C30
Evan POV
La fiesta de cumpleaños prometía ser un éxito y eso que apenas estaba empezando, mi banquete había salido perfecto, me sorprendió mucho de lo increíble que me habían quedado los postres pero sobre todo la lasaña que siempre había sido difícil para mi de hacer y era lo que más me preocupaba que saliera mal. Los primeros en llegar fueron Emma y Brian que trajeron galletas, no pasaron ni diez minutos cuando llegó Florence, la amiga de Amber de la oficina, ella trajo una botella de sidra de manzana y por último llegó Daniel que cuando entró al comedor y me vio sentado se le dilataron los ojos ligeramente pero me saludó con cortesía y yo regresé también la buena conducta.
Amber me echó una mirada cautelosa pues había quedado sentado justo delante de Daniel en la mesa y ella solo quería asegurarse de que no hubiera cierta incomodidad por mi parte, lo que no fue así, respeté la presencia de Daniel así que lo dejé pasar.
Me levanté para ir a la cocina y empezar a llevar los platillos que preparé, Amber estaba sacando copas de vidrio para servir la sidra pero solo utilizó cinco.
—¿Cinco? —alcé una ceja, dudoso.
Ella sonrió.
—Emma está embarazada, espera poder decírselo a su familia en una semana, solo yo lo sé, es una clase de secreto.
—Oh, vaya, me alegro por ella, es una grandiosa noticia —sonreí también —Ella se ve feliz y plena con su esposo, supongo que llegó en buen momento, en vísperas muy cerca de navidad sería un buen regalo para la familia.
—Lo será, su madre se volverá loca. —se mordió el labio —Ella siempre quiso ser abuela. ¿Quieres que te ayude? Puedo llevar algunas cosas a la mesa.
—Es tu cumpleaños —le recordé, con cierto tono regañón, ella insistía así que hizo caso omiso a lo que le dije.
—Pero también es acción de gracias —agarró la bandeja de la lasaña y con la otra sostenía dos copas de vidrio —Déjame hacerlo, les diré que fuiste tú quien cocinó.
Me puse nervioso al escuchar las reacciones de los demás desde la cocina, algunos realmente exclamaron asombro, yo solo esperaba que les gustara y lo disfrutaran; llevé las copas restantes que Amber dejó en la barra y le ayude a servir las copas con sidra, a Emma le ofrecimos limonada así que Florence y Daniel sospecharon de su embarazo.
Todos me felicitaron por el buen sabor de la comida, sobre todo de la lasaña y los postres, tuve que confesar que el pavo lo tuve que comprar hecho ya que no sabía hacerlo todavía muy bien pero ellos valoraron el esfuerzo que hice al preparar los otros platillos, Amber me sonrió y me guiñó un ojo, ella me felicitaba y me agradecía también.
La celebración fue un rotundo éxito, todos quedaron encantados con la comida, incluso se había acabado el mousse de mango que preparé, Amber estaba feliz, reía tanto con las ocurrencias de Emma y de Brian quien le hizo segundas a sus chistes también; abrimos los regalos y decidimos acabarnos la botella de sidra, a excepción de Emma, por supuesto. La fiesta acabó a las doce de la noche y hubiera durado más pero algunos ya estaban ebrios, incluida Amber.
Emma se ofreció llevar a Florence a su residencia y Daniel ya traía su propio auto aunque él estaba todavía lúcido para conducir.
—¿Qué haces? Déjame hacerlo, es mi casa —insistió Amber quien estaba ya bastante pasada de alcohol —No limpies, mañana lo haré.
—Estás loca —fruncí el ceño —Limpiaré porque eres la cumpleañera, además yo hice la comida por lo tanto limpiaré tus refractarios y los cubiertos.
—¡Tú si que estás loco! —rió despavorida, se dejó caer en el sofá —Eres un invitado, no se supone que debas limpiar, eso me toca a mí.
—No lo harás —concluí, llevándome todo lo que restaba de platos sucios a la cocina. Ella estaba riendo sola, al parecer de sus propios chistes, la contemplé fascinado, esta noche dormiría muy bien y eso me alegraba.
Su celular sonó en mensaje, yo estaba lavando los platos, solo escuché que escribía y que después dejaba el celular en la mesita de centro, estaba seguro de que no era Karen quien la había felicitado, ella lo hizo por video llamada en medio de la reunión.
—¿Todo bien? —quise saber, aunque mi intención por supuesto era otra.
—Era Chris, felicitándome —respondió medio adormilada —Ya un poco tarde pero la intención es la que cuenta.
Se levantó del sofá y camino dando trompicones hacia la cocina, recargó la cabeza en el refrigerador, observando como lavaba los platos.
—¿Estás molesto?
Me volví hacia ella, incrédulo, negué sin problemas lo cual me pareció raro, oculté bastante bien mi inquietud.
—Claro que no, ¿Por qué lo estaría? No creas que voy a hacer el de antes, quien se molestaba porque tuvieras amigos, incluso me pareció bien que invitaras a Daniel, todavía sigue enamorado de ti pero no voy a tratarlo mal.
—¿De verdad? —parpadeó, atónita —Wow, esto es definitivamente nuevo, el viejo Evan hubiera puesto mala cara en cuanto viera a Daniel cruzar esa puerta, esto me sorprende.
—Ya no soy el mismo —enfaticé, sonriéndole. —Me he renovado. No me molestaría por nada que te hiciera feliz, aunque sea invitar a tu amigo Daniel quien insisto, todavía siente algo por ti, apuesto a que le has dejado claro las cosas respecto a lo que sientes por él.
—Sí, se lo he dejado en claro, somos amigos y lo respeta, al principio sentí que se indignó un poco pero tengo suerte de que no se me haya declarado tal cual, así como "Amber, me gustas, soy sincero contigo" —cerró los ojos, negando con la cabeza —Eso hubiera estado peor.
Noté que estaba surtiendo el efecto del alcohol, caminó aturdida hacia dónde estaba y de la nada se puso detrás de mí, pasándome los brazos por la cintura y dejando caer su cabeza en mi espalda, me reí débilmente, yo estaba con las manos mojadas y jabonosas.
—¿Estás mareada? Puedo llevarte a tu habitación, debes descansar, yo me encargo de esto.
—No, solo me gusta reposar en ti —ocultó su rostro en mi espalda —Me gusta como huele tu perfume, es muy al estilo del nuevo Evan, el anterior era exagerado.
Me carcajee.
—Creí que te gustaba esa perfume, pero tienes toda la razón, lo cambié porque no tenia sentido usar el mismo si ya no iba con mi estilo, me alegra que este te guste, podrías si gustas sugerirme otro más.
—¿El que usas ahora es Dior?
—Sí.
—Con eso basta. —suspiró todavía posando su rostro en mi espalda, me sentía bendecido de tenerla rodeándome el cuerpo, era sentir una pieza faltante en mí que encajaba a la perfección, que me traía alivio. —Gracias por el regalo y también agradécele a Karen por el suyo, ha sido una gran fiesta, la disfruté más que el anterior.
Terminé de lavar la primera ronda de platos, me sequé las manos y le acaricié los brazos, decidí posarla delante de mí porque necesitaba verla a los ojos y acariciarla como se debía pero todavía quería que me tocara así que levanté sus brazos y los dejé caer en mi cuello, además así se podía sostener mejor.
—No agradezcas y hubiera podido darte más si hubiese sido posible, quisiera darte todo lo que mereces y lo haré, es una promesa.
—Ya tengo lo que quiero.
—No, no es verdad, mereces más y quiero dártelo. —le acaricié los pómulos con las yemas de los dedos, no se si era el alcohol pero su piel ardía debajo de mi tacto —Quiero darte más de lo que quieres.
—¿Y cuando quiera más de ti? —preguntó, fijando la vista en mi, podía ver que estaba somnolienta pero no tanto como para desvariar.
Sonreí encantado de escuchárselo decir, no pude evitarlo.
—Lo tendrás, cada parte de lo que más quieras será tuyo, siempre.
Sonrió, cerró los ojos y posó su cabeza otra vez en mi pecho, estaba seguro de que ya empezaba a sentirse cansada pero aun así me respondió.
—Lo sé, porque eres mío.
—Tuyo —repuse, acariciándole la espalda. Se quedó ahí por unos minutos hasta que sentí que se desvanecía de mis brazos, la cargué antes de que sus rodillas cayeran al piso, la tomé en brazos y la lleve a su habitación.
La metí a la cama, le quite los zapatos y la abrigué ya que afuera hacía frió pero su departamento estaba cálido, como quiera quería asegurarme de que no fuese a despertar a media madrugada por frío; la había visto dormir algunas veces pero esta vez no se porque me parecía especial, supongo que ahora podía apreciar lo increíble y especial que era para mí, lo afortunado que me sentía porque volviera a amarme, Amber era una gran mujer y persona y yo estaba agradecido de tenerla de nuevo conmigo.
Le acaricié la cabeza y me despedí dándole un beso en la frente, ella se acomodó, abrazando la almohada, desee poder ser aquella almohada pero debía mantener mi promesa de cero contacto físico, aunque muriera de ganas por envolverá en mis brazos esa noche.
(...)
Me desperté a las nueve de la mañana, quería preparar el desayuno antes de que tener que irme esa tarde para tomar mi vuelvo de regreso a Seattle, quería que ella tuviera un buen desayuno así que pensé en prepararle panques de frambuesa; ella todavía dormía plácidamente en su habitación y seguro que se levantaría pasada de las doce, eso me daba tiempo de preparar todo. Salí del departamento, dejándolo bajo llave para que nadie pudiera entrar y me dispuse a ir a la tienda más cercana, había una muy buena de productos orgánicos a la que quería echarle un vistazo.
Compré las frambuesas, leche de almendras, chocolate puro en polvo y algunos ingredientes que servirían para el batido que también planeaba hacer, la mañana estaba muy refrescante pero no fría, lo cual fue cómodo y agradable caminar por la calle, la acera estaba casi vacía pues la noche después del día de gracias siempre lucía así.
Esperaba que Amber no despertara pues no me vería ahí aunque de todos modos le dejé una nota, revisé de todas formas mi teléfono cuando repentinamente escuché esa voz que me encogió el estómago, provenía de detrás de mí y por supuesto que me paralicé, me giré de inmediato para comprobar que era ella aunque estaba muy seguro ya que su voz era fácil de identificar.
—Hola, Evan —me saludó Camille, con expresión endurecida, malhumorada —¿Compras, eh? Creí que ya no vendrías por aquí, ¿Vives ahora con Amber? Se supone que estabas divorciado.
Me estremecí un poco pero me agarré de las bolsas para enfrentarme a ella, ser más valiente y dar la cara a sus quejas.
—No tengo porque justificarme contigo —le contesté con brevedad.
Dio una sonrisa cínica, se veía cansada, incluso más delgada desde la última vez que la vi, no estaba arreglada ni maquillada, lo cual era extraño pues siempre solía arreglarse para salir aunque fuese a correr, Camille ya no era en absoluto la misma que dejé aquel día.
—No, tu nunca te justificas con nadie —alegó con los dientes apretados, lanzándome una mirada envenenada, fría y endurecida —Tampoco lo hiciste cuando me cogiste una última vez y te fuiste, solo me dejaste una nota estúpida diciendo que preferías a Amber, ni siquiera te disculpaste.
Intenté mirarla pero era difícil, estaba colérica, dio pasos suficientes para encararme, no quería discutir en medio de la calle e iniciar una pelea pero no iba ser fácil que me dejara ir.
—Sé lo que hice pero estaba mal, mi vida estaba mal, necesitaba cambiar, estaba cansado de ser un maldito drogadicto mentiroso y poco hombre, tú y yo sabemos que habíamos ido demasiado lejos.
—¿Por qué lo dices? ¿Por nosotros? —sus ojos feroces y medios llorosos se acercaban cada vez más —¿Todo lo nuestro había ido demasiado lejos? Y aun así lo permitiste, me usaste también, me dijiste que ella era un puto juego para ti, que era una simple fotógrafa y mírate ahora, como un perro faldero detrás de su maldito culo.
—No voy a permitir que hables así de Amber —me puse desafiante pero no amenazante, solo quise que le diera respeto a Amber —Ella no es como tú, es una increíble persona y la lastimé mucho también, no puedes adivinar lo mucho que le rompí el corazón.
—¿Pensaste en ella cuando me cogiste esa última vez?
Me quedé inerte, nos miramos a los ojos y ella lo hizo a tal grado y con una fuerza descomunal que intentaba leerme el pensamiento, no iba a responder, estaba claro que sí pensé en Amber pero no quería darle más motivos para molestarse conmigo.
—¡Contesta! ¿Si o no? —gritó con un sollozo, empezó a llorar y la poca gente que estaba ahí comenzaba a vernos.
Bajé la mirada, me percaté del poco público que se fue acercando por nuestra discusión, lo que quería era hacerme un espectáculo y lo estaba logrando.
—¿Por qué quieres saberlo? —al mirarla a los ojos su rabia me volvió a dejar helado, a este punto no estaba seguro de que trataba de hacer para molestarme pero esperaba que solo se tratara de mí y no también de Amber.
Sacó de su bolsa de mano una hoja de papel doblado y arrugado y lo alzó en mi dirección con la mano temblorosa del coraje, con la mandíbula tensa, llena de furia. Agarré el papel y lo desdoblé, lo primero que hice fue leer su nombre y la fecha que mostraba el expediente clínico, fui leyendo más abajo y me di cuenta de que un comprobante de embarazo que mostraba positivo con letras negras.
Sentí un dolor punzante en las entrañas cuando releí el resultado, lo único que pasó por mi mente fueron fragmentos del rostro de Amber destrozada, llorando y huyendo de mí otra vez, hubo un peso muerto que se sepultó en mi pecho y me impidió respirar, comencé a sentirme desorientado y con nauseas.
La fecha del examen era de hace siete meses pero ella no tenía barriga, no parecía embarazada.
—No te preocupes por ello — respondió como si ahora si pudiera leerme el pensamiento —Jamás hubiera traído al mundo a ese niño, porque de nada hubiera servido, tú jamás lo hubieras aceptado, tampoco hubieras dado nada para criarlo y tampoco me hubieras amado. Me cogiste pensando en Amber esa última vez que estuvimos juntos, por supuesto que lo sabía.
—No sabes...No tienes idea de lo que estás diciendo —ahora fui yo quien se puso agresivo, molesto, estaba tan desorientado por haberla escuchado que me estaba impidiendo pensar, no estaba razonando, la sangre se me fue hasta el piso, me sentía helado. —¿Qué mierda fue lo que hiciste?
Se encogió de hombros.
—¿Tu qué crees? —dijo con amarga ironía —Lo aborté, no iba a tener a ese bebé, no iba a ser amado por nadie, menos por mí, tú ni siquiera lo hubieras querido y tampoco iba a usarlo para atraerte de nuevo, ¿Qué me hubieras dicho? Me hubieras obligado de todos modos a hacerlo.
—No, no, estás mal, estás jodida, Camille —mi mirada cargada en furia la hizo retroceder un paso pero aun así no la intimidé, no se perturbó por mi extrema reacción —¡No sabes lo que has hecho! ¡Esto no puede ser así!
—¡Lo es! —me gritó a la cara —¡Lo aborté porque sabía que no lo querrías! Porque no tendría apoyo de nadie, en cuanto lo supe, en un segundo me di cuenta que tú no hubieras respondido, me hubieras dejado sola, nunca fuiste responsable y menos lo serías con esto. Lo que quise fue habértelo dicho pero te fuiste, me dejaste y ni siquiera te importó saber de mí. Eres un puto egoísta.
—No puede ser...—seguí negándome toda las veces que necesarias para no creerlo pero no funcionaba, en el fondo algo me decía que era verdad, que todo encajaba —Nada puede confirmar que sea mío, que tal sí te cogiste a alguien más y me haces creer que es mío, estuvimos solo una maldita vez ese día.
—Y eso fue suficiente, tú yo sabemos que yo no me cuidaba y tú tampoco. Te amaba, Evan, también sabes que siempre fuiste tú en todo, jamás pude entregarme a nadie más que no fueras tú —su rostro se transformó en una máscara dura, inescrutable —Quizá, solo quizá si hubieras mostrado un poco de interés en ese bebé, lo hubiera conservado pero no pensabas en nadie más que en ti. No me buscaste y yo no te encontré por ningún lado. Deberías decírselo a tu querida Amber, ¿Qué pensará de ti cuando sepa que me cogiste, me embarazaste y te fuiste por meses?
—Ella no lo sabrá —mascullé con tono rabioso, sentía que mis ojos se estaban clavando con dureza en su dirección pero dentro de mí había un dolor y una sensación que me estaba enfermando. —Y no te le vas a acercar jamás, ¿Me oíste?
—Ya lo sabrá, no te preocupes.
No sabía que idea tan jodida podía tener en mente pero aquel plan le había arrancado una sonrisa burlona que me dio mala espina, me hizo pensar en que debía volver al departamento justo ahora y que no debí haber salido ni tampoco haberla dejado sola.
(...)
Amber POV
El timbre sonaba y sonaba, me despertó en medio de un sueño profundo, no podía siquiera levantar la cabeza, me dolía las sienes y me sentía mareada y confundida, el timbre seguía sonado y me pregunté porqué Evan no abria, ¿Estaría en el baño? ¿En su habitación? A regañadientes me levanté, tuve que sostenerme de la pared y me toqué la cabeza para calmar la punzada que me dio al caminar.
El departamento se sentía vacío y vi una pequeña nota en la mesa, reconocí la letra de Evan, decía que iba a comprar cosas para el desayuno, supuse que debía ser él o que había olvidado las llaves para entrar, por lo que quité los seguros y abrí la puerta.
—¿Te olvidaste de las lla...?—iba a regañarlo cuando delante de mí apareció otra persona, el recuerdo de su cara que ahora estaba a pocos centímetros de mí hizo que se me acelerara el corazón en un terror profundo, Jordan estaba delante de mí con una sonrisa forzada, sus ojos parecían ajenos, como si no estuviera consciente de lo que pasaba pero a la vez sí.
—Hola, Amber, supongo que llegué muy temprano, ¿Está Evan aquí?
Me quedé sin palabras, las piernas empezaron a temblarme, también las manos, mi primer impulso fue retroceder y cerrar la puerta pero sin darle permiso entró a la fuerza, haciéndome a un lado, no cerré la puerta, me puse en el rincón más cercano por si tenía que correr y así salir más rápido.
—No está, se fue a la tienda y no sé cuándo volverá.
—Sí, supongo que no ha llegado de dónde Camille. —se giró hacia a mí de nuevo con esa sonrisa cínica.
—¿Qué?
—Está con Camille, justo ahora, deben estar hablando del embarazo que perdió hace unos meses, ¿No te lo dijo?
Aguardé en silencio pero ver si bromeaba o decía uno de esos comentarios suyos tan de mal gusto pero no, al parecer lo decía en serio, cuando me vio al rostro sintió pena por mí y fue por así decirlo "considerado" y me dijo todo lo que sabía.
—Hace algunos meses, antes de que Evan dejara Chicago, pasó una temporada con Camille pero hay cosas que hizo que no te contó —hizo una pausa para acercarse a la puerta y cerrarla —Deberíamos tenerla cerrada, no queremos que nadie de afuera se entere de esto, en fin, Camille se embarazó, lo abortó porque no pudo tener apoyo de Evan y no iba a hacerse cargo de un bastardo. Si no me crees, aquí tengo un copia del examen que se hizo.
—¿Examen? —tartamudee, las manos se me agitaban cuando me cubrí el estómago, me estaba empezando a dar un dolor vacío que me doblaba.
—El test de embarazo, el resultado está aquí, tengo una copia —sacó de su chamarra una hoja que dejó caer en la mesita de centro, se sentó en una silla del comedor y agarró una manzana para después darle una mordida —Ahí está, compruébalo por ti misma.
Me acerqué dando pasos cautelosos y tomé la copia, comprobé el nombre de Camille y la fecha era de cuando por supuesto no sabíamos nada de él, el resultado decía positivo y me eché sobre el sofá, buscando un indicio de que fuera un truco o un buen montaje pero el logo del hospital era auténtico.
—Camille me lo dio —me informó en lo que yo seguía estudiando la hoja de papel, absorta, confundida y con un dolor horrible que me forzaba a doblarme hacia adelante, me llevé las manos a la cara, ahogándome de nuevo en un abismo sin fondo, la imagen mental de él y Camille juntos era una agonía —¿Sabes lo que más hizo? Seguro que no pero el muy hijo de puta se quiso meter con mi novia, con Tori ¿La recuerdas? La besó y tengo un video que lo comprueba, Camille también me lo dio y la razón de que se fue de aquí es porque el muy imbécil se la quiso coger y ella no quiso, la amenazó para que no dijera nada y cuando Tori me lo contó él ya había escapado. ¿Ustedes ahora están juntos de nuevo, cierto?
Levanté el rostro, lentamente, empecé a sentirme amenazada, su tono de voz ya no era normal, se tornó extraño, la señal que me marcó foco rojo fue cuando se paró de la silla de un saltó y caminó hacia a mí con una mirada en desprecio.
—Él se quiso coger a mi novia y además la amenazó, ¿Qué crees que debería yo hacer para que estemos a mano? Ya sabes, para que las cosas sean justas.
Empecé a temblar, sus ojos me intimidaron, me produjeron un pánico que no me permitió pensar, no pude hacer nada, estaba acorralada, sola con un hombre que era más grande que yo, el doble de fuerte y sin poder acercarme a la puerta porque sabía que iría detrás de mí.
—Dímelo, Amber, ¿Qué debería hacer? —poco a poco me levanté, si no podía correr a la puerta podría ir a mi habitación, encerrarme y marcar desde mi celular al 911, él me seguía el paso asechándome como un león, midiéndome y esperando a poder atacar —Yo creo que lo sabes.
—Por favor, yo no sabía nada de esto...—la voz me temblaba, empezaron a brotarme lágrimas, estaba asustada que pensaba solo correr a donde fuera pero la resignación me ponía mal, no había a donde correr ni esconderse. —Yo no tengo nada que ver.
—Tori tampoco tenía nada que ver, se portó mal con ella y lo justo es que también me porte mal contigo, ya sabes, ojo por ojo...
Me giré para ir corriendo hacia mi habitación pero sus pasos eran rápidos, tal cual a las de un cazador, preparándose para cualquier acción de su presa, me agarró del brazo y me jaló de un tirón, regresándome a la sala y me dejó caer sobre el sofá, mi cabeza se estampó contra la madera del sofá, se echó sobre mi inmediatamente y me dio una bofetada, jalonee con él pero me siguió abofeteando y por último me un puñetazo en el ojo lo que me dejó con la vista borrosa.
Me ardía la cara tanto que mis lágrimas no me reconfortaban, mis lágrimas eran flamas que quemaban la piel de mis mejillas.
—No te preocupes, también le daré una lección a Evan pero primero me divertiré contigo.
Me agarró las muñecas y las envolvió con una cinta adhesiva que sacó de su chamarra, grité lo más que puede pero mi llanto me cerraba la garganta, lo que hizo para que no gritara fue ponerme boca abajo y aunque quisiera gritar nadie iba a poder escucharme ni a salvarme de esto, hundió mi rostro en el cojín del sofá, asfixiándome mientras me desgarraba la ropa.
Me tardé en actualizar ya que el capítulo estaba muy largo, como podrán ver pues tiene un número de palabras que hace mucho no escribía y tenía que asegurarme de que los errores ortográficos estuvieran resueltos.
Y bueno, también me tomo de vez en cuando un descanso de la novela porque si es un poco agotador hahaha estar 24/7 escribiendo, mi cerebro también necesita descanso. Espero que el capítulo les haya gustado y que también haya valido la pena, son muchas cosas en un solo capítulo :O
Nos leemos.
Chao
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