C35
Evan POV
9 de diciembre
Ese día salí a las seis de la oficina, estaba esperando hablar con Amber para contarle las otras buenas noticias, ya le había contado la primera reunión con los socios de Tom y ella se puso muy contenta por mí, ahora me moría por decirle que quizá para enero finalmente podría ser socio de Tom y subir a un rango más importante en la empresa; estaban conscientes de que empezaría con una cantidad menor de dinero que los demás socios pero aun así se me tomaría en cuenta por igual, tendría una charla con los altos mandos de la empresa para también hablar de Pharma Bio y explicarles que aunque mi fondo de dinero venía de ahí, yo no esperaba involucrarme en el ámbito de la biotecnología, quería ser emprendedor en el ámbito arquitectónico.
Llegué al departamento y me dispuse a preparar la cena, me estaba muriendo por querer hablar con ella pero debía darle tiempo para que ella llegara del trabajo y pudiera hacer sus pendientes, en lo que dejaba cocinar el spagueti y la salsa me puse a buscar obsequios de navidad que aunque estuviéramos a principios de mes quería hacer las compras desde ahora porque no habría tiempo, también vi las reservaciones de los boletos a París, ya había hablado con Karen respecto al viaje y lo aceptó sin problemas, pensé en reservarlos ahora y eso hice.
Mi celular sonó en notificación, una sonrisa me nació de inmediato, el sonido de la notificación correspondía a una sola persona, revisé el mensaje con el corazón latiéndome como si hubiese sido la primera vez que recibía un mensaje suyo.
—¿Cómo te fue el día de hoy?
Sonreí.
—Muy bien, tengo que darte una buena noticia, quizá cuando podamos hablar esta noche te pueda decir todo.
—Me encantaría pero estaré ocupada con un trabajo esta noche, espera...
Me quedé mirando la pantalla y en segundos el celular sonó en tono de llamada, era Amber, respondí a la llamada un poco disgustado, ella nunca llamaba a menos que fuera una emergencia.
—Perdón pero no podré hacer la video llamada hoy, tengo mucho trabajo —su voz se escuchaba muy afligida, podía imaginarla con sus ojos llenos de disculpa y me provocó mucha culpa que pudiera sentirse mal por mí. —Pero cuéntame la buena noticia que quiero saberlo, por eso te he llamado.
No quería hacerla sentir mal pero a mi también me entristecía no verla y no era la primera vez, desde hace tres días que no nos veíamos, entendía que tenía trabajo pero no sé porque un extraño presentimiento me decía que la verdadera razón era otra, quería creer que era cosa mía porque Amber nunca me había mentido, además, confiaba en ella por encima de todos.
—No te preocupes, estaré bien —solté una risa despreocupada —Lo importante es el trabajo, por cierto, quería decirte que separé los boletos de avión a París, estuvimos de suerte, conseguí para todos, también para Karen y Emilia, ¿Qué te parece?
—Excelente, muero porque llegué el gran día, ¿Cuándo saldrá el avión? Yo saldré finalmente de vacaciones en diez días.
—Salen el veintidós, lo que también debo decirte que es que salen directamente desde Seattle, ¿No te importaría venir hacia acá?
Ella se echó a reír, fue el sonido más dulce, angelical que me alegraba en los días más fúnebres, me gustaba lo suave y cantarina que podía ser, todo en ella era adorable.
—Por supuesto que no me importaría, incluso he pensado en un plan, podría irme de aquí justo cuando salga de vacaciones y pasar los días que restan en tu departamento, me da curiosidad conocerlo, por lo que he visto debe ser muy cómodo y agradable estar ahí.
—Tú departamento es mejor —añadí fingiendo molestia, le saqué una risa más y eso me hizo sentir satisfecho —Me emociona mucho que vengas finalmente al departamento, he esperado meses para que puedas conocerlo y que te quedes unas noches conmigo, finalmente.
—También podré conocer a Natalie.
Me tomó por sorpresa, me carcajee discretamente, los celos de Amber eran agradables, me gustaban porque quería decir que por nada del mundo quería perderme y eso para mi significaba el mundo entero.
—Claro que podrás conocerla, ella ya sabe mucho de ti, por lo tanto sería genial que pudieran hablar, ella también quiere conocerte.
Hubo un pequeño silencio pero no fue incomodo, fue más bien de intriga, quise saber en que estaba pensando o verle el rostro, era una lástima que no pudiera hacerlo aunque por el tono de su voz, podía darme cuenta que le costaba todavía trabajo el que habláramos de Natalie.
—Sí, me gustaría conocerla—se le podía notar la impaciencia por cambiar de tema —Pero dime la buena noticia ¡quiero saberla!
—Me gustaría decírtelo en persona, ya sabes, viéndonos porque es algo que me gustaría compartirte cara a cara, no me lo tomes a mal, si quiero decírtelo.
—Oh debe ser algo en grande —dijo con voz suave —Entonces esperaré, no te preocupes, ojalá que mañana podamos hablar, espero no tener mucho trabajo.
Ya habían sido tres seguidas que no hablamos por video, quise mantenerme tranquilo pero de verdad me urgía verla, ahora es cuando me daba cuenta que entre menos la veía, más se acentuaba mi ansiedad y mi necesidad por ella, debía resistir como muchas de las veces lo hice, pero la sentía extraña los días en los que hablamos por teléfono, como si eludiera el poder vernos o como si no quisiera decirme algo, la conocía, era fácil de leer.
—Dime que todo está bien por allá, ¿Han sabido algo de Jordan?
Se escuchaba muy calmada cuando me respondió.
—Sí, todo está bien, no me han dicho nada pero siguen buscando, el detective está al pendiente de eso todo los días, no te preocupes.
—¿Estás segura? —insistí un poco —Puedes decírmelo, cualquier cosa, sabes que estoy para ti, no importa que, sé que estamos lejos pero puedo ir a Chicago si me necesitas.
—No es nada, de verdad —me prometió, su voz se oía muy segura —Estoy bien, piensa que en unos días estaré ahí y podrás quedarte más tranquilo.
—Ahora que lo dices, sin duda estaré más tranquilo, te tendré por días en Seattle y otros más en París, podré resistir ahora que sé que valdrá la pena. —di un suspiro, estaba empezando a sentirme descansado, solo tenía que soportar diez días para volverla a ver, no era nada comparado a lo que pasé antes. —Supongo que estoy hablando mucho y debes avanzar en tu trabajo, no quiero quitarte más tiempo, estoy abrumándote.
—Oh no digas eso, no me abrumas, para nada. Me gusta escucharte, siempre me ha gustado tu voz —soltó una risita cálida, incluso arrulladora —Me imagino tu rostro cuando ríes por teléfono, es más fácil hacerme un retrato en mi cabeza, aunque por desgracia si debo colgar, tengo trabajo que Nancy espera para mañana y seguro me quitará algunas horas de sueño hoy.
—Ojalá pudiera estar ahí, haciéndote compañía.
—Ya lo haces.
—¿Cómo?
—Tengo algunas fotos tuyas, siempre me gusta verlas cuando me estreso por el trabajo, es una manera muy placentera de quitarme el estrés.
—Podría enviarte algunas más recientes y más entretenidas que las que tienes.
Se echó a reír a carcajadas.
—¡Sabía que lo dirías! Cuando gustes enviarlas, estoy dispuesta a recibirlas, debo irme, hablamos luego.
—Cuenta con ellas en un rato saliendo de mi ducha, hasta luego y suerte con el trabajo.
Terminó la conversación pero en el fondo había algo, una sensación, una corazonada, ahí estaba, alertándome que aunque ella podía convencerme de que todo estaba bien, no era del todo verdad, no quería precipitarme a creer que ella estaba ocultándome algo, ella no era así, aunque no la culparía, si me lo ocultaba debía haber una razón sumamente importante y quería saber cuál.
Amber POV
19 de diciembre
Subí al avión que iría directo a Seattle, tenía un nudo en la garganta porque desee poder decirle toda la verdad a Evan, explicarle lo de Chris y por qué no decidí contarle nada pero tenía miedo porque no sabía como reaccionaría, se lo oculté por dos semanas y sinceramente pensaba todo el tiempo que Evan creía que le ocultaba otras cosas pero no era así, lo hice más que todo por su tranquilidad y bienestar, si se lo hubiese contado lo más probable es que se hubiera puesto histérico.
El vuelo no duró tanto como pensé, juraría que al bajar del avión, Evan estaría esperándome porque aterricé a media noche, llevaba dos maletas porque además de quedarme dos días en Seattle pasaría noche buena y navidad en París por eso me traje ropa suficiente para el invierno. Al llegar a las puertas de llegada, vi a Evan entre la poca gente que esperaba también, llevaba un suéter azul oscuro y las solapas de su camisa por fuera, el cabello se lo había peinado pero aun así sus mechones de cabello ondulado le caían sobre la frente, lucía tan increíblemente atractivo y sensual, me gustaba su estilo de erudito, era tan diferente al del viejo Evan, este me gustaba muchísimo más; tenía un ramo de rosas, se acercó a mí casi corriendo y me abrazó cuando me lancé hacia él.
No pude resistirme, quise llorar porque lo había extrañado, su aroma, su tacto, su cuerpo, me di cuenta que no podía vivir sin él y cuando estábamos separados esta necesidad se intensificaba, a veces era tan insoportable que me enloquecía. Me vio a los ojos, su mirada estaba cargada de entusiasmo, radiaba un brillo precioso, singular, que desencadenó millones de latidos a mi corazón, casi creí que me derrumbaría, esos ojos, sus ojos, eran un arte mortal para mí contemplación.
—Bienvenida a Seattle —susurró, juntando nuestras frentes, el aroma de su perfume me envolvió también en una cálida bienvenida, fue como sentirme en casa otra vez, segura y feliz.
Pedimos un taxi al salir del aeropuerto, yo no quería admitir que estaba un poco cansada, no tanto pero había hecho mucho desde que me levanté el día de hoy hasta que tomé el vuelo, simplemente me maravillé con tener a Evan a mi lado, preguntándome como había estado el vuelo, yo prefería siempre escucharlo, su voz era una clase de canción de cuna para mí, me provocaba mucha calma.
Llegamos al condominio de departamentos, siendo sincera eran departamentos muy lindos, no eran lujosos para nada, al viejo Evan sin duda le hubiera horrorizado estar en un lugar como este a pesar de que el barrio era bueno, aunque era pequeño eso no le quitaba la comodidad y la buena zona para las necesidad básicas.
—Preparé una habitación para ti —me explicó, sacando las maletas del taxi, quise ayudarlo pero no lo necesitaba, cargó mis maletas como si fuesen maletines pequeños.
—¿Desde cuándo te has estado ejercitando? —le pregunté entre risas incrédulas porque me sorprendió su fuerza, Evan siempre había tenido buena condición física pero ahora era mucho más pronunciado la manera en que había tonificado su cuerpo, no lo había visto sin camisa aun pero no era necesario.
—Tuve una dieta estricta en la clínica, también hacíamos ejercicio para mantenernos ocupados, supongo que me acostumbré a eso, además me agrada mantener mi mente ocupada.
—¿Algún día podré verte haciendo ejercicio? —pregunté en broma pero se lo tomó en serio y sonrió jovial.
—Claro que sí, nunca he tenido público pero cuenta con el asiento VIP siempre. —hizo una pausa para subir las escaleras pero siguió hablando —Aunque en París haremos mucho ejercicio, ¿Eso cuenta?
Mi expresión de sorpresa lo hizo reír, quise darle un codazo para que no me hiciera ruborizar pero fue inevitable, imaginarme la escena me hizo bajar la mirada pero también existió esa alegría de por medio que brincaba en mi interior.
Llegamos al departamento y lo primero que hice fue asombrarme de lo bonito que se veía, era un lugar tan cómodo que me hizo recordar a mis inicios cuando me independicé justo antes de rentar departamento con Emma y Mia, me hizo acordarme de mí, la Amber llena de aspiraciones y deseos, Evan lo mantenía muy limpio, incluso puso algunas plantas para darle un detalle muy hogareño, las paredes eran de un color claro que dejaba entrar mucha luz y dar un efecto de más espacio que aunque si era pequeño el lugar, no se sentía amontonado.
—Es igual a como lo imaginé —parpadee asombrada, caminé algunos pasos, apenas había llegado y ya quería quedarme ahí, se podía sentir la vibra de Evan, era lo que me invitaba a quedarme por siempre.
—Pensé que podrías frustrarte un poco porque no es tan grande como tu departamento, se puede sentir un poco encerrado por eso dejo la ventana abierta —señaló una ventana abierta, desde ahí se podía ver toda la calle.
—Es perfecto, me gusta —afirmé con voz tajante, sonriendo con honestidad. —Y no me siento encerrada, me trae recuerdos a cuando yo renté mi primer departamento, es como volver a cuando tenía veintitrés años, como un viaje al pasado.
Esbozó una sonrisa tierna y se acercó para darme un beso en la frente.
—Así me sentí al llegar, como un adolescente buscando su próxima aventura, a veces las cosas pequeñas tienen mucho significado, tenemos suerte de no olvidarlas —me quedé clavada en sus ojos, eran genuinas piedras preciosas destellando ante mi con la única intención de maravillarme —¿Quieres comer algo? Sé que es tarde pero puedo hacer lo que sea y rápido. O podría enseñarte tu habitación, debes estar cansada.
—¿Quieres distraerte cocinando de nuevo? —entrecerré los ojos, pícara, podía adivinar porque.
Se rió, evidenciándolo por supuesto.
—Ahora estás en mi departamento, claro que necesito distracción y esta vez una muy duradera, tal vez vaya y limpie el baño o me ponga a hacer el desayuno para mañana.
—No soy una acosadora —hice una mueca —No voy a tentarte.
—Me fascina que lo hagas —repuso con una sonrisa en aprobación —Pero ahora que quiero controlarme hasta París no me vendría mal la ayuda, aunque siéndote sincero, te deseo todo el tiempo, ¿Lo sabes? Aunque no estés aquí.
Lo contemplé unos segundos, dejando que el fuego de mis venas corriera por todo mi cuerpo, me sentía masoquista, disfrutaba de la excitación pero debía huir de ella ahora que no podíamos hacer nada. Me mostré inocente y prometí no provocarlo en toda mi estancia.
—Lo sé, ya hemos podido controlarnos y prometo no sonsacarte como aquella vez pero no pude evitarlo, tampoco puedes culparme, lo necesitaba, además era un regalo de cumpleaños adelantado.
Me regaló una sonrisa arrebatadora, el cosquilleo en mi estómago fue inevitable, mi respiración se agitó.
—Siempre llegaré hasta dónde lo desees, es nuestro acuerdo y si tu cuerpo lo pedía a gritos, no había mejor manera que darle lo que quería, siempre podrás tomar de mí lo que tú quieras. Entonces, ¿Quieres un aperitivo o te ayudo a instalarte?
Elegí lo segundo, quería ver mi habitación y tener a Evan a mi lado, ayudándome a desempacar, solo era una maleta pues la otra era la que llevaría a París, no duramos mucho desempacando mis cosas así que fuimos a la cocina para preparar aperitivos madrugadores, elegí fruta cortada y Evan preparó un coctel de fruta fresca que comimos en la mesa de la cocina, pusimos en la televisión cualquier programa para mantenerlo de fondo ya que nosotros hablamos sin prestar atención.
—¿Y bien? La buena noticia no me la has dado —lo alenté, sentándome sobre su regazo, el me rodeó en sus brazos y recargué mi cabeza en su hombro, inhalé el perfume que emanaba de su ropa, arrullándome.
—Es verdad, no la te he contado —me acarició la espalda, haciéndome caer en una relajación profunda. —Te conté que ya tengo comunicación con los socios, bueno, resultó que todo ha ido de maravilla, Tom me está dando tareas muy por encima de mi puesto, he ido a reuniones con él y los socios han visto el potencial que tengo, les mostré algunos trabajos y proyectos que tengo en mente y les ha encantado, Tom me ha dado un pronóstico increíble, puede que en Enero finalmente me les una oficialmente como socio.
—¡De verdad! —brinqué de alegría, la noticia me sobrecogió que lo abracé tan fuerte, escuché que le robé el aire de los pulmones pero él era tan considerado que no le importó y me regresó el abrazo —¡Evan eso es increíble! ¡Felicidades! Confiaba en que ibas a lograrlo en tan poco tiempo, eres una persona sumamente inteligente, ellos se han dado cuenta de eso.
—Estoy todavía incrédulo ¡No me la creo! Después de estos meses, pensé que iba a necesitar más tiempo pero no, todo ha salido tal y como lo pensé —me mostró una gran sonrisa, todavía sentía sus caricias sobre mi espalda —No podía mantener la noticia por más tiempo, quería decírtela pero esperé a que estuviéramos frente a frente, mi primer impulso fue decírtelo por video llamada pero sé que habías estado ocupada y no podías verme.
No quise deshacer mi sonrisa, la verdadera razón al principio si fue por trabajo, la otra fue porque no podía verlo a la cara por miedo a decirle la verdad de Chris, no quería asustarlo ni quitarle la atención que tenía en su trabajo, tuve que mantener el secreto por semanas y me dolió tener que mentirle.
—Creí que no querías verme —frunció un poco el ceño, deslizando un dedo sobre mi mejilla, el remordimiento era una carga en mi espalda que me estaba haciendo sufrir. —O que me evitabas, eso fue lo que pensé porque la verdad es que sentía que algo pasaba contigo, presentía que estabas asustada por algo.
—Pero todo está bien —susurré, no supe que más decir, si le mentía ahora se daría cuenta.
—¿Es por Jordan?
No respondí, automáticamente lo descartó cuando tragué saliva y bajé la mirada.
—Dímelo —me suplicó, sus cejas se juntaron hasta casi tocarse, estaba preocupado, angustiado.
Tuve que decírselo, esto podía tal vez cambiar nuestra estancia en parís o tal vez no, rezaba para que no pudiera lastimarlo después de ocultarle esto pero no lo creía, era una noticia que ni yo misma terminaba de asimilar todavía.
—Es Chris —me levanté poco a poco, se quedó inmóvil, estudiándome para que no dejara de hablar.
—¿Te hizo algo? ¿Te tocó? —inmediatamente sus manos se tensaron al igual que su mandíbula, sus ojos se transformaron frente a mí, volviéndose un poco incisivos.
—No.
Siguió esperando a que continuara, no se movía, ni parpadeaba, era verlo convertido en una estatua de piedra, tan inmóvil, pétreo.
—No te conté esto porque sabía que te pondrías molesto y tal vez te molestes conmigo por no decírtelo, lo descubrirías cuando te hubiera hecho esas video llamadas porque sabes cuando estoy ocultando algo.
—¿Molestarme contigo? ¿De qué hablas? Eso quiere decir que... ¿Me evitaste?
Permanecí ahí frente a él, estudiando su expresión ansiosa, una clase de distancia se percibió entre nosotros por el silencio que se prolongó. Me pregunté una y otra vez porque se lo había ocultado, nunca debí hacerlo, pero lo hice y las consecuencias estaban cayendo en mí por temer a su reacción.
—Él no es quien creen todos, Evan, nos mintió a todos, incluso a mí. No supe de esto hasta que Samantha su ex novia fue a verme, por eso se fue de Oregón, por eso cuando fuimos en su cumpleaños estaba tan asustado, él tiene un pasado terrible allá.
—¿Qué? —su rostro se crispó —Dímelo, ¿Qué quieres decir con esto?
—Chris, mató a un hombre en Oregón hace cinco años, es un asesino y hay pruebas que pueden comprobarlo. Nadie lo sabe, más que yo, Samantha y sus padres y ahora tú.
Sus ojos se clavaron en lo míos pero no hubo ninguna emoción en ellos, no parecía que estuviera escuchándome, estaba ausente, su semblante se ensombreció y sus manos se cerraron con una furia que iba expandiéndose por su cuerpo, llegando hasta en sus ojos.
—¿Y no me lo dijiste? —musitó en voz baja, manteniendo a raya un tono mordaz, iracundo. —¿Desde cuándo lo sabías?
Díselo, ya no hay nada que puedas hacer. Pensé, debía decirle todo.
—Hace dos semanas, estoy dispuesta a decírtelo todo, solo si deseas escucharme, por favor, lo mantuve en secreto por el bien de los dos y sabrás los detalles, uno por uno.
La tensión entre nosotros aumentó, su contacto hacia mí fue nulo, no quería acercarme y tocarlo y recibir un rechazo porque no iba a soportarlo porque ahora más que nunca lo necesitaba, mi vida estaba llena de engaños y lo único real y verdadero que tenía era su amor.
Volví con actualización (: sé que a veces se siente como una eternidad, yo también la siento jajaja disculpen pero a veces tengo inspiración, otras veces quiero que llegue de una manera más fuerte y así poder hacer los capítulos mucho mejor, lo que puedo decirles es que me he estado entreteniendo mucho con el posible final que tengo en mente
Ojalá les guste, bueno, no los distraigo más, espero que lo hayan disfrutado y nos leemos en la próxima actualización
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