C26
Amber POV
Me besó con un ímpetu que no me alcanzó el suficiente aliento para resistir, realmente sentí como se extendió la urgencia que tenía por tocarme cuando sus manos me abrieron el abrigo y sus manos se posaron en mi espalda, sus caricias son inquietas y llenas de ansiedad, el frío era lo que menos empezamos a tomar en cuenta pues de la nada mi abrigo y su chamarra dejaron de ser esenciales. Nos fuimos a un pequeño jardín que conservaba flores, justo en el rincón del lado más oscuro del parque, exactamente detrás de una estatua abandonada donde creíamos que nadie podría darse cuenta de nuestra travesura, además una gran pared de flores nos mantenía bien escondidos entre los arbustos.
Dejé mi espalda sobre la pared de flores, yo necesitaba realmente tomarme un respiro pero él no me dejaba de besar, era salvaje a un grado que me excitaba y fue aún más glorioso para mí cuando penetró su lengua dentro de mi boca, me empecé a sentir completamente desesperada pues este juego previo me estaba llevando al borde de la locura.
Cuando bajó sus labios hacia mi cuello, llené mis pulmones de aire, cerré los ojos sintiendo sus besos en la piel de mi cuello una y otra vez, después mordisqueo el lóbulo de mi oreja y otra vez dio besos pequeños, delicados pero que se sentían fenomenales.
—¿Y si alguien nos ve? —pregunté entre jadeos, enredando su pelo entre mis dedos, lancé un gemido cuando chupó de la piel de mi clavícula —No puedo resistirme a que pares si alguien nos ve.
—Nadie nos verá —me prometió, subiendo sus labios al hueco de mi garganta, dejando que el aire caliente de su aliento me cosquilleara, el tono de su voz me hizo estremecer debajo de sus manos, era una voz hipnótica, lujuriosa. —Trataré de ser rápido.
—No, Evan —repliqué en voz tan baja pues me era imposible hablar con voz alta, él era ingenioso con las manos, ahora estaban debajo de mi blusa, buscando mi sostén por detrás para quitármelo, su lengua ahora exploraba mi garganta, succionando y dejando cada vez más suplicas en mi cuerpo. —Te quiero por más tiempo, ¿Me escuchaste?
Tomé ambos lados de su cara para obligarlo a verme, sus ojos eran llamas incandescentes y bestiales, estaba sin respiración, hambriento y con la excitación dominándole por completo.
—Por el tiempo que quieras —prometió, queriéndose acercar a mi boca de nuevo —No pienso dejarte, Amber.
Inclinó la cabeza para rozar mis labios con suavidad pero solo por un par de segundos, su beso se transformó en esa desenfrenada necesidad por tomarme la boca; sus manos que estaban en mi espalda viajaron hacia mi estómago y de ahí descendieron para ir hacia el botón de mis pantalones, con agilidad logró desabrocharlo y lentamente metió una mano.
Solté un grito ahogado cuando lo sentí acercarse y rozar sus dedos debajo de mi pantaleta.
—No puedo desnudarte aquí —murmuró sobre mis labios, besó la línea de mi mandíbula delicadamente y después se fue hacia mi oreja para hablarme de manera cálida pero fogosa.
—No importa —gemí más fuerte cuando metió dos dedos en mi pantalenta, acarició lentamente hasta acercarse a mi clítoris —Hazlo ya.
Tiré de su cabello más fuerte cuando empezó a dar masajes insistentes pero cuidadosos donde mismo para mantenerme bastante húmeda, empecé a gemir más fuerte, estaba segura de que no había gente pero de todos modos tuve que ser considerada y no gritar.
—Hace mucho frío como para desnudarte —me recordó con dulzura, manteniendo sus labios contra la piel de mi mejilla.
Me sentía abrumada y excitada que sin dudar mis manos se fueron a su pantalón, tocando por accidente el bulto de su erección, logré desabotonarlo y traté de bajarle los pantalones, él me tomó por sorpresa cuando me imitó también, ambos empezamos a quitarnos los pantalones pero yo no pude hacerlo, no me dejó pues llevó mis manos de nuevo a su cuello.
—Déjame hacerlo por ti —sentí que sonreía, no estaba segura pues la oscuridad nos mantenía escondidos, me bajó a mi los pantalones de un tirón y me agarró los mulsos, levantándome del suelo, rodee su cintura con mis piernas y escuche más tarde que se bajaba el zíper de la bragueta y se meneaba para bajarse también los pantalones.
Dibujó el contorno de mis labios con la lengua cuando siguió estimulando mi clítoris con los dedos, erguí mi espalda tantas veces que mis gemidos eran tan continuos que no habría posibilidad de callar en cuanto lo tuviera dentro de mí. Imaginé lo glorioso que hubiese sido tenerlo desnudo ahora que su cuerpo había cambiado, quería acariciarle aquel abdomen tonificado que se pudo ver esa vez con la camisa negra que llevaba el otro día, el sabor de su cuerpo me humedeció la boca y otra cosa más.
Y antes de que se lo hubiera suplicado, se introdujo dentro de mí sin dejar de jugar ahí abajo con sus dedos, me eché sobre su pecho, hundiendo mi rostro en su hombro, aferré mis manos a su camisa cuando gruñó de placer al rodearse de mi calor también.
Podía sentir bombear a su corazón estando pecho contra pecho, jadee sobre su oído cuando fue dando más embestidas.
—Debí haberte avisado que venía —se disculpó con la respiración entrecortada. —No resistí.
—No importa —dije entre gemidos, sus manos viajaron otra vez hacia mi espalda buscando mi sostén, lo desabrochó e inmediatamente sus manos tomaron mis pechos para apretarlos y pasando su pulgar por mis pezones erguidos, gemí sin parar.
—Necesitaba esto, Amber —dio embestidas más duras, levantando mi camisa y dejando un poco al descubierto mi estómago y parte de mis pechos, me pasó la lengua por el pezón derecho y succionó despacio —Necesitaba tu amor, tu cuerpo.
Cubrió su rostro en mi pecho, lamiendo y apretando mis pechos con las manos, mis caderas se mecían hacia delante y atrás para dejar entrar sus embestidas, empujó cada vez con más desesperación, guiándose por la intensidad de mis gritos y las ganas con las que mis manos se enterraban en su pelo.
—¿Amber?
No respondí tenía los ojos cerrados y mi cara enterrada en el hueco de su cuello, hice un esfuerzo para recobrarme y mirarlo al rostro.
—Mírame, por favor —me pidió, en lo que yo gemía y jadeaba sobre su rostro, entre la oscuridad veía el brillo profundo y excitante en su mirada —Quiero que veas como disfruto dándote placer, mira cómo me haces sentir.
Evan gruñó de nuevo cuando sus embestidas no tuvieron control, traté de sostener mis ojos en los suyos, lo besé tan fuerte que le robé el aliento, volví a mirarlo cuando se me cayó la mandíbula, el orgasmo estaba envolviéndome poco a poco, avecinándose.
—¿Ya casi? —quiso saber, fijándose más en mi semblante —Yo también. Terminemos juntos. ¿Más fuerte?
—Sí...por favor —dio más fuerte y una explosión asombrosa salió de mi cuerpo, el orgasmo se dejó venir, mi cabeza dio vueltas y aun asi mis ojos estuvieron unidas a los de Evan cuando me vine, él se apretó la mandíbula cuando lo dejó correr también, el fuego recorrió las venas de mi cuerpo, el calor que compartimos parecía eterno, nos refugió del frío que apenas y se pudo percibir.
Mi cuerpo cayó ante la plenitud que experimente, él me sostuvo y me besó una vez más los labios, me dio un beso tierno en la frente y se posó a unos centímetros de mis ojos.
—No eras el único que estaba viviendo un tormento —logré decir con un hilo de voz a falta de oxígeno en mis pulmones —Yo tampoco iba a poder vivir sin ti.
Acarició mi barbilla con los dedos, me bajó lentamente al suelo y vi que de su rostro brillaba algo más y no precisamente su mirada, esto resplandeció como un cristal que descendía hasta su mejilla, descubrí que era una lágrima, estaba llorando.
—Creí que jamás podría escucharte decir eso, estaba resignado a vivir sin tenerte de nuevo, Amber, me estaba preparando para el castigo y el tormento de no volver a tocarte.
—Hemos hecho literalmente el amor en la ciudad del amor, otro sueño deseado por cualquier mujer y tú me lo has dado —sonreí a medias, todavía con la respiración un poco agitada —¿Por qué has llorado?
Empezó a vestirme de nuevo, me subió los pantalones y me cubrió de nuevo con mi abrigo y después con su chamarra, el frío estaba empeorando horrible y la verdad es que ya estábamos empezando a sentirlo ahora el viento estaba soplando fuerte. Cuando mencioné porque había llorado, se limpió el rastro de la lágrima tan rápido con el dorso de la mano que no dejó evidencia.
—Sí te lo dijera, ¿Me creerías?
Asentí.
—Porque me he sentido triste al comprender que no volveremos a vernos, estaremos separados y la verdad es que ahora que te tuve de nuevo, no seré capaz de soportar mi vida en Seattle sin ti. —acarició mi mejilla con cuidado, incluso vi que sonrió, como si el hecho de tocarme le trajera paz, levantó mi barbilla con dos dedos y después rozó su pulgar en mi labio inferior. —¿Cómo voy a poder dejarte después de lo que pasó?
El corazón se me encogió cuando no pude hacerme también a la idea de tenerlo lejos, ya no habría ninguna cercanía de por medio, me daba miedo ahora estar consciente que la distancia sería la única cosa que nos separaría, ¿Cómo sobreviviríamos ahora que habíamos aceptado nuestro amor de nuevo?
—Podré visitarte a ti a Karen el día de acción de gracias, navidad o año nuevo.
—El día de acción de gracias es en tu cumpleaños, podríamos celebrarlo juntos, aunque no me importaría que prefieras pasarlo con tu familia.
—La última vez que celebré mi cumpleaños fue contigo, Emma y amigos y no celebramos tal cual acción de gracias, esta vez me gustaría hacerlo como se supone se debería. —sonreí —Además, celebro siempre navidad y año nuevo con mi padre y Laura, esta vez sería bueno algo diferente.
—Podríamos ser nosotros quienes vayamos a Chicago el día de navidad, ya que año nuevo seguro que Karen se va a Whistler Blackcomb aunque hablaré con ella en cuanto arreglemos nuestro problema para convencerla de venir a visitar a Mónica y Sebastian. —su expresión estaba tan relajada que me contagió, era agradable la sensación que me producía cuando me acariciaba la mejilla lentamente. —Hablemos de esto mientras caminamos, se está haciendo tarde y no quiero que te de un resfriado o una neumonía.
—Pero si estoy abrigada —fruncí el ceño —Tú eres quien pescará un resfriado.
Me abrazó para seguir cubriéndome del frío, rió entre dientes y lo pensó brevemente cuando me contestó:
—Sonará a locura pero no tengo frío.
Sonreí y lo miré de reojo, también sonreía, pude sentir la chispa de su buen humor.
—Supongo que no hará falta preguntar porque ¿O sí?
—Ahora mismo lo único que me tiene nervioso es que no nos hayan visto haciendo el amor en aquel rincón o en el peor de los casos, que las cámaras nos hayan grabado.
Casi frené en seco cuando dijo eso pero no me permitió detenerme, le clavé la mirada horrorizada, empecé a temblar, me imaginé los problemas que tendríamos si nos atraparan con ese video.
—¡¿Estás hablando en serio!? ¡Evan!
Rompió a reír y me apretó a su costado, me frotó el hombro para tratar de calmarme, empezaba a verse la fachada de mi hotel, ya estábamos llegando pero ni siquiera eso me calmó.
—¡Es una broma! Claro que no puede ser así, en primera porque estaba oscuro, en segunda, el rincón donde estábamos no tenía acceso a las cámaras y tercera, no creo que hayamos sido los únicos que cometimos tal delito ahí mismo.
—¿Por qué lo dices?
—Esa estatua abandonada estaba llena de corazones dibujados con iniciales dentro, creo que sin querer nos hemos topado con el santuario del amor de muchos.
—Debo admitirlo, es un buen lugar —solté una carcajada. —Quizá debimos haber puesto nuestras iniciales ahí.
—Lo haremos —respondió complacido —Cuando lo repitamos.
Sonreí a escondidas, no quería admitir lo feliz que estaba por escucharlo decir eso pues también desee que aquello pudiera repetirse, era lo que anhelaba en estos momentos y seguro que él lo sabía pues ruboricé por completo. Al llegar a mi hotel, le pedí que me acompañara hasta la puerta de mi habitación donde seguro Sara debía estar durmiendo o trabajando, no quería hacer rápida la despedida ni el tampoco; le entregué la chamarra que me prestó contemplándonos el uno al otro, podía oler mi abrigo con el perfume que llevaba su chamarra.
—¿Sería precipitado si te pido un beso?
Me reí entre dientes, dando un paso hacia adelante para acercarme.
— Si tan solo no hubiésemos hecho el amor en un parque hace quince minutos, eso sería lo correcto.
Sonrió conmigo también, dejando relucir su increíble y bellísima sonrisa, me dio un cosquilleo en el estómago.
—Todavía me acostumbro a que me quieras de nuevo, no quiero abusar.
—Siempre te he querido —lo corregí.
Acunó mi rostro entre sus manos, ahora acercándose lentamente, dejándome apenas respirar.
—Escuchártelo decir hace que todo por lo que pasé valga la pena, cada segundo de aislamiento, soledad y dolor, me das una razón valiosa para seguir viviendo.
—¿Cuál razón? —susurré perdida entre el sonido de su voz a escasos centímetros de mí.
—Tu amor, por supuesto. Lucharé para que te sientas confiada a amarme sin miedo ni desconfianza, no más secretos, no más mentiras.
—Solo tú.
—Solo yo.
—¿Y mío?
—Tuyo.
Presionó con suavidad sus labios hasta que cambió de postura a la que me gustaba, elocuente, salvaje y dominado por la sensación atrabancada de siempre, besarme hasta el cansancio, comerme la boca, acompañado del deseo que se derramaba en sus caricias.
Sé que pareció que tardé años en actualizar así que les pido disculpa, de verdad, edité el capítulo hace apenas unos 20 minutos por eso la tardanza, pero ¿Valió la pena verdad? Hahahaha tampoco me odien por esto, les juro que lo que pasa entre Evan y Amber puede cambiar, no lo sabemos chicas, solo esperen.
Les mando besitos y mucho amor ahorita en la situación que seguimos viviendo, cuidense. Chao
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top