C41
Amber POV
Abrí mis ojos por completo, Evan ya estaba muy asustado al darse cuenta que yo no reaccionaba, una sonrisa enorme se dibujó en mi rostro mientras veía de poco a poco como la angustia de Evan se transformaba en sorpresa cuando me llevé la mano al pecho, reprimiendo las ganas de gritar.
—¡Quiere citarme para hablarlo! ¡Le gustaron!—me abalancé sobre él, ahogue un grito poniendo mi rostro en su hombro, él me envolvió y me alzó del suelo, podía sentir su sonrisa también.
—Te dije que le iban a encantar, yo estaba seguro de eso —sostuvo mi rostro entre sus manos y me dio un beso, todo el miedo y el pánico que me había estado torturando, se desapareció y gracias a ello pude disfrutar del beso de Evan, además de compartir mi felicidad con él. —Me habías asustado.
—Lo siento —me disculpé, dando un paso hacia atrás para mirarlo —No quería hacerlo pero me tomó por sorpresa todo esto. Es una de las noticias más increíbles que he recibido en mi vida, incluso no me sentía así de feliz ni cuando subí de puesto en el trabajo, esto es en serio, es algo que me importa porque es mi sueño.
—Yo te lo dije, tu sueño se cumplirá porque quiero que vivas de eso, es lo que te hace muy feliz y lo sé.
Antes de poder responder, nos volvimos hacia la fila que habíamos dejado porque Karen nos hizo señas de que ya era nuestro turno, fuimos corriendo antes de perder nuestro lugar pues la espera era muy larga, cada quien se tomó una foto con la pintura y después sin poder resistirlo les conté a todos la noticia que había recibido; quedamos que haríamos una celebración en cuanto volviéramos a casa.
—Meghan es una increíble representante —me comentó Sebastian con mucha seguridad, estaba impresionado como todos por la noticia —Ella ha ayudado a muchos principiantes, puede que se vea muy estricta pero sabe guiar bien a sus aprendices, algo me dice que en ti no vio a una principiante porque para citarte y hablar de tu trabajo algo debiste haber hecho bien.
—Eso es cierto, Amber no es ninguna principiante —añadió Karen, frotándome los hombros para alentarme más —Ella tiene talento y Meghan se dio cuenta de eso, Amber ha hecho trabajos para Pharma Bio e incluso hizo una sesión de cumpleaños para Milly cuando cumplió trece años, así que también puedo confirmar su potencial.
—Yo no hubiera podido estar aquí sin todo el apoyo de cada uno de ustedes, también debo agradecérselos. —admití, esbozando una gran sonrisa cuando los miré a cada uno —Gracias por toda su ayuda.
—Eres muy considerada, Amber —Karen me abrazó, dándome un ligero apretón —Pero no quieras darnos todo el crédito, tú hiciste el trabajo más difícil; si seguimos hablando así juro que lloraré.
Todos rompimos a reír porque en serio a Karen se le salían las lágrimas, cambió de tema y nos preguntó si queríamos ir con ella, Sebastian y Milly a comprar obsequios en la tienda de recuerdos.
—Los alcanzamos en un momento —le respondió Evan, antes de que se dieran la vuelta y se fueran, una vez estando solos, me sonrió con inocencia pero con ese toque encantador, me tomó mucho tiempo tratar de calmar a mi alborotado corazón. —Esto debemos celebrarlo, ¿No crees? Solo entre tú y yo.
Me sumí en sus ojos durante largos segundos, él me regresó la mirada con intensidad.
—¿Y que tienes en mente? Ya no tenemos la reservación del hotel, ¿A dónde iremos?
Trató de ocultar sus ideas lujuriosas porque estábamos en un lugar lleno de gente, traté de adivinar alguna de esas ideas con tan solo leerle el semblante y me empezó a gustar lo que tenía en mente.
—Puedo alquilar una habitación de hotel, no será en nuestro hotel pero podría ser igual de bonito. De todos modos nuestra habitación nos espera en año nuevo.
—¿La reservaste para año nuevo? —pregunté entre risas.
—Perdón, después de año nuevo. Supongo que no te dije pero nos quedaremos hasta después de año nuevo, ¿No te importa? Debí habértelo dicho, seguro solo traes ropa para estos días, podemos ir a comprarte ropa nueva, pero no sé si tengas planes con tu padre o Emma, si es así solo dímelo y regreso contigo a Chicago.
—No tengo planes —le aclaré con una sonrisita, Evan ya estaba empezando a sentirse avergonzado —Estoy bien aquí con ustedes, por supuesto que me quedo hasta año nuevo, me he enamorado de París, si por mí fuera, no volvería a Chicago.
—Yo también me quedaría aquí, estamos mucho mejor —me besó la frente, volviendo aquel espacio solo nuestro. —Hemos sido tan felices aquí de lo que alguna vez lo pudimos ser en Chicago, ahora que sé que los dos deseamos quedarnos aquí, buscaré la forma de cumplirlo. ¿Quieres ir a ver La Liberte guidant le peuple? Sé que es la pintura favorita de Lisa Hill
Me eché hacia atrás por la sorpresa.
—¿Cómo lo sabes?
Se inclinó para esconder sus risas en mi cabello y después con voz lenta y suave me respondió, los vellos de mi nuca se erizaron involuntariamente.
—Yo también te presto atención, cariño, aunque no lo creas, últimamente me veo interesado por lo que más te gusta y una de ellas es Lisa Hill.
En seguida sonreí, era imposible no ruborizarme por la cercanía de su rostro pero no aparté la mirada de sus ojos, eran encantadores y claro que por nada del mundo me perdería aquella escena.
(...)
Había visto en películas aquel puente de los candados, la gente creía que colocando un candado con sus iniciales sería como mantener guardado su amor por siempre, ahora que estábamos caminando por el puente, yo me detuve a leer algunos nombres, eran demasiados candados ahí puestos que podías pasarte la tarde entera leyendo los diferentes nombres y fechas, algunos nombres estaban bien grabados con láser, otros con plumón indeleble. Habíamos salido tarde del museo solo nosotros dos, la noche casi nos cae encima pero no lo suficiente para impedirme leer y ver con claridad toda esa fascinante exposición.
—¿Crees que sea real lo que dicen? —le pregunté sin apartar la vista de un candado pequeño en forma de corazón con las iniciales E+T, me arrodillé para leer más —Si pones el candado con las iniciales de dos amantes, su amor jamás acabará.
—Antes no lo hubiera creído —rió en voz baja. —Hasta que creí en la unión real de dos almas. Desde que la vida te trajo de vuelta a mí, creí en todo eso que me parecía estúpido, me hubiese burlado de estas personas pero ahora no puedo estar más de acuerdo.
—¿En creer que poniendo un candado aquí, su amor nunca acabará?
Me estudió unos segundos en silencio y después se mordió el labio.
—¿Tú porque razón crees que ellos los han puesto aquí?
Me levanté, le lancé una mirada indagatoria, no sé qué trataba de decirme.
—Porque se aman de verdad, porque están seguros que son el uno para el otro, como si fuesen almas gemelas.
—Exacto, eso para mi antes hubiera sido una tontería, ahora estoy de acuerdo con la razón por la cual ellos han puesto estos candados aquí. Ahora creo en mi alma gemela —metió la mano en su abrigo y sacó un candado rojo cromado, con nuestros nombres grabados en láser, con la fecha exacta del día de hoy, el mes y año. —También estoy seguro de que eres tú. Yo no soy supersticioso pero por si acaso...
Agarró mi mano, la juntó a la suya y dejó caer en candado en la palma de mi mano, yo estaba atónita, se me escapó una sonrisa cuando lo voltee a ver.
—Quisiera estar tranquilo de no haber perdido la oportunidad de mantener nuestro amor en este candado, seguro y eterno como el de todas estas personas.
Nos inclinamos hacia aquella montaña de candados y buscamos un espacio libre, lo encontramos más rápido de lo que pensábamos, ahí estaba ese pequeño espacio libre, aguardando con un aire enfurruñado a que lo usáramos; colocamos el candado y al mismo tiempo hicimos click para que quedara atrapado.
—Así sabrás que no dejaré ir este sentimiento que tengo por ti, por nosotros y lo que nos espera juntos.
(...)
Caminábamos a lado del rio Serna, ya era de noche pues se nos había ido el día completo vagando por los alrededores de París, yo estaba encantada que en algunos momentos nos deteníamos para que pudiera sacarle foto a muchos lugares; Evan era comprensivo que incluso me recomendaba más lugares dónde pudiera sacar fotos para mi colección, también me tomó a mí en muchos puntos turísticos, incluso pudimos tomarnos algunas Selfies juntos.
Íbamos tomados de la mano, el frío me estaba calando hasta en los huesos pero Evan se dio cuenta y me abrazó, manteniéndome cómoda con el calor de su cuerpo que pasaba a través del grueso abrigo.
—Debo tomar fotos de esto, es hermoso —saqué mi celular y enfoqué la hermosa vista, el río Serna estaba casi a oscuras a excepción de la luminaria de la calle y el puente, el agua se veía oscura, casi como si estuviera cubierta por un espeso manto de sombras, era el reflejo del cielo lo que acariciaba el agua volviéndola completamente negra.
—Me gusta verte tan feliz, tomando fotos de todo —me dijo, acariciándome el pelo y me abrazó de otra vez para que entrara de nuevo en calor —Creo que por primera vez en mi vida siento que podré hacer algo por ti que es enseñarte la ciudad, la conozco bien así que tú ordena a dónde quieres ir.
—Eso no es cierto —hice una mueca, volviéndome con reproche hacia él —Has hecho algo por mí que no tiene precio, me salvaste de Jordan, ¿Recuerdas?
Se estremeció y no de frío precisamente, su expresión se endureció, tardó unos segundos en poder recuperar de nuevo su buen humor, yo trataba de calmarlo, pegándome más a su cuerpo.
—No me lo recuerdes...Todavía me duele —susurró casi en un gruñido, sujetándome más fuerte a su lado —A veces tengo pesadillas con eso, quisiera olvidarlo pero está claro que jamás lo haré.
—Yo también tengo pesadillas —me llevé las manos al pecho para cubrirme como si se tratara de un acto reflejo — A veces...
Nos detuvimos, Evan inmediatamente se puso frente a mí, evaluando mi expresión, estaba asustado y al mismo tiempo triste.
—¿Qué sucede?
Tragué saliva, tenía un dolor seco en la garganta cuando intenté pasar la sensación amarga que me provocaba tener que recordar todo eso, Evan estaba esperando a que dijera algo, estando paciente pero alarmado.
—A veces suelo despertarme llorando, el sueño es muy vivido o lo era al principio, ahora son menos frecuentes pero nunca sé cuándo volverá aquel sueño dónde tú entras y me salvas, el otro sueño es peor porque no apareces.
—Oh, no —cerró los ojos, pude verlo en su rostro, se sintió tan culpable y vulnerable, tenía el corazón hecho pedazos, yo compartí su dolor porque no me gustaba verlo tan mal, tomó mi barbilla y la alzó directamente hacia sus ojos cargados de aquel dolor que le pesaba en todo los aspectos, estaba sufriendo y casi me dieron ganas de llorar, era un Evan que estaba agonizando por dentro. —Me he culpado todos este tiempo por aquel día, esto que acabas de decirme es nuevo para mí, puedo hacer lo que me pidas para que te sientas mejor, ¿Qué tal ver a un terapeuta? No quiero que cada vez que vayas a dormir tengas miedo de soñar y vivir eso otra vez.
—La verdad es que cuando duermo contigo, no sueño más en eso y si lo hago, tú apareces en el sueño, cuando me despierto estás ahí, abrazándome y eso me reconforta. —sonreí ligeramente, acariciándole los labios con el pulgar.
—Nunca me di cuenta de que tenías pesadillas cuando estuvimos esos dos días juntos en el hotel, ¿Por qué no me lo contaste?
—Porque estaba feliz, no iba a preocuparte, además, como te repito, tú estabas ahí, prácticamente lo olvidaba y todo estaba muy bien.
—De todas formas, estaría bien que pudieras hablarlo con alguien cómo un terapeuta, me han servido mucho las terapias que tuve en el hospital, pueden ayudarte para que no sientas miedo —me acarició la barbilla, lentamente —¿Lo considerarías para que esté más tranquilo? Te servirá hablarlo, créeme.
Me contempló de una manera que nadie iba a poder negarse nada que estuviera pidiendo, sus ojos tristes empezaron a tomar ese brillo que sobresalían como pequeñas estrellas, junto con esa mirada tierna y de buena fe.
—Sí, te lo prometo, lo consideraré, entiendo que me hará bien y mentiría si dijera que no lo necesito.
—Yo estoy aquí —me dio un beso corto pero sincero en los labios y después me envolvió en sus brazos, con una necesidad inmensa por tenerme ahí, cuidada y resguardada de todos, cubriéndome con su cuerpo. —No te dejaré, me tienes a mí ahora.
No quería que se siguiera preocupando por eso ni tampoco que habláramos del tema, prefería que lo dejáramos para después porque no quería que nuestra noche se arruinara pues era una velada hermosa, amaba las noches en París, eran tan románticas, íntimas, no deseaba pasar todo lo que quedaba de nuestra caminata pensando en lo de aquel día. Cambiamos de tema, intenté hablar de otra cosa en el camino que seguimos que ni siquiera nos dimos cuenta que habíamos llegado al parque, el mismo que presenció nuestra fechoría y primer encuentro después de mucho tiempo.
Reímos cuando miramos hacia todos lados, intimidados por el recuerdo, no había error, podíamos reconocerlo de todos los parques enteros de París.
—Aquí fue —aseguró Evan, maravillado de ver los alrededores del parque como si fuese la primera vez. —¿Lo recuerdas?
—Sí y después me asustaste con lo de las cámaras —bromee, entrecerrando los ojos —Pensé que nos atraparían.
—No fuimos los primeros ni los últimos en hacer lo que no se debe en un parque —la expresión de Evan era fácil de leer, ahí estaba esa picardía, brincando en sus pupilas, animándome a caer ante la tentación sin problemas. —Pero confieso que fue mi primera vez y me gustó, por cierto, nunca pusimos nuestra marca en la estatua, deberíamos hacerlo, ¿No crees?
Asentí, fuimos tomados de la mano hacia la estatua que inmediatamente encontramos, el parque estaba vacío por supuesto, hacía frío así que nadie se animaba a caminar entre la neblina, todavía estaba aquella pared vieja llena de flores y juraba que los arbustos que cubrían la estatua habían crecido mucho desde la última vez que estuvimos aquí.
—Es como si hubiese sido ayer —susurró Evan sin dejar de observarme, ruboricé, el recuerdo me invadió y trajo muchos sentimientos. —Puedo sentir todavía todo lo que pasamos esa noche, me gusta a veces recordarlo cuando voy a dormir.
Se acercó a la estatua y quitó el musgo que se acumuló, trataba de limpiarla para dejar ver todos los nombres que estaban grabados ahí, no se podía ver mucho, la iluminación era escasa pero se percibían de todas formas.
—Es nuestro santuario —musité complacida —Aunque sea el de muchos, para mí sigue siendo nuestro.
Evan sonrió con ganas, extendió su mano hacia mí para que la tomara y envolvió mi cintura con sus manos para acercarme a su cuerpo, eché mis manos hacia su cuello, entre la oscuridad podía ver sus preciosos ojos verdes tan maravillados y sublimes, alumbrando con fuego y excitación todo el lugar cubierto de sombras invernales.
—Es nuestro porque volveremos a marcarlo y no precisamente con nuestros nombres —murmuró, acercándome más, nuestros rostros estaban a centímetros de tocarse, podía sentir su aliento, estaba sobre mis labios, de repente el frío abandonó a mi cuerpo, me estremecí debajo de sus brazos porque a este punto ya no estaba en posición de contenerme, se veía extremadamente guapo, mortal y sexy.
—Sabes que en dónde sea y cuando sea deseo estar contigo —me incliné para sentir el grosor de su labio inferior con la punta de mi nariz, su respiración se agitó
Se podía sentir la desesperación entre nosotros, así que Evan no tardó nada en unir nuestros labios, acabando con la espera, no pude pensar en nada más que en sus labios, despertando llamaradas en mi interior, haciendo que naciera el frenesí, la ansiedad por tener más, justo ahora eso era lo que quería, saborear su deseo, sus labios eran salvajes, metió su lengua para beber más de mí mientras apretaba más su boca a la mía para devorarme los labios, llevando la desesperación al extremo.
Recorrió mi espalda con sus manos pero rápidamente se fueron hacia adelante para poder desabrocharme la chamarra, deshaciéndose de ella cuando me la quitó, así que me dejó solo con el suéter lila que llevaba debajo pero yo no estaba consciente del frío, ni de nada más que en su adoración, subiendo el ritmo de mi corazón en picada, me estaba volviendo loca y al mismo tiempo inmensamente feliz.
—Podría desnudarte aquí mismo —me dijo con la respiración entrecortada, alejándose pocos centímetros de mis labios y pegando su boca en mi mejilla, muy cerca de mi oído, su aliento caliente me reconforta, había palpitaciones por todos lados de mi cuerpo, escucharlo hablar así era una gloria, temblé de pura excitación —Pero no puedo, quiero amarte bien y no a medias.
—Entonces...—jadee, queriendo recuperar firmeza en la voz, me sacudí en placer de tan solo sentir los labios de Evan, yéndose directamente a mi cuello, no pude ni siquiera mantener los ojos abiertos cuando besó el hueco de mi garganta, succionando y luego subiendo otra vez por el mismo camino —Hazme el amor aquí, no importa cómo, solo hazlo, por favor.
Se quitó su abrigo y también lo dejó en el suelo, solo conservó el suéter y aunque me sentí mal por no disfrutar de la increíble vista que me ofrecía su cuerpo desnudo, ver su miembro bastante erecto debajo de su pantalón lo compensó todo, me mordí el labio inferior cuando desabrochó el botón de mi pantalón, yo sonreí admirando su agilidad; el olor a sándalo de su perfume cubrió de repente nuestro espacio, el pulso de la sangre a través de mis venas corría tan rápido porque no había nada más que me encantara que aquel aroma tan suyo, me excitaba también, me llenaba de placer.
—Tus deseos son órdenes para mí —musitó, cubriendo mi cuello de nuevo con besos tiernos, llevándome lejos, a un maravilloso mundo de seducción y placer absoluto. —Por supuesto que no me iría dejándote con las ganas, cariño, siempre te daré todo el sexo que pueda ofrecerte y cuando tú lo quieras.
Se bajó la cremallera del pantalón, con un movimiento rápido sacó el paquete del preservativo y se lo puso en su miembro, a pesar de la penumbra pude verlo todo, me contuve, contemplarlo me ponía ansiosa y hambrienta; entendí lo que iba a hacer así que me bajé también los pantalones y las bragas.
—Espera, cariño —me detuvo antes de que los bajara hasta la mitad, agarró de nuevo su abrigo y me lo amarró a la cintura, sonreí porque la pared detrás de mí estaba fría, entonces supe que es lo que realmente iba a hacer, quería evitar que mi piel se congelara.
Agarrándome firmemente de la cintura, me levantó del suelo, de forma instintiva rodee su cintura con mis piernas y dejó mi espalda sobre la pared llena de flores, él sostenía todo mi cuerpo con sus manos para que yo no resbalara. No necesité ningún juego previo, estaba abierta para él en cuanto quisiera tomarme. Antes de poder meterse en mí me vio al rostro, su rostro estaba extasiado, lucía divino, tan sexy, con sus ojos invadidos en deseo.
Me miró fijamente antes de poder entrar en mí, en ese momento me hizo gemir tan fuerte que no pude hacer nada para silenciarlo, me mordí el labio inferior, sintiendo como Evan se deslizaba cada vez más fuerte dentro de mi cuerpo, al principio fue despacio pero el nivel subió tanto que nuestros cuerpos conectaron inmediatamente, los latidos de nuestros corazones iban en sincronía perfecta, el calor aumentó en nuestros cuerpos a la misma temperatura; mis cinco sentidos estaban a flor de piel, Evan gruñía y gemía cerca de mi cuello, traté de grabarme el sonido de su voz sin perderme ningún detalle.
Su embestida fue subiendo de intensidad, el abrigo que me colocó en la cintura fue lo que impidió que la poca parte de mi cuerpo desnudo se estampara contra la pared fría, pero incluso para cubrirme también del frío, Evan me agarró del trasero, apretándome las nalgas con las manos, haciéndome gemir más alto mientras me penetraba más fuerte, a este punto grité su nombre varias veces y él me abrazó, manteniéndome más cerca, recargando su rostro en mi hombro.
La proximidad del poderoso e increíble orgasmo me invadió, me sacudí y me aferré a su cuello cuando pude sentir la sensación en mi cuerpo al liberarse de toda la presión, la emoción de haberme venido primero que él hizo que se me escapara un gemido y un grito ahogado pero Evan seguía penetrándome y yo juré que flotaba porque no terminaba de procesar todo al mismo tiempo, de repente el calor de su cuerpo subió tremendamente y supuse que él acabaría pronto.
Nuestras bocas se cerraron en un beso que mantuvo prisionero todos los gritos y jadeos llenos de placer que resonaban por todo el parque, dominada por la interminable lujuria me dejé llevar, porque nunca era suficiente, porque podríamos cruzar el límite cuando se trataba de amarnos y compartir nuestros cuerpos y nuestras almas. Evan terminó y su cuerpo se dejó caer en alivio, su gritó se escuchó dentro de mi boca y después lentamente abrimos los ojos, seguí bebiendo de su deliciosa boca una vez más antes de soltarlo.
Sus ojos eran perdición ante mi, una perfecta imagen erótica que reclamaba ser adorado y contemplado por una eternidad, aquella belleza, seducción, pasión y derroche de amor era solo mío, él era mío y solo existiría esta inmensa muestra de adoración y entrega para mí y eso me hacía feliz porque sabía que era verdad, esta vez ya no me costaba creer que esta clase de amor existía y que su fascinación por mí no tenía fin.
Volví con actualización ahora sí como debe ser, el siguiente capítulo tengo escrito hasta la mitad por lo que espero acabarlo antes del miércoles :S por ahora estoy estudiando porque presentaré el domingo un examen así que ojalá que el lunes y el martes sea suficiente tiempo para acabarlo, yo espero que sí, ya le llevo mucho adelantado.
Espero de corazón que les guste y gracias por sus votos y coments tan bellos (sé que los respondo tarde pero prometo hacerlo conforme lleguen jaja aunque siempre les respondo, no importa cuando ni como, yo estoy al pendiente de sus comentarios, de verdad que sí)
Besooos.
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