Cap#1

Me desperté totalmente adolorida <Para no variar> Mi cuerpo estaba sumamente cansado y me dolía especialmente mi tesorito, el cual, había sido maltratado tanto por Jimin como por mí.

Mi tío aún dormía, así que me levanté con todo y dolor y me fuí al baño a bañarme. Dies minutos después mi tío ya se encontraba adentrándose  en el interior del mismo.

—Buenos días, princesa.

—Jimin, está bien que ayer hallamos follado como locos <Y si que está bien...!> pero eso no quiere decir que no respetes mi privacidad.

Su respuesta a mi regaño fué abrir la cortina.

—Waooo —Hizo una fingida mueca de asombro que, al ser tan exagerada, le quedó muy graciosa —Pero que tenemos aquí!? —Posó el dedo índice en su barbilla y continuó — Pero si es nada más y nada menos que la mismísima Érica mojada y con espuma de jabón sobre su delicioso cuerpo...

—Ja ja, ya no jodas y aseate —Mencioné con diversión mientras le lanzaba un poco de espuma a la cara. El rió un poco.

—Como tu digas, princesa.

—Prepara el desayuno y traimelo a la cama que quiero descansar hasta el medio día... Lo de anoche fué intenso.

—Jamás olvidaré lo de anoche —Me mira provocativamente seguido de una sexy lamida en el labio inferior. Rio por sus tonterías.

—Ya deja de hablar y apresurate! — Hace un saludo militar y se va trotando.

Jimin estaba gracioso pero tenía razón, lo de anoche es algo difícil de olvidar, tanto por el placer como por la locura... Una combinación capaz de volver adicto a cualquier sujeto deseoso de conocer, vivir y experimentar nuevas aventuras como yo.

Después de salir del baño cerré la ventana que Jimin había dejado abierta para que de fuera el olor a sexo, me coloqué mi otro pijama, este un tanto más sexy que el anterior y me acosté en la cama con la disposición de ver televisión hasta que estuviera el desayuno. Minutos después entró mi tío y se acostó a mi lado.

—Ya casi está el desayuno —Fué lo primero que dijo. Tenía una sonrisa sospechosa en el rostro.

—¿Que estás tramando? —Pregunté divertida a la vez que entornaba los ojos.

—Es una sorpresa...

—Después de la "sorpresa" que me diste en Perú me puedo esperar cualquier cosa de tí.

—Ja ja. ¿Eso piensas de mi? —Hace un gesto de dolor para luego fingir indignación —Me ofendes terriblemente, señorita.

Sus dramas me dan mucha gracia pero trato de no demostrarlo, me gusta meterme en mi rol de mandona —Exactamente. Ahora ve y traeme el pijama que se quedó en la Sala.

Sin decir una palabra se fué, pensé que se había enojado, hasta que ví que regresaba con mi ropa interior olfateandola como si fuera un perro buscando droga.

—¿¡Qué verga haces, idiota!? —Grité a la par que me levantaba rápidamente de la cama para arrebatarle la delicada prenda que traía pegada a la nariz.

—Estaba oliendote —Respondió con simpleza.

—Pues es asqueroso... ¡Estás enfermo!

—Por supuesto que soy un enfermo, pero por si no te acuerdas, tu estás en este bote conmigo, porque si yo tengo la culpa por acostarme con mi sobrina, tu la tienes de igual modo por acostarte con tu tío...

Y sí, lo peor de todo es que tenía razón, pero ya era muy tarde como para arrepentirnos. Ahora, ahora sólo nos quedaba cargar con nuestras acciones y la culpa que de vez en cuando Amenaza con arrebatarnos la felicidad del momento.

Esa es la mancha negra en mi blanca e irreal vida.

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