Verdad.
Pucca estaba muy nerviosa. Desde hace algunos días Garu llegó al pueblo, él mismo la había citado después de ir por Mio.
Él le agradeció por haber cuidado a su gato, en su ausencia y también para darle una nota diciéndole que había leído su carta y que hablarían.
Ella sabía que su amado ninja no la desepcionaría. Faltando poco para su encuentro en el bosque, se arregló un poco, esperando tocar suerte y poder besar esos labios que la vuelven loca. Desde ya hace un par de semanas no había probado esos labios y ya sentía la necesidad de apoderarse de ellos una vez más.
Recorrió el pueblo sin prisas, disfrutando de lo que la rodeaba. Después de una caminata llegó al lugar y espero nerviosa a Garu.
Desde la sombra, Garu llevaba esperando un largo rato preparándose. Tenía los colores subidos a su rostro, el cuerpo le temblaba y transpiraba mucho.
Tomó una gran bocanada de aire y se encaminó hacía ella.
Pucca, al verlo, sintió que su corazón empezaba a latir con más fuerza. Le sonrió para darle confianza y que no se sintiera expuesto o avergonzado. Garu, en cambio, evito mirarla para sentarse a lado de ella. Ambos estaban en silencio.
El primero el trazar algo en su libreta fue Garu, después de todo fue él quien la citó.
¿Qué quieres saber?
Le dio la hoja a Pucca, con mucho cuidado ella analizó su respuesta. Las manos le temblaban y con mucho tacto escribió su respuesta.
¿Me quieres?
Garu sintió su estómago revolverse, ¿podría callar lo que siente? ¿Ella... ella merecía algo mejor? Un simple ninja, un chico tan tímido, tan cerrado, tan gruñón al que ella juraba amar por completo.
Miró a los ojos a Pucca, sus grandes ojos cafés expresaban tanto sin la necesidad de hablar, esos que le gritaban amor, esperanza por ser correspondida, por recibir el amor que ella da, Garu no pudo evitar sentir miedo, adrenalina y algo más.
Sí, Pucca, te quiero. Pero aún no puedo estar contigo, y no es que no quiera, pero debo terminar mi entrenamiento, recuperar mi honor y sólo entonces tú y yo podremos volver a hablar de esto.
Pucca leyó con cuidado toda la frase. Ella sabía que él debía acabar su entrenamiento, esa era su meta desde que llegó a Sooga. Pero no podía evitar sentir una explosión de sensaciones por todo su cuerpo.
¡ÉL LA QUERÍA! No podía creerlo.
Miró con una gran sonrisa a Garu que la miraba de manera tímida. Sí, la mirada de Garu le decía que se estaba abriendo a ella, la dejaba entrar a su vida, de alguna manera. Se sentía orgullosa de ser dueña de un corazón tan puro, sin darse cuenta se fue acercando a él mirando intensamente sus labios.
Garu se asustó, pero todo él quería provar sus labios. Su corazón latió tan fuerte que sintió que se pararía en cualquier instante.
Sin perder de vista el rostro de su hermosa acosasora. Cerró los ojos y terminó por sellar sus labios con los de ella.
Ambos se correspondieron tímidamente, al fin era un beso de esos que Pucca soñaba desde que era una niña, su amado la besaba y se sentía tan bien; ni todas la veces que se había imaginado algo por el estilo se comparaba con lo que estaba sintiendo.
Garu, en cambio, sentía un calor intenso en su abdomen y una sensación de hormigueo por todo el cuerpo. Besarla era alucinate, sin duda, una sensación que quería experimentar una y otra vez en un futuro cercano.
Se separaron y se miraron. En seguida Garu sintió su rostro arder, separandose un poco de ella volvió a tranquilizar su respiración así como su pulso, su rostro tomó una expresión neutra y miro a la nada.
Pucca supo que él volvía a su armadura, a esa capa de seriedad, de enigma que le mostraba a todos. A todos excepto ella.
Vio que él volvía a escribir algo en su libreta y se la tendió, ella sintió un remolino de emociones.
¿Me esperaras?
Quizá él necesitaba saber lo que era obvio, pero a ella no le importaría recalcarle una y otra vez que sí.
Sí, toda una vida.
Garu estaba feliz con esa respuesta, ella lo esperaría, ella lo comprendía, ella realmente lo amaba. Se paró y teniéndole la mano para que se parara, dando a entender que la burbuja se había roto, ella gustosa lo aceptó.
Caminaron juntos hacía el pueblo.
De una vez sacó éste breve pero hermoso capítulo. Mi intención es darle una formula diferente a las otras historias que he leído sobre ésta hermosa pareja.
Espero que lo disfruten.
Nos leemos pronto.
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