Vuelve al cielo
Te observaba de lado.
Fijamente sobre tu claro rostro lleno de pequeñas manchitas repartidas en cantidades iguales, aquellas finas y largas pestañas que definían esos grandes ojos; en medio de ellos, los írices verdes tan brillantes que te caracterizaban.
Lástima que no en este momento.
La vestimenta oscura te cubría con angustia, tus manos temblaban, los ojos verde esmeralda brillaban, pero por las lágrimas y contemplaba como abrazabas a tu madre, quien sollozaba al igual que tú.
Tu pequeña familia estaba sufriendo.
Y no eran los únicos.
Miro a los lados, Bakugou sólo los ve en silencio, su ceño no está fruncido, a su lado se encuentra Kirishima, él ve el suelo fijamente; Iida aguantaba las lágrimas de Uraraka, Asui la acompaña en su acción, en silencio e hipeando con las chicas de la clase; los chicos se mantenían serios, cabizbajos, mas todos llorábamos por dentro.
Estando alrededor del cajón fúnebre estabamos tanto la clase 3-A como los héroes y compañeros de aquel buen hombre que había sido la inspiración de muchos, por no decir tu mayor apoyo e idealización; nadie dice nada.
La señora Inko cayó frente al féretro derramando la tristeza por sus ojos sobre él. Tú la acompañas.
Lo sabía. Todos lo sabíamos.
Desde que había perdido su habilidad él se había vuelto alguien importante para ti y tu madre, más cuando ellos empezaron a salir convirtiéndose en tu padrastro.
Los medios transmitían desde lejos, el director Nezu hablaba sobre la inspiradora figura que llegó a ser a lo largo de su carrera como un mantra doloroso, a su lado, en el pequeño escenario estaban los Shield quienes vinieron para despedirse del hombre fallecido. La blonda no llevaba sus lentes; en cambio, tenía un sombrero oscuro que cubría sus ojos llorosos.
El día era nublado, triste como tu rostro.
Triste como la ciudad.
Triste como el mundo...
Ante la muerte de All Might.
Por horas, en las cuales el gran cajón paseó por toda la ciudad contigo y tu madre siempre al frente, las personas lanzaron todo tipo de flores desde las alturas, la gente los rodeba y las cámaras pasaban sus enrojecidos rostros, además de enfocar el anillo de plata que la señora Inko llevaba en su anular.
-Fue una figura paternal para mí -dijiste antes de que lo enterraran, con el micrófono en mano y las cámaras enfocando la imagen de la familia, a tu lado había llegado un hombre mayor si no mal recuerdo se llamaba Gran Torino quien te acompañaba en las palabras de despedida-. A pesar de ser un profesor al inicio... Él se convirtió en mi familia también. Me enseñó- no, nos enseñó a todos lo que era ser un verdadero héroe.
Acaricias el cabello de la mujer a tu lado, ella solo mira como el hombre que amó por ese tiempo la abandonaba.
-Estamos afectados, todo Japón, todo el mundo, todos lo que lo queríamos, los que lo conocíamos. Hoy y mañana se contarán las historias de sus victorias, las grandes hazañas, se dirá quién fue Yagi Toshinori a lo largo de su carrera de héroe.
Ya no lloras, las lágrimas se te agotaron, lo sé porque veo tus ojos más hinchados y rojos que nunca, tu voz es quebradiza y te miro con pena, porque sé que no puedo hacer nada para calmar el dolor que sientes y sentiste desde que te enteraste del suceso.
-Seguro que desde donde quiera que esté nos está diciendo algo como: "Vamos, no lloren por mí, hay muchos buenos héroes que me pueden reemplazar. Mis alumnos de Yuuei, por ejemplo" -suspiras y miras a alguna parte entre el público repleto de aquellos defensores-. Me alegra saber que descansará en paz, y que sobre todo... Seguirá sonriendo para que el futuro esté lleno de la paz que él nos brindó por tantos años.
Tu sonrisa se quiebra con tu voz, no lloras, pero sollozas.
Nadie habla, solo se escuchan los sonidos de pena que expresas con pesar.
Pero a lo lejos, las personas te aplauden a la par que lloran porque nuestro símbolo de la paz a fallecido.
No lo quiero admitir, sin embargo... Todo es penumbra.
El invierno nos es fiel y al último momento las nubes se oscurecen.
Hasta el cielo llora su llegada a él.
El entierro se realiza; lentamente y en orden, todos nos acercamos, dejamos rosas de diferentes colores, principalmente blancas.
Al momento que toca retirarnos miramos atrás; tú sigues ahí, les dan el pésame como la poca familia que él tenía.
Aun así trataste de sonreír, aun cuando tus ojos no tenían color, cuando te mojaste con la lluvia o quedándote al lado de la recién sellada tumba frente a la estatua de él.
La mayoría se va, hasta mi padre. Nadie me espera, ni a ti.
Tu madre es llevaba con Gran Torino bajo una sombrilla, pero te mantienes ahí.
-Toma, vuelve cuando quieras -me susurra Fuyumi entregándome un paragüas oscuro antes de irse con Tensei.
Lo abro, no importa mojarme pero sé que te viene bien un poco de ayuda en este momento.
A paso lento sobre el lodoso gras avanzo hacia ti.
Tus rizos se niegan a desaparecer del todo aun con toda el agua sobre él, aunque los prefiero secos y cresposos dándote ese lindo toque que te caracteriza tanto.
Nos cubro con la sombrilla en lo que todos se van dejando paso a que personas corrientes dejen su cariño en aquella tumba, volteas levemente, pero no me miras.
Sé que no lo quieres hacer porque entonces lloraras, y no te gusta que vean llorar a un héroe.
-Los héroes deben llorar a veces.
Eso es suficiente para que tus sollozos estén frente a mí, con mi mano izquierda limpio tus mejillas llenas lagrimas mezcladas con la fría lluvia y caliento de forma suave tu rostro.
Con pocos minutos de desahogo me acompañas hasta la entrada del cementerio donde te dejo el paragüas para que llegues a tu casa.
-Estoy bien, me recogerán.
Agradeces mi caridad y te vas.
Pero no es caridad, sólo no quiero que tu rojizo rostro éste siempre mojado recordándome cuanto te duele esto y nadie te puede ayudar porque no hay una cura para aquello que sientes.
Espero y el tiempo cure la herida que, parece y, llevarás en tu corazón.
Nos dan un par de días de descanso.
Todos estamos de luto.
Desde ayer nadie hace nada, alguno que otro héroe afuera, pero ni los villanos han tenido actividad. La mayoría del mundo está shockeado de lo que ha sucedido.
Dieron feriado en todo el mundo aunque en Japón sería un feriado de tres días.
Así que aprovechando el húmedo invierno tomé un paragüas en caso de que llueva como estuvo lloviendo ayer y salgo de mi casa sin permiso. Nadie se preocupa de nada, Fuyumi está en su cuarto y mi padre en el dojo.
Camino por las calles que se secan de ayer con pétalos de flores; aún así no hay casi nadie a mi alrededor aparte de los fríos y altos edificios.
No me importa pisar los charcos de agua formados en el asfalto, me ayuda en parte a pensar, una interesante vista de lo feliz que te veías con él a lo largo de estos años.
Más que eso, aunque ustedes siempre estaban cubiertos por heridas, cicatrices, sangre o lo que fuera le sonreían al mundo.
Para mi sorpresa te veo saliendo de un edificio no tal alto de una residencial, ¿será esa tu casa?
Recién noto que en las ventanas de los departamentos llevan mantos negros o pequeños lazos del color.
Tus zapatillas rojas pasan entre los charcos con cuidado, los miras y a nada más tal como yo te miro a ti.
Tienes pequeñas y casi nada notorias ojeras, tu cabello no se ve por la capucha que llevas, finalmente ni tus ojos brillan además de tu sonrisa que no ha aparecido.
Me inquieta eso.
Te observo a lo lejos otra vez, quiero seguirte, quiero apoyarte... No es correcto, necesitas tu momento de soledad y lo entiendo.
Solo espero que dejes esa tristeza pronto.
Hace dos semanas pasó el incidente junto al entierro. Hemos vuelto a clase, las pocas que nos quedan antes de terminar el año, sólo unos meses más y seremos héroes, pero no has venido.
Al menos no hasta ayer que apareciste cabizbajo por la puerta del salón siendo contemplado por todos. Usualmente eso te incomodaría, sin embargo, miras fijamente al suelo.
Bakugou no te molesta, es extraño pero parece que él supiera algo que sólo ustedes saben. Es extraño.
Aizawa y los otros héroes/profesores te tienen tolerancia para cuando llegaste, mas tu no decías nada, ya sea en la entrada, en clase, en la salida...
Nada.
Te quedabas solo, lejos de tus amigos y de mí.
Porque nosotros te mirábamos y pedíamos por favor que esto no te persiguiera por el resto de tu vida, daría lo que fuera por saber que tu luto pasará y tu corazón aprenderá de esta experiencia. Después de todo siempre logras hacer eso.
En cambio, los días pasan y tengo miedo de que eso no suceda al igual que a mí, le preocupas a todos.
Pero soy el más afectado de verte así; silencioso, perdido, cansado.
No sé como ayudarte, aún así lo intentaré.
Tu pecoso rostro ya no puede seguir así.
Tu mirada está en el piso, murmuras un "hasta luego" a Iida y Uraraka con una rasposa y lamentable voz.
Es un pequeño progreso, ellos sonríen dándote pequeñas palmadas en la espalda, sonríes levemente pero vuelves a estar serio.
Caminas arrastrando tus pies en medio del mar de alumnos que se van a sus casas por el fin de semana, pero no te vas a tu casa, lo sé.
Pasas por el centro de la ciudad, compras unas margaritas y girasoles acompañadas de pequeñas lluevias blancas. Las hueles suavemente emprendiendo camino hasta donde las flores abundan, el llanto corre y la esperanza espera.
El cielo oscurece y la lluvia empieza a caer cual ducha por sobre todos en la calle. Algunos corrían en busca de refugio, otros se cubrían con sus paragüas al igual que yo, pero tú no hacías nada más que cubrir el ramo de flores.
Te sigo con una distancia considerable entre nosotros, como para que no notes que mi mirada se centra en ti y solo en ti.
Caminas rodeando toda la manzana hasta que llegas a la puerta principal, el camino de pétalos está ahí aún; ni el viento ni la lluvia se han podido llevar el cariño de la gente.
Pues claro, nadie puede llevarse la escencia de All Might.
Ya estás empapado para cuando llegas; caminas entre las tumbas esquivandolas y susurras palabras que no llego a escuchar. Sin embargo, sé que estás pidiendo por todas las almas que ahí descansan.
Tu corazón es tan puro...
Y está tan lastimado...
El barro se forma entre más lápidas por las cuales te sigo diligente.
Paras delante de la gran estatua de él con los brazos hacia arriba y doblados, su pose característica. Te escucho saludarlo y acaricias la placa con su nombre, año de nacimiento y fallecimiento además de las dos frases que él siempre decía.
«¡Todo estará bien, porque
yo estoy aquí!»
«Siempre vé más allá
¡Plus Ultra!»
Agachas tu rostro y pasa lo que más nos duele a ambos, que llores tan intensamente, que nunca se te acaben las lágrimas por él.
La lluvia te acaricia la cara delineándola y mezclando tus lágrimas entre gotas del cielo.
Dejas el ramo en medio de muchas flores más que la gente va dejando desde que fue enterrado.
No tengo nada que ofrecer en este momento y no creo que la lluvia me lo permita.
Aparte de escuchar tus chillidos, sollozos, etc, escucho a los truenos en los cielos gritando furiosos ser llamados por tu penuria.
Tus pantalones están manchados de barro, tus brazos tiemblan mientras te abrazas a ti mismo; no puedo creerlo.
Te hechas la culpa, no sé porqué, pero sé que lo haces.
¡No tiene nada que ver contigo!
No lo aguanto más.
Me importa poco el barro, las quejas del viejo, me importa un pepino si quieres soledad, en este momento necesitas que alguien te dé su apoyo, porque así fue como tú lo hiciste conmigo aquél día.
-Midoriya -digo tu nombre a la par que un trueno me secunda.
Te asustas, no sé si por el trueno o porque te veo en tu momento de debilidad, aquel que, tal vez, quieres que nadie vea.
-T-Todoroki-kun... ¿Qué haces aquí?
La lluvia moja mi espalda al tratar de cubrirte un poco desde el suelo donde te apoyas.
Cierro los ojos, me relajo y pienso mis palabras. No te quiero lastimar más de lo que ya lo estás.
-Quiero ayudarte -es todo lo que se me ocurre decirte.
Al inicio pareces sorprendido, pero estás cabizbajo otra vez.
No dices nada. No hay nada que decir, después de todo.
Apoyo mi mano sobre tu hombro, te sobresaltas, sigues sin decir nada.
¿Por qué no lo entiendes? ¿Por qué no lo ves?
-Midoriya, esto no está bien.
-Los maestros dicen que es normal, pronto estaré como antes, te lo juro estoy bien.
Hay una sonrisa en tu rostro empapado, pero sé que es falsa y que lo haces para calmarme, con tanto tiempo conociéndonos soy capaz de leerte como un libro abierto.
Y eso te asusta.
Que sepan cuando mientes sobre tus emociones para que otros no sufran, pero ya no caigo en eso, ya aprendí y no estoy dispuesto a fingir que no pasa nada.
-Eso dirán los maestros, pero soy tu amigo, quiero lo mejor para ti y tu familia.
Tu sonrisa decae rápidamente.
Sabes que tengo razón, pero no lo quieres admitir.
Tus mejillas se vuelven a mojar. Estamos la sombrilla sobre nosotros y te quejas apretando tus manos sobre tu pecho.
-Vámonos, esto te está matando -te digo.
Tu mirada esmeralda se empapa más, tu ceño está fruncido y pareces ciertamente molesto pero dolido al mismo tiempo que sueltas algo que me sorprende.
-¡Tú no lo entiendes, él fue el único que me apoyó cuando nadie más lo hizo! ¡Nisiquiera mi madre!, ¡me dio lo único que tal vez lo pudo haber salvado! ¡Me dio cariño, esperanza, una oportunidad para mostrar lo que valía un estúpido quirkless como yo! ¡One for All lo pudo haber salvado! ¡Seguiría vivo y combatiendo el crímen como el héroe que fue! ¡Y un inútil como yo no tendría la carga de volverse el símbolo de la paz como mis antecesores! ¡Alguien mejor que yo estaría dejando de llorar por él! ¡Pero no puedo, no puedo parar de culparme por est-!
Tomo tu rostro entre mis manos, olvidando el paragüas y dejando que la lluvia nos moje, te acerco a mí dándote lo que tanto quise.
Un beso de comprensión, un apoyo.
Lloro contigo, no lo sabes.
Siento tu cuerpo tensarse pero luego te relajas.
Puedo sentir tu sorpresa, pero te dejas ser entre mis brazos que te sostienen en el momento en el que caes sobre mí.
Algo no está bien.
Aprovecho que te apoyas en mi cuerpo y toco tu frente sintiendo el calor de esta, tu respiración es irregular, tus mejillas estan rojas y escucho quejas saliendo de tus suaves y rosados labios.
Dispuesto a cargarte, te llevo hasta Yuuei empapados por el llanto celestial.
Habías caído enfermo unos días por andar caminando bajo la lluvia por esta semana.
Te habías mantenido en la enfermería, puesto que no querías ir a los dormitorios, tengo miedo de que sea mi culpa.
Solo no quería ver tus lágrimas.
No quería ver que te dolía.
No quería ver esa expresión de inmensa tristeza.
A pesar de todo no me arrepiento de nada.
Uraraka me pide que te lleve la tarea, me comentó sobre que ya estás mejor y que tu fiebre desaparecido en el transcurso de la noche, además de que Recovery girl te dejaría ir a tu cuarto a descansar para el día siguiente volver a clases.
Llego a la puerta de la enfermería y choco mis nudillos contra esta tres veces.
-Pasa, Uraraka-san.
Escucho tu decir, es neutral. Puede que ya hayas mejorado con respecto a lo de su muerte; aunque dudo un poco de eso.
Entro en silencio con dos cuadernos en mis manos y te aprecio al contraste de la luz del atardecer frente a la ventana por donde miras echado en una camilla.
-¿Para qué viniste Uraraka-san? -preguntas.
Me mantengo en silencio y eso parece extrañarte, finalmente volteas a verme.
-T-Todoroki-kun...
Tus ojos muestran asombro y tu rostro algo de incomodidad.
Trato de mantener distancia tuya, pues sé que eso es lo que necesitas, aunque quiera acercarme tanto como sea posible.
El silencio inunda el cuarto. Tus orbes verdes se fijan en mi al tiempo que escuchamos el viento inviernal golpeteando contra la ventana.
-¿Para qué viniste, no iba a venir Uraraka-san?
Tu voz resuena tan calmada, dulce. Sintiendo como una seda se acaricia contra mi oído. Mi corazón se acelera, mis manos tiemblan y siento que no puedo hablar, usualmente me molestaría que eso pasara, pero sabiendo que es sobre ti no le veo problema.
-Tuvo una emergencia y tuvo que volver antes a su casa, así que, me pidió de favor que te trajera la tarea y los apuntes.
-Oh, déjalos en la mesa, por favor-te hago caso.
Doy un par de pasos hasta la mesa blanca casi a tu lado dejando los cuadernos de mis manos.
-Gracias, Todoroki-kun -me sonríes.
Pero sé que es una mentira en tu rostro esta que practicaste. Para mi mala suerte, no logro controlar mi rostro y muestro una expresión ligeramente disgustada ante tu gesto de supuesta felicidad.
Al verme así volteas nuevamente hacia la muerte del sol reflejado en el vidrio.
Suelto un suspiro. Mi presencia ya no es necesaria, así que sin más me dirijo hacia la puerta para irme a mi casa; sin embargo, tu voz me retiene.
-Todoroki-kun.
Me detengo rápido y sin voltear te respondo.
-Dime.
-¿Por qué me besaste?
Te veo por el rabillo del ojo para notar que tienes la cabeza gacha y tus ojos son opacos mientras se posan sobre tus manos que tiemblan.
Retrocedo sobre mis pasos pero esta vez me quedo quieto al lado de la camilla observándote fijamente.
-¿Realmente quieres saber?
Asientes tímido inquieto.
Llegó el momento, no importa que suceda. Sé que esto no terminará como quisiera, pero al menos me escucharás y sabrás lo que siento desde hace ya tiempo.
-Porque me gustas -tus manos dejan de temblar y el silencio abunda de nuevo. Antes de que me respondas continuó:-. Sabía que no era lo mejor para ti, pero no pude soportar verte sufrir en silencio durante este tiempo, mucho menos si eres la persona que quiero.
No escucho más que tu respiración, así que continuó.
-¿Me dijiste que eras el sucesor de All Migth, no? -agachas la cabeza un poco más y tiemblas-, pues no me importa -ahorate paralizas-. Me gustas desde antes de saber eso, ¿no tienes un quirk? No me importa, porque esa ya es tu forma de ser y no necesitas un quirk para demostrarlo valioso que eres. Eres inteligente, hábil, valiente y sobre todo, heróico. Tú menos que nadie merecía sufrir tanto.
Los lentos movimientos de tu cuerpo me dan la alusión a que levantarás tu rostro. Antes de que lo hagas acaricio tu cabello rizado para detenerte.
-Sé que no lo entiendo bien, pero se notaba que él fue alguien muy importante para ti como tu para él. Lamento el dolor que sufres y el que no pueda ayudarte, sólo espero que algún día puedas volver a ser quien eras y lograr las metas que juraste cumplir, hazlo por él.
Cierro mis ojos y aprovechando el silencio me voy rápido sin escucharte o verte más, alejando mi mano de la suavidad de ti y tus verdes rizos.
En serio espero que entiendas esto, Midoriya.
Han pasado tres meses desde su muerte. Te ves mucho mejor, al igual que tu madre.
Tratan de seguir adelante sin estancarse en el dolor de su partida, me encanta verte sonreír de lejos, porque sé que no me volverás a hablar una vez terminemos de estudiar.
No he escuchado palabra tuya hacia mí desde que te dije lo que sentía, tampoco era necesario para mí. Me sentía feliz de que lo supieras, aunque me lastima un poco, espero haber logrado calmar las heridas de tu corazón que con el tiempo veo cicatrizar.
Así que no me esfuerzo en hablarte.
-¡Todoroki-kun!
Bueno, al parecer, tampoco necesito esforzarme.
Volteo a verte curioso. Pareces haber corrido desde la escuela hasta donde estaba yo, aunque no hay sentido ya que ambos vivimos en los dormitorios.
-¿Qué sucede, Midoriya?
Secas unas pocas gotas que escurren de tu frente, en ese entonces reaccioné a que en un mes y medio no te volvería a ver aparte de las noticias o misiones conjuntas.
Me miras sonriendo y preguntas:
-¿Me acompañarías un rato? Oh, pero ¿podríamos vernos en la puerta de Yuuei a las seis?
Me parece extraño lo que me pides; sin embargo, no veo problema y te lo digo. Pareces feliz con eso y luego te veo ir corriendo hacia los dormitorios.
Realmente no le encontraba sentido o razón a que quieras hablarme con tanta felicidad, pero me alegra que vuelvas a ser tú, aún sin mí a tu lado.
Te sigo a través de las calles luego de salir de la escuela. Hay no mucha gente a los alrededores de donde vamos, hasta cierto punto no reconocí a donde ibamos, pero ahora lo sé.
Y tengo miedo.
Miedo por ti.
Sin embargo, no parece asustarte, dolerte o nada parecido a un sentimiento negativo que te pueda atormentar. Al contrario, te ves feliz y tranquilo.
Aún así me mantengo alerta además de la preocupación al tope.
Pasamos por el camino de tierra todavía forrado de pétalos a medio podrir o recientes. El olor a flores nos envuelve y la estatua de All Might sigue reluciendo con dedicatorias en papel, dibujos, ramos de flores o fotos.
Cuando llegamos frente a la placa dorada la tocaste con las yemas de tus dedos por sobre las letras de bajo relieve, sacas de tu maleta unos girasoles y los dejas junto a una pequeña vela que enciendes.
El viento ha disminuido por la temprana primavera, la vela se mantiene, al igual que nuestro silencio.
Quiero saber el porqué de tu llamado a mi persona a este lugar que me dá un acerbo sabor.
De pronto, rompes el silencio sin voltear.
-Gracias por venir conmigo... -murmuras para nosotros dos-. Debo admitir que no he sido yo por estos tiempos, je.
Rascas tu nuca. Logro darme cuenta de que tus dedos están llenos de curitas y vendas al igual que tu mano.
¿Qué te has estado haciendo Midoriya?
-A pesar de todo lo que ha pasado, de como me comporté... Mis amigos han estado ahí para mí, incluyendote -te encojes de hombros-. Sé que no debí gritarte aquella vez, pero me sentí tan frustrado e impotente de no haber podido hacer nada para ayudarlo, para evitar que Shigaraki lo asesinara, que creo que solté todo contigo.
-No tienes que disculparte por eso, Midoriya.
-¡Pero si tengo! Solo quisiste ayudarme, q-querías... -finalmente volteas, aunque sea de perfil, y veo tus lágrimas-. Cuidar a la persona que querías...
Tratas de retener las gotas saladas cerrando tus párpados a la par que bajas la cabeza.
Me acerco a ti despacio, mi mano toma el borde de mi camiseta de manga larga para secar tus lágrimas.
-Lo siento... Lo siento..
-Ya ya, Midoriya. Todo está bien.
-N-No lo e-está... No t-te lo he... Di-Dicho.
Tus brazos pasan alrededor mío suavemente, correspondo tu gesto y acaricio tus rizos dejandome sentir el dulce de ti hasta que puedas calmarte, cosa que logras luego de unos momentos en medio del silencio frente a un tibio atardecer.
Mi cabeza se apoya en tus rizos, planto un pequeño beso y te pregunto:
-¿Ya estás mejor? -con la cabeza gacha asientes despacio-. Bueno, volvamos a casa.
Te suelto, listo para dejarte ir para siempre sabiendo que este será el final total para mis sentimientos por ti. Sin embargo, siento un leve tirón del bode de mi playera.
Volteo y veo detalladamente todo tú. Tu mano tiembla al sostenerme para luego soltarte. Cierras los puños apoyándolos a los lados de tu cuerpo, tiemblas, al igual que tus labios fuertemente cerrados, tus ojos temerosos, brillantes y aguados con restos de lágrimas que caen por sobre tus resaltadas pecas por el rojo del llanto.
-¿Qué sucede, Midoriya?
-N-No t-te lo he d-dicho.
-¿Qué es lo que no me has dicho?
Respiras profundamente un par de veces. Pareces tomar valor pero sigues temblando.
-T-Tú... A-A mí... Y-Yo... Eh...
Las lágrimas amenazan con resbalar por tu rostro nuevamente.
Estoy harto de verlas tan seguido.
Tomo tus mejillas coloradas entre mis manos dejando que tus verdes, grandes y brillosos ojos estén fijos ante los míos. Siento que me escanéas y arrebatas el alma con solo una mirada.
Luego el sentimiento es indescriptible.
-¿Qué es lo que quieres decirme?
Digo a lo que tú respondes en un susurro.
-Me gustas.
Me tenso ante la sorpresa de tu siguiente acto. De un pequeño salto avanzas hacia mí tirando de forma leve mi camiseta hacia adelante; finalmente, logramos chocar labios en un corto y pequeño pero dulce beso.
Es extraño como unos cuantos segundos contigo hacen que mi corazón llegué a estár como está.
Sostengo, a duras penas, tu cuerpo de caer de espaldas. Torpemente nos miramos. Tus ojos reflejan tímidez y estás más sonrojado que antes. Acaricio tus rizos mientras trato de estabilizarnos.
Aún así, estoy incrédulo de todo lo que acaba de suceder.
-¿En serio? -asientes con fuerza-. Wow...
Por más que lo pensara, ese momento no era nada incómodo.
Los pétalos se elevan del suelo a nuestro alrededor por el viento que aparece en el lugar, los suaves y tenues colores del atardecer nos acompañan, pero están campantes y listos para retirarse. Un ambiente perfecto, pienso yo.
Mis dedos pasan por tus mejillas.
-Porque tu sonrisa era mi cielo.
Acurruco tu rostro en mi palma viendo tus esmeraldas.
-Tus ojos mi mundo.
Sonrío para ti limpiando suave las marcas secas en tus mejillas mientras me miras hipnotizado.
-Y tus pecas, mi universo.
Murmuro antes de besar tus labios quienes corresponden mi acción, tan suaves y esponjosos como siempre los soñé.
«
Porque tu sonrisa era mi cielo
Tus ojos mi mundo
Y tus pecas mi universo
¡Bendita sea la noche!
Dulce compañera tuya
¡Benditas las estrellas!
A tu resplandor ayudan
¡Bendita sea la luna!
A quien los lobos aullan
Me permite admirarte
Con claridad, con dulzura
Ahnelo aquél momento
Al diablo la espera
Apareces ya, mi estela
Belleza infinita te rodea
Dulzura eterna entregas
Calidad, suave y nueva
¿Cuánto más serás así?
Bríndame el poder
El poder de llegar hasta ti
No me ignores
Lo lograré aún así
Lloras diamantes
Caen en tierra
La lluvia duele
Ríes de pena
Encandilada estrella
Que mi musa seas
Siempre mi sueño será
Contigo aquí o allá
Te seguiré hasta el final
Detrás de ti estará el camino
El camino a nuestra libertad
Oh, mi triste estrella fugaz
»
No publiqué esto ayer xdxd
Me olvidé darle el toque final juasjuas
Espero les haya gustado este pequeño one-shot que se me ocurrió después de ver un cómic sobre la muerte de All Might y yo estaba rebajoneada ;-;
Pero luego empecé a escribir y ¡puff! Salio esto de mi cabeza xd
Muchas gracias por leer!
A quien le haya gustado esta pequeña historia puede pasarse por mis otras historias Tododeku UwU
Postdata, el poema del final está escrito por mí
Postdata 2: Les dejo las canciones que me ayudaron a darme la perfecta aura tiste que necesitaba nwn
Bueno, sin más que decir
Bye bye ❤💙💚
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