ya para! - alce la voz, divertida.
El al instante me deja mi espacio, y coloca contra la pared apoyando su espalda en esta sujetándome de la muñeca hacia él para luego ponerme contra su pecho mientras me acaricia el cabello.
- ¿Cómo estas, beauté?
Cabe agregar que él sabe francés, no porque lo haya aprendido -tampoco lo haría con lo vago que es- la razón es que el viene de Francia, vino a mí el recuerdo de que cuando me conoció me saludo de esa forma.
- Hola mucho gusto, soy Arantza Hodsen. - alce la mano hacia en ese momento pequeño Gus, con las manos hacia atrás mirándome con precaución la mano, me miro a los ojos y conseguí unos hermosos ojos color café.
-Me gustan tus ojos, beauté. - exclamo un poco tímido, en ese momento no sabía que dijo, sin embargo lo pasa por alto y agradecí el cumplido haciendo que este se sonrojara.
Me agradaba que me llamara de esa forma, me hacía sentir especial. No crean que él tenga algún pensamiento amoroso hacia mí. El siempre ha sido así de amable. Claro que, con las personas que lo son con él. Volviendo a la realidad, no sabría muy bien que responder a aquella pregunta podría responder un "bien", lo cual sería ilógico siendo consciente de que él sabe casi todo.
- Supongo que... normal. - me encogí de hombros.
- No te digo el típico "te entiendo" porque sería muy hipócrita de mi parte. - Hablo después de unos segundos - Lo que sí puedo decirte es que estas en todo tu derecho de sentir lo que ahora mismo sientes. Sé que debes odiar que hayas pasado pagina, cambiado de capitulo, que hayas olvidado todo eso. Y que de pronto venga el pasado y te pida solucionarlo.
No digo nada, escucho atentamente únicamente asintiendo.
- No te digo que corras a sus brazos, y vuelvan a ser la familia feliz, que salgan de compras y tomen el té. - me rio - El sentimiento de odio es corrosivo y cero agradable, como te dije antes no puedo decir que te entiendo pero si puedo decirte que perdones, eso sí y escúchame bien. - Toma mi rostro entre sus manos suavemente - Jamás olvides, no olvides puedes perdonar desearle lo mejor a esa persona.
>> No caigas dos veces, lamentablemente la gente mala no cambia, hierba mala nunca muere, no la odies, no le tengas rencor pero, no vuelvas a pasar por donde alguna vez te tropezaste. Si, te dio la vida. Si, te dieron unos maravillosos hermanos, sin embargo. No es razón para quererla automáticamente cuando ella le importo un tercero. No digo esto para lastimarte, si no para hacerte caer en cuenta. Perdona pero nunca olvides, jamás.
- Jamás - asiento lentamente mientras una pequeña lagrima logra escapar de mis ojos.
- Esa es mi beauté. - besa de nuevo mi frente mientras me atrae a él para un abrazo.
- ¿Qué pasara con Jayden?
- El sabe que está mal, solo que le duele el hecho de no tener una madre a su lado. Me compadezco con él en eso, aprendí eso en el orfanato, una mamá no te abandona en un orfanato si dice que te ama mucho. Y no sé si sonara muy malo de mi parte o me hace mala persona pero, le agradezco por dejarme ahí, ya que así conocí a mi verdadera familia que me ama, me cuida y protegen.
>>El sabe que esto es toxico, repetitivo. Sus emociones le nublan la capacidad de pensar, el no te odia y absolutamente nada de lo que te dijo es cierto, el quiere lo mejor para ti tanto para ellos sin embargo, él sabe en el fondo que esa no es la solución.
- ¿Los extrañas? -. Indago, refiriéndome a sus padres.
- En algunas ocasiones, sí. - suelta un suspiro. - No voy a negar que extraño algunos momentos memorables que tuve con ellos, pero ahora tengo a la familia que siempre he querido y a la mejor hermana y la mejor amiga.
- ¿Sabes? Te odio, ¿Por qué siempre sabes que decir o contestar? Me asustas, pareces un viejo sabio.
- Es que he vivido mucho en este juego que llamamos vida. - dramatizo.
- Aja, ser de la prehistoria, cavernícola. -
Nos miramos un momento y empezamos a reír como locos hasta ahogándonos y todo. Hasta que Ad apareció en el marco de la puerta extiendo su brazo en este, ya vestida. - ¿Cómo me veo? - dice posando como una "modelo" si eso es partirte la espalda parada.
- Te ves genial, retardada. - Dijo el de ojos cafés incorporándose.
- Augustus, mamá dijo que- ¡AAAAAA...!
La cargo tal cual bebe dejándole un camino de besos en toda la cara haciéndole cosquillas, mientras esta intentaba zafarse del agarre pero, sabía que no quería bajarse de sus brazos, solo se hacia la difícil.
- Te adoro, Adison.
- Y yo a ti, Augustus.
×××
Bajamos del auto cuando ya se encontraba bien estacionado después de que a cierta muchacha con cabello rosa -si, Adison- se pusiera a rogarle con ojos de corderito a Gus que la dejara practicar estacionarse, estuvimos aquí 15 minutos esperando a que parqueara adecuadamente y después de 11 intentos lo logro.
- ¿Ven? ¡Lo hice estupendo! - celebro, la pelirosa.
- Si, lo hiciste 11 veces perfecto. - reprocho.
- Perra, tengo hambre, me ruge el estomago. ¡Entremos a comprar helado! - de manera brusca, Adi sujeta mi muñeca para arrastrarme hacia el centro comercial de Londres.
Cuando llegamos, una especie de alfombra negra se encuentra en frente de la entrada que cuando ponemos nuestro peso en ellas estas se abren automáticamente abriéndonos paso escuchando muchas voces, gritos, bullicios, susurros invaden nuestros oídos, no me gusta mucho esto estar rodeado de gente que no conozco, honestamente me aterra.
- ¡Gus! Ve a comprar unos helados mientras nosotras compramos las entradas. - el pelinegro asiente. Y emprende su camino hacia la heladería.
Mientras tanto, Ad y yo nos dirigimos al cine pasando a pocas personas, está muy vacio en la parte del cine, es muy obvio no a muchos se les ocurre ver una película un domingo. Nos dirigimos a la pequeña cola, y el olor a palomitas, refresco, dulces y en otras delicias llegan a mi olfato, observo como la pelirosa se le ve extasiada al reconocer esos olores, a ella siempre le ha gustado comer, ella tiene algo que yo llamo "estomago sin fin".
- Tú ve a comprar las entradas, y yo voy a comprar los dulces. - suelta emocionada esta.
Le dio un asentimiento de cabeza, y me dirijo hacia la fila, el lugar está cubierto todo por negro, unas luces amarillas acompañan este lugar haciendo contraste y se ve antiguo, minimalista. El lugar está lleno de carteles de próximas películas y también de películas disponibles. Están las salas y los números en una luz blanca fuerte, unos postes separando las filas de comprar y pagar, y al otro lado se encuentra el lugar de dulces.
Rodeo el poste hasta llegar a los últimos en la fila, se mueve rápido esta así que no tardo mucho en llegar después de que una pareja eligiera una película romántica para mayores.
Uuuh, películas cochinonas.
Cierra el pico.
Estoy en frente del vendedor hasta que escucho una voz que conozco. - Bienvenida, al cine Isanova, ¿en qué puedo servirle?
Rio ante esa voz neutral y aburrida, está mirando fijamente a la registradora guardando dinero así que, aprovecho para fastidiarlo un poco. - Buenas noches, vengo a comprar pan.
Inmediatamente el ojiazul levanta la mirada, se ve bastante cómico con una gorra negra con el logo del cine en esta, unas cuantas hebras de cabello saliendo rebeldemente de este, lleva una camisa negra con su nombre en ella "Miles Spears" tiene bordado en blanco en su pecho de lado izquierdo.
- Arantza. - Saluda con una sonrisa de lado - ¿Qué haces por aquí?
¿Enserio acaba de preguntarme eso? ¿Qué que hago aquí?
Salió un poco bobo el pobre.
- Mmmm...- trato de esconder mi sonrisa - vengo a comprar pan, ¿sabes? Me han dicho que el de aquí es bueno.
Al instante cierra los ojos y sus mejillas, nariz y frente se sonrojan de inmediato. - Inteligente, ¿Qué deseas ver?
- La La land -suelto casi al instante en el que lo pregunta.
- ¿Te gusta La la land? - enarca una ceja.
- Antes de que empieces, es una película muy entretenida y me encanta no es para nada cliché-
- No iba a decir nada, nunca la he visto. - suelta de pronto este.
Cuando esas palabras llegan a mi mente y proceso lo que acaba de decir, abro los ojos y abro mi boca dramáticamente indignada. - ¿De verdad? ¡No sabes lo que te pierdes!
- No lo creo - se apoya en sus codos en el mostrador - Se ve muy estúpida. Sin ofender, claro.
- Si me ofendiste. - También me apoyo en el mostrador - Te mostrare que te equivocas, mañana después de clases veras esa película conmigo.
¿Qué?
¿Qué?
- ¿Qué pasa si digo que no? - reta.
- Oh, créeme. La veras.
Suelta una risa, y por un momento pienso que se negara pero hace lo contrario:
- Claro pero, ¿sigue en pie las clases para el examen?
- Si, Spears, sigue en pie lo de las clases. - asiento volteando los ojos.
- Genial. - va hacia un lugar y me da exactamente tres entradas para La la land.
- Muchas gracias pero... ¿Cómo sabes que necesito tres?
- Porque soy psíquico y... tus dos amigos están peleando por una bolsa de Doritos.
Volteo para ver tras mi espalda, dicho y hecho me encuentro a la pequeña Ad peleando con Gus, Jesús parecen niños de 5 años.
- Dios, son tan infantiles. Te veré luego...
Mi voz se va disminuyendo mientras veo como lentamente tal cual una película, su mano se extiende hacia mí haciendo que su muñeca roce mí piel, percibo el tacto de su pulgar cuando hace presión en mis mejillas de manera brusca pero, sin hacerme daño. Todo se para, sus ojos me miran fijamente y no sé porque rayos fijo mi mirada en el también siento que han pasado minutos cuando en realidad son unos micro-segundos.
- ¿Por qué cubres tus pecas? Te hacen lucir linda - dice sacándome de mi trance, toco el área en donde ha pasado y su pulgar y noto como la capa de base se ha desaparecido, el me la quito para poder ver mis pecas. No mentiré, me encantan pero, no me gusta que sean tan notorias y no son mi cosa favorita desde hace un tiempo.
- Hasta luego, Miles. - logro conseguir mi voz mientras me despido. Agitando la mano, el solo me mira haciendo un asentimiento de cabeza y con una sonrisa donde muestra sus dientes y dos hoyuelos aparecen a cada lado de estas:
- Hasta luego, Pequitas Hodsen.
Detengo mi caminata hacia los dos peleones para voltear nuevamente hacia Spears. - Vaya... ¿Y ese apodo?
- Se me acaba de ocurrir, ¿es original cierto?
Reí por lo bajo. - Nos vemos mañana, Spears.
- ¡No ocultes más tus pecas! -exclamo, y sonrió con tristeza con ese comentario.
Llego hacia los hermanos y me planto en frente de ellos, esperando a que terminen su disputa de quien se queda con los preciados Doritos.
- ¡Dámelo, Gus! ¡¡Yo lo quiero!! - la atrae hacia ella.
- ¡No! ¡¡También quiero!! - contesta el otro, haciendo lo mismo.
- Imbécil.
- Retardada
- Sucio.
- Piojosa.
- Idiota.
- Estúpida.
- Insurre...
- ¡Ya! - Interrumpo - ¿Se pueden calmar? solo es una bolsa de Doritos ahora...- la tomo entre mis manos abro el envoltorio causando ese típico sonido al abrirlo, tomo uno de varios triángulos naranjas y lo cómo. - Esto es mío, vamos a ver la película.
Se cruzan de brazos y colocan una cara de puchero mientras nos dirigimos hacia la sala indicada, Ad me arrebata estas de las manos y mira con horror. - ¡¿La la land?! ¡Hey, perra no es justo!
- ¿No has escuchado la vida no es justa? - cuestiono.
- Te odio. - exclama.
- Claro que no, rosita. - Me abrazo de un lado - tú me adoras.
Me miro tratando de ocultar su sonrisa, pero a la final no aguanto y me rodeo con sus brazos en abrazo muy fuerte, ella era muy pequeña media que si 1.56, mientras yo que 1.70 nos debíamos ver muy graciosas.
- Y dime... - Deshace el abrazo rodeándome - ¿Te gusta Milesito?
- ¿Por qué piensas eso? - cuestiono, ¿Por qué creen eso? No me gusta el.
- Pues... los vi hablando animadamente, además no quitabas esa sonrisa tuya. - me codea un par de veces en el estomago.
- Estas loca, Ad. - Nos sentamos a esperar a que sea la hora para ir al cine, Gus está pegado en su celular pero, se sienta y ni levanta la mirada. - Solo era amable.
- Sí, claro. - niega.
- ¡Vamos! ¿Por qué todo el mundo piensa eso?
- Perra, ¿en serio no te gusta? Es muy guapo, gracioso, tierno. - describe al ojiazul.
- ¿Y a ti te gusta?
- Na. - Habla alargando la última vocal - soy más de chicas que sean fuck girl que me dejen sin estabilidad emocional como en los libros.
- Ash, Adison demasiada información.
Toma un sorbo de su bebida de manera graciosa. - En fin, ¿de qué hablaban?
- Mmmm...- pienso mientras sigue devorando la bolsa de Doritos. - Hablábamos de La la land, nunca la ha visto así que, lo invite a verlo en mi casa mañana después de clases.
Me ahorro lo de ayudarlo en las clases, no quiero que su imaginación vuele y piense que nos gustamos y todo eso. Si lo hago ya se habrá imaginado nosotros siendo novios, casándonos, teniendo hijos, 2 perros, 1 gato, 3 hámster y 1 hurón. Asiente mirando a un punto fijo en suelo, es obvio que sabe que le estoy omitiendo información.
- ¿Y...? - me invita a que prosiga.
- Nada más. - miento.
- Arantza. - Me llama tratando de ser seria - Soy tu mejor amigas desde hace años, no creas que por tengo colorante rosa en cabello se me quemaron las neuronas.
- Es que no te las quemaron, ya no tenias. - Contesta distraídamente, Gus con la mirada pegada al celular.
- Ahora, dime. ¿Qué mas paso?
-Bien, tú ganas. - Me rindo - Sin embargo, no vayas maquinarte una historia loca, ¿Ok?
Ella asiente con la cabeza de manera frenética, expectante a mi respuesta, ni se para que le dije que no se inventara nada en raro en esa loca cabeza suya, ya debe estar casándonos.
- ¿Sabes el examen final que hicimos el año pasado? - Cuestiono, ella asiente - Bueno, Miles me pidió ayuda para eso, me comento que es dentro de un mes.
Observo como Adison se queda procesándolo, Gus levanto también la cabeza del celular. Se quedan lelos viendo hacia un punto fijo, tanto así que me empecé a asustar y a mirarlos esperando que reaccionaran o algo. Adison miro hacia Gus, y viceversa. Después me miraron a mí y una sonrisa muy extraña surco en sus caras.
- Ay no...- pensé en voz alta.
- Espera... No digo que le gustas pero, si siente algo por ti. Date cuenta, ¡acepto encantado lo de la película! - exclamo emocionada.
- Claro que no Adi, lo invite porque me di cuenta que es mi vecino de años y nunca he pasado de algunos saludos cortos o en las reuniones de la residencia. - Eso era cierto, era mi vecino que literalmente tenia al lado, no digo que vamos a ser mejores amigos pero, un conocido no sería malo.
- ¿Tu que sabes? Acepto ver esa película del pepino contigo, eso es de valientes.
- ¡Adison! - la regaño al ofender mi película preferida
- Beauté, no es por ofender pero, esa película es una mierda. - coloco una mueca triste. - Pero igual la veremos contigo porque te amamos.
Voy a sonreír pero, Ad habla:
- Oye pero, ¿Por qué quieres ser amiga de el? Tú... eres muy desconfiada. Y no te estoy reprochando es solo que, me parece eso muy raro de ti.
- Es cierto. - Lo secunda Gus - no eres de hacer amigos con cualquier persona.
Esa era una pregunta, ¿Por qué quería ser amiga de alguien que conozco? ¿Por qué lo invite a ver una película conmigo? ¿Por qué lo hice como si fuera un amigo de años?
- Siento... que él no es así, creo. - hablo antes de pensar - Es que, no lo sé. A veces me siento tan patética de no confiar en nadie y por ello estar siempre estar sola y ser una asocial.
- No eres patética. - me regaña Gus. - eres selectiva y cuidadosa. Eso no es para nada malo, en realidad me alegra que quieras hacer más amigos.
- O un novio - dice simulando una tos. -Solo bromeo. Me gusta verte así, social. Cuidado y te me alocas, eh.
- Chicas, ya tenemos que irnos. La película ya va a comenzar. - Dice Gus mirando el reloj en su muñeca, Adi toma sus dulces y yo los ayudo. Nos incorporamos y Ad me dice:
- Tus pecas son muy hermosas, ¿sabes? Casi nunca las noto.
Eso me paraliza y le entrego bruscamente las cosas a Gus. - Voy al baño, ahora vuelvo.
Camino a paso rápido buscando frenéticamente el baño, abro la puerta y me dirijo al espejo sacando mi bolso de mi hombro colocándolo al lado del lavamanos, abro mi mochila que busque antes de irme que pedí a Pete que prepara, y saco mi base. Tomo la esponja de maquillaje y empiezo a cubrirlas.
Hija, tus pecas son muy hermosas.
Eres mi hermosa pecosa.
Te amo, hija.
Esas palabras vienen a mí y trato de controlarme.
- Yo te perdono, no olvidare lo que hiciste. No te odiare pero, no puedo creerte más, Mamá...
No confió mucho en la gente pero, siento que el es diferente. Lo conozco completamente, solo con unos pocos saludos puedo asegurar que el no será así.
Y espero no equivocarme.
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