♠ Martes ♠

Cuando llegué al salón, encontré a Ouma sentado mientras escribía algo en un cuadernillo.

—Ouma, buenos días—Dije con mi sonrisa de los martes. Parece que Ouma nota algo raro en mi, porque me mira desconcertado.

—Lo sabía…—Murmura sin dejar de mirarme—Sabía que ibas a hacer chantaje.

—¿Qué? No, vine para hablar, ¿Te parece si vamos a un sitio más privado?

—¿Un sitio para que puedas chantajearme sin que nadie lo sepa? Me gusta como piensas—Responde Ouma con una sonrisa antes de ponerse de pie.

Caminamos hasta la puerta pero justo cuando íbamos a salir, Kiibo entra, parece que llega tarde.

—El profesor todavía no ha llegado ¿verdad?—Nos pregunta desconcertado.

—¿Acaso ves algún profesor por aquí?—Pregunta Ouma sarcásticamente a lo que Kiibo responde negando con la cabeza—Pues ahí tienes tu respuesta.

¿En serio a Ouma le gusta Kiibo? Literal no tienen nada en común, por no mencionar que Kiibo cree que le cae mal a Ouma, porque este siempre lo molesta cada vez que puede.

Kokichi Ouma es el típico niño que molesta al que le gusta para llamar su atención.

—Con un “no” bastaba—Comenta Kiibo molesto.

—Creí que los robots tenían más desarrollado el sentido común—Añade Ouma con una sonrisa malévola antes de tomar la mejilla de Kiibo y estirarla suavemente—¿Qué pasa? ¿te enojaste?

—Es un poco temprano para los chistes—Responde Kiibo mientras intenta que Ouma lo suelte, lamentablemente sin éxito—Que sea un robot no signifique que sea listo.

—¿Entonces admites que eres tonto?

—N-No quise decir eso—Nervioso, Kiibo logra zafarse e ignora a Ouma para seguir su camino y sentarse en su lugar; Ouma suelta una carcajada, quizás está feliz de haber frustrado a nuestro robot favorito.

—¿Qué haces aquí?—Me pregunta Ouma.

—Íbamos a hablar, ¿tan rápido lo olvidaste?

—Oh si, había olvidado que existías—Y por fin salimos del salon, nos aseguramos que nadie estuviera cerca para escucharnos. Ouma se recarga en la pared, esperando que diga mis condiciones de mi chantaje.

Y si, tiene razón; esto es chantaje.

—Devuélveme mi poema—Dije de inmediato.

—No.

—No se supone que lo tengas.

—Lo sé.

—Yo tengo el tuyo.

—Ajá.

—Conozco tu secreto.

—No me importa.

—”Querido Kiibo, tu eres mi musa…”—Comencé a recitar, e inmediatamente Ouma salta para cubrir mi boca con su mano—¡Mmmf mmf!

—¡Cállate estúpida!—Exclama Ouma con el rostro sonrojado.

Amenazo con morder su mano si no me suelte, así que deja silenciarme.

—Mi poema, ahora—Dije con firmeza.

—Bien, tampoco tenía pensado guardar tu pseudo-arte—Rebusca en su bolsillo y me entrega un papel hecho bolas.

—¿Qué es esta cochinada?—Pregunto a lo que Ouma se ríe.

—Tu poema.

—Yo no te lo di así.

—Olvidé que lo había guardado en mi bolsillo.

—A veces te odio—Dije con sarcasmo mientras desdoblo la bola de papel.

Aunque tampoco le tengo cariño al propio poema; son una aglomeración de palabras que no consiguen conectar unas con las otras.

Mi talento está en las melodías, no en la lírica.

Le entrego a Ouma su poema, durante unos minutos lo mira detalladamente, pero después lo rompe en miles de trocitos.

—No debe quedar ninguna prueba de eso

—Dice Ouma mientras sigue destrozando su propia creación, después camina hasta un basurero puesto en el pasillo para tirar los restos.

—Eso no era necesario, no se lo iba a decir a nadie.

—Era un poema horrendo, incluso el tuyo era mejor.

No sé si sentirme halagada u ofendida.

—Era un poema bonito, lo escribiste para el chico que te gusta, no importa si no se lo ibas a dar, creo que no tenias que romperlo y quedártelo para ti.

—No era tan importante, ¿tú vas a guardar el tuyo?

—Si, no es perfecto y no es mi orgullo, pero es el primer poema que escribo, eso…—Sonrio para mi misma—Lo hace especial.

—Eres demasiada azucarada—A pesar del comentario, él también sonríe así que estoy segura que entiende lo que quiero decir.

—¿Puedo decirte algo y juras no enojarte?—Ouma se encoge de hombros

—Tú y Kiibo se ven bien juntos.

—Jaja, claro que no.

—Cuando leí tu poema pensé “quizás es la broma más rara del mundo” pero cuando los vi juntos hace un momento, noté ese brillo en tus ojos, te ves realmente feliz cuando lo molestas.

Ouma se queda sin habla, desvía la mirada un poco avergonzado. Es gracioso ver al gran Kokichi Ouma sonrojado, y todavía más, flechado por Cupido.

—¡No soy el único!—Exclama Ouma todavía enrojecido—El poema que hiciste es claramente de amor, ¿para quien es?

—Tendrás que averiguarlo.

—Trato hecho, y siendo tú, será fácil de adivinar.

Créeme Ouma, no lo es, todos dicen los mismos “Shuichi” “Amami” “Momota” “Iruma” “Tenko”, pero nadie dice el nombre correcto; por eso sé que estoy a salvo.

—¿Y nunca has pensado en declararte?—Pregunto.

—Pff, no, creo que ni siquiera le agrado, no tendría problemas en hacerlo de no ser porque no es necesario.

—Quizás si dejaras de molestarlo cada vez que interactúan podrían llevarse mejor, te daré un empujón.

Rebusco en mi bolsillo, y saco un cupón al 2x1 de una heladería que está cerca de Kibougamine. Se lo entrego a Ouma, quien me mira confundido.

—¿Quieres que le invite un helado?

—Si, es una buena oportunidad para que se conozcan un poco mejor, pero intenta no hacer tantos chistes.

—Trato hecho—Ouma toma el cupón—

Tus chantajes son raros, Kaede.
Me limito a reír. Ese cupón lo estaba guardando para invitar a Maki, pero está a punto de caducar y no tengo suficiente valor para decírselo; así que Ouma le sacará más provecho.

—Espera, ¿el profesor ya habrá llegado?—Pregunto de repente.

—Mierda, es verdad.

Y si, el profesor había llegado hace rato y no nos dejó entrar, así que nos quedamos de pie en el pasillo. Carajo, esto es lo que pasa cuando andas metido en el chisme.

[...]

El profesor dejó entrar a Kaede y Kokichi después de la primera hora. Kaede, siendo la alumna ejemplar que es, se sintió bastante mal. Por otro lado, a Ouma no le importaba.

En las últimas clases Ouma estuvo reflexionando sobre cómo pedirle a Kiibo a salir. Quiere hacerlo de una manera casual, y sobretodo, que Kiibo no se sienta intimidado como la mayoría de veces.

Las clases terminan, los alumnos van abandonando el salón, incluyendo a Kaede Akamtasu, acompañado de Saihara, como es habitual. Kokichi se pone de pie y se acerca a Kiibo.

—¿Tienes planes ahora mismo?—Pregunta Ouma de golpe, provocando que Kiibo se extrañe y lo mire al estilo “¿te importa?”

—Ir a casa.

—Tengo un cupón de 2x1 para un helado

—Ouma intenta actuar con naturalidad pero es imposible cuando está cerca de Kiibo.

Desde el primer día de clases, Kiibo atrajo la atención de Ouma de una manera casi automática, al principio fue por el talento; que alguien tenga el título “Estudiante Robot Definitivo”, es atractivo.

Ouma pasó su primer año en Kibougamine intentando que Kiibo sea su “secuaz”, que en el diccionario de Kokichi Ouma significa ser su víctima favorita, ya sea en bromas, favores, apodos, y cualquier cosa que se le ocurra.

Pero Kiibo no cayó, no fue mareado por las risas burlonas, ni por los chistes de humor sugestivos. Lo cual aumentó el interés de Ouma por el robot.
Interés que se convirtió en cariño. Ouma no se avergüenza de admitir que este robot inocente, serio y con claros problemas sociales, se robó su corazón.

—¿Y bien, qué dices?—Pregunta Kokichi.

—No puedo comer—Responde Kiibo sin estrujos.

—¿Qué?—Ouma resiste las ganas de apretar el cupón en su puño—¿Ni siquiera un triste helado?

—Funciono por electricidad.

—(Ni Kaede ni yo nos acordamos de ese detalle)—Piensa Ouma—(Bakamatsu tenía que ser).

—Pero gracias por la invitación—Dice Kiibo con una sonrisa antes de tomar su mochila.
Ouma no quiere desaprovechar la oportunidad, así que decide hacer las cosas a su manera.

—Yo me como ambos helados, vamos—Ouma toma el brazo de Kiibo y lo comienza a arrastrar—No la pasaremos bien, te lo prometo.

Kiibo podría intentar soltarse, pero permite que Ouma lo lleve; quizás no sea tan horrible idea.

Gracias por leer! Nos vemos mañana ❣️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top