Capítulo 31
No pude creer lo que había frente a mis ojos y me temo que no era nada romántico.
Había un chico amarrado en una silla en medio de la gran y solitaria habitación. Tenía la cabeza gacha y pude ver que estaba muy mal herido. La sangre corría por todo su cuerpo. A su lado había otro chico que conocía muy bien.
Mark.
Este no estaba herido, solo parecía estar inconsciente. Corrí hacia mi amigo para comprobar que estaba bien. Le llamé pero no contestaba, por suerte estaba vivo. Pero no fue hasta que el hombre a su lado habló y mi corazón dió un vuelco como si se hubiera subido en una ruleta rusa hasta el espacio y luego cayó a toda velocidad.
—E-ev-everly—murmuró y lo miré. Era...era Aaden. En mis ojos se asomaron lágrimas al ver su estado.
Pero ¿Cómo era posible si yo vine con...?
El chico con el que vine se para a mi lado y veo en su rostro una sonrisa de suficiencia.—Desátalos.
Lo hago y lo obedezco porque ambos estaban amarrados con fuerza a las sillas y del impacto no pude hacerlo antes.
Aaden intenta ponerse de pie pero casi cae al piso a no ser por sus manos que se apoyaron en el frío metal. Sus brazos temblaban, no podía sostenerse.
—Everly—sonríe al verme a pesar de su mal estado. Sostengo su rostro con ambas manos cuidando de no lastimarlo. Esos ojos...esa peculiar mirada...Es Aaden.
—¡Sorpresa,Everly!—me pongo de pie para encarar al tío frente a mí, ya no sé cómo llamarle. Su risa maniática me da ganas de darle una bofetada y desfigurarle el rostro.
Mis pensamientos se fueron porque este comenzó a quitarse ¿la piel? y un escalofrío recorrió mi columna vertebral al ver al cuerpo frente a mí en carne viva. Saca de su bolsillo un frasco y lo agita ante mí para luego tomarlo. Una luz me ciega y hace que caiga sentada en el suelo que lo sentí muy frío, más que antes. La luz fue desapareciendo y frente a mis ojos ya no estaba Aaden, estaba al que conozco como Aaron, uno de los ricos más codiciados hoy en día.
—Todo era un disfraz, querida.
—Bastardo—emite Aaden entre dientes fulminando a su hermano con la mirada.
No puedo emitir palabra alguna, pero siento que estoy temblando y gotas de sudor frío corren por mi rostro—No te desmayes aún, hay mucho que contar.— dice agachándose para estar a mi altura y sostenerme la barbilla.
—No la toques—escupe Aaden a lo que Aaron suelta una risa burlona.
—¿Que no la toque? Si ya hasta me la follé y por cierto, no estás nada mal—esto último me lo dice a mí y me guiña un ojo.—Y...lindo tatuaje.
Aaden me mira y pude ver un destello de tristeza en sus ojos
—Aaden, yo no—soy interrumpida por el sínico frente a mí.
—¿Vas a decir que no es cierto como gemías mi nombre y rogabas por más?—dice sonriendo. Tengo ganas de matarlo.—Nisiquiera notó tu ausencia, hermanito.
—¡Maldito!—exclama Aaden y su grito hace eco por todo el cuartel. Miro por un segundo a Mark que tiene los ojos abiertos no sé desde cuándo.—¿Por qué haces esto, hermano?
—Ja, hermano—repite Aaron burlonamente.—Ya te lo dije, quiero verte sufrir y ningún daño físico que te haga te hará sufrir más que Everly sepa la verdad de todo ¿Verdad, hermano?— miro a Aaden confusa y no encuentro su mirada en la mía, él la evita.
—¿Cuál verdad?— esta vez es Mark quien habla y es la primera vez que lo hace desde que estoy aquí.
—Tú no te salvarás, Williams.—Mark abre los ojos como platos, pero evita encontrarse con mis ojos a toda costa ¿Acaso era por esto sus confesiones raras?
Porque te estoy preparando para que tu odio hacia mí sea menos
Fue lo que dijo mi mejor amigo rato atrás ¿Era sobre esto?
—¿Sabes, pequeña? Ellos te traicionaron ocultándote cosas.—continúa Aaron.
—No creo nada que venga de tí—hago énfasis en cada palabra.
—Pues, es una lástima porque de nosotros tres—señala a Mark, Aaden y después a él mismo—Yo seré el único que te contará la verdad aunque no quieras oírla porque sobre todo, en el tiempo que conviví contigo, noté el por qué mi hermano se enamoró de tí y también me di cuenta de que no mereces vivir esta mentira—esto sonó muy sincero y pude ver eso en sus ojos, pero no quiero creerle ni una palabra, aunque a la vez quiero escuchar. Aaden y Mark no se defienden, solo bajaron e intercambiaron miradas entre ellos.
—Cuenta—pido dándole un vistazo a Aaden y después a Mark.
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