Epílogo [P1]
Evan POV
Llegué alrededor del mediodía a París, no quise ser una molestia ni tampoco quería que nadie supiera que ya había llegado, esperaba poder encontrarme con Amber en casa de Sebastian y que todos pudieran verme entrar sin que se lo pudieran esperar. Pedí un taxi para ir hasta allá, traté de contactarme con Amber, esperando que ya hubiera cambiado su plan telefónico para recibir llamadas, la llamada si entraba pero ella no respondía, supongo que debe estar muy ocupada, pensé, eso era obvio, debía estar trabajando ya con Meghan en todo lo de sus nuevos proyectos.
Cuando llegué a la casa, Mónica me vio bajar del taxi, eso arruinó mi sorpresa porque esperaba que todos me vieran llegar, ella estaba regando las plantas de su jardín y en cuanto me vio se echó sobre mí en un abrazo. Le empecé a contar toda la odisea de mi viaje y por lo poco que casi pierdo el vuelo.
—¿Dónde están todos? Dentro de la casa, me supongo —supuse, tenía la esperanza de que todos se quedaran ahí mientras yo entraba y hacía mi aparición sorpresa.
—Solo está Sebastian, Amber salió muy temprano al departamento de Meghan, ha estado con ella trabajando y llega a casa para trabajar todavía más, la pobre no para, estos días se ha sentido mal.
—¿Mal? —me quedé parado sobre el primer escalón de la entrada, más alterado de lo que debía —¿Qué quieres decir con mal?
—No ha querido comer y siempre está muy cansada, creo que se está exigiendo demasiado pero prometió ir conmigo mañana a un médico de confianza para que le recete unas buenas vitaminas, no te preocupes, la estamos cuidando bien.
Suspiré, no estaba sintiéndome tranquilo para nada, no iba a estarlo hasta no verla, supongo que empezaba a sentirme culpable de no estar aquí porque yo hubiera podido detenerla un poco si es que se ponía extremista con el trabajo. Entré a la casa y subí mi maleta a la habitación que compartimos la primera vez, empezaba a creer que era verdad que Amber estaba trabajando mucho, en su cama y en su mesita de centro había montones de carpetas, libretas y libros amontonados, reconocí uno en especial; era el libro del fantasma de la ópera que yo le regalé la primera vez que nos encontramos en aquella convención.
Dejé el libro en su lugar cuando alguien tocó la puerta, le di acceso a quien estaba del otro lado, poco a poco vi como se asomaba la cabeza de Sebastian para luego entrar con una sonrisa gigante en el rostro, abrió los ojos completamente al verme, parecía que de verdad habían pasado años, su cabello estaba más largo y lo vi más delgado.
—¡Evan! ¡No te vi llegar! —me acusó entre risas, nos abrazamos y me dio golpes leves en la espalda —Tú y Amber si que saben pasar desapercibidos, tampoco la vi llegar.
—Eres muy distraído —comenté con broma, él solo se rió más fuerte, haciéndose el que no había escuchado —Y dime ¿Qué tal todo por aquí? Cuéntame.
—Todo ha estado genial, Amber trabaja mucho, a veces se la pasa encerrada y otras veces está con Meghan la mayoría del tiempo —alzó ambas cejas —Si que trabaja.
—Quizá deba decirle a Meghan que no le exija tanto —pensé una y otra vez en como decírselo —Sé que Amber ha estado mal de salud, ¿Cómo la has visto?
Apenas y estaba seguro de cómo responderme, se quedó pensando un buen rato, apretándose los labios, dudoso.
—Pues muy cansada, a veces siento que se va a desmayar, come muy poco, nosotros prácticamente la obligamos a comer porque le traemos todo aquí, créeme, jamás la dejaríamos desamparada.
—Lo sé, sé cómo es Amber, esto es una ambición para ella y seguro ocupa todo el tiempo del día para terminar los trabajos —suspiré otra vez, con demasiada profundidad —Hablaré con ella, supongo que llegué en buen momento, debe estar entonces con Meghan, la esperaré.
—Sí, seguro está con ella y Dave.
—¿Dave? —pregunté con naturalidad pero siendo sincero el no saber a quien se refería con ese Dave por supuesto que me dejó con demasiada intriga, lo observé con una atención un poco más exagerada que lo usual.
—Sí, es un amigo mío de la universidad, resulta que es hijo de Meghan —negó con la cabeza, soltando un risa en sorpresa —¡Que locura! Llegó hace unas dos semanas al país, quien sabe cuánto se quede en París pero es quien hace el favor de traer a Amber o llevarla con Meghan.
—¿Él vive con su madre?
—Sí.
—¿Y en que trabaja?
—Es asesor y también trabaja en relaciones públicas, hace tiempo impartió en la carrera de pintura como yo pero la dejó para dedicarse al negocio de su padre allá en Londres, que si no me equivoco era algo relacionado con la moda.
Aguardé sin decir nada, pensando en que podía estar haciendo aquí en París, no es que me molestara pero me empezó a intrigar la vida de Dave ya que era el único que no lo conocía.
—¿Y que hacía con su padre? ¿Confeccionaba ropa?
Sebastian tomó mi pregunta como broma y rió pero yo no lo hice para dar esa intención, de verdad quería saber la razón de su estadía aquí.
—No, que va, le hubiera gustado hacer eso que lo que hacía realmente. Era modelo en todas las campañas y lanzamientos de la marca de ropa de su padre, junto con su hermana que se dedica más al modelaje, él odia eso pero sus padres están separados y como ellos viven con él, no le quedó de otra.
No pude decir nada, bajé la cabeza, frunciendo un poco los labios para que él no se diera cuenta de mi preocupación, tuve ganas de hacer más preguntas pero iba a ser evidente mi desconfianza hacia ese Dave, era amigo de Sebastian y yo no debía dar una mala impresión siendo tan grosero como para indagar en vidas ajenas.
—Bueno, entonces tiene mucha carrera en el medio artístico —concluí con voz solemne, no estaba dispuesto a seguir el tema, abrí mi maleta y saqué mis cosas de poco a poco.
Sebastian me hizo compañía, fingí que no me había sentido extraño por lo de Dave, así que lo dejé pasar con la mayor naturalidad posible, me hice creer que no era para tanto, no podía sentirme inseguro, era hijo de Meghan.
Agradecí que después Sebastian se hubiera dispuesto a cambiar de tema.
—Oye, cuéntame ahora de ti, ¿Qué tal la empresa con la que te estás asociando? Eso quiere decir que te tendré aquí para siempre, si es así, dime que no estoy soñando por favor, sería genial.
Tener otro tema en mente para hablar me ayudó un poco en no seguir pensando en Dave, pero solo por un rato, me desconocía, este no era yo, algo pasaba conmigo y no sabía que era, quizá el peligro de perderla era muy claro, después de lo que le hice, demonios, ¿Debía decírselo? Natalie y yo habíamos quedado que lo olvidaríamos, ¿Y si yo también hacia lo mismo?
No podía perderla de nuevo, no podría soportarlo más.
Amber POV
Me quedé pegada frente al computador de la sala de estar, estaba esperando a que el programa de edición se abriera, ya eran las cinco de la tarde, Meghan estaba seleccionando unas cuantas carpetas y también revisaba el material que terminé ayer en la madrugada, empezó a contarme que se iba a reunir con un colega que iba a abrir el calendario de exhibición para su museo, estaba buscando candidatos jóvenes para empezar a mostrar trabajos de personas que empezaban en la fotografía.
—Te pondré en la lista, por supuesto y se la voy a mandar el domingo —me informó ella, tecleando con gracia en su laptop, su celular sonó y se disculpó para tomar la llamada.
Tomé un respiro y me recargué en la silla, cerré los ojos, contando hasta diez cuando de repente alguien hizo un ruido pequeño, parecía ser metal, abrí los ojos y vi a Dave poniendo una bandeja de plata sobre el escritorio, era café con pastelillos de chocolate y también fruta picada.
—Deberías de comer un poco, sé que debes tener hambre —me alentó a comer, dejándome un plato de fruta a lado del escritorio.
Sonreí, ver la fruta fresca me abrió un poco el apetito.
—Estoy bien, gracias por la fruta, aunque no tenga hambre.
—Podrías intentar comer, a mi madre no le molestaría que comas mientras trabajas, además, sé lo que es estar bajo presión, no te vendría mal una taza de café y fruta, en serio, come un poco, estos días te he visto muy cansada y débil.
Bostece y parpadee para aclararme la mirada.
—Debo ser yo.
—¿Qué quieres decir? —acercó una silla para sentarse a mi lado, me hizo compañía también con el café, agarró su Tablet y trabajó en ella mientras me escuchaba.
—Am...ya sabes —hice una pausa, puse mis ojos en la pantalla de la computadora para que no viera mi repentino sonrojo, llevaba casi dos semanas exactas de haber conocido a Dave, me caía de maravilla, era más reservado que su madre y eso era interesante, él tomaba todo con más calma.
Se me quedó mirando, asomando una pequeña sonrisa, podía ver que intentaba adivinar, nos vimos a los ojos unos segundos y entonces pareció entender por fin que quise decir, se quedó con media taza arriba, antes de poder sorber.
—¿Es lo que creo que es? —buscó en mis ojos una respuesta afirmativa.
Asentí, sin poder contenerme una carcajada.
—Estoy muy estresada que seguro mi periodo se atrasó, no sé, quizá por eso estoy demasiado cansada, mareada y no tengo hambre.
—No debe ser normal, ¿Ya fuiste con un médico?
—No, tengo miedo.
—¿Miedo? ¿De que puedes tener miedo?
Esperé un rato, antes de decir la idea que mi cabeza empezaba a formular, llevaba más de un mes de retraso, no era normal en mí, era muy regular y aunque estaba bajo estrés, al menos pudo haberme venido antes de empezar a trabajar con Meghan, algo no estaba bien y lo sabía. Hice cálculos mentales más profundos, las veces que se llegaba a retrasar mi periodo era por solo una semana, no podía creer que al estar tan ocupada pudiese olvidarme de algo tan importante como eso.
Parpadee para despejar mi cabeza, estaba empezando a asustarme de verdad, me esforcé para no delatarme y que se pudiera ver mi creciente miedo, me controlé lo más que pude para mantener el control. Voltee a ver Dave y le di una pequeña sonrisa inocente.
—¿No le importaría a tu madre si me retiro? Necesito descansar —cerré mi computadora y me disculpé de nuevo, levantándome poco a poco de la silla.
Se le podía ver la angustia a Dave, asomándose en sus ojos, se levantó unos segundos después, me vio directamente a los ojos, esperando poder descubrir algo, yo estaba tan nerviosa que lo que me urgía era poder llegar a una farmacia y después ir a casa.
—¿Quieres que te lleve a casa? ¿Segura que no quieres que llame a un médico?
Solté un suspiro, no sabía si era buena idea pedirle que me llevara a una farmacia y después a la casa, no quería causarle molestias pero necesitaba quitarme esta duda de una buena vez, no quería ser directa y decirle a que se debía mi repentina decisión pero a fin de cuentas era un buen amigo, así que lo hice.
—No quiero ser una molestia pero, ¿Podrías llevarme a una farmacia y después a casa?
Dave se mostró accesible pero su expresión de interrogación lo decía todo, quería saber la razón pero era cuidadoso de mejor reservarse la pregunta.
—Seguro, no hay problema.
Salimos del departamento, yo tenía una sensación de náuseas a causa del pánico, quería evadir mi pensamiento de un posible embarazo, si así era, no iba a terminar bien, yo no podía quedar embarazada...¿O sí? La última vez que Evan y yo tuvimos sexo fue cuando recién me mudé a su departamento, exactamente hace un mes, las otras veces habían sido con preservativo, no había presentado síntomas, ni siquiera cuando subí al avión.
En todo el camino no dijimos nada, solo hasta que Dave habló antes de estacionarse frente a la farmacia, no lo noté cómo insistencia el saber que me sucedía, era más bien preocupación.
—¿Todo está bien?
Yo estaba sumida en un terror que me tenía rígida del cuerpo, temía lo peor, lo que quería era acabar con esto y al mismo tiempo prolongarlo lo más pronto posible.
Vacilé antes de poder ver a Dave a los ojos, me dispuse a decirle lo que temía porque necesitaba descargarme y decirle a alguien lo que me estaba matando por dentro.
—Creo sospechar que pueda estar embarazada —respondí con voz baja y el semblante contraído.
Dave se limitó a mirarme, bajó la mirada y después abrió la boca pero no pudo o no quiso decir nada, hasta después de unos segundos.
—Oh, entonces, eso explica bien tu preocupación —admitió con una pequeña sonrisa, lo puse nervioso que el pobre no sabía cómo reaccionar —¿Cuándo es que llega tu novio? ¿Ya se lo dijiste?
—No, apenas acabo de sospechar esto, él llega posiblemente hoy en la madrugada o en la mañana, hablé con él hace cinco días y es lo último que supe, necesito primero hacerme la prueba y después comprobar si es verdad.
—¿Y de verdad crees que puedas estar embarazada?
En cuanto pronunció aquellas palabras me quedé helada, no pude bajar del auto, ni siquiera me moví, quería llorar cuando ni siquiera sabía si era cierto, la idea de que así fuera me estaba matando, no quería creerlo, me dolía el pecho por faltar de aire al imaginar algo así.
—Es lo que voy a descubrir.
Bajé a duras penas y entré a la farmacia, llegar al mostrador fue más tardado de lo usual, pedí la prueba de embarazo más efectiva que tenían y salí con un nudo en la garganta, metí la prueba en mi bolsa que inesperadamente me pesaba mucho más, era como llevar cargando una horrible masa grande que apenas podía sostener. Me subí otra vez y Dave arrancó sin decir nada, solo podía notar que me veía de reojo con discreción, yo sabía que también le interesaba saber la verdad, sobre todo por el trabajo que hacía para su madre y mi carrera de fotógrafa que apenas comenzaba, el mismo que ahora no sabía como podría continuar si yo llegaba a ser madre.
Bajé a duras penas y entré a la farmacia, llegar al mostrador fue más tardado de lo usual, pedí la prueba de embarazo más efectiva que tenían y salí con un nudo en la garganta, metí la prueba en mi bolsa que inesperadamente me pesaba mucho más, era como llevar cargando una horrible masa grande que apenas podía sostener. Me subí otra vez y Dave arrancó sin decir nada, solo podía notar que me veía de reojo con discreción, yo sabía que también le interesaba saber la verdad, sobre todo por el trabajo que hacía para su madre y mi carrera de fotógrafa que apenas comenzaba, el mismo que ahora no sabía como podría continuar si yo llegaba a ser madre.
Llegué a la casa, no sin antes agradecerle a Dave por traerme, seguro que notó mi pánico, mi voz apenas y se lograba escuchar, se me quedaba mirando sin decir nada y después decidí bajar del auto, todavía absorta de no saber que pensar o decir. Entré a la casa y rápido subí a mi habitación, de repente escuchaba ruidos y yo me ponía nerviosa, creyendo que alguien vendría a interrumpirme, no quería que nadie se enterara de esto, quería hacerlo sola, la verdad no estaba de humor para tener compañía.
Entré al baño de la habitación e hice lo que las instrucciones me indicaban, jamás había tenido necesidad de usar una de estas cosas, no era nada normal en mi usar pruebas de embarazo porque siempre me cuidaba de alguna manera o simplemente verificaba que mis días fértiles habían terminado para poder sentirme más segura, además Evan me hacía sentir segura, él siempre usaba alguna protección, no podía ser que de una sola vez que no usó condón podía quedar embarazada, no estaba en mis días fértiles esa vez.
Dejé la prueba en el lava manos y yo me senté en el piso, esperando los cinco minutos, intenté tranquilizarme, una y otra vez porque estaba al borde del llanto sin saber si era verdad o no, empecé a ver mi vida desde una perspectiva horrible, en dónde mi sueño se terminaba y Meghan me hacía decidir entre mi carrera o ser madre, sollocé en silencio, todo esto me provocó una ansiedad horrible, me estaba resultando tan difícil poder controlarme.
Me acerqué lentamente a la prueba e inmediatamente me congelé, me sentí muerta en vida, dejé de respirar por esos segundos en los que mis ojos vieron aquellas dos marcas rosas que me dejaban saber que estaba embarazada, cerré los ojos y me hundí hasta caer al piso, empecé a llorar despavorida, quería acabarme el poco oxigeno que había en mis pulmones, pude sentir un millón de cosas en ese momento, como rabia, tristeza, impotencia, me repetí una y otra vez, se acabó, Amber, ya no hay vuelta atrás, ya no podrás hacer lo que amas.
—¿Amber? —escuché aquella voz llamándome desde la puerta, era Evan, parecía que el cielo lo había traído hasta mí para salvarme, ¿O es que me lo imaginaba?
Salí del baño, y lo vi entrando a la habitación, no supo que hacer porque lo primero que vio fue a mi hecha en un mar de lágrimas, adolorida y triste por renunciar a todo por lo que luché, a este sueño que me trajo a París.
—¡Amber! Dios mío, ¿Qué pasó? —me lancé hacia él y lo abracé tan fuerte que quise poder desintegrarnos los dos al mismo tiempo, lloré tan fuerte que me obligó verlo al rostro, su expresión era de miedo y preocupación, sus ojos se movían de un lado a otro, estudiándome, yo temblaba sobre sus brazos, sintiéndome tan pérdida.
—Amber por favor dímelo —me suplicó con urgencia , me sostuvo de los hombros para tratar de calmarme, yo seguía derramando lágrimas sin parar.
Quería aclarar todos los pensamientos que me estaban torturando, no podía si quiera responder algo, estaba enmudecida pero la preocupación y el terror en los ojos de Evan me alentaron a decirle todo, estaba presa del pánico y tan cerca de un posible colapso.
—Estoy embarazada —le confesé, imposible de controlar mis emociones, me hice a un lado, contemplando como se le petrificaba el semblante, vi como el color de su piel se incrementó, casi como si hubiera hecho mucho calor afuera, parpadeó muchas veces como si se hubiera despertado de un mal sueño.
—¿Estás hablando en serio? ¿Cómo lo sabes? —me preguntó con cautela, podía sentir a pesar de la poca distancia, su corazón acelerado por la impresión.
Fui al baño y él me siguió, le mostré la prueba y la caja para que viera por sus propios ojos que en verdad yo no mentía, de repente el temor de sus ojos fue remplazado por sorpresa y de un momento a otro, esbozó una sonrisa, creí que iba a llorar después de esa sonrisa pero no fue así. Se volvió hacia a mí, con esa sonrisa que parecía ser de incredulidad e incluso fascinación, no sabía si solo se estaba haciendo el valiente pero podía jurar que todo era autentico.
—Me estás dando la mejor noticia de mi vida, Amber, quiero a ese bebé, lo he deseado contigo desde hace tiempo.
—¿De que estás hablando? Sabes lo que significa esto, Evan, mi carrera de fotógrafa se acabó, quizá Meghan no va querer que yo sea madre justo ahora —sollocé otra vez, mi rostro se crispó tan fuerte que bajé la cabeza, hundiendo mi rostro en mis manos. —Yo no quería esto, lo sabes, primero éramos nosotros.
Me envolvió en sus brazos tan fuerte que recargué mi cabeza en su pecho, dejando que mis lágrimas mojaran su camisa, me besó la sien y dejó sus labios en mi cabeza, sin decir nada, me permitió llorar un buen rato y habló solo hasta que yo empecé a despejar mi mente y pensar con más claridad.
—Tú carrera no se arruinará en absoluto, Amber, hablaré con Meghan, déjamelo a mí, esto no tendrá que ser un obstáculo, te prometí que tu sueño sería una realidad y así lo será.
—Yo no quería esto —susurré, cerrando los ojos tan fuerte, deseando despertar de esta realidad indeseada —No estoy lista para ser madre, no podré con esto, no sé qué hacer que justo ahora lo único que quiero es desaparecer.
—Perdóname —dijo con voz solemne.
No dije nada, levanté mis ojos con suspicacia, encontrándome con un Evan emotivo.
—Se supone que te iba a hacer sentir segura, me estaba cuidando y por un descuido mío ahora estás prácticamente muriendo en vida, cuando debí pensar que esto no era lo que querías, debí ser más consciente.
—En realidad es culpa de los dos —le expliqué con desgana, como si no tuviera más elección que aceptar esto porque no habría manera de cambiar nada —También fue mía, debí haber puesto una alarma para ser consciente de mis días fértiles, no sé qué pasó pero las cosas resultaron en esto y ahora solo debemos aceptar que ya no podemos cambiar esto.
Leí algo en sus ojos, no sé que fue pero no estuvo mucho tiempo ahí, entonces de la nada me aterré porque supe que era lo que había cruzado por su cabeza y porque me sentí presa del pánico.
—Si quieres...—ni siquiera pudo terminar de decirlo, le disgustó, le dio asco porque desvió el rostro, conteniéndose el mal trago.
—No, Evan, no voy a hacer eso. Sé que quieres este bebé y la verdad es que teniéndote aquí, sintiéndote, ahora estoy entendiendo que es de los dos, que es nuestro, aunque hubiera deseado que fuese algo que hubiésemos querido, de todas maneras la razón de que este bebé esté aquí debe ser por algo y no voy a deshacerme de él, no podría hacer eso sabiendo que nos pertenece.
Necesitaba desesperadamente sus brazos a mi alrededor, volví a reposar mi cabeza en su pecho y descansé con tan solo oír su voz, tranquila, suave y pacífica, si él no hubiera llegado, estaba segura de que Mónica me hubiera encontrado en muy mal estado, Evan era como mi medicina, mi sedante al dolor, con él a mi lado podía enfrentarme a los peores escenarios.
Hace unos momentos me estaba desmoronando, ahora él había tomado esas piezas desparramadas en el suelo y las había vuelto a unir con su amor incondicional.
—Te juro por mi vida que estaremos bien, para eso estoy aquí, Amber, no dejaré que todo se pierda, tendrás lo que has querido siempre, esa carrera de fotógrafa es tuya, nuestro bebé no será impedimento, déjamelo a mí, seré tu héroe en todos sentidos.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo, cariño, no sería capaz de verte renunciar a tus sueños, yo no te dejaré hacerlo.
Me pegó más a su cuerpo como para reafirmar todo eso, yo seguía sintiendo miedo, eso no iba a cambiar, las palabras madre y bebé me reverberaban en la cabeza, las peores preguntas hundían mis pensamientos, ¿Seré buena madre? ¿Cometeré los mismos errores que la mía? ¿Y si Evan no logra convencer a Meghan?
Quise olvidarme de eso, descansando en mi lugar favorito y eso era en los brazos de Evan pero a veces en los mejores lugares del mundo, los peores pensamientos te impedían ser feliz y justo ahora no sabía si podía ser feliz.
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