C16

Evan POV

No tenía la gran cantidad de pertenencias conmigo, por lo que mudarme finalmente a mi departamento no fue tarea difícil, simplemente traje la poca ropa que había tenido de siempre más la que amablemente me donó Tom; él logró conseguirme el departamento en este condominio bastante sencillo, modesto pero muy cómodo, no se comparaba en nada a mi antiguo departamento (dónde prácticamente no me hacía falta nada) pero no me importaba pues no extrañaba ese lugar para nada, a excepción de algunos recuerdos hermosos. 

El departamento solo contaba con una habitación, una cocina reducida y un baño también muy pequeño, era solo lo que necesitaba y se ajustaba a mis necesidades básicas, acomodé la ropa que Tom me donó en mi habitación y también los regalos de despedida que me dio Riley antes de que me dieran el alta, guardé el dibujo o más bien auto retrato que me hizo y el disco de Depeche Mode que también me obsequió, fue un disco con la recopilación de todos los Singles de la banda ya que ahora se había convertido en mi música preferida.

Sonreí al recordar el momento en que me lo dio pues yo no quería quitarle nada de su colección de discos y cassets.

—Vamos, llévatelo, tengo demasiado aquí —me presionó para que lo tomara, la verdad es que tenía buena colección musical y a mi me gustaba la idea de tener algo que me gustaba. —Me da gusto saber que te  he influenciado para bien.

Hice una mueca.

—¿Tú? —pregunté con media sonrisa —Tú no fuiste, fue Amber.

—Cierto —aceptó con una sonrisa —Debes admitir que tiene buen gusto musical, si la hubiera conocido, seguramente seríamos buenos amigos.

Bajé un poco la mirada pero no me sentí desanimado.

—La conocerás, quisiera que sea así cuando salgas de aquí —le entregué un papel doblado por la mitad, se le quedó viendo y al abrirlo sonrió un poco más fuerte —Es mi número de teléfono, puedes hablarme si quieres matar tiempo. Fuiste un gran compañero y me caíste muy bien, no suelo hacer amistades con personas tan jóvenes pero fuiste la excepción. Sé que saldrás de aquí y espero que puedas ir a visitarme

Esbozó una sonrisa de oreja a oreja sin apartar sus ojos de mi rostro, era un joven muy inteligente y maduro, se sintió conmovido y por un momento casi creí ver que sus ojos se cristalizaban, yo también me había convertido en una clase de amigo/confidente que le ayudaba y le aconsejaba lo mejor que podía.

—Tenlo por seguro, espero salir tan pronto como tú y conocer a Amber y también seguir hablando contigo, tienes casi la misma edad que Stephanie así que puede que sea la razón de que no me hayas caído mal.

Reí entre dientes, sacudiendo la cabeza.

—Espero también conocer a Stephanie, debe ser una gran persona. —saqué mi teléfono celular, finalmente me lo habían entregado y busqué la única foto que tenia de Amber y se la mostré —Siempre quise tener la oportunidad de enseñarte la foto de Amber y que pudieras hacerme un dibujo suyo para tenerlo conmigo. Es ella.

La contempló unos segundos y sonrió, dejando entrever una brillante sonrisa, dirigió sus ojos hacia a mí con admiración.

—Es muy bonita, sé puede ver la gran persona que es, ojalá puedas conseguir esa segunda oportunidad con ella, te deseo suerte.

—Gracias, aunque supongo que la suerte la tuve cuando estábamos juntos y no lo supe valorar —dije con la voz apagada, no pude evitar sentirme triste y muy culpable. —Pero somos humanos y cometemos errores, espero me perdone.

—Todos merecemos perdón.

Sonreí a medias, mi tristeza seguramente se reflejaba en mi rostro pues Riley también se sintió contagiado por mi compostura abatida.

—Eso espero conseguir si en dado caso no quiera darme una segunda oportunidad, quiero que vivamos en paz, que me deje ser su amigo y me permita saber que está bien de lejos o de cerca.

Alguien estaba tocando la puerta, despertándome abruptamente de mi recuerdo, me extrañó un poco tener visitas pues no recordaba haberle dado mi dirección a nadie, aun así quise ver de quien podría tratarse y mi sorpresa fue grata al ver a Natalie con una bolsa de papel, reconocí el logo, era de una pastelería de esta zona.

Jovial la recibí y la invité a pasar de inmediato, supuse que la dirección debió habérsela dado Tom y agradecí desde mi interior que lo hubiera hecho, me dio mucho gusto tenerla aquí. Después de haber sido mi psicóloga le había tomado un cariño especial, me sentía cómodo con ella, platicar de mis asuntos, inseguridades, preocupaciones ya era tan normal y rutinario que me reconfortaba su presencia.

—Perdón por presentarme así pero hablé con Tom y me dio tu dirección —se mordió el labio y sacó el pay de limón que trajo —Quería que al menos tuvieras algo para comer.

Fuimos a la cocina a preparar té, la verdad es que había comprado cosas básicas para comer en el super mercado más cercano que me quedaba pero fue un fracaso pues solo escogí comida basura.

—Necesitaré que me hagas una lista de alimentos dignos para una despensa pues mi compra fue asquerosa —me eché a reír, le mostré mi alacena con sopas instantáneas, galletas saladas, atún y pizzas congeladas.

Quiso ocultar su disgusto con una sonrisita inocente.

—Lo intentaste, el atún es al menos comida decente pero sí, debemos arreglar bien tu despensa, esto se acabará en al menos cuatro días.

—Mi presupuesto es limitado, suerte que mañana finalmente trabajaré con Tom y tendré un salario, no es mucho pero es algo, estoy muy emocionado, es un puesto de asistente pero por algo se empieza.

—Es un trabajo digno —añadió, sirviendo el té, yo partí el pay a como pude. Nos sentamos en la modesta mesa del comedor, el departamento venía amueblado con cosas muy básicas pero al menos no estaríamos sentados en el piso.

—Supongo que también debo conseguir artículos de limpieza, aprender a cocinar, lavar y mantener un departamento por mi cuenta—suspiré de tan solo pensar en el trabajo que traería tener que hacerlo por mi cuenta y lo difícil que sería. —Son tantas cosas que me volveré loco.

—¿Quién hacía todo eso cuando vivías en Chicago?

—Tenía un servicio de limpieza y los empleados del edificio donde vivían tenían también el servicio de lavandería, eran cargos extras pero los pagaba para no hacerlo y siempre salía a comer a restaurantes para no hacerlo por mi cuenta. Ya no puedo darme esos lujos.

Exhale airé, resignado, debía aprender todo eso pero era parte del cambio, además supongo que sería un buen inicio si quería tomar las riendas por mi cuenta e independizarme finalmente.

—Puedo ayudarte si quieres, te puedo enseñar a cocinar, lavar la ropa y a mantener la casa limpia. Debo admitir que las cosas no van a hacer fáciles, tendrás que hacerlo tu solo desde cero.

Sonreí.

—Estoy dispuesto a aprender, quiero ser exactamente el hombre independiente que puede arreglárselas por si solo, ya no quiero depender de nadie, además, aprendo rápido debo agregar —la contemplé dando una carcajada, ella también rió un poco —No creo que pierdas la paciencia tan rápido.

—Tengo un bebé de tres años —alzó una ceja, riéndose aún —Ya nada puede hacerme perder la paciencia.

La imagen mental de ella haciéndose cargo de su bebé sola me tocó el corazón, debía arreglárselas sin compañía ni apoyo, hasta ahora solo me había comentado de su bebé cuando recién me dieron el alta pero nada de su esposo fallecido, no quise preguntarle pero la verdad es que la curiosidad me mataba.

—¿Y que tal está Jackson? —pregunté casual, ocultando mi rostro en la taza.

—Está muy bien —sonó tranquila, estudié su expresión, no tenía intención de comentar más allá que no fuera su hijo. —Ahora está con la niñera, debe estar viendo sus caricaturas, ha crecido tan rápido que es increíble que tenga 3 años, me gustaría que le conocieras.

Asentí, dejando la taza a un lado, decidí comerme el pay, ya me había puesto un poco nervioso, necesitaba entretener mi ansiedad con la comida y el azúcar.

—Me gustaría —admití, sonriendo pero también sintiéndome avergonzado, no era que me llevara mal con los bebés pero nunca me familiarice con ellos, cuando Milly nació pocas veces la visité al departamento de Karen. Carraspee porque la incertidumbre estaba al tope y yo no podía reprimir el querer saber las cosas, teníamos confianza al menos de mi parte, lo sabía todo de mí y tal vez no era obligación ni mi asunto saber de su vida pero necesitaba al menos saber que sentía —¿Puedo preguntarte algo? Espero que no te lo vayas a tomar a mal.

Tenia una expresión de serenidad, en respuesta asintió en silencio, en sus ojos se mantenía la curiosidad tanto por saber de que se trataba mi interés, supongo que los dos estábamos intrigados por lo que el otro tenía que decir.

—¿Cómo conociste a tu esposo? Sé que nunca me has contado de él pero supe de su existencia por casualidad.

—¿Casualidad? —repitió para mi sorpresa con los ojos entrecerrados y una pequeña sonrisa y las cejas levantadas —¿Esa casualidad no tendrá nombre? Como por ejemplo, Riley.

Cerré los ojos, maldiciendo pero también suplicándole que no metiera en problemas a Riley, quizá no debí mencionar nada, con los ojos avergonzados, le pedí que me perdonara.

—No te enfades con él, te quiere en verdad, le importaba mucho en ese entonces tu perdida, por favor no vayas a culparlo. No necesitas responder, es tu vida privada y estas en tú derecho de mantener tal cosa reservada para ti.

—No —me interrumpió amablemente, alzando una mano —Desde un principio, sabía que Riley tenía esa información y por una extraña razón, presentí que ustedes hablarían de mí, era evidente y sobre todo ese tema así que no estoy enfadada, menos con Riley, sé que su intención no es ser grosero pero sabiendo que tú me conociste en el pasado debieron charlar mucho.

—No lo sabe —le aclaré muy seguro —Jamás le conté que fuimos a la universidad, la verdad, las razones de por las cuales hablábamos de ti era simplemente porque eras mi psicóloga y alguna vez lo fuiste de él también

—Oh —los ojos se le dilataron un poco y de la nada rió entre dientes —Me da gusto que no lo hayas hecho, te hubieras ganado un enemigo, me refiero a que, hubiera sido incómodo ya sabes que él supiera que yo...En fin, gracias por no mencionárselo.

—¡Sí! Me hubiera echado de la habitación sin duda —le aclaré jovialmente, en risas —Y no me hubiera hecho amigo suyo jamás, es un gran sujeto y se ve que te quiere en verdad, sé que es joven pero déjame decirte que es bastante maduro, inteligente y consciente de muchas cosas.

—Evan...—negó con la cabeza, reprimiendo una sonrisa —Podría ser mi hermano menor.

—Te quiere, Natalie, no lastimes a Riley.

—¿Y porque lo haría?

—Solo no lo alejes. Le dolería demasiado, tienes a alguien que estará para ti incondicionalmente, sería un excelente amigo para ti así que alejarlo sería un verdadero error.

—Sé a lo que te refieres y no haría algo así, sé lo mucho que me estima así que no sería tan mal agradecida pero marcaré un límite, eso es importante. —remarcó, alzando el tenedor delante de mí, llevándose el pay a la boca —Por cierto, Lloyd era el nombre de mi esposo, lo conocí en el hospital donde hacía mi servicio social, era auxiliar en el departamento de psicología, era un año menor que yo, lo que es curioso porque...

Bajó la mirada, riéndose con los labios apretados, jugando con el merengue del pay.

—¿Qué es curioso? —le pregunté divertido.

—No me gustaba salir con hombres menores que yo, aunque fuese por uno o dos años, Lloyd fue la excepción, tenía una característica que me gustaba y es que sabía cocinar increíble, su padre es chef así que debió ser un poco obvio que quisiera aprender el gusto de su padre. Soy fan de la comida japonesa y él aprendió a prepararme onigiris y ramen, me enamoró que quisiera aprenderlo pues sabía que me gustaba y le interesó mucho toda esa cultura culinaria por mí.

—Él aprendió todo eso por ti, eso es un lindo detalle —admití, empecé a reflexionar en lo que trataba de mezclar el pay con el merengue, los detalles eran importantes, especiales, ganarse a Natalie debió ser trabajo difícil para su esposo —Eso quiere decir que...¿La tuvo difícil contigo?

Se echó a reír que tuvo que mantener el pay dentro de su boca que casi se le sale, se llevó la mano para cubrirse los labios y de inmediato su rostro se ruborizó, empezó a juguetear con el pay ya tan mezclado como el mío y bajó solo un poco la cabeza antes de responder.

—Sí, la verdad, no fui fácil de convencer así que supo por donde realmente ir para lograr conquistarme; la comida japonesa —rió de nuevo —Los detalles cuentan y él nunca se rindió, bien pude haberlo rechazado muchas veces pero tampoco me presionó, fuimos amigos y después de que me lo propusiera, le dije que me diera tiempo y fue muy paciente.

—¿Y si no hay paciencia de por medio? —pegunté, ella frunció el ceño pero rectifique —No es mi caso, me refiero a que, si él no hubiera tenido paciencia y te hubiera presionado, ¿Qué hubieras hecho?

—Cualquier persona que te amé de verdad, jamás te presionará, no te obligará, el deberá respetar tu decisión, si él hubiera sido desesperado o impaciente, de inmediato lo hubiera descartado, a las mujeres no nos gustan los cortejos demasiado adelantados. Disfrutamos las cosas, los detalles y las atenciones.

—Eso son muy buenos consejos —le agradecí con una sonrisa apacible. —Sí algún día vuelvo a ver a Amber, me gustaría hacer las cosas mucho mejor ahora.

Ella se acomodó en la silla, un poco inquieta, quizá incómoda y me vio directamente a los ojos, su rostro se veía serio, ella leyó mi confusión y trato de mantener una postura relajada pero cualquier cosa de lo que ella iba a hablarme, la había tensado un poco.

—Debo preguntarte esto porque no sé si lo sepas pero, ¿Has visto últimamente las redes sociales de Amber?

Ahora fui yo quien se tensó, mis ojos no se despegaron de los suyos, no leí nada extraño en ellos, solo curiosidad, no quería que me dijera lo que mi cabeza ya se estaba formulando, quería esperar a que me lo dijera si es que resultaba ser verdad pero ella solo esperaba a que respondiera.

—No —susurré con hilo de voz, manteniendo muy difícilmente dominado mi terror, el pánico.

—Pues no quiero que tampoco me lo vayas a tomar a mal pero revisé su instagram hace poco pero creo que la noticia ya debe llevar tiempo.

—¿Qué noticia? —el temblor en mi voz y en mi respiración ya era evidente, me quedé inmóvil que hasta los latidos de mi corazón se podían sentir por todas mis extremidades.

Ella dio una pequeña sonrisa, fue liviana pero había logrado desaparecer en un milisegundo la tensión y el horror que me aplastaba el cuerpo.

—Ella está soltera.

Seguí contemplándola justo cuando mi corazón dio un salto, uno enorme que me despertó, me dio la certeza de que era verdad, que no era un sueño lo que estaba pasando, que esta increíble, poderosa y deslumbrante alegría que llevaba dentro de mi pecho, era autentica, se adueñó de mi en una abierta sonrisa y despegó un brillo cegador en mis ojos.

—¿Desde cuándo crees que esté soltera? —le pregunté, mi gozo era evidente.

—Quizá desde hace algunos meses.

Todavía contento y sin pensarlo tanto, me incliné hacia ella, quería mostrarme sutil ante ella pero la ilusión que tenía ya estaba dando paso a mi nueva manera de actuar.

—Necesito pedirte ayuda, ¿Podrías? Eres la indicada.

Al principio parecía un poco indispuesta, no sabía que tramaba pero yo estaba esperanzado y veía que todo esto me hacía feliz, ella lo había causado así que supuse que se resignó y decidió averiguar por su cuenta de que se trataba.

—De acuerdo, creo que sin querer me he metido en esto, ¿Cierto? —se mordió el labio, ya se lamentaba un poco pero estaba todavía dispuesta.

Sonreí.

—Créeme, todo lo que necesitaré es una simple cosa.

—¿Qué es?

—Enséñame a conquistar a Amber como un verdadero caballero.


Bienvenidas a un nuevo maratón, espero que los capítulos les haya gustado, este último si fue un poco más largo, espero seguir haciéndolos así :) 

Y bueno les traigo el maratón porque yo sé que la situación en muchos países está delicada, la mayoría está en cuarentena así que dada la situación muchas está en casa, pensé que sería un lindo gente traerles más que leer y que puedan olvidarse del problema con la novela.

Por ahora tengo más tiempo para escribir y seguir planeando cosas de la novela, lo que resulta bueno pues ya quería dedicarme a poder escribir más seguido. 

Las amo y espero que todas se encuentren bien, recuerden siempre las medidas de salud para que no haya algún contagio de por medio, cuidense mucho.


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