C14
Evan POV
La sesión de terapia con Natalie siempre era bastante reconciliadora, desde que me dejó en claro que yo era su paciente justo en el momento en que entraba a la habitación, su postura cambiaba a un evidente profesionalismo, le platiqué lo de mi adicción, parte de la historia que faltaba y luego lo de mi padre, su abandono y la reciente información que tuve de él, enterarme que vivía en Oregon con esposa y un nuevo hijo, me devastó más de lo que me dejó en un inicio su partida.
Comencé a sentirme alterado pero ella sabía como regular mi comportamiento, tenía una paciencia envidiable, sus palabras eran casi como mágicas cuando me veía en un posible desequilibrio.
—Creo que entiendo que no hayas querido hablar con él, el resentimiento es muy evidente y me parece increíble que tu hermana lo haya aceptado a pesar de lo que les hizo a los dos —indicó, moviendo un poco las manos y haciendo gestos muy modestos como para dar apoyo a lo que decía —Sé que la relación con tu madre era más fuerte que con tu padre y tampoco te obligaré a que te lleves de maravilla con él, esto es terapia y no se trata de obligarte a nada pero preocuparte de lo que tu padre hizo en el pasado está impidiendo que des nuevos pasos para que crezcas como persona.
Me quedé viéndola fijamente, recordé todo lo que pasé por culpa de la tristeza que Michael me dejó al abandonarnos, por su culpa caí en drogas, alcohol, fiestas, donde creí que encontraría apoyo y solo encontré el infierno.
—La razón de todo esto empieza con tu padre, creo que hay algo que te molesta y es evidente que es —ella también me vio con mucha firmeza, esperando que lo revelara pero era demasiado considerada que solo esperó sin ninguna prisa.
Intercambiamos miradas silenciosas, podía leerle el pensamiento con lo sencillo que me era su tranquilidad y su permiso de dejarme hablar libremente.
—Sí, es evidente —respondí, un poco inquieto —La razón de porque nos abandonó, no sé si Karen lo sepa o si se lo haya preguntado, estoy seguro de que no lo ha hecho pero si estuviera solo en una habitación con él, creo que primero lo dejaría inconsciente por los golpes y después se lo preguntaría.
—¿Y estás seguro de que te dará una respuesta?
—No, la verdad es que seguro que lo va a eludir, no es un hombre que encare sus errores. —me reí sin ganas —Y por esa razón me molesta, siempre pretende que no ha cometido los errores que cometió, los hace a un lado, tal y como si fuera una simple pila de basura que tira a un rincón sin siquiera molestarse en recoger.
A Natalie le pareció curiosa la comparación que hice pero no hizo mala cara, solo se apretó los labios y anotó en su libreta.
—Quizá deberías ser tú quien busques esas respuestas que te atormentaron desde siempre, yo sé que no te dejan descansar, te refugiaste en las drogas y el alcohol para olvidarte de ellas, no deberías seguir manteniéndolas.
—¿Lo que sugieres es que vaya y le pregunté a mi padre porque hizo eso? —dije en un tono respetuoso, aunque la idea me parecía descabellada.
Sonrió solo un poco pero sin alegría, solo lo hizo para responderme.
—Todos debemos enfrentarnos a lo que nos duele, la vida es así, no podemos huir de eso pero podemos luchar para ganar las batallas. Debes luchar esta primera batalla y ganarla.
Giré mi cabeza hacia la ventana, el día era precioso, el calor del sol no se detenía a su paso, se podía palpar la calidez desde el cristal de la ventana y las hojas de los árboles bailaban desde las ramas, meciéndose con una lentitud agradable; mis pensamientos atravesaron la imagen que tenía de afuera y pasaron a mí, tumbado en el césped, tranquilo, feliz, sin ninguna preocupación, sabiendo que ya había hecho lo que me correspondía y que no le debía nada a nadie.
Retrocedí aquella imagen para volver en sí, me quedé inmóvil, lo pensé con mucha brevedad pues no era difícil estar en desacuerdo a lo que me proponía. Por primera vez tenia ganas de enfrentarme a mi padre y buscar la verdad que desde que tenia doce años me atormentaba y me llenó de una culpabilidad que me arrastró a mi posible destrucción.
(...)
Le agradecí a Riley el disco que me prestó, solo me quedaban dos para terminar con la discografía completa, me pareció gracioso y curioso a la vez que ni los cassets ni los Cd's estuvieran guardados en sus respectivas cajas de plástico, solo tenía una carpeta de plástico con apartados donde ponía los Cd's mientras que los cassets los conservaba en una caja de cartón bien cuidada.
—¿Dónde están las cajas de plástico de tus cassets y cd's? —observé que con cuidado me entregaba el otro cd, si hubiese sido posible de tener guantes de plástico, Riley los hubiera usado para tener cuidado y conservar los cd's en buen estado.
Me echó una mirada de pocos amigos, como si se lo hubiera preguntado varias veces, cosa que no fue así.
—Me los quitaron, los tienen guardados y me los entregaran cuanto me den el alta. El plástico es peligroso para mí, al menos el plástico duro, piensan que puedo cortarme, en un arranque de depresión, igual que los saca puntas, tijeras, todo lo filoso.
—Perdón, supongo que era de esperarse —carraspee para quitarme de encima un poco la culpa, siempre creí que a Riley no le gustaba hablar de sus enfermedades —Supongo que son importantes para ti que me pareció raro que no los tuvieras en sus respectivas cajas.
Para mi sorpresa, soltó una carcajada, con toda naturalidad empezó a hablarme de eso, lo cual era bueno pues parecía que se desahogaba, le era cómodo.
—No es nada de lo que tenga que hacerme sentir mal, tengo depresión y ansiedad, uno de los pasos importantes es aceptarlo, vivir aceptando tus defectos y amarlos pero también ser capaz de arreglar lo que no te hace sentir bien contigo mismo, es trabajar con tu amor propio. —cambió de tema y también de expresión, se relajó más en lo que guardaba sus cosas, con un aire pensativo —Son de mi padre pero se los robé, da la casualidad que soy un marginado para mi familia y sí saben que yo tengo los cassets y cd's , será la cereza que remate el pastel.
Levanté ambas cejas, sentándome en el borde de mi cama para verlo de frente casi con una sonrisa.
—¿También eras el marginado de la familia? ¿La oveja negra?
—Desde siempre —admitió con una ligera sonrisa —Soy el único hombre en la familia, tengo dos hermanas, ambas mayores que yo, ellas siempre fueron inteligentes, educadas, las hijas perfectas, yo tuve que llegar a la familia para desequilibrar la imagen perfecta de una familia adinerada. Para ellos que yo tuviera depresión y ansiedad era llamar la atención —su mandíbula de repente se tensó, recordar era lo que lo molestaba —Mi padre siempre me culpaba de mis accidentes, me decía que estaba loco, que no le gustaba tener un hijo enfermo con el que lidiar, al tener dinero me enviaron con psicólogos pero nada resultaba, mi madre solo me daba cosas para intentar "arreglarlo" y mis hermanas estaban ocupadas estudiando en Yale en lo que yo tomaba anti depresivos y me fracturaba las piernas. A la única que le interesó mi problema fue a Stephanie.
Al ver que yo alcé una ceja para preguntarme a mi mismo quien era ella, retomó el relato con más ánimo, era una parte que ya no lo lastimaba tanto.
—Mi hermana mayor —me informó con una minúscula sonrisa que se instaló en su semblante pero todavía podía vérsele vulnerable —Ella le dijo a mis padres que lo que yo tenía estaba saliéndose de control, qué era un problema serio y que si ellos no iban a ayudarme, ella tendría que hacerlo por mí, habló con unos colegas en Yale y por eso mismo estoy aquí, estoy lejos de ellos pero ella habla conmigo casi todos los días por teléfono, ella está pagando todo.
—¿De verdad? ¿Le cuentas todo?
Dudó y luego se carcajeó.
—Solo a veces, me refiero a que no sabe lo de Natalie —noté que se puso un poco nervioso —La verdad es que no quiero que piense que me paga el tratamiento solo para saber a qué enfermera o psicóloga me puedo ligar, además, Natalie es diferente. Desde que entré aquí me enamoré de ella, he visto pasar por aquí muchas mujeres y te juro que no hay nadie como ella
No quise confesarle que Natalie había estado enamorada de mí en la universidad y que como poco hombre la rechacé, o bueno, no directamente, primero se corrieron los rumores por el campus que yo era su amor platónico, mucho después lo confirmé y de ahí traté de ser distante con ella, romperle las ilusiones como un imbécil.
Ver como se le desvanecía un suspiro y como con el tiempo dejó de notar mi presencia cuando pensó en Natalie, fue señal de que su amor por ella era algo intenso, su enamoramiento se había reforzado con el pasar de su estadía, estaba seguro de que su intención no había sido llegar a ese extremo pero el pobre chico solo se estaba rindiendo ante la lucha por no amarla y no la ganó.
—Ella es mayor que tú, ¿No te importa? —inquirí, dudoso, al ver a Riley tan entregado a su enamoramiento, me daba a entender que Natalie no lo había destruido con un terrible rechazo.
Se encogió de hombros, haciendo un gesto despreocupado.
—Ella luce más joven de la edad que tiene y no me importa la verdad que sea mayor, me gustan las mujeres más grandes que yo, son más maduras. Hace poco enviudó, su esposo falleció de un infarto hace dos años, tiene un bebé, ahora es madre soltera, hasta no le he ofrecido mi ayuda, espero hacerlo cuando me den el alta.
Me congelé, no quería mostrarme demasiado interesado en la vida de Natalie, ni aunque fuera mi psicóloga, quería transformar mi curiosidad a algo muy natural, no a una descontrolada obsesión por saber cada detalle de su vida, parpadee, la imaginé teniendo una vida de casada, con bebé y dándole la cena a su esposo, olvidándose de mí, feliz de haber encontrado lo que se merecía; todavía recordaba el beso que trató de robarme en clase de Humanidades, oculté la sonrisa.
—¿Casada? ¿Tiene un bebé? —le pregunté, mi expresión se crispó un poco, creí que ella esperaría a tener hijos después de años de casada o tal vez me equivocaba respecto a ella, me tomaba por sorpresa las decisiones.
—Sí, su bebé tiene tres años, todo esto lo sé porque escuché a escondidas en su oficina, le dolió mucho la pérdida de su esposo, cuando yo ingresé, ella recién se recuperaba, me dolió verla tan mal, pero tuvo mucho apoyo de sus compañeros y familia. Ojala más adelante pueda visitarla ya no como paciente, sino como amigo, conocer a su hijo y agradecerle su ayuda.
—¿Eso quieres hacer cuando salgas? ¿Es tu motivación?
Sonrió.
—Es la motivación que me permite levantarme todos los días, ella lo sabrá algún día, le confesaré que su presencia me ayudó a salir de aquí y no precisamente como mi psicóloga y si te lo preguntas, no pienso tomar el lugar de su esposo pero si de amigo, uno de los que valen la pena.
—¿Y si decide rehacer su vida con alguien más?
Su sonrisa desvaneció casi por completo pero su motivación perduró.
—La apoyaré, la cuidaré si es necesario y ella lo sabe, trato de cuidarla aquí con tantos pacientes que quizá piensen mal de ella, soy su guardián y me romperá el corazón si decide meter a otro hombre a su corazón pero con mantenerme dentro de su vida me basta, con que no me haga a un lado estoy bien.
Aquella verdad me dejó en una absoluta inmovilidad, fue un golpe de puño de hierro directo al pecho, recordándome que en algunos casos resignarse a lo perdido era lo mejor. ¿Qué tal si reconquistar a Amber no daba frutos? Entrar de nuevo a su vida como el hombre de sus sueños sería toda una batalla y tal vez la única opción sería solo verla feliz desde lejos.
—Siempre es mejor eso.
—¿Qué cosa?
—Mantenerte cerca de la persona que quieres aunque sea como un guardián o como un amigo que no estar más en su vida.
¡Chicas! Les tengo buenas noticias, habrá maratón el sábado, porque las quiero y las aprecio, se lo merecen (:
Yo se que quieren leer de Evan y Amber, ya está cerquita, su encuentro será ¡HERMOSO!
Gracias por tenerme mucha paciencia, siempre están al pendiente y son muy lindas. Otra cosa, cuidense mucho por favor con lo del coronavirus, les recordaré esto hasta que todo este bien <3 Nos leemos, besos.
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