Cap#5

Yo inmediatamente lo detuve y me separé de él, no podía creer que Jimin había intentado besarme, pero al parecer, el hecho de que lo haya parado no fué suficiente para el y decidió desahogarse y soltar todo lo que sentía por mi:

—Erica, me siento locamente atraído por tí. —Me dijo con deseo.

Yo me quedé de piedra cuando escuché esas palabras, me dejó perpleja.

—¿Qué has dicho, Jimin? —Pregunté como si se hubiese vuelto loco, porque joder, una persona cuerda no le dice a su sobrina que la desea. —Tu eres mi tío. —Trato de hacer que entre en razón. —Eres el hermano de mi mamá... —Continuo. —Tu me has visto crecer, ¿cómo puedes siquiera sentir "atracción" por mi? —Le reclamé. —¡Yo soy tu sobrina! —Reduté ya con mucha molestia.

—Pues yo dejé de verte como mi sobrina hace mucho tiempo. —Afirma sin ninguna vergüenza. —Ahora te veo con otros ojos. —Se pega más a mí. —Te deseo, Erica, me quitas el sueño todas las noches.

Yo simplemente no podía creerlo, pensé en ese momento que estaba soñando, pero nó, era la realidad. Una vez más trató de  besarme tomandome por la nuca pero no me dejé.

DEFINITIVAMENTE JIMIN PERDIÓ LA CABEZA.

A pesar de su loca actitud yo lo quería muchísimo, joder, es mi tío, por muchos años vivimos juntos en Chimbote, el, más que mi tío, era mi hermano, el hermano que nunca tuve y siempre deseé, así que se pueden hacer una idea de cuan difícil me resultaba todo esto de llevar, más encima, si decía algo ocurriría un terremoto familiar, cosa que tampoco estaba entre mis opciones, pero tampoco podía seguir negándome a creer lo que Jimin quería conmigo, así que tomé como medida distanciarme de él y le dije que no diría nada a mi madre a cambio de que él se olvidara de ese deseo aberrante que sentía hacia mí.

Ese fue el día más difícil de mi vida, estuve tan pensativa por lo ocurrido que ni siquiera comí y me fuí directo a mi habitación, en la cual, tampoco pude pegar ojo, estaba que no podía parar de pensar en Jimin, no podía sacarme de la cabeza sus palabras, me atormentaban preguntas como:

—¿Qué hice mal?

—¿Acaso fue culpa mía que pasará esto?

—¿Le habré dado motivos en algún momento?

Negué con la cabeza casi insofacto, yo nunca le he dado motivo alguno, entre mis respuestas posibles estaba la de que solo fuera deseo sexual puesto que tenía un cuerpo deseable, pero ni lejanamente eso es motivo para que Jimin quiera algo conmigo.

Desde ese día comenzó mi verdadera tortura, Jimin al saber que no iba a hablar siempre intentaba algo conmigo en cada ocasión que se le presentara. Cada vez que había una reunión y el estaba ahí me comía con los ojos.

—¿Qué pasaría por su mente? —Me preguntaba constantemente...

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