Especial 1k: RECUERDOS ENCONTRADOS.

—¡Corre! ¡Intenta atraparme!—digo riendo y corriendo por el gran patio escolar. Un chico de pelo negro intenta  alcanzarme.—¡Ay!— Me caí gracias a una roca no vista. Mi helado se derrama en el césped.

—¡Everly!—El chico corrió hacía mí para socorrerme.;—¿Estás bien?—dice a mi lado, en el suelo. Niego con la cabeza. Me examina, buscando alguna herida. Pero solo tenía un raspón en la rodilla y un gran dolor en el tobillo izquierdo.—¿Puedes caminar?—me mira a los ojos y lágrimas se asoman por los míos. Sin decir nada saca un libro de su mochila negra y sin darme cuenta ya estoy en su espalda y el camina conmigo a cuestas y sosteniendo el libro debajo de mí, al parecer son cosas de asiáticos. Ya saben, mucho respeto. Camina normalmente, como si yo fuera una ligera pluma en su espalda.

Mis manos rodean su cuello y cierro los ojos, apoyando mi cabeza en el hueco de su cuello.—Tonta—dice en un susurro y ríe por lo bajo.

Llegamos a  casa y mi madre examinó mi tobillo para después darle las gracias a mi compañero y amigo.

—¿Estarás bien?—pregunta sentado en la esquina de mi cama y observando la toalla rosa que descansa en mi tobillo. Esta hacía el trabajo de desinflamar la pelota de tenis que tenía en mi pie.

—Es solo un golpecito.—respondo haciendo un gesto con la mano restándole importancia. Él enarca una ceja.

— Everly, parece que te reemplazaron el tobillo por una bola de boliche—Tan bromista como siempre. Maldito.—¿Y a eso le llamas golpecito?

—Estaré bien.—le regalo una sonrisa tierna y él suspira.

—El próximo año cumplirás diecisiete, Everly, deberías tener más cuidado.

—Lo haré.

—Debo irme. Te llamaré luego—se pone de pie para acercarse a mi frente y depositar un beso en esta. Mis mejillas adoptan un tono rojo.

—Te quiero, Aaden.

—Yo también, Everly —dice dándome un abrazo. Con mi rostro enterrado en su pecho me siento segura.

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Encontré un viejo diario entre una caja bajo la cama y en este se encontraba registrado este momento. En mi cabeza se reprodució todas y cada una de esas escenas digna de un libro de romance. Es una lástima que mi vida no. Al parecer sí había un chico en mi vida llamado Aaden, sin embargo, dejé de escribir sobre él repentinamente.

—¿Intentando recordar?—dirijo mi mirada hacia la voz y observo al doctor.—Eso es bueno. El estado de tu memoria no es la mejor, por eso me alegro que intentes recordar sobre tu vida.—dice sonriendo. Yo solo asiento.—Al parecer los recuerdos escritos allí no son muy buenos ¿Cierto?—¿Por qué sigue buscando conversación?

—Por más que intento recordar quién es él—doy un gran suspiro—no lo logro. Recuerdos llegan, pero su rostro no. No creo que pueda entenderme.

—Había una chica —comienza diciendo—Sin embargo, lo jodí y por mi culpa hoy se encuentra en un estado igual al tuyo. Logro escabullirme entre el personal para verla, pero cada vez que intento recordarle algo solo logro que olvide todo lo que ha recordado.—termina con su mirada fija al suelo.

No sé qué decir ante esto. Solo está cumpliendo con su trabajo.

—¿Al menos recuerdas su nombre?—pregunta.

—Aaden—respondo. Al decir su nombre una ráfaga de momentos juntos me invade la mente.—¡Eres tú!—exclamo de repente a lo que el doctor a mi lado me mira confundido.

—Recuerda que tu estado no es el mejor. De seguro creaste recuerdos e imágenes falsas de tu chico.

—Aaden—repito nuevamente.

El doctor mira su muñeca y saca unas pastillas azules de su bolsillo.

—Debo borrarme de nuevo. Lo siento, preciosa—dice antes de darme las pastillas que me hicieron caer en un profundo sueño, logrando que el maldito sueño se repitiera una vez más.

N/A :¡Muchas gracias por las mil vistas! Espero les haya gustado este capítulo extra.

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