Deberes.
Se sentía a salvo muy lejos de ella.
Garu tenía una misión a las afueras de Sooga junto con Abyo. Un fin de semana entero sin pensar en su acosadora.
Desde ese beso, Pucca se ha mantenido un poco distante y aunque él se lo pregunta no deja de agradecerle por darle su espacio. Él más que nada necesita poner en orden sus pensamientos y sus sentimientos.
Abyo resultó ser de gran ayuda, no paraba de hablar de Ching y de su gallina que siempre que podía lo picaba.
Ahora se encontraban en medio de un bosque, ambos estaban enfrente de uno y en medio, una fogata que calentaba un pocillo que contenía fideos. La noche estaba preciosa, las estrellas parecían brillar más de lo normal.
Si bien, había un silencio acogedor que embriagaba a Garu.
— ¿Pucca, eh?
Garu, al escuchar ese nombre abrió lo ojos como platos y miro a su alrededor esperando encontrase con ella. Para su sorpresa, no había nada.
Miró a Abyo con el ceño fruncido y bufo.
— Vamos, Garu. No puedes evadir el tema, al menos no conmigo. No quiero presionarte ni nada, eres mi amigo pero quiero que sepas que ella es una buena chica.
Garu sintió que los colores se le subían a la cabeza. Era cierto, Pucca era muy buena, bastante buena para él.
— ¿Cómo puedes pensar eso? – dijo mirando a Garu de manera reprobatoria –. Pucca te quiere a ti nada más, es decir, ella ve algo en ti. Algo que te hace ser tan especial como para jurar que nunca volverá a ver a nadie que no seas tú.
Garu no podía estar más rojo.
"Genial, ni Pucca me hace tanto rollo y eso que el asunto es con ella. Al parecer Abyo es peor" pensó Garu.
Se armó de valor y tomo la libreta que cargaba en su mochila. Escribió algo rápido y se lo dió a Abyo.
Por un lado, Abyo se sorprendió al ver que Garu no evitaba el tema con sus gruñidos o su indiferencia nivel Dios. A veces no entendía como Pucca aguantaba a Garu cuando se ponía así y era casi siempre.
Lo de Pucca y yo es complicado.
Al leer esa pequeña frase, suspiró. Quizá Garu no lo había notado pero Abyo sí. Él había separado, a su manera, qué había algo entre él y ella. ¿Qué exactamente? No lo sabía y dudaba mucho que Garu lo supiera.
Además, era una evidencia más de sus sospechas.
— ¿Complicado en que sentido? – dijo al fin, con la esperanza de que su amigo no se negara, como siempre.
Garu lo miró por unos instantes, con esa mirada intensa que Pucca decía adorarla. Apartó la vista y empezó a escribir de nuevo en su libreta.
Tengo deberes.
¿Deberes? ¿Deberes con quién? La cabeza de Abyo empezó a pensar en muchas cosas que no se percató de que su compañero se había llegado del lugar.
Garu era un enigma andante. No había duda, peor no podía dejar de pensar en esas dos palabras...
Quizá Ching le ayudaría un poco. Al fin y al cabo, ella también es amiga de Garu.
Se sirvió un poco de fideos que le había empacado Pucca a Garu antes de que se fuera.
Fue raro ese día, incluso el maestro Soo lo notó.
Pucca estaba algo tímida y podría jurar que tenía un leve sonrojo en las mejillas y no sé diga nada del famoso Garu que no podía despejar la vista del suelo, su rostro era de un rojo escarlata.
Parecía que explotaría en cualquier momento. Sin embargo, vió como Pucca se acercó a él y le dió una nota.
"Puede ser que sea una carta más. Una despedida o algo característico de ella." pensó abyo.
Tendría otros dos días más para everiguar algo más. Si su curiosidad aumento con aquella daga está vez estaba convencido que tenía que ver relación con Pucca y qué esos parde tórtolos tenían algo entre manos.
*********
Garu se encontraba en medio del bosque, muy apartado de su amigo. No sabía si había hecho bien en decirle eso, ni siquiera sabía porque lo había hecho.
Quizá sea porque necesitaba contárselo a alguien, de todas maneras, ese cabeza de chorlito es su mejor amigo.
Aún no tenía el valor de ver lo que Pucca le escribió en esa carta que le dió. Recuerda bien como le dió un beso cerca de la comisura de los labios y le dió dos trozos de su tarta preferida.
Pucca era... es algo que descontrola una parte de él. Y eso a Garu le encanta pero lo asusta, lo aterra y lo bloquea.
Sabía que Pucca le había dado un parde semanas para que él lo procesara pero sabía que eso no iba a ser para siempre. Reconocía el gran esfuerzo que estaba haciendo ella para no ir corriendo con él a demostrarle su amor de la manera que lo hizo desde que lo conoció.
Al final de cuentas es Pucca, su dulce acosadora.
Palpo la carta dentro de su bolsillo. La leería después.
Ahora, tenía que ir a un pueblo por un reliquia histórica. Soo lo había mandado a él y a Abyo para que estuviera protegida en el templo del maestro, a salvo de que fuera vendida o para un uso vengativo.
Extrañaba su cama y a Mio, pero sabía que Pucca se estaba haciendo cargo.
Él se lo pidió personalmente antes de que ella le diera aquel beso en la mejilla.
"Malditos deberes... "
Eso fue lo único que pensó antes de volver con su ruidoso mejor amigo.
Lo prometido es deuda.
Mañana o el sábado actualizaré "MI NOVIO". Espero que lo disfruten.
Nos leemos pronto.
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