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[PARTE TRES]

Garu se había ido de Sooga y no sabía con exactitud cuando volvería.
Eso se rumoraba en todo el pueblo, aunque en realidad se había ido hace cuatros días y eso solo lo sabía Pucca.
Después de esa despedida ella se hizo cargo una vez más de Mio. Estaba muy preocupada por su amado, ¿qué tal si le pasaba algo? ¿En serio estaba preparado para la misión? Ella, por más que era consciente de lo talentoso, audaz e inteligente que era no lo sentía listo. La ausencia de éste la deprimía, quería hablar con Ching pero ella estaba peor y Abyo ya no sabía que hacer.
Ella lo evitaba y cada vez que hablaban ella lloraba y pedía discupas, cosa que confundía a todos.

"¿Cuándo volverá? Lo extraño" pensó mientras veía el techo de su habitación. Sus dedos tocaron delicadamente sus labios recordando aquel piquito que le dio y aunque fue breve pudo sentir el calor reconfortante que desprendían, al igual que la suavidad que ella solo tenía el honor de probar. Un hormigueo recorrió su abdomen al imaginar a Garu besándola como esa vez, ansiaba poder tener una imágen igual como aquella vez pues siempre quiso un futuro parecido: un Garu sincero con ella, un Garu que la amara como ella a él.

Hoy había pedido el día libre, no estaba de ánimos para ver a las personas. Su pelo estaba esparcido por toda la cama, quería ver al tonto de Tobe pues aún se preguntaba que le había dicho a su ninja para tomar tal acción, pero Garu la había reprendido en silencio dejándola en la penumbra. Los minutos pasaban, sus parpados se cerraban hasta que perdió el juicio tanto de su alrededor como de su persona.

[...]

Los golpes en su ventana eran constantes, no quería asomarse. No quería ver a Abyo. Por más que le daba vuelta al asunto no encontraba otro escenario que el mismo Tobe le había mencionado y eso la mataba lentamente.

Sí, recordaba perfectamente la reliquia. Ella fue la encargada de arrebarsela a Tobe mientras Garu y su amado combatían con todo el clan, quizás debió sugerir otra manera de detener todos los desatres que se estaba desatando en Sooga en lugar de destruirla para erradicar todo de golpe pero todo fue tan rápido, necesitaban salvar su hogar si o si.

Se escuchó otro golpe más, con sigilo se acercó a la ventana y para su sorpresa no era Abyo, sino Tobe. Algo dudosa abrió su ventana y le hizo una señal al ninja para que entrar. No tardo ni medio segundo para que ambos estuvieran en la habitación.

— Aún no le he dicho — dijo acongojada.

— Eso ya lo sé — le reprochó — pero no vengo a eso, ¿sabes que Garu se ha ido, verdad?

— Obvio que lo sé, sabes que sin él estamos perdidos. ¡Por qué no lo estuviste! Nadie sabe para qué se fue o porque  — se quejó Ching. Sabía que debía ir con Pucca, pero sus ojos hinchado le eran un impedimento.

Garu era su mejor amigo, había vivido mucho junto a él, al igual que con Abyo y Pucca. Pero ella y ese dúo habían cometido un error: habían destrido una reliquia de gente muy poderosa y no solo eso, Tobe la había usado con fines malignos lo que empeoró todo. La única "limpia" en todo éste rollo era su querida amiga.


— Llorando no arreglaras nada — Habló Tobe, cansado. Desde hace semanas no dormía bien y le desesperaba los lloriqueos de esa mujer, todo estaba marchando bien como para arrepentirse y buscar otro plan — Mejor centrémonos en lo que sigue, Garu no estara aquí cuando lleguen. Sé que es fuerte, habilidoso y todo lo que quieras pero las pruebas finales de su entrenamiento son muy complicadas. Llegará y dará el golpe final, entonces todo acabará.

Ching lo vio recelosa. No estaba segura de su "plan" pero supuso que si Garu había aceptado era porque podía funcionar.

— ¿Cómo están tus ninjas? — preguntó.

— Bien, todos están entrenado — aunque quería aparentar aires de confianza, la realidad era otra, pero aún tenía un Az en la manga — Hoy hablaré con Pucca.

Ching abrió los ojos de la sorpresa, ¿Pucca? Ella de seguro lo golpearía. Por más buena gente que fuera él se había metido con lo más valioso para ella: su querido ninja.

— ¿Estás seguro?

— Sabes que ella es muy fuerte, aceptará. Es su hogar también, mientras tanto seguiré vigilando cuando los barcos lleguen a tierra para escatimar cuantos soldados hay al igual que tú debes ir con el maestro Soo a pedirle el cofre, ahí pondremos el mal que desaté, ¿de acuerdo? — Ching asintió. No sabía cómo decirle a Abyo. ¿Y si la odiaba?

— ¿Es necesario que le diga a Abyo? — cuestionó al fin lo que tanto tiempo llevaba aguardándose.

— Nunca dije que lo hicieras. Te atormentas y lo atormentas inecesariamente, al igual que a Pucca. Sigue con el plan y ya.

Sin más Tobe salió. Ching se acercó a la ventana y miró hacía el horizonte, una semana calculaba para que esas cosas estuvieran aquí, no eran muchos pero eran muy fuertes, ¿quién diría que esa reliquia era, en verdad, un talismán maligno de la era meiji? Para ese entonces la magia oscura era muy común, lástima que esa magia había despertado esa cosa.

— Supongo que no hay de otra — murmuró.


[...]

Tobe se había colado por la ventana de la chica de coletas. Ella estaba dormida en su cama, no sabía si debía despertarla o venir mañana a hablar.
Quizás se llevaría un buen golpe al decirle que él fue el causante de que Garu se fuera al realizar su prueba, aunque en realidad solo había sido la persona que le pusiera las cartas sobre la mesa, y que en realidad, era ella la que lo había echo irse pues él quería protegerla y defender al pueblo como todo ninja lleno de honor.

"Él en verdad debe de amarte mucho como para hacer algo tan estúpido" pensó. Él no conocía el amor, sin embargo admiraba a Pucca por serle fiel a idiota ese, un ninja de pacotilla.

Si bien, desde un principio le dijo que se alejara, que era un estorbo para Garu y que sería un problema para lo que estaba apunto de venir. Esas cosas atacarían los puntos débiles de Abyo y Garu, cosa que son dos chicas y, misteriosamente, un Gato. Si descubrían esa debilidad posiblemente las asesinaran, pero ya que Chig se negó a abandonar a su chico y ni hablar de Pucca, no tuvo elección que picar por otro lado.

Pucca era un estorbo por el momento, o eso pensaba en ese tiempo, pero si lograba disfrazar el interés de ambos azabaches, ella podía ser una pieza impotante.

"Dime, Garu, ¿qué hay de Pucca? La quieres y no me pueses decir que no. ¿No estás diapuesto a defenderla? Sino es así, que poco honor tienes" recordó aquellas palabras de esa charla que tuvieron.
Tenía que admitirlo, fue un golpe bajo. Garu apenas y podía procesar que la chica lo había besado y que posiblemente él sentía algo por ella para presionarlo a hacer su parte correspondiente. El partió a su misión final por ella. " Tienes suerte, Pucca. Supongo que él es bueno, apesar de ser tan torpe"

Observó como Pucca se removía, señal que se estaba despertando. Se alejó un poco y habló:

— Entonces, ¿aún quieres saber que significa lo que te he dicho y porque Garu se fue de repente?

Pucca se sobresaltó. ¿Desde cuándo estaba ahí? Quería golpearlo, esa era su oportunidad de oro, pero tenía algo que no poseía por el momento: respuestas. Asintió y esperó.
Tobe sonrío. Si aceptaba, la pieza final estaba completa y daría paso a la fase dos en un plan de tres faces.

— Escucha y no interrumpas...



Holaaaaaaa ;))))
¿Cómo han estado? Espero que muuuy bien dentro de lo que cabe. ¿Qué les pareció? ¿Siguen igual de confundidos? Jajajaj es que veo sus comentarios y los entiendo, solo esperen el capítulo que viene y el otro y dirán: Ah, ya entendí c:

Espero que les guste.
Nos leemos pronto.



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