C40
Evan POV
Ella descansaba en mi pecho, su respiración podía sentirla junto con la mía, incluso la sincronía de los latidos de nuestros corazones, la tenía envuelta en mis brazos sintiéndome feliz de poder compartir el calor de nuestros cuerpos que aún permanecían entrelazados, tocar su piel, sentir el cosquilleo de su pelo cuando me acerqué a inhalar el aroma a sándalo que se había impregnado en ella y seguir el ritmo de su corazón con tan solo acariciarle la mejilla y el cuello, se convirtió en una de mis cosas favoritas desde ahora o más bien desde siempre.
Lentamente abrió los ojos cuando jugué con un mechón de su cabello, me gustaba la sedosidad y la facilidad con la que resbalaba entre mis dedos, ella me regaló una sonrisa que me tocó el corazón, su expresión deslumbrante, contenta y amorosa era todo para mí, no pude sentirme más aliviado en mi vida porque sabía que la estaba haciendo feliz de la forma en la que ella lo merecía.
—¿Todavía tenemos tiempo de ir al museo? —preguntó un poco adormilada, tenía la apariencia de un ángel a la luz de las velas que dejamos encendidas, su piel brillaba ante la luz cálida y su cabello caía en cascada sobre su espalda desnuda.
—Creo que no —admití un poco apenado, sonriéndole —Pero mañana podemos ir, no dejaría que te perdieras una de los puntos turísticos más importantes de París. Sé que esto no viene al caso pero... ¿Puedo preguntarte algo?
Asintió sin problemas, sus ojos estaban llenos de una chispa traviesa y eso me gustaba.
—¿Es lo que esperabas? ¿O estás decepcionada? Para mi fue diferente, realmente sentí que estaba compartiendo más que mi cuerpo contigo, también mi alma, quien soy, la parte buena, la que ha cambiado.
Mantuvo su vista fija en mis ojos, se acercó lentamente a mi rostro y se detuvo a escasos centímetros.
—¿De verdad creíste que estaría decepcionada? —preguntó con sorpresa, sus ojos se abrieron un poco, permitiendo que la chispa en ellos aumentara —Fue la mejor experiencia de mi vida y debo confesarte que aunque ya habíamos estado juntos anteriormente, hoy puedo decir con mucha seguridad que tenías razón, hoy estuve con un nuevo Evan, pude sentir tu amor, me adoraste de una manera que me hizo llorar de alegría, esto jamás me había pasado, tuve novios en el pasado y ninguno de ellos pudo haberme hecho sentir esto que hoy tuve contigo, fue indescriptible.
Sus labios suaves presionaron los míos con un beso tierno pero con una clase de deseo escondido que me llenó de exaltación.
—Es lo mismo que me ha pasado mí, nunca experimenté esto antes, realmente te sentí conmigo en todos los sentidos, fue único, Amber, la verdad es que siempre habrá formas de demostrarte que te amo pero lo que acaba de pasar hace un momento, es la manera en la que te entrego todo de mí —acaricié sus labios con mi pulgar, ella me clavó la mirada, impaciente —Nada de esto se compara con lo que viví en el pasado, yo sabía desde el principio que contigo tendría esta plenitud y no me equivoqué.
Sus ojos eran compasivos, siempre tan bondadosos, me quedé maravillado contemplando su expresión que era decorada con una tierna sonrisa.
—¿De verdad? ¿Dirías que realmente estás enamorado de mí?
—Claro que sí, me entregaría a ti sin dudar, es un sentimiento más fuerte que yo, no lo controlo y eso jamás me había pasado, es algo muy poderoso.
—¿Ni con Camille? —se notaba que le dolía tener que preguntarlo pero no quería quedarse con la duda, tenía que decírmelo porque seguro eso no la dejaría en paz.
Me incorporé para verla más de cerca al rostro porque no quería que hubiera duda de lo que iba a decirle, incluso me dolía a mí que pudiera preguntar algo así, me hacía creer que dudaba de mí y de lo que podía estar sintiendo por ella.
—Jamás la amé, Camille solo me hacía sentir vacío, solo nos usábamos para tener sexo, nunca fue nada formal, al principio si tuve una relación con ella pero con el tiempo me di cuenta que no iba a engañarla y le dije la verdad, ella aceptó el acuerdo solo para que no la dejara y así fue, solo fueron encuentros sexuales, nada más —suspiré con pesadez, me sentía incómodo por tener que decírselo.
—¿Y tus otras relaciones? ¿Ninguna te enamoró de verdad?
—No, nunca me pasó —le confesé, mirando atentamente sus ojos curiosos —Yo era claro respecto a lo que quería, solo quería diversión y siendo sincero no tuve suficientes novias, tuve solo encuentros, nada más.
—Entonces... ¿Tampoco te enamoraste de la primera mujer con la que estuviste?
—¿Te refieres con la que perdí mi virginidad? Te vas a reír si te lo cuento, no esperarías quien fue.
—¿Quién fue?
Tapé una sonrisa, mordiéndome el labio.
—Audrey, ¿La recuerdas?
Pude verle la sorpresa cruzándole el rostro, sus ojos parpadearon tan rápido que apenas pudo creer lo que le dije, no estaba molesta en absoluto, solo estaba incrédula y yo estaba tranquilo porque finalmente se lo había confesado.
—¿La prima de Sebastian? —su voz estaba sofocada por la sorpresa e incluso su tono se elevó un poco —¿Y él lo sabe? No me dijiste que ustedes tuvieron una relación.
—No fue tal una relación, solo nos gustábamos, además éramos muy jóvenes, teníamos quince años, confundía muchas cosas y no era del todo correcto, para ese entonces mis problemas empezaron un poco, quedamos como buenos amigos porque nosotros ya no visitábamos mucho a Mónica, después de lo de mi madre yo fui un par de veces pero no fue tan frecuente. Sebastian no lo sabe pero seguro que no fue necesario decírselo.
Se quedó callada, tal vez imaginándose un poco toda esa locura pero estaba muy sosegada, ahora estaba tratando de asimilar que aquella mujer a la que conoció la primera vez que vino a París fue mi primera relación.
—Vaya —dijo con lentitud, todavía algo aturdida —No sé porque me parece difícil de creer, ella se va a casar, incluso te invitó a su boda, eso quiere decir que se llevan muy bien.
Reí entre dientes, quitándole unos mechones de pelo que le cubrían sus ojos, después le acaricié la espalda, atrayéndola más a mi cuerpo.
—Somos buenos amigos, antes éramos los tres mosqueteros, cuando éramos pequeños hacíamos todo juntos, fue una buena infancia así que lo que pasó entre nosotros ese día no cambió nada y eso estuvo bien, me dio gusto saber que al menos no arruiné algo por primera vez en mi vida porque eso también hubiera costado la amistad con Sebastian, él la quiere como a una hermana.
Me miró y sonrió, después puso su mano detrás de mi cuello y tiró de mí para besarme apasionadamente, me sorprendió pero me gustó tanto que por supuesto le respondí, la tomé del brazo para ponerla sobre mí pero ella se alejó de mis labios.
—Gracias por ser sincero conmigo —susurró cerca de mis labios, clavándome la mirada con sus ojos ardientes a escasos centímetros de mí.—Me haces sentir especial.
—Eres especial —le recordé, besándole la mandíbula y subiendo para llegar a sus labios —No lo dudes, no habrá nadie como tú, eres la única que me hace sentir todo esto, a veces me pregunto cómo es que lo haces.
Sonrió y me robó un beso rápido.
—¿Qué cosa?
—Provocar tanto en mí, podría compararse como un súper poder, no puedo controlarlo.
Esbozó una sonrisa extraordinaria y se echó a reír, la envolví más fuerte entre mis brazos, la música de su risa era angelical, me hizo sentir feliz y maravillado.
—Te creo completamente, es un súper poder bastante bueno debo aclarar, me gusta, hace un momento me demostraste que te consume de muy buena manera.
Aproveché para robarle un beso en serio, agarré sus labios y bebí de ellos hasta robar su aliento por completo, ella se entregó tanto como yo y compartió mi deseo y mi necesidad, mis manos se fueron hacia su rostro y acaricié todo lo que estuviera a mi alcance, descendí hasta su cuello y sin pensarlo me puse sobre ella, cuidando que mi peso no estuviera por completo en su cuerpo.
—¿Quieres que te enseñe París o prefieres quedarte aquí hasta que se haga de noche? —le pregunté, acercándome a su cuello, presionando mis besos con fuerza para dejar una huella sobre su piel, mis manos se fueron hacia sus pechos, acerqué mi boca a uno de sus senos, rodee su pezón con mi lengua.
Ella gimió como fue de esperarse, pude sentir que se estremecía, clavó sus dedos en mi espalda, su cuerpo emanaba una descarga eléctrica que pasó también por mi cuerpo, ella jadeó más fuerte cuando estimulé sus pechos, el placer que me provocaba sus jadeos y la reacción que podía causarle con mi tacto me hacía quererla, amarla con desenfreno.
—¿Qué no es obvia la respuesta? —gimió cuando succioné su pezón y su cuerpo se retorció en placer absoluto, por su expresión podía jurar que se le había ido todo el aliento.
Sonreí para mí mismo y fu descendiendo hasta su pelvis, abrí sus piernas y antes de poder acercarme para hacer lo mío la vi a través de la gracia y hermosa de su cuerpo, aquel rostro iluminado por la excitación, como las pupilas de sus ojos que radiaban una dulce suplica para que terminara lo que acababa de iniciar.
—Entonces, empecemos de nuevo, cariño.
Y me hundí lentamente en aquel punto más delicado y sensible de su cuerpo porque a ella le gustaba que empezara primero ahí, tanto como a mí.
Amber POV
Al día siguiente quedamos de ir todos al museo Louvre ya que me había quedado con las ganas de visitarlo, así que aprovechamos para convertirlo en una salida para todos. Seguía haciendo un frío insoportable así que nos preparamos para salir, en lo que Evan se arreglaba yo le mandé mi trabajo a Meghan, la amiga de Sebastian quien me pidió mis fotos, yo estaba esperanzada de que pudieran gustarle o que me diera alguna recomendación o sugerencia.
Cuando entramos al museo yo seguía igual de nerviosa, temía por supuesto su crítica, no quise dudar de mi talento, sabía que lo tenía y que era muy buena, lo único que seguía atormentándome era que mi posibilidad de alguna representante se me fuera de las manos, ella tenía buena experiencia y además era del estilo que a mí me gustaba.
Estuve lo suficientemente distraída en el museo porque jamás en mi vida me había maravillado de un tan precioso como este, todo ahí dentro era completo arte y no solo las pinturas y las esculturas, el edificio en sí era divino, todo era muy amplio y luminoso, los techos eran grandes ventanales de vidrio, estaba maravillada que no podía creer tanta perfección, saqué mi celular y tomé fotos cuanto pude.
Me quedé viendo una hermosa escultura de Apolo cuando Evan me llegó por detrás y me susurró al oído:
—¿Quieres ir a ver La Mona Lisa? —su voz me acarició la oreja y yo cerré los ojos para resistir mis ganas peligrosas de besarlo con tanto público.
Asentí, los demás se nos acercaron dispuestos también a ir ver la principal atracción del museo, estar viendo tantas obras de arte estupendas, hermosas, etéreas, me hizo sentir nerviosa acerca de mi trabajo e inmediatamente mi humor cambió un poco y claro que Evan lo notó.
—¿Qué pasa?
—Le envié las fotos a Meghan esta mañana —me detuve para calmar el espasmo de nerviosismo que me dio, temblé un poco —No sé si le gusten o si me va a llamar, ¿Crees que pueda darme algún consejo? Aunque sea eso.
Me estudió unos segundos y sonrió de esa forma que me proporcionaba un alivio inmediato, era una clase de antídoto, podía verle la seguridad y la tranquilidad en el rostro como una forma para calmarme y consolarme al mismo tiempo.
—Puedo jurar por lo que más quieras que ella te llamará, verá el increíble trabajo que haces y le encantará que no dudará en contactarte, puedo sentirlo y no deberías de dudar de ti —envolvió su brazo en mi cintura para pegarme a su cuerpo, eso cambió radicalmente mi humor, aunado que me seguía sonriendo de un modo travieso —Eres talentosa, más de lo que tú crees, yo creo en ti.
Sonreí y bajé la mirada, las muestras de afecto de Evan siempre me hacían reaccionar con una profunda intimidación, todavía temblaba cuando sus ojos se clavaban en mí, como si fuera la primera vez, me producía taquicardia cuando me acariciaba en público sin ninguna culpa.
—Hay algo nuevo que sucedió ayer que no te mencioné —le dije con aire casual, íbamos detrás de todos para ir a ver la pintura de La Mona Lisa.
Levantó ambas cejas, su frente se pobló de unas cuantas arrugas de preocupación y habló algo acelerado.
—¿De verdad? ¿Fue algo malo o algo bueno?
Sonreí para tranquilizarlo y le apreté la mano con fuerza.
—Fue algo nuevo, algo lindo. Me llamaste "cariño" cosa que jamás habías hecho, antes solo me llamabas "nena" ¿Lo recuerdas? Cuando nos conocimos la primera vez.
El color de sus ojos se aclaró mucho, a comparación de su tono normal, se llenaron de un brillo singular, alumbraron con un fulgor que era capaz de cegar de puro asombro.
—Me gustó que lo hicieras —admití antes de que respondiera, lo puse nervioso, se ruborizó y comenzó a reír, se veía tan inocente, como un adolescente.
—La verdad es que me nació hacerlo, quise hacerlo, deberás creerme cuando digo que nunca he llamado a nadie así, no suelo decir ese tipo de cosas pero contigo ayer...Fueron mis sentimientos los que hablaron. —se detuvo para que pudiera verlo detenidamente, en ese momento los latidos de mi corazón se dispararon, olvidé por esos segundos que la gente se detenía cerca de nosotros, fue como si el lugar solo estuviera para nosotros —Me complace saber que te gustó, creí que no ibas a notarlo pero no lo dudé, eres observadora, incluso en detalles mínimos.
—Claro que iba a notarlo, fue algo nuevo y yo siempre te presto atención.
Me apretó la mano con delicadeza y se inclinó para darme un suave pero amoroso beso en la frente, sentir sus labios sobre mí me reconfortaron con un calor agradable, fue una sensación muy placentera.
—Entonces, cariño, ¿Vamos a ver a La Mona Lisa? Espero que podamos tener unos buenos lugares y verla de cerca.
—Seguro, no me lo perdería —le aseguré, dándole una sonrisa.
Caminamos esperando alcanzar a los demás, la verdad es que esa sección del museo era dónde más gente estaba reunida y ya sabíamos porque, llegamos y tuvimos que esperar por supuesto nuestro lugar, la espera no fue tan mala como creí, entre todo pudimos conversar y matar tiempo con los chistes de Sebastian, hasta que mi celular vibró y tuve que alejarme un poco del grupo.
Mi corazón se aceleró de forma abrupta cuando vi que era un E-mail de Meghan, me comenzó a dar un pequeño ataque de ansiedad, no sabía si abrir el mensaje o dejarlo así hasta que regresáramos a casa pero no fue necesario, Evan se dio cuenta y me buscó para ver que estaba pasando.
—¿Todo está bien?
No pude mirarlo a los ojos, necesitaba calmarme y respirar, empezaba a sentirme sofocada.
—Es un mensaje de Meghan...tengo tanto miedo en abrirlo — inhale aire una y otra vez, las manos comenzaron a sudarme, vi pequeñas vueltas pero nada de eso podía calmarme.
—Amber, no des por seguro que no le gustaron tus fotos, puedo jurar por lo que más quieras que le encantaron.
—Eso no lo sabes —respondí con voz temblorosa. —¿Y si no?
—Porque he visto tu trabajo, lo conozco muy bien. Si quieres puedo ver el mensaje por ti, estás preocupándome.
—No, no —negué rápidamente, conté hasta diez para poder calmarme de verdad pero mis pensamientos se estaban volviendo contra mí, no pude hacerlo. —No sé si leerlo, dios mío, quiero hacerlo pero me es imposible.
—Amber —me puso las manos sobre los hombros, su rostro estaba calmado, me habló con suavidad y cautela, al menos tenerlo a él de apoyo me estaba dando mucho consuelo, era lo que necesitaba —No dudes nunca de tus capacidades ¿De acuerdo? Es un gran talento el que tienes y ahora mismo debes confiar en él, si no le gustaron tus fotos, siempre habrá alguien que le gusten mucho, no es la primera ni la última persona en el mundo que puede impulsar tu carrera de fotógrafa. ¿Quieres abrir ahora el mensaje? Podemos esperar.
—Entre más rápido lo sepa, lo superaré mejor —concluí, inhalando con fuerza una última vez para agarrar coraje, abrí entonces el E-mail y comencé a leer su saludo, después llegué a la parte deseada y todo a mi alrededor se silenció de la nada, no aparté la vista del mensaje, me quedé inerte, la sangre me bajó hasta el piso y si no hubiese sido por Evan, no hubiera reaccionado jamás.
Se le podía notar esa pizca en su voz que denotaba duda pero también temor.
—¿Qué pasó? ¿Qué dice el mensaje?
Chicas, perdón por la hora, mi papá estaba usando la laptop y me tocó actualizar tarde jajaja, perdonen por favor, lo bueno es que si subí, tarde pero seguro. Cómo les puse en la foto que subí en mi insta, las sorpresas están por empezar, les voy a ser sinceras, no me ha dado tiempo de escribir, no sé si sea yo que no tengo motivación o simplemente necesito un break de escribir tanto, lo bueno es que me estoy dando un respiro y ojalá funcione.
Eso era todo mis lectoras, espero que estén bien, las quiero y gracias por leer. Besos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top