Después de la deliciosa noche de sexo que tuvimos, finalmente había perdido la virginidad de mi pobre culito... Y ME HABÍA FASCINADO.

A la mañana siguiente me levanté con el culo adolorido y justo ahí me di cuenta de que cuando estoy excitada puedo aguantar el dolor más que cualquier otra chica que conozca. El perrito de mi tío (como habia empezado a llamarle) se levantó muy alegre y está vez si preparó el desayuno <¿Ven? Lo tengo bien entrenado> yo aproveché para bañarme mientras el se mantenía ocupado en la cocina y, una vez que salí, este me trajo el desayuno a la cama como la reina que soy; desayunamos juntos y luego partimos a la escuela para mi última semana en Interlaken.

Al llegar mos detuvimos como siempre en un estacionamiento a unas cuadras de la escuela en una parte donde habían pocos carros parqueados, al ser de noche la oscuridad nos cubría de cualquier mirada curiosa.

-Después de lo que hicimos anoche me será casi imposible alejarme de ti. -Comenzó rompiendo el silencio que nos sumía en el auto. -Me tienes prácticamente en tu poder, ¡Me vuelves loco querida sobrina! -Completó con sus ojos totalmente posados en mi.

Su mirada reflejaba una mezcla de ternura con lujuria.

A lo mejor ya iba siendo hora de que dejáramos de usar los términos "tío-sobrina" pero es que el morbo que se sentía cuando pronunciabamos dichas palabras era indescriptible.

-Jamás pensé que terminaría así contigo, pero ya yo no soy la misma que antes, me has vuelto toda una ninfómana, querido tío. -Susurré con una sonrisa pícara a la par que me acercaba a su oído. -Solo me importa gozar y disfrutar de mi cuerpo... Experimentar deliciosos placeres, y mientras me hagas disfrutar deliciosos orgasmos no dejaré que esta locura se acabe. -Terminé con una sexi lamida en su oreja.

El solo se limitó a besarme dulcemente, su mano izquierda descendió hasta mi cintura mientras que su mano derecha se mantuvo en mi cabeza acomodandome cada vez que nos moviamos mientras nos besabamos. Unos segundos después soltó mis labios y apoyó su frente contra la mía.

-Eres una tortura para mi, ya no puedo aguantar, tengo ganas de lamer tu suave piel.

-Ya me tengo que ir, tendrás que esperar a la otra semana.

El volvió a besarme y a tocarme por todos lados.

-La próxima semana terminas tu estancia en Interlaken ¿Cierto? -Asentí. El suspiró. -Vendrán a recogerte, de eso estoy seguro, no te tendré como ahora y de solo pensarlo me aflige mucho... Quiero sentir tu piel aunque sea solo por unos minutos más.

Suelto un largo suspiro, al final tenía razón y yo también ansiaba unos minutos más con el. ¿Qué eran unos minutos tarde después de todo?

-También quiero sentir tu lengua. -Pronuncié y acto seguido los dos salimos del auto para sentarnos en los asientos de atrás.

Nos besamos con mucha lujuria. Nos metiamos la lengua hasta la garganta posiblemente pero eso no nos importaba en ese momento. Sus labios buscaron mi cuello y yo mordí el lóbulo de su oreja sutilmente, tenía ambas manos acariciando todo mi cuerpo hasta que me bajó el sujetador sin previo aviso y comenzó a lamerme los pezones con auténtica necesidad y desesperación.

Yo, por supuesto, me encontraba disfrutando los grandes placeres que me proporcionaba la lengua de Jimin... Esa maldita lengua que me vuelve loca. Mi tío volvió a besarme intensamente mientras mis propios fluidos comenzaban a mojar poco a poco mis bragas de la excitación, mi entrepierna pedia a gritos atención de esa majestuosa lengua.

Y por supuesto que mi tío me la iba a dar.

-Tío no me hagas esperar más, chupame de una vez la concha que ya ando toda mojada. -Supliqué y el respondió con una sonrisa de victoria.

-Así te quería ver, suplicandome que te haga mia. -Susurró victorioso. -Tus deseos son órdenes para mi.

Me pegué a la ventana por instinto mientras el con un poco de torpedad por el reducido espacio me sacaba los tenis, luego el Jean y por último mis braguitas Rojas que hacían juego con el sujetador. No demoró ni cinco segundos cuando por fin tenía su lengua jugueteando por mi intimidad.

Su lengua húmeda más mis fluidos debía ser todo un espectáculo allá abajo, pero obviamente no nos importó.

-Ahhhhhhhhhh.... Mmmmm... Ahhh. -Los gemidos salían sin control de mi boca. -Tu si que sabes como hacerme gozar.

Con cada minuto que pasaba el placer solo aumentaba hasta que llegamos a un punto en el que mi cabeza golpeaba contra la ventanilla y mi cuerpo no paraba de moverse en incontables espasmos de puro placer, pero a pesar de que no paraba de moverme, el depravado de mi tío no dejó ni por un segundo de succionar entre mis piernas hasta que el tan deseado orgasmo llegó.

El, como el buen perrito que es, se tomó toda mi corrida.

-Que Rica corrida que te diste, mi amor. -Exclamó mientras se limpiaba un poco las comisuras de la boca. -Así quiero que goces siempre.

Y por supuesto que así sería, porque yo me iba a encargar de que así fuera por siempre, después de todo, mi querido tío Jimin es una máquina de placer que tengo a mi total y entera disposición...

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Pregunta seria:

¿Acaso soy yo la única que no soportar a Erica?
Jajaja

Pero bueno, ahora si, he aquí el primer capítulo del cuarto libro, espero que les haya gustado.